"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

lunes, 5 de septiembre de 2016

¿Por qué el golpe en Brasil?

Por Guillermo Almeyra, La Jornada

Por supuesto, la crisis capitalista global y su impacto sobre los precios de las materias primas que exportan los países latinoamericanos es una de las causas principales del golpe; los vampiros salen al anochecer, no a mediodía.

Pero no solamente hay crisis: existe, sobre todo, una utilización capitalista de ella. Las trasnacionales y el capital financiero la aprovechan, en efecto, para tratar de rebajar el costo de la fuerza de trabajo mediante devaluaciones, inflación y eliminación de los salarios indirectos (jubilaciones, vacaciones, indemnizaciones, sanidad, escuela, subsidios de todo tipo), y eso requiere dictaduras. Estados Unidos, como siempre, aprovecha también el debilitamiento de los gobiernos de los países dependientes para imponer mandatos rastreros y títeres, nacidos de golpes legislativos, como el de Honduras contra Manuel Zelaya, el de Paraguay contra Fernando Lugo y el de Brasil contra Dilma Rousseff.

Un gobierno de corruptos de ultraderecha en Brasilia es indispensable para Washington, no sólo por la posición estratégica que tiene, limitante con Venezuela, Colombia, Guyana, Surinam, Guayana francesa, Paraguay, Argentina, Uruguay, Bolivia y Perú, sino también por las enormes riquezas de la Amazonia y minerales (hierro y petróleo) y porque Brasil históricamente ha servido como gendarme de los imperialismos (primero de Inglaterra y después de Estados Unidos) para fragmentar la región.

Controlando Brasil, Washington da un golpe de muerte a la Unasur y al Mercosur, refuerza al gobierno de Macri en Argentina, amenaza al de Evo Morales en Bolivia, facilita el golpe en preparación en Venezuela, y al dificultar la ayuda petrolera venezolana a Cuba y la ayuda técnica brasileña a Cuba para construir un puerto de aguas profundas en Mariel, asfixia al gobierno de Raúl Castro.

El imperialismo actúa siempre con una visión regional unificada, cosa que subestiman los nacionalistas que ven las amenazas caso por caso, como si la que pesa sobre Venezuela no fuese también una hacia Cuba o el golpe en Brasil no fuese uno dirigido contra todos los trabajadores y la independencia de nuestros países.

Pero desde las invasiones a Haití, Granada y Panamá los golpes no se dan con tropas extranjeras ni los organiza el Pentágono, sino el Departamento de Estado yanqui asesorado por aquél. Son los agentes imperialistas (grandes capitalistas socios menores de las trasnacionales, sus siervos en los grandes diarios los políticos de los partidos burgueses y sus instrumentos en las instituciones estatales como la Justicia y el Parlamento) los que lo organizan y dirigen, como demostró el caso brasileño, en el que la llamada justicia permitió la destitución de Dilma Rousseff –quien no cometió ningún delito ni es corrupta– por una cáfila de senadores procesados por corrupción, escandalizando al mundo entero.

Las clases dominantes utilizan las instituciones estatales como un garrote para golpear a sus adversarios burgueses, como el kirchnerismo o el Partido de los Trabajadores brasileño, pero, sobre todo, a sus enemigos, los trabajadores.

El PT nació del movimiento obrero y de los sindicatos, pero con Lula tuvo siempre una dirección burguesa, capitalista desarrollista y centrada totalmente en el juego electoral y parlamentario. Los gobiernos de Lula y de Dilma buscaron siempre desesperadamente acuerdos con la derecha, a la que incorporaron a sus gabinetes en puestos claves. También frenaron y trataron de mantener a distancia los movimientos sociales, como el Movimiento de los Sin Tierra, así como de someter los sindicatos al Estado. Hicieron alianzas con partidos inventados para robar al erario, y su concepción de la política consistió en comprar el apoyo de esos partidos sin ideas ni principios, y ahora sus ex ministros y supuestosaliados se suman al golpe.

