"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

martes, 7 de febrero de 2017

¿Cómo va Cuba después de la muerte de Fidel?

7 de febrero de 2017
Andrés Gómez, director de Areítodigital

Miami.- ¿Cómo va Cuba a más de dos meses después de la muerte de Fidel?, es una pregunta de raigal importancia. Para aquellos que fueron formados, ideológica y éticamente, por las enseñanzas de Fidel no hay sorpresas ya que los fundamentos en que se basa la nación cubana, fruto de una titánica tradición de luchas libertarias y producto del actual proceso revolucionario, se mantienen inconmovibles.

Cuba va bien.

Mientras la mayoría, poderosa y virtuosa mayoría, del pueblo cubano se mantenga fiel a esos principios, ideológicos y morales del proceso revolucionario – y no hay por qué dudar que así seguirá siendo--, a pesar de todos los errores, y de todas las tentaciones, viejas y nuevas tentaciones, que fomentan el egoísmo, “que hace atender desmedidamente a su propio interés sin preocuparse del de los demás¨, como bien lo define el diccionario de la Academia de la Lengua, el pueblo cubano, Cuba, seguirá bien y segura en su curso.

Entre las más importantes, sino ha sido la más importante, de las enseñanzas de Fidel al pueblo cubano en su excepcional magisterio, es el de hacerlo un pueblo consciente, como fundamento de su hacer ético, de ser un pueblo digno. Y el pueblo cubano patriota, revolucionario, es un pueblo consciente de su valor, de su dignidad plena, y de ese entendimiento emanan los principios y valores inherentes al quehacer revolucionario que ha convertido a la nación cubana en ejemplo para la humanidad como rayo de luz en tiempos de tantas tinieblas.

Y de ese entendimiento emanarán las propuestas, e inmersas en ese entendimiento se conducirán las discusiones que necesariamente tendrán que sostenerse a nivel de base sobre las mismas, para llegar al consenso imprescindible que a través de todas estas largas y difíciles décadas, nos lega la obligatoria unidad nacional, frente a nuestros propios errores y debilidades, al igual que frente al enemigo de siempre que con tanta maldad y codicia nos acecha; entendimiento que nos conduce a la profundización del proceso que nos ha hecho libres y mucho más justos, como individuos y como nación.

De ese entendimiento producto del apostolado revolucionario de Fidel se fundamentan y fundamentarán los hechos y las razones para continuar la construcción de una sociedad socialista moderna, más solidaria, más equitativa, así como más productiva y sostenible. 

Cuan edificante fue poder ser testigo presencial del respeto y amor demostrado por millones de cubanas y cubanos, viejos, jóvenes, los no tan viejos ni tan jóvenes y los niños y niñas, durante las honras fúnebres tributadas por ese pueblo a la vida, la obra, el ejemplo y el sacrificio de Fidel, a través de esa larga isla, como todos los interesados en hacerlo en el mundo pudieron ver, oír y sentir.

Cuba revolucionaria, Cuba Libre, pudo ver coronada una de sus grandes ambiciones históricas: ver morir, después de larguísima y fructífera vida, en paz, a su máximo dirigente, amado por su pueblo agradecido por su infatigable labor a favor de sus más fundamentales derechos, de lo más justo, de los más necesitados, no solamente en casa y sino en todo el mundo. Fidel, quien también nos hizo conscientes que a pesar de todo lo que se le opone, un mundo mejor es posible. 

Fidel, como todos los que aprendimos con él a ser mucho mejores mujeres y hombres, sabemos que no ha muerto. Fidel son los principios, los valores, las ideas, los compromisos, el sentido de los sacrificios indispensables, que él nos infundió, cimientos de un porvenir por el que clama la inmensa mayoría de la humanidad.

Por todo esto y mucho, mucho más aún, para el espanto de todos sus enemigos y la incomprensión de otros, reitero, Cuba va bien. //

Camilo, una leyenda viva en el pueblo cubano

Por Rachel Rivero Acosta, 6 febrero 2017.- Por tener un carácter jovial, generoso y humilde se caracterizaba Camilo Cienfuegos Gorriarán. Nació el 6 de febrero de 1932 en la barriada de Lawton, en la capital cubana. A 85 años de su natalicio conversamos con Elgin Fontaine Ortiz, quien tuvo la oportunidad de estar cerca de una de las personalidades más paradigmáticas de la Revolución Cubana.

Fontaine, hoy coronel jubilado perteneciente a la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC), evoca las vivencias que tuvo junto a Camilo como invasor de la Columna No. 2.

El hombre del sombrero del alón.

«Eran cerca de las diez de la mañana y me presenté delante de Camilo y al explicarle las razones para querer estar en su pelotón, me recibió con los brazos abiertos. El cielo se abría ante mí, la firmeza, valentía y compañerismo que lo distinguía hizo que cada uno de los rebeldes lo respetaran a diario», cuenta.

El Comandante del Pueblo, conquistó con su coraje y actuar el respeto y admiración de todos sus compañeros, desde el desembarco del yate Granma, quien fuera uno de los últimos hombres aceptados en la expedición, llegaría a ser llamado por el Che «el más grande jefe guerrillero que dio esta Revolución».

