"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

domingo, 16 de julio de 2017

Presidente Juan Manuel Santos en Cuba para visita oficial

Creado el Domingo, 16 Julio 2017 22:24 | Jorge Legañoa Alonso



La Habana, 16 jul (ACN) El presidente colombiano, Juan Manuel Santos Calderón, llegó poco después de las ocho y 30 de la noche del domingo a esta capital, en visita oficial de dos días, con la que prevé impulsar los vínculos económicos entre las dos naciones.

Al aeropuerto internacional José Martí de La Habana acudió Rogelio Sierra Díaz, viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, y un nutrido grupo de diplomáticos de los dos países.

Santos Calderón llegó acompañado de una veintena de empresarios y de la ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Claudia Lacouture, y el presidente de ProColombia, Felipe Jaramillo.

Durante su estancia en la mayor de las Antillas, el mandatario suramericano será recibido por las más altas autoridades de la Isla, participará en un foro de negocios que tendrá lugar en el Hotel Nacional de Cuba, y poco después depositará una ofrenda floral ante el monumento al Héroe Nacional, José Martí, en la Plaza de la Revolución.

Indicó la presidencia de esa nación en un comunicado, que integran la delegación hombres de negocios de la construcción, empaques, agroindustria, alimentos, electricidad y electrónica, ingeniería y servicios petroleros, y energía y químicos.

En 2016, las exportaciones a Cuba ascendieron a 33,5 millones dólares, la gran mayoría “bienes no minero energéticos”, mientras en los primeros cinco meses de este año la Isla compró 12,7 millones de dólares, según cifras del gobierno colombiano.

El Presidente asistirá este lunes a un homenaje al fallecido escritor y Premio Nobel de Literatura 1982, Gabriel García Márquez, en el Palacio del Marqués de Arcos en La Habana Vieja. 

Desde que asumió la Presidencia en 2010, Juan Manuel Santos ha realizado varias visitas a Cuba, la primera del siete al nueve de marzo de 2012, luego para participar en la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en enero de 2014 y regresó en septiembre de 2015 para la rúbrica del acuerdo sobre Justicia Transicional en el proceso de paz para Colombia.

Estuvo por última vez en la capital cubana en junio del pasado año cuando asistió a la firma de acuerdos sobre cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo, dejación de las armas y garantías de seguridad entre su gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FARC-EP).

Según fuentes de la Cancillería de la Isla, ambos países mantienen buenas relaciones diplomáticas y un intercambio cordial y de respeto mutuo; muestra de los vínculos existentes es que Cuba apoya firmemente los procesos de paz en esa nación.

Cuba acogió durante casi cinco años las negociaciones entre el gobierno y las FARC-EP, sirvió como garante y sede de la mesa de conversaciones, y contribuyó con imparcialidad, discreción y respeto la posición de las partes, el avance de las negociaciones y el logro del acuerdo final de paz.

Cuba y Colombia establecieron vínculos diplomáticos en 1902 que fueron rotos el nueve de diciembre de 1961, con motivo de la política de aislamiento hacia la Revolución cubana impulsada por la Organización de Estados Americanos.

Las relaciones fueron restablecidas en 1975 y en marzo de 1981, bajo la presidencia de Alberto Lleras Camargo, se rompieron nuevamente hasta julio de 1991, momento en que se restauraron a nivel consular, hasta el 28 de octubre de 1993, cuando se restituyó a nivel de embajadores.

La crisis civilizatoria y el papel de la ética



En griego, ethos significa casa en el sentido amplio de hábitat del ser humano, tanto en lo relativo a la naturaleza como a la vida social. Ethos es una casa en construcción, y en ella el ser humano se pregunta por el sentido de sí mismo, por el rumbo y el objetivo del proyecto que asume. La ética es, pues, un proceso mediante el cual conquistamos nuestra humanidad y construimos nuestra casa, o sea, nuestra identidad como persona (ser político) y como clase social, pueblo y nación.

La humanización de sí, de los otros y del mundo es un permanente “llegar a ser”, según el punto de vista apuntado por Teilhard de Chardin: cuanto más nos espiritualizamos, más nos humanizamos. Y nuestra espiritualización es una cuestión ética antes que una opción religiosa.

El ser humano tiene dos actitudes posibles ante la vida: vivir de la tradición o de la innovación. Vive de la tradición quien se somete al mundo en el que se inserta sin cuestionarlo ni cuestionarse en él. Es la tendencia predominante en este mundo globocolonizado en el que vivimos hoy. El modo de la tradición es propio de los animales, incapaces de innovar su hábitat. Son atávicamente presos de la naturaleza.

Al ser humano le es dado el poder de innovar, de distanciarse de la naturaleza y de sí mismo, de preguntarse por el sentido de la vida y los valores a asumir ante el abanico de opciones que se abre a su libertad. Porque somos esencialmente seres históricos llamados a hacer historia.