El resultado está a la vista. Dilma y antes Lula desarmaron y desorganizaron su base de apoyo y reforzaron el bloque social enemigo. Porque cuando no hay un proyecto claro y factible de renovación del país sobre una base anticapitalista, los trabajadores no pueden pesar políticamente ni arrastrar a una parte mayoritaria de las clases medias, y, por el contrario, éstas son dirigidas por los capitalistas, que logran eco hasta en sectores atrasados de los asalariados. Ahí está el ejemplo del conflicto en Bolivia con los burgueses indígenas que dirigen a los cooperativistas mineros.

Cría cuervos y te sacarán los ojos, se decía hace siglos. Hoy se dice Llama a crear un capitalismo andino en Bolivia (como hace el vicepresidente Álvaro García Linera) y fomenta mediante el aparato estatal una burguesía aymara, al mismo tiempo que promueves el individualismo, el consumismo y la centralización del Estado burgués, y destruirás las bases mismas de tu apoyo político plebeyo.…

Tanto el kirchnerismo como el PT incorporaron a enemigos de los trabajadores en puestos estatales claves, como primeros ministros o jefe de las fuerzas armadas, y esos militares represores o gente del Opus Dei terminó apoyando a Macri, tal como el vice de Dilma encabezó el golpe. Los progresistas burocratizaron los sindicatos y gobernaron para el gran capital. Ahora, tarde ya, deben movilizar y no tienen cómo hacerlo, y sus seguidores acríticos se limitan a lamentar la maldad de la burguesía y del imperialismo (como si éstos pudieran actuar de otro modo), pero no proponen contra ambos ni una sola idea.

Ocupar tierras fértiles incultas y fábricas que suspendan o paren, movilizar para rechazar las privatizaciones y leyes antiobreras, convocar una Asamblea Constituyente son cosas que ni siquiera les pasan por la cabeza. Por último, en México ¿alguien puede creer hoy que el que recibe a Trump como si fuese jefe de Estado, calla sobre los 43 desaparecidos y reprime a los maestros respetará el resultado de las urnas y la democracia?

El embajador británico se despide de los cubanos

Tim Cole,Cartas de Cuba
De la blogósfera, En Portada, Otros Artículos sobre Cuba, Política, Sociales



Y ya está. Terminé. Han sido cuatro años. Cuatro años fascinantes, complicados, frustrantes, confusos, maravillosos. ¿Es Cuba el único país en el que de manera simultánea el tiempo es rápido y furioso y se detiene?

Ha habido cambios. Obama vino y se fue. En el Vedado ahora un Maserati parquea al lado de un Moscvich. Las personas contactan a sus primos en Miami por IMO desde un parque. El Papa estuvo aquí, luego Madonna. Cuatro millones de turistas inundan las playas para tostarse al sol o pasearse en un Chevy cancaneante. Mientras que una Habana misteriosa, encantadora, de color pastel y con aroma de tabaco sufre. ¿Sobrevivirá a la presión combinada de la densidad poblacional, al cambio climático y al turismo? ¿O las casas se derrumbarán, el pavimento se agrietará y nuevos y feos hoteles desfigurarán la fachada de foto de tarjeta postal?

El modelo económico y social está aún actualizándose, el Socialismo 2.0 está aún desarrollándose. Existen por supuesto algunos brotes verdes tales como la biotecnología, los fármacos, los start-ups en ICT, casas y paladares. Puede comprar una pizza hecha por el sector privado en la mayoría de las calles de cada pueblo en Cuba. El Paquete y Revolico apuntan a la creatividad y dinamismo de los empresarios del país. Si hay una brecha en el mercado, un cubano la encontrará y la aprovechará. Si algo se rompió, aparecerá un invento. Los únicos límites a la inventiva y a las ideas son las montañas de regulaciones y el papeleo (¿pero en qué país no ocurre eso?)