«Jugar pelota, boxear, realizar grandes caminatas bajo el sol y hasta chapaletear en el río fueron algunas de las actividades que realizaba y lo convertían en uno más de la tropa, pero si cometías una indisciplina, al momento cambiaba su carácter, era riguroso y determinaba un castigo que servía de escarmiento para no volver a incidir en una desobediencia. Asimismo, siempre fue muy justo en sus decisiones, las cuales eran respetadas».


Entre los rebeldes 

Fontaine recuerda que, cuando varios de los soldados de la Columna se reúnen en la Casa de los Combatientes, inmortalizan con sus relatos la figura de Cienfuegos.

«Algunos de nuestros compañeros de armas de la invasión han dicho que, de la Sierra hasta el norte de Las Villas, Camilo recorrió como jefe de una punta a la otra de la Columna. Que anduvo, para estimularlos, desde la vanguardia hasta el último lugar de la retaguardia.

«Fue, además, el primero de los oficiales de la Sierra Maestra en bajar a combatir al llano, ya hecho toda una leyenda, y notando mucho más allá de lo que alcanzaba la vista de sus hombres. Camilo también resultó ser el primer jefe guerrillero que llegó a Las Villas, el 7 de octubre de 1958».

El hambre no pudo con los hombres de la columna 2 

«Veníamos en la invasión y llevábamos cinco días sin comer. Lo único que había por los alrededores de los pantanos eran mosquitos y hambre. Camilo supo dirigir a los hombres en un solo núcleo, hacerles saber la importancia de la honestidad.

Cuando íbamos por los manglares, no robamos nunca comida. Hubo un momento en que traíamos con nosotros una yegua que cargaba un radio, libros o algún compañero que se enfermara, pero se decidió matarla porque el hambre iba en aumento.

«Cuando se mató a la yegua, empezó a volar una avioneta encima de nosotros, y estábamos precisamente cocinando la carne, surgía el humo cada vez en mayor cantidad y entonces Camilo mandó a apagar la fogata, porque se podía poner en peligro a la Columna. Así fue siempre el Señor de la Vanguardia, pendiente de la vida de cada soldado».


Camilo: confianza y amor del pueblo cubano 

«Después del triunfo revolucionario, Mara mi esposa, tuvo un encuentro en Matanzas junto a su padre —mi futuro suegro— con Camilo. Cuando lo reconoció fue hacia su lado y le comentó: “¿Usted es Camilo? Yo soy la novia de un invasor que perteneció a la Columna No. 2”.

«Cuando comenzaron hablar, Cienfuegos, quien estaba de visita en la provincia para observar el estado del Morrillo, lugar donde murió asesinado Antonio Guiteras Holmes y se encontraba abandonado, comenzó a jaranear, y le decía: Yo no soy Camilo, usted está equivocada. Yo no soy Camilo”.

«En ese preciso momento, mi futuro suegro, quien se oponía a nuestra relación, le preguntó: “¿Bueno y cómo es ese muchacho? (refiriéndose a mí)”, a lo que respondió Camilo con una sonrisa convincente: “Ese guajirito, ese sí que era guapo”. Después de esa conversación el padre de Mara me dio la mano de su hija, y nos comprometimos».

Para hablar de Camilo, hay que hablar de Fidel 

El líder de la naciente Revolución Cubana sentía una gran admiración y respeto por el joven rebelde. La expresión «¿Voy bien Camilo?» de Fidel a Camilo en los primeros días de su llegada a La Habana expresa la total confianza y el reconocimiento de sus fehacientes ideas revolucionarias.

Después del triunfo de la Revolución, los inseparables guerrilleros acudían con regularidad a los encuentros de pelota, algunas veces como espectadores y otras como activos participantes.

En una ocasión en que ambos acudieron al estadio del Cerro para participar en un desafío que se desarrollaría esa noche, surgió la idea de que en las dos novenas jugaran los guerrilleros contra el equipo de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR).

«Camilo, acariciando su amplia barba oía la proposición y mascaba fuertemente su tabaco. Cuando concluyeron de explicarle la idea, respondió: “¿Qué integre una novena contra Fidel? ¡Qué va! ¡Contra Fidel yo no estoy ni en la pelota!”», rememoró Fontaine.

Ese día mientras Fidel ocupaba el montículo de los lanzadores, en la novena de Los Barbudos, Camilo le atrapaba sus líneas como receptor. El célebre tope beisbolero culminó 3-0 con la victoria de los guerrilleros.


La juventud cubana necesita más Cienfuegos 

«La juventud necesita un trabajo político-ideológico más profundo, requieren redescubrir la fortaleza que han demostrado las grandes personalidades de la Revolución Cubana. En los jóvenes está la fuerza y el impulso de nuestro país, no pueden dejar caer los ideales por los que se ha luchado durante siglos. Nosotros dejamos las anécdotas, las historias y hechos que marcaron nuestras vidas, ellos son los encargados de revivirlas y mantener la Revolución que logramos», expresó Fontaine, con su voz agrietada por el paso de los años.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...