La libertad no es dar rienda suelta a los deseos. Añádase que, con frecuencia, nuestros deseos no son propiamente nuestros. Son deseos de otros infundidos en nosotros por la publicidad y la trivialidad. Libre es quien se distancia de la tradición, de las presiones circundantes y, al indagar por el sentido, actúa de acuerdo con la inteligencia. La modernidad prefiere decir: actúa de acuerdo con la razón. Pero “la razón es la imperfección de la inteligencia”, alertó Santo Tomás de Aquino. El conocimiento no se adquiere solo mediante la razón; involucra la intuición, los sentimientos, las emociones, el sentido estético, etc. Así, la ética no nace del logos, sino del pathos, allí donde reside la emoción. Nace de la tierra fértil de la subjetividad, en la que se fortalecen las raíces de nuestros valores y principios.

La razón es la estancia intermedia entre el pathos y la contemplación, la forma suprema de conocimiento, el que nos hace vivenciar lo Real. Si no percibimos esa diferencia, somos capaces de reconocer la miseria y analizarla (razón), pero no siempre somos sensibles a ella o nos produce indignación, hasta el punto de actuar para erradicarla (pathos).

Ética social

Sócrates fue condenado a muerte por herejía, como Jesús. Lo acusaron de predicarles nuevos dioses a los jóvenes. En realidad, la iluminación de Sócrates no le abrió los ojos para ver el Cielo, sino la Tierra. Advirtió que no podía deducir del Olimpo una ética para los humanos. Los dioses olímpicos podían explicar el origen de las cosas, pero no dictarles normas de conducta a los seres humanos.

La mitología, repleta de ejemplos nada edificantes, obligó a los griegos a buscar en la razón los principios normativos de nuestra buena convivencia social. La promiscuidad reinante en el Olimpo podía ser objeto de creencia, pero no convenía que se tradujera en actitudes; así, la razón conquistó autonomía frente a la religión. En busca de valores capaces de normar la convivencia humana, Sócrates apuntó a nuestra caja de Pandora: la razón.

Si nuestra moral no dimana de los dioses, entonces somos nosotros, los seres racionales, quienes debemos instituirla. En Antígona, la pieza teatral de Sófocles, Creonte le prohíbe a Antígona sepultar a su hermano Polinice en nombre de razones de Estado. La protagonista se niega a obedecer “leyes no escritas, inmutables, que no datan de hoy ni de ayer, que nadie sabe cuándo aparecieron”. Es la afirmación de la conciencia sobre la ley, de la ciudadanía sobre el Estado, del derecho natural sobre el divino.

Sócrates sostenía que la ética exige normas constantes e inmutables. No puede depender de la diversidad de opiniones. Platón aportará luces a la razón humana, al enseñarnos a discernir entre realidad e ilusión. En su República, recuerda que, para Trasímaco, la ética de una sociedad refleja los intereses de quienes detentan el poder en ella. Concepto que sería retomado por Marx y aplicado a la ideología. ¿Qué es el poder? Es el derecho concedido a un individuo o conquistado por un partido o clase social de imponer su voluntad a los demás. Y Aristóteles nos apartará del solipsismo al asociar felicidad y política.

Más tarde, Santo Tomás de Aquino, inspirado en Aristóteles, nos dará las primicias de una ética política, al priorizar el bien común y valorizar la conciencia individual como reducto incorruptible, y la soberanía popular como el poder por excelencia. Maquiavelo, por el contrario, despojará la política de toda ética, al reducirla a mero juego de poder y comercio de intereses, en los que los fines justifican los medios.

Lo moderno y lo posmoderno

La crisis civilizatoria es un fenómeno singular que nos sitúa en la frontera entre dos proyectos civilizatorios: el moderno y el posmoderno.

Hoy en día experimentamos algo que nuestros bisabuelos no conocieron: un cambio de época. Ellos conocieron períodos de cambios. No fueron, como nosotros, contemporáneos de un cambio de época.

Durante los últimos dos milenios, la historia de Occidente estuvo signada por dos grandes épocas: la medieval y la moderna. La primera se prolongó durante mil años. La segunda, la mitad que la primera.

Lo que caracteriza a una época es su paradigma. El de la época medieval era la religión. La centralidad de la fe cristiana favoreció la hegemonía política de la Iglesia. Toda la cosmovisión de la Edad Media estaba marcada por factores religiosos y nociones teológicas.

Esa religiosidad infundió en las personas una ética basada sobre la noción del pecado, el miedo al infierno y la esperanza de alcanzar una vida eterna feliz después de la muerte. Eso no significa que los medievales estuvieran exentos de actitudes antiéticas. Por el contrario, la carencia de libertad de expresión y pluralismo político favoreció la intolerancia religiosa manifestada por la Inquisición en la ejecución de supuestos herejes y en empresas colonialistas que, travestidas de Cruzadas, saquearon tierras y riquezas de pueblos tenidos por impíos o enemigos de la fe cristiana.