Sin embargo, muchos de estos cambios siguen estando muy en la superficie. Por debajo, las corrientes se mueven con menor velocidad. Se forman remolinos, en el fondo, las aguas oscuras se enlentecen. Mirar a través de la penumbra, formarse una imagen clara, comprender los variaciones y cambios sutiles es desalentador. Sortear a los guardianes aún más.

Los retos son inmensos; una población envejecida, la emigración de jóvenes, un embargo comercial impuesto por la mayor economía del mundo, y los graves problemas económicos de su más leal socio, pondrían a prueba a cualquier gobierno. Para unificar las monedas – una de las tareas más difíciles, el gobierno necesita reservas pero ¿cómo puede atraer recursos sin la unificación monetaria? La inversión extranjera es vital pero la rentabilidad de las empresas del estado, de los socios potenciales en una empresa mixta, es enmascarada por una tasa de cambio artificial del peso al CUC. La inversión del gobierno de la que se precisa de manera urgente para mejorar la infraestructura, está restringida por bajos ingresos. Los consumidores necesitan gastar más pero los empleos no son creados con la suficiente rapidez y el salario es bajo.

¿Cuál es la solución?¿Buscar petróleo?¿Exportar más tabacos? ¿Los Estados Unidos? ¿JetBlue? ¿Dar rienda suelta al empresariado? ¿Reducir los muy altos precios de carros, teléfono e internet? ¿Eliminar el papeleo? ¿Cruzar los dedos, esperar y ver qué pasa? ¿Cruzar los dedos y cruzar el mar? ¿Más internet? ¿Más impuestos? ¿Más ideas? ¿Más cambios? ¿Más actualizaciones?

No me corresponde a mí decirlo. Los cubanos encontrarán las respuestas. A estas preguntas y a otras que no he formulado. Los cubanos trabajarán en cómo llevar al país de la era analógica a la de la super rápida banda ancha. En cómo desarrollar un país dinámico, conectado, moderno, que genere empleos (y mantener los paseos en una versión del Cadillac de los 50 que tanto aman los turistas). En cómo ofrecer empleos que motiven y llenen a los jóvenes y aseguren un retiro confortable para los pensionados. En cómo garantizar que cada cual pueda lograr su ambición sin tener que mirar a otro lugar. En cómo tener un debate nacional que permita a cada uno dar su opinión sin temor o sin que sea sancionado. En cómo garantizar que las tiendas estén llenas, que los precios sean asequibles, que las personas tengan instrucción y que gocen de buena salud, que los niños sean felices y que sus primos de Florida o de España los visiten. En cómo asegurarse de que su país no se quede atrás.

¿Y qué dejo aquí? Cuatro años de semanas británicas, charlas británicas, buques británicos y grupos musicales británicos. Delegaciones de empresarios, ministros, organizaciones deportivas, coreógrafos, dramaturgos, actores, profesores, expertos, DJs y ONGs, todos volaron hasta acá para compartir sus experiencias y aprender. Un canciller británico visitó Cuba por primera vez desde la Revolución. Los Rolling Stones rockanrolearon. La Embajada se trasladó hacia el Oriente durante una semana para mostrar que estamos aquí para toda Cuba y no solo para La Habana. Viaje desde Cocodrilo en la Isla de la Juventud hasta Pinar del Rio y hasta la Punta de Maisí, visitando cada una de las provincias del país y su único municipio especial. Asistí a numerosos juegos de pelota, jugué críquet en Guantánamo (el pueblo, no en la Bahía), jugué en un partido de fútbol para celebrar el día en que los británicos trajeron por primera vez ese juego a Cuba a principios del siglo XX, despedí a cubanos que se marchaban a estudiar en universidades británicas como parte de las becas Chevening y les dí la bienvenida a su regreso después de un año fuera.

¿Que si extrañaré? Por supuesto. Extrañaré el país, la cultura y la cubanía. Extrañaré el sol, muy poco habrá de él en Londres hacia donde voy, y la música cubana y salsa aunque escucharé una y otra vez a Alexander, Leoni, Maykel y El Niño tocando en el equipo de música de mi casa. Pero lo que más extrañaré de todo será a mis amigos y colegas cubanos, sus conversaciones, sus risas, los buenos momentos, escuchar sus temores y ambiciones, sus luchas diarias, sus esperanzas por un futuro mejor, sus historias del pasado. Siempre es difícil marcharse, siento mucho tener que hacerlo. Pero regresaré algún día.

¡Hasta pronto!

El reto del ICAIC: Integrar la industria clásica a las novedades de hoy

Juan Antonio García Borrero • 5 de septiembre, 2016



CAMAGÜEY. En el décimo Por Cuanto de la Ley Nro. 169, gracias a la cual fue creado el ICAIC el 24 de marzo de 1959, puede leerse lo siguiente:

“La Industria Cinematográfica y la distribución de sus productos constituyen una permanente y progresiva fuente de divisas, tanto por la venta o explotación directa de los films como por el extraordinario impacto publicitario y de sugestión que posee la imagen cinematográfica sobre el espectador, y la consecuente oportunidad que se tiene de popularizar nuestro país y sus riquezas y de favorecer el turismo”.

Aunque ya por esas fechas la televisión se vislumbraba como la gran adversaria de la industria fílmica, lo que se dice en la ley 169 está respondiendo de modo correcto a las demandas de una fecha en la que se combinaban a la perfección las ansiedades nacionalistas y las demandas culturales de las élites revolucionarias.

Hasta ese momento, la idea de contar con una industria cinematográfica cubana no había pasado de las fantasías de un grupo de soñadores, como Ramón Peón o Manuel Alonso, que en más de una ocasión intentaron hacer realidad esos sueños, pero que siempre chocaron con “la hidra de la indiferencia” (Cabrera Infante) de los gobiernos de turno. Los fundadores del ICAIC, con Alfredo Guevara a la cabeza, supieron interpretar lo que significaba construir un cine nacional (porque más que industria en el sentido estrecho de la palabra, con el ICAIC se aspiraba a producir a la par películas y nuevos públicos).

Imposible a estas alturas negar el legado del ICAIC, legado donde tendríamos que tener en cuenta las películas rodadas, pero también los filmes exhibidos, las publicaciones, los festivales del nuevo cine latinoamericano, y que como conjunto permite hablar de una cinematografía cubana moderna. Por otro lado, aunque suene mal en los oídos de quienes prefieren dejar el cine en los predios del entretenimiento más puro, existió en ese acumulado de acciones un gesto de descolonización cultural que rindió sus frutos.

El problema es que ese gran legado hoy corre el riesgo de desaparecer, debido a que la industria cinematográfica, tal como la entendíamos hasta el siglo pasado, ya no existe más. Y nosotros como país, todavía no nos hemos preparado para adaptarnos a las nuevas circunstancias. Lo anotó ese gran estudioso del tema que fue Octavio Getino:

“Un negocio que ya no se circunscribe a los ingresos de las salas de cine, sino a las múltiples posibilidades abiertas para la oferta y comercialización de películas con las nuevas tecnologías. Quienes supieron o pudieron articular vertical y horizontalmente esas relaciones, reforzaron su poder en las pantallas e incrementaron sus utilidades; los que por una u otra razón —como ha sucedido en nuestros países— no lograron todavía hacerlo, sobreviven apenas, aunque sólo allí donde el Estado concurre con sus ayudas.”

Y también:

“Los cambios tecnológicos y el crecimiento y la diversificación de los mercados, han promovido a su vez situaciones relativamente nuevas para la industria audiovisual. Una de ellas es la articulación de esta industria con otras, de enorme impacto en la economía y en el desarrollo de las naciones, como la electrónica, la informática y las telecomunicaciones. Lo cual se traduce en una fusión creciente de empresas y de intereses económicos a escala internacional, así como en una concentración mayor que nunca en la lucha por el dominio mundial de los mercados.”