La época medieval se desplomó entre los siglos XIII y XV debido a la influencia de la nueva cosmología de Copérnico, que desbancó la de Ptolomeo; los viajes marítimos emprendidos por la Península Ibérica; el descubrimiento del Nuevo Mundo; la introducción en Europa de las obras de Platón y Aristóteles; y el acervo científico aportado por los árabes. Esos fueron algunos de los factores que pusieron en jaque el paradigma medieval y, al cabo de poco tiempo, introdujeron el nuevo paradigma que sustentaría la modernidad: la razón y sus dos hijas dilectas, la ciencia y la tecnología.

Con Kant, la modernidad buscó escapar de los parámetros religiosos basando la ética sobre valores subjetivos y universales. No obstante, algunos de sus filósofos más importantes, como Husserl, Heidegger y Whitehead no le concedieron importancia a la cuestión ética. Excepciones notables son Bergson y Scheller.

Para Kant, la grandeza del ser humano no reside en la técnica, en subyugar la naturaleza, sino en la ética, en su capacidad para autodeterminarse a partir de su libertad. Existe en nosotros un sentido innato del deber, y no dejamos de hacer algo porque sea pecado, sino porque es injusto. Y la ética individual debe complementarse con la ética social, ya que no somos un rebaño de individuos, sino una sociedad que exige, para la buena convivencia, normas y leyes y, sobre todo, la cooperación de los unos con los otros.

Hegel y Marx recalcaron que nuestra libertad es siempre condicionada, relacional, porque consiste en una construcción de comuniones con la naturaleza y nuestros semejantes. Aun cuando la injusticia convierte a algunos en desemejantes.

En las aguas de la ética judeo-cristiana, Marx resalta la irreductible dignidad de cada ser humano y, por tanto, el derecho a la igualdad de oportunidades. En otras palabras, somos tanto más libres cuando más construimos instituciones que promuevan la felicidad de todos.

La filosofía moderna hará una distinción aparentemente avanzada que, de hecho, abre un nuevo campo de tensión, al subrayar que, respetada la ley, cada quien es dueño de sus actos. La privacidad como reino de la libertad total. El problema de ese enunciado es que traslada la ética de la responsabilidad social (cada quien debe preocuparse por todos) a los derechos individuales (cada quien que cuide de sí).

Esa distinción amenaza con hacer ceder a la ética frente al subjetivismo egocéntrico. Tengo derechos, prescritos en una Declaración Universal, pero, ¿y los deberes? ¿Qué obligaciones tengo para con la sociedad en la que vivo? ¿Qué tengo que ver con el hambriento, el oprimido y el excluido? De ahí la importancia del concepto de ciudadanía. Las personas son diferentes y, en una sociedad desigual, se les trata según su importancia en la escala social. Pero el ciudadano, pobre o rico, es un ser dotado de derechos inviolables y deberes para con el bien común, y está sujeto a la ley como todos los demás.

La crisis de la modernidad

Todos los contemporáneos de este inicio del siglo XXI somos hijos de la modernidad. Su advenimiento, entre los siglos XV y XVI, hizo brotar un gran optimismo en cuanto a su futuro. Se creyó que pondría fin a las guerras, la peste, el hambre y tantos males que afectaban a las personas en el Medioevo. Ese optimismo se expresó en las obras de Voltaire, Tomás Moro, Campanella y otros.

La modernidad produjo una escisión entre la ética y la política. Se privatizó la ética, que se limitó a las virtudes asumidas por el individuo, y en cuanto a la política, se estableció como un campo que prescindía de la eticidad. Y se convirtió en mera herramienta de búsqueda del poder y permanencia en él, como si fuera un fin en sí mismo.

Somos la última generación moderna. Podemos mirar atrás y hacer un balance de la modernidad. Hay que reconocer que en los últimos 500 años la humanidad logró grandes avances, desde el saneamiento básico hasta la comunicación digital. Llegamos a posar los pies sobre la superficie de la Luna, pero seguimos siendo incapaces de aportarle nutrientes esenciales al organismo de millares de niños cuyas vidas se ven segadas precozmente por el hambre.

La modernidad fue atropellada por el capitalismo. La “ética” de los resultados sustituyó a la ética de los principios. En nombre del desarrollo, el progreso, el crecimiento económico y la paz, se implantaron el colonialismo y el neocolonialismo; se diseminaron las guerras; se acumularon arsenales nucleares; se distribuyó de manera piramidal la riqueza del mundo; se le impuso al planeta, mediante la globocolonización imperialista, un único modelo de sociedad, el del consumismo hedonista, que induce a las personas a trocar la libertad por la seguridad.

Hoy, los habitantes de la Tierra somos 7 mil 200 millones, de los cuales casi la mitad carece de condiciones dignas de vida. Baste recordar los datos divulgados por la ONG británica OXFAM en enero de 2017: 8 individuos tienen en sus manos la misma renta de 3,6 mil millones de habitantes del mundo, ¡la mitad de la humanidad!

En materia de ética estamos, como diría Guimarães Rosa, en la tercera margen del río. Abandonamos la ética religiosa de la época medieval, fundada sobre la noción del pecado, y aún no hemos logrado alcanzar la ética socrática basada sobre la razón. Es ese vacío el que le permitió al capitalismo desfigurar los cimientos de la modernidad, deshacer los grandes relatos, proclamar el “fin de la historia” y propalar la falacia que intenta imponernos la idea de que la democracia y el capitalismo son connaturales. Ese vacío creó un espacio para que se proclamara la competitividad como valor y virtud, descartando la solidaridad.

¡Hay que hacer la crítica de la razón monetarista! Es ella la que pretende que todos seamos consumistas y no ciudadanos; meros juguetes entregados a la mano invisible del mercado y no protagonistas sociales; y adeptos de la fe en el fin de la historia, o sea, la inmaculada concepción en que el capitalismo está dotado de calificativos divinos: eterno, omnipresente, omnisciente y omnipotente.

La pregunta fundamental que se nos plantea hoy es cuál será el paradigma de la posmodernidad. ¿El mercado, la mercantilización de todos los aspectos de la vida humana y la naturaleza, o la globalización de la solidaridad?

Temo que prevalezca el mercado, a menos que seamos capaces de aglutinar fuerzas para una poderosa movilización en torno a una nueva propuesta ética, fundada sobre dos principios básicos: la irreductible sacralidad de toda vida humana y el compartir de los bienes de la Tierra y los frutos del trabajo humano.

La vida humana extrapola toda ideología, filosofía o teología. Es un milagro de la naturaleza, si consideramos las excepcionales condiciones ambientales que permitieron su aparición, y para nosotros los cristianos, es un don de Dios. Hay que subrayar que hoy esas condiciones están amenazadas por la devastación de la naturaleza. Como advierte James Lovelock, la “venganza de Gaia” puede anticipar el apocalipsis.

Solo la firma convicción de que todos sin excepción, incluido el criminal más incorregible, tenemos derecho a la vida, puede llevarnos a superar todo tipo de prejuicio o exclusión. La ética exige justicia y, por tanto, que se castigue al delincuente en nombre de la defensa de los derechos de la comunidad. Pero la vida del delincuente es el límite de la ley. Esa vida no debe ser extinguida, ni debe negársele al delincuente su dignidad humana por medio de la tortura o de condiciones abyectas de encarcelamiento.

Lo mismo se aplica a todas las demás relaciones sociales y, por tanto, implica el fin de toda forma de opresión, desde la relación interpersonal y de género, como en el matrimonio, hasta las relaciones institucionales de trabajo, en las que debe prevalecer la dignidad humana sobre la ambición de lucro, y se debe sobreponer la solidaridad a la competitividad.

Esa dimensión relacional debe complementarse con la dimensión social de la ética. La humanidad no tiene futuro si no se comparten los bienes de la Tierra y los frutos del trabajo humano. Se trata de una cuestión aritmética que depende de un desafío ético: o les aseguramos a todos medios suficientes para una vida digna, incluidas las condiciones socioambientales, o, como alertara Thomas Piketty, caminaremos rumbo a la barbarie, esto es, la concentración de la renta en manos de un número cada vez menor de afortunados conducirá a la humanidad a un colapso, porque los pueblos de las naciones periféricas afectadas por la guerra, la falta de trabajo, vivienda y alimentación suficiente, tratarán cada vez más de refugiarse en los países ricos. Y los recursos naturales, como el agua potable, serán cada vez más escasos y estarán monopolizados por grandes empresas transnacionales. En resumen, el efecto de la progresiva privatización de los recursos naturales será la exclusión progresiva de grandes contingentes humanos del acceso a los bienes esenciales para la vida.

Joseph Schumpeter explicitó en 1912 la naturaleza antiética del capitalismo, al insistir en que su motor era la “destrucción creativa”, o sea, que le cabe al mercado descartar las actividades y las personas que no son suficientemente productivas, y obligar así a los débiles a cederles su lugar a los fuertes. Ese darwinismo social abrió un espacio para el surgimiento de la competencia desenfrenada. Y sirve para justificar las guerras.

En 1980, la suma de los activos financieros mundiales equivalía al PIB global, unos 27 billones de dólares estadounidenses. En 2007, poco antes de que estallara la primera gran crisis financiera del siglo XXI, el PIB mundial era de 60 billones, y los activos financieros de 240 billones, ¡cuatro veces mayores! Esa es la famosa “burbuja”, que se sigue hinchando…

Por tanto, sin ética no habrá avance civilizatorio. Sin ética, el hombre se convertirá, de hecho, en lobo del hombre. Sin ética, el capitalismo se fortalecerá, y la ambición de lucro y apropiación privada de la riqueza cobrará más importancia que la defensa y la preservación de los derechos humanos.

No habrá sociedad ética mientras haya capitalismo.