Cuando miramos el entorno cubano, vemos que de alguna forma los llamados “independientes” ya han comenzado a tomar nota del asunto, lo que se confirma con la presencia de varias de sus películas en festivales y circuitos internacionales de distribución y exhibición. Todo ello apelando a nuevas maneras de promoción y modos de llegar a un público que tal vez ya no va como antes al cine, pero que ve tantas o más películas que los de mi generación a través de otros canales y plataformas.

Aquí lo que se está manifestando es la creatividad endógena en función de nuevos escenarios asociados a la modernidad líquida acuñada por Bauman. Con un público moderno que cada vez es más nómada e interactivo, gracias a las constantes revoluciones tecnológicas, pensar en mantener intocada una industria que se pensaba a sí misma como paradigma de la fijeza, a estas alturas suena sencillamente a suicidio.

Obviamente, repensar las funciones de la industria cinematográfica en Cuba exige una actualización de los principales conceptos que movilizan la actividad. El que lee el Por Cuanto de la Ley 169 con el que inicié este texto puede reconocer allí el mismo horizonte de expectativas que trajo a esta Isla a los productores de Rápido y furioso. Solo que a estas alturas “la consecuente oportunidad que se tiene de popularizar nuestro país y sus riquezas y de favorecer el turismo” tendría, en términos políticos, grandes impuestos que pagar.

Mi criterio es que el ICAIC sería el ente ideal para impulsar la necesaria transición de una industria cinematográfica típica del siglo XX, a una industria creativa característica de la era del audiovisual en que vivimos. A diferencia de otros países de la región, gracias al ICAIC Cuba ha contado con una política cultural asociada al cine, donde no se ha perdido de vista que este es “un arte”.

Si bien defender todo el tiempo a las producciones cinematográficas como expresión artística es autoengaño, al menos nos ayuda a no olvidar el gran superobjetivo, que estaría vinculado al humanismo. El ICAIC podría, entonces, servir de ente articulador que propicia la interactividad de las diversas industrias creativas (porque son varias) vinculadas al audiovisual, concediéndole visibilidad a aquellos proyectos en los que ya es tangible la integración de todos esos horizontes que antes se percibían como islas lejanas entre sí. En ese sentido, necesitamos una perspectiva molar, más que molecular, que nos permita apreciar a la industria cinematográfica como parte de algo mucho más complejo que la simple producción, distribución y exhibición de películas.

Imagen de portada: Tomada de Un día más, corto animado del joven realizador cubano Marcos Menéndez.

Progreso Semanal/ Weekly autoriza la reproducción total o parcial de los artículos de nuestros periodistas siempre y cuando se identifique la fuente y el autor.

El Kremlin da a conocer los primeros detalles de la reunión entre Putin y Obama

Publicado: 5 sep 2016 06:41 GMT | Última actualización: 5 sep 2016 07:19 GMT

"Al final de la reunión, los líderes mantuvieron una conversación personal", señaló portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.


El presidente Barack Obama mantiene una conversación con su homólogo ruso Vladímir Putin durante la Cumbre del G-20 en la ciudad de Antalya, Turquía. 16 de noviembre de 2015.Kayhan OzerReuters

La reunión entre los presidentes de Rusia y EE.UU., Vladímir Putin y Barack Obama, durante la Cumbre G-20 ha finalizado, informa Ria Novosti. El encuentro se extendió por más de una hora en el Centro de convenciones Hangzhou. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha indicado que el encuentro duró más de lo esperado. "Al final del encuentro los líderes mantuvieron una conversación personal", señaló Peskov. 

Por la parte rusa, participó además el asesor presidencial Yuri Ushakov, el portavoz del Kremlin Dmitri Peskov y el canciller Serguéi Lavrov. Por EE.UU., además del presidente Obama, formó parte de la reunión el secretario de Estado de EE.UU. John Kerry. como siempre": DIA se disculpa por las críticas contra China en su TwitterSegún el reporte, los líderes iniciaron el encuentro con un apretón de manos. Durante el encuentro se discutieron temas referentes a los conflictos en Siria y Ucrania. Se informa que los presidentes acordaron que ambos países continuarán trabajando en conjunto para dar solución a estos temas.

Días atrás se informó que la reunión fue acordada por iniciativa del presidente estadounidense. El último encuentro personal entre ambos líderes se dio durante la Conferencia del Clima en París en noviembre del año pasado, aunque este año los presidentes han mantenido varias conversaciones telefónicas.

Finalmente, el portavoz del Kremlin ha desmentido los rumores sobre una posible reunión entre Putin, el presidente sirio Bashar al Assad y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.

¡Una fiesta de todos!

Como cada septiembre, el inicio de curso está de cumpleaños, y hoy da la bienvenida a su fiesta a casi 2 millones de niños, adolescentes y jóvenes cubanos




Foto: Juvenal Balán

El olor al café caliente introduce la marea de sensaciones de un día que se augura especial. Siente a lo lejos el ajetreo de los padres. Abre los ojos y sorprende a mamá en puntadillas que viene a estamparle un beso en la frente, y en un segundo plano observa el atuendo de la fiesta de cumpleaños, que quedó cuidadosamente planchado la noche anterior.

De un tirón está en pie. Un huracán de sorpresas le esperan. No lo sabe. O quizá sí.

Con ímpetu y alegría lo recibe en la puerta de su “casa” el homenajeado, que preparó des­de hace días todos los detalles, desde la limpieza y los retoques, hasta desempolvar los conocimientos que debían servirse a los “visitantes”. Finalmente, vienen todos los “amigos”, como cada septiembre, para agasajarlo. Hay muchos conocidos, pero también otros nuevos que llegan para festejar.

Una condición viene implícita en esta algarabía: debe ponerse el traje para la ocasión: el uniforme escolar. Además, traer sobre los hombros una mochila para llevar regalos, y en la mente otro cargamento mucho mayor, don­de quepan todas las ansias de saber. Porque este es de esos “amigos” buenos que presta sus libros sin nada a cambio, para después dialogar sobre verdades y promesas, sobre el futuro; un “amigo” que se sabe orgulloso de lo que funda y crea, de las infinitas luces que prende en el corazón.

En una plaza interior o en las afueras del “hogar” el cumpleañero recibe siempre a los “invitados”, y cantan solemnemente una música reconocida: el Himno Nacional. Luego, en cada habitación pueden escucharse las va­riables del regocijo, que se despejan en una especie de ritual introductorio necesario ante cada comienzo, en las palabras para conocer a los amigos nuevos o hacer a los viejos el recuento de unas vacaciones felices, o a la hora de decir adiós, siempre con las ganas de volver.

Y el anfitrión —digámoslo de una vez— el inicio del curso escolar, observa gustoso la fiesta que hace. No han faltado los colores que inundaron las calles de la ciudad; los maestros, cómplices junto a la familia de las carcajadas de niños, adolescentes y jóvenes. Se les ve contentos a todos, como si de antemano supieran que desde ahora nunca más se estará solo, sino repleto de nuevos horizontes, de personajes e ilustraciones, de ocupaciones estudiantiles…

Al dejar atrás su fiesta ya los “invitados” no pueden dejar de contagiar a los demás. Queda lo más importante: para unos alistar mochilas y libros; para otros hacer que cada día se convierta en un disfrute similar. Lo cierto es que hoy soplamos las velas del nuevo curso. Esta es una fiesta de todos. ¡Llegó la hora de estudiar!


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...