La izquierda y la ética

La credibilidad de la izquierda depende, sobre todo, de su actitud ética. Fidel insistía en ese principio: “Un revolucionario puede perderlo todo, la libertad, los bienes, la familia, hasta la vida, menos la moral”.

En el siglo XX era costumbre entre los integrantes de la izquierda la práctica de la autocrítica. Guardando las proporciones, esa práctica tenía su origen en el acto penitencial de los cristianos al reconocer sus pecados. Al escalar al poder en la Unión Soviética, Stalin se erigió en único señor de la crítica. La autocrítica se hizo obligatoria y se tradujo en purgas y asesinatos.

Hoy en día, la carencia de mecanismos que propicien la autocrítica frecuente hace que muchos grupos progresistas pierdan el sentido crítico. Sobre todo cuando asumen el gobierno y se dejan cegar por la ilusión de que ejercen el poder. Lo cierto es que el poder no siempre ocupa el gobierno, pero ejerce una presión sobre él –económica, social, política e ideológica– que solo puede contenerse y vencerse mediante otra instancia que lo supere: el poder popular.

Los avances conquistados en las últimas décadas por gobiernos progresistas en América Latina son significativos en cuanto a sus dimensiones económicas, sociales, políticas y ambientales. Pero no se puede afirmar lo mismo en cuanto a su dimensión ética. Ciertas fallas han comprometido la credibilidad del proceso de cambios y de algunos de sus líderes. Tal vez Jesús, Gandhi, Luther King y Mandela no hayan tenido, históricamente, el éxito que esperaban. Pero sus testimonios éticos perduran como referencia ejemplar de conducta militante y del valor de las causas que encarnaron.

Por tanto, el desafío futuro para la emancipación de América Latina consiste en asociar un profundo proceso de cambios estructurales que la libere progresivamente de la hegemonía capitalista, con actitudes éticas que pongan de relieve la diferencia con los enemigos de clase. Pero eso no puede depender exclusivamente de virtudes personales. Urge crear mecanismos institucionales que impidan los desvíos éticos. No hay que esperar una ética de los políticos, sino una ética de la política, o sea, una institucionalidad gubernamental que inhiba todos los procedimientos que favorezcan los privilegios personales, lesivos a los intereses y derechos de la colectividad.

Ser ético, por consiguiente, es una opción revolucionaria, capaz de engendrar el hombre y la mujer nuevos soñados por la utopía comunista.

- Frei Betto es escritor, autor de “La mosca azul – reflexión sobre el poder”, entre otros libros. Integrante del Consejo de ALAI.

Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento: Ante escenarios desafiantes 03/07/2017

http://www.alainet.org/es/articulo/186816

FALLECIÓ LA INVESTIGADORA Y PERIODISTA NIDIA SARABIA HERNANDEZ



Nació el 11 de julio de 1922, en Alto Songo, Santiago de Cuba y falleció en La Habana el 15 de julio de 2017, a los 95 años de edad.
 Graduada de la Escuela Normal de Maestros en Santiago de Cuba, 1947 y de la Escuela de Periodismo Manuel Márquez Sterling, 1951. Fundadora del Club Literario "La Avellaneda" (Escuela Normal para Maestros de Oriente y de la Revista Simiente, de la Asociación de Alumnos de dicho centro docente (1944-1947) e integrante del Club Literario ¨José Maria Heredia´, Santiago de Cuba, 1948. Fue maestra primaria, tanto en el nivel básico como en la Primaria Superior; destacándose su trabajo en la Escuela Primaria Gabriela Mistral, en Boniato, donde realizó un amplio trabajo social en la comunidad.
Contribuyó a fundar la Sociedad Cultural Liceo de Santiago de Cuba, integrando su primera directiva (1954). Trabajó para la radio (CMKC), con un programa cultural y social en Santiago de Cuba, y en Radio Santiago. (1952-1959). Asistió como periodista a la primera vista del juicio por el asalto a los cuarteles de Santiago de Cuba y Bayamo (1953).
Entre 1953 y 1954 trabaja con el escritor peruano Ciro Alegría en la "Historia del ron Bacardí, en Santiago de Cuba, obra por encargo familiar. Asiste a la reunión de Asociaciones Femeninas en el Lyceum de La Habana en 1954 e impartió conferencias sobre periodismo en la Universidad Femenina de Ciudad México en 1956. Contribuyó a colocar una tarja en las cataratas del Niágara, en la frontera entre Estados Unidos y Canadá para recordar el poema homónimo de José María Heredia.
Se integró a la lucha insurreccional antibatistiana, formando parte del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en Santiago de Cuba, cumpliendo misiones en la lucha clandestina y en apoyo al Ejército Rebelde, como fue conducir en Santiago de Cuba al escritor inglés Graham Greene, que tenía el proyecto de entrevistar a Fidel Castro en la Sierra Maestra en 1957, traslado de medicinas, municiones, correspondencia, propaganda y dinero y otras tareas encargadas por la dirección del movimiento revolucionario.
Al triunfo de la Revolución fue Responsable de la página literaria del periódico Sierra Maestra, junto a Jesús Sabourin en 1959. En 1961, ya radicando en La Habana, comienza a trabajar como periodista en el Consejo Nacional de Cultura, adscripto al Ministerio de Educación. En 1964 se desempeñaba como investigadora en el Instituto de Historia de Cuba, de la Academia de Ciencias de Cuba, cuando es solicitada  por Celia Sánchez Manduley, Secretaria de la Presidencia de la República de Cuba, para laborar en la Oficina de Asuntos Históricos como historiadora, lugar donde cumplió diversas tareas hasta su jubilación en 1988.
Militante del Partido Comunista de Cuba. Miembro de los CDR, la FMC, la UNEAC y la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana. Fundadora de la Unión Nacional de Periodistas (UPEC) donde es reconocida como miembro de Honor y dela Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC), donde integró su Comité Nacional.
Fundadora y elegida vice-presidenta de la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHILAC), sección Cuba, siendo electa por dos periodos consecutivos como presidenta de la misma (1988-1994). Asiste en 1999 como ponente y delegada al V Congreso Internacional de ADHILAC en la Universidad de Sao Paulo, Brasil. Es elegida primera vicepresidenta de ADHILAC internacional en el VI Congreso de Querétaro, México. En 2002 fue electa Vice-presidenta de la sección cubana; asiste como delegada y ponente al VII Congreso Internacional de ADHILAC en la Biblioteca Nacional de Caracas, del 10 al 12 de octubre de 2007. En el 2008 esta organización la reconoció como Miembro de Honor.
En 1968 promovió el traslado de las cenizas de la patriota cubana Ana Betancourt, de Madrid a La Habana.  Al fundarse el Centro de Estudios Martianos, el Ministro de Cultura Dr. Armando Hart, la designó en 1979 responsable de la papelería original de José Martí, que está depositada en la Oficina de Asuntos Históricos.
Como parte de su activa vida social y cultural integró la Cátedra Eloy Alfaro de la Universidad de la Habana, el Movimiento Cubano por la Pazla Cátedra Martiana de la Escuela Superior del PCC "Ñico López", la Sociedad Cultural José Martí. Asistcomo delegada al Encuentro de Intelectuales y Artistas, celebrado en Caracas en diciembre del 2004.
Impartió conferencias en Cuba y el exterior (México, Rusia, Brasil, etc.), formado parte de jurados de premios nacionales: "26 de Julio" (MINFAR), Rubén Martínez Villena (CTC), 1ro. de Enero (PCC) y el Enrique Hart Dávalos (Sind. Nac. Administ. Pública).
En 1995, al efectuarse la VI Cumbre Iberoamericana de Presidentes, en Cartagena de Indias, Colombia, se le encomendó por el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, la publicación del texto: Cuba - Colombia: una historia común, editado por el MINREX de Cuba, en la Editorial Universidad Nacional, Bogotá, Colombia. En el texto conformado por obras de historiadores cubanos, aparecieron dos trabajos suyos.
Participó como ponente en cónclaves, entre ellos en el Simposium Internacional sobre José Martí en 1983; en el V Congreso Internacional de ADHILAC celebrado en la Universidad de Sao Paulo, Brasil (1990), en el VI Congreso Internacional de ADHILAC, en Querétaro, México (1992) y fue invitada por la Universidad de Santiago de Chile. En 1996 fue aprobada su ponencia para participar en el Congreso de la Asociación de Historiadores Latinoamericanistas Europeos, celebrado en 1996 en la Universidadde Liverpool, Reino Unido. En 2001 asistió como ponente al III Congreso Internacional de Historiadores Latinoamericanistas celebrado en la Universidad de Pontevedra, Galicia, España.
En Cuba organizó varios encuentros científicos de historiadores en Casa de las Américas, el Instituto de Historia de Cuba y en la Universidad de La Habana, como el efectuado en 1998 en la casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez, en coordinación con la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, More1ia, México, la revista ''La formación del historiador", de México y la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.
Formó parte de la Cátedra Martiana de la Fragua Martiana, de Extensión Universitaria y de la Cátedra Pablo de la Torriente Braude la Escuela de Periodismo de la Universidad de La Habana.

BIBLIOGRAFIA ACTIVA
Como periodista e historiadora cubana publi más de quince obras biográficas. Asimismo fue autora de Noticias confidenciales sobre Cuba (1870-1895), un estudio del espionaje de la agencia Pinkerton sobre José Martí mientras éste residió en Estados Unidos por parte del gobierno español; la compilación de Médicos guerrilleros; Voisin, viaiero de la ciencia; Entre la memoria y el tiempo, un aporte historiográfico sobre aquellos iberoamericanos que prestaron su concurso a la independencia cubana durante el siglo XIX.
En la prensa nacional e internacional publicó cientos de artículos, crónicas, entrevistas. Escribió en diversas publicaciones de Cuba sobre la Revolución Cubana con colaboraciones en el diario español ABC, de Madrid, en la revista Bohemia, en Granma Internacional. En Colombia se publicó la segunda edición de su trabajo sobre La patriota del silencio: CARMEN MIYARES, con nuevos documentos acerca de la madre de la niña amada de José Martí, María Mantilla y que lleva un epílogo del ex presidente de Colombia, Alfonso López Michelsen, publicado en El Tiempo, de Bogotá. También son de su autoría Días cubanos de Lorca, un trabajo de investigación a fondo sobre la estancia de tres meses en Cuba del infortunado bardo y dramaturgo andaluz y que lleva un comentario de la poeta y novelista cubana, Dulce María Loynaz, Premio de Literatura Miguel de Cervantes, 1992.

En el año 2000, terminó Voces en su época, con prólogo del poeta cubano Angel Augier, basado en sus entrevistas con famosos tales como Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Pablo Neruda, Silvia Pinal, Rafael Alberti, Ciro Alegría, Wilfredo Lam, Victor Manuel, Félix B. Caignet, Amelia Peláez, René Portocarrero, Graham Greene y otros, y Glosas martianas, prologado por Ernesto Vera en el 2003. Deja en proceso editorial dos libros.
OBRAS PUBLICADAS
-        Ana Betancourt. Colección Centenario. Editorial de Ciencias Sociales. Instituto del Libro. La Habana, 1970. Prólogo de Gonzalo de Quesada y Mirarida.
-        Doctor Manuel Sánchez Silveira, médico rural. Cuadernos de Historia de la Salud Pública. Publicación del Consejo Científico. Ministerio de Salud Pública. La Habana, 1971.
-        Floro Pérez. Biografía de un revolucionario del 30. Secretaría de Trabajo Ideológico. Comisión Nacional de Historia. Unión de Jóvenes Comunistas. Instituto del Libro. La Habana, 1972. Prólogo de Mario Averhoff.
-        Historia de una familia mambisa. MARIANA GRAJALES. Secretaría de Trabajo Ideológico. Comisión Nacional de Historia. UJC. Editorial Orbe. La Habana, 1975. Prólogo de José Luciano Franco.
-        María Cabrales. Editorial Gente Nueva. Instituto del Libro. La Habana, 1976.
-        Floro Pérez. Biografía de un revolucionario del 30. Editorial Gente Nueva. Instituto del Libro. La Habana, 1978 (Segunda Edición).
-        Tras la huella de los héroes. Editorial Gente Nueva. Instituto del Libro. La Habana, 1980.
-        Médicos guerrilleros. Compilación y prólogo. Cuadernos de Historia de la Salud Pública. Publicación del Consejo Nacional de Sociedades Científicas. Ministerio de Salud Pública. La Habana, 1982.
-        Voisin, viajero de la ciencia. Editorial Ciencia y Técnica. Ministerio de Cultura. La Habana, 1983. Prólogo de Antonio Núñez Jiménez.
-        Médicos de la Revolución. Apuntes biográficos. Editorial Gente Nueva. La Habana, 1983.
-        Moncada: biografía de un cuartel Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 1984. Introducción de Jesús Orta Ruiz (Indio Naborí).
-        Noticias confidenciales sobre Cuba 1870-1895. (El espionaje en Estados Unidos sobre José Martí). Editora Política. La Habana, 1985. Prólogo de Salvador Morales.
-        El periodismo. Una misión histórica. Colección Pablo. Editorial Pablo de la Torriente Brau. UPEC. La Habana, 1987. Introducción de Ernesto Vera.
-        La patriota del silencio: Carmen Miyares. Editorial de Ciencias Sociales. Política. La Habana, 1990. Prólogo de Gonzalo de Quesada y Michelsen. (Primera Edición). Segunda edición de Quebecor World, Bogotá S.A. Santa Fé de Bogotá. Colombia. Epílogo de Alfonso López Michelsen. 2001.
-        Entre la memoria y el tiempo. Ediciones Verde Olivo. La Habana, 1997. Prólogo de Francisco Pividal Padrón.
-        Glosas martianas. Editorial Pablo de la Torriente Brau. UPEC. Prólogo de Ernesto Vera. 2002.
-        Voces en su época. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 2003. Prólogo de Ángel Augier.
-        Perfiles, mujeres de la Guerra Civil Española en Cuba. La Coruña, Galicia, 2006.
-        Días cubanos de Lorca. Comentario de Dulce María Loynaz. Editorial Cultura Popular, 2007.
-        Albores históricos Cuba-Venezuela, Editorial Ciencias Sociales, 2011.
-        Pura del Prado, una voz de océano. Ediciones Caserón, UNEAC Santiago de Cuba, 2011.
-        Martí, más allá de la ternura, que es una compilación sobre el origen de María Mantilla, publicada por Ediciones Capiro de Villa Clara, 2012.
-        Eusebia Cosme, la rosa canela. Ediciones Caserón, UNEAC Santiago de Cuba, 2013.

RECONOCIMIENTOS RECIBIDOS:
-      Orden Ana Betancourt, Consejo de Estado
-      Medalla Alejo Carpentier, Consejo de Estado
-      Medalla Combatiente de la lucha clandestina, Consejo de Estado.
-      Medalla 60 Aniversario de las FAR, Consejo de Estado.
-      Medalla 50 Aniversario de las FAR, Consejo de Estado.
-      Medalla 40 aniversario de las FAR , Consejo de Estado.
-      Medalla XX Aniversario, Consejo de Estado.
-      Medalla de la Alfabetización, Consejo de Estado.
-      Distinción por la Cultura Nacional, Ministerio de Cultura.
-      Distinción23 de agosto, Federación de Mujeres Cubanas.
-      Distinción 28 de septiembre, Comité de Defensa de la Revolución.
-      Distinción Raúl Gómez García, Sindicato de trabajadores de la Cultura.
-      Distinción Enrique Hart, Sindicato de Trabajadores de la Administración Pública.
-      Distinción Félix Elmuza, Unión de Periodistas de Cuba.
-      Distinción Emilio Bárcenas, Sindicato de Trabajadores de la Defensa.
-      Distinción Armando Mestre, Sindicato Trabajadores de la Construcción.
-      Réplica del machete de Máximo Gómez, entregado por el Ministro de las FAR.
-      Premio a la Dignidad, otorgado por la UPEC.
-      Reconocimiento Utilidad de la Virtud, entregado por la Sociedad Cultural José Martí.
-      Diploma de Reconocimiento como fundadora de la Oficina de Asuntos Históricos, firmado por el Comandante en Jefe Fidel Castro.
-      Diploma Pablo de la Torriente Brau, UNHIC Nacional.
-      Medalla conmemorativa 270 aniversario de la Universidad de la Habana.
-      Medalla Conmemorativa 25 aniversario de la UPEC.
-      Moneda conmemorativa Centenario de la guerra de Independencia.
-      Reconocimiento Especial Juan Gualberto Gómez, UPEC.
-      Socio numerario vitalicio de la Asociación de antiguos alumnos del Seminario martiano, Fragua Martiana, 1975.
-      Reconocimiento por el 50 Aniversario de la visita de Voisin a Cuba, emitido por ACPA y la Estación Experimental Indio Hatuey.

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Trump registra el nivel de aprobación más bajo en 70 años

Publicado en julio 16, 2017 INTERNACIONAL 


Los estadounidenses dan al presidente Donald Trump la aprobación más baja registrada en los últimos 70 años por cualquier mandatario que esté a punto de cumplir seis meses en el cargo, indicó hoy la cadena ABC News.

Un sondeo difundido este domingo por la televisora y el diario The Washington Post concluyó que solo un 36 por ciento de los entrevistados aprueba el desempeño del jefe de Estado, seis puntos por debajo del nivel de abril, cuando cumplió 100 días de mandato.

Según ABC, el otro presidente que estuvo más próximo a esos bajos números en su primer semestre en el puesto fue Gerald Ford (1974-1977), con un 39 por ciento en febrero de 1975.

Al mismo tiempo, el grado de desaprobación de Trump subió cinco puntos, a 58 por ciento, un nivel nunca alcanzado por los ex presidentes Bill Clinton (1993-2001) y Barack Obama (2009-2017) y mostrado solo en el segundo mandato de George W. Bush (2001-2009).

El 63 por ciento de los participantes en la encuesta consideró inapropiado que el hijo mayor del gobernante, Donald Trump. Jr, y otros miembros de su equipo se hubieran reunido con una abogada rusa durante la campaña presidencial de 2016.

Además, el 67 por ciento estimó que personas cercanas al jefe de la Casa Blanca ayudaron en la presunta interferencia rusa en esos comicios, un tema que aún se encuentra bajo investigación a nivel federal y en el Congreso.

Este asunto, sin embargo, no es el único en el que Trump enfrenta problemas, pues solo un 38 por ciento creyó que está teniendo progresos significativos hacia sus metas, mientras el 55 por ciento opinó lo contrario.

Dos tercios de los entrevistados dijeron no confían en él para negociar con otros líderes mundiales en nombre de Estados Unidos y alrededor de la mitad sostuvo que el liderazgo internacional del país se ha debilitado bajo su administración, frente a solo un 27 por ciento que lo vio fortalecido.

Sobre el tema del momento en el Senado, el proyecto de ley sanitaria para derogar y reemplazar el Obamacare, un 50 por ciento prefirió la legislación actual, mientras un 24 por ciento respaldó el plan republicano para sustituirla.

Tras difundirse esos datos, el presidente trató de desacreditarlos en su cuenta de la red social Twitter.

El mandatario escribió en el servicio de microblogging que tener casi un 40 por ciento de aprobación no es malo en este momento, y agregó que la encuesta de ABC/Washington Post era casi la más imprecisa durante la etapa de los comicios del pasado año.

PL
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