"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

martes, 1 de marzo de 2016

Marco Rubio, esposo de colombiana, cuñado de narco y socio de Uribe



Este texto publicado del investigador Jean-Guy Allard en CONTRAINJERENCIA hace un año – en marzo 2015 – es aún más interesante leido hoy cuando el personaje se encuentra entre las vedettes de la carrera a la presidencia de EEUU. Se puede añadi al texto un detalle insolito: la esposa de Rubio, Jeanette Dousdebes, 42 años, es colombiana.

JEAN-GUY ALLARD – En Washington, hubo chistosos que llamaron “Narco” Rubio al senador Marco Rubio por su amistad con el colombiano Álvaro Uribe. Pero la relación cada vez más fuerte del político de la Florida con el expresidente de Colombia se convirtió poco a poco en una alianza que ahora hace fruncir el ceño a más de un observador.

Es que Rubio y Uribe, además de ensañarse contra Venezuela y sus aliados, llevan episodios en su historial que les vinculan, de una manera u otra, al narcotráfico… lo que abre bien grande la puerta a delicadas conjeturas.

Hay un suceso de su vida familiar que marcó la adolescencia de Rubio de manera indeleble. Y del cual se niega a hablar. Hace un par de años, el programa televisivo Univisión Investiga se encargó de recordárselo.

Cuando tenía 16 años, la policía irrumpió en su universo, en el medio de la operación antinarcóticos más importante de 1987 en el sur de la Florida, para nada menos que arrestar a su hermana Bárbara y su esposo, Orlando Cicilia.

De acuerdo con documentos públicos revelados por Univisión, la fiscalía federal de Miami ordenó la confiscación de la casa de Bárbara por ser usada para “actividades criminales”. Por lo mismo, la otra propiedad de la pareja, en North Miami Beach, también fue objeto de una orden de incautación.

Y el cuñado Orlando terminó en la cárcel con una condena a 25 años por “conspiración para distribuir cocaína y marihuana”.

Horrible detalle: el grupo de narcotraficantes con el cual “trabajaba” la pareja – el del conocido traficante cubanoamericano Mario Tabraue – estuvo implicado en la muerte de un informante federal. El juicio de Tabraue contó con el testimonio de que había intentado desmembrar el cadáver del colaborador de la policía con un machete.

Tabraue era el capo de un multimillonario imperio de la cocaína de Miami. Su villa palaciega y despiadado sindicato de la droga han evocado comparaciones con la película estadounidense “Scarface”.

Orlando Cicilia salió en libertad en noviembre de 2000 por reducción de pena. Vive hoy en la propia casa de la madre de Rubio en Miami y figura en los registros como copropietario de esa residencia.

Tabraue fue condenado a 100 años de prisión pero resultó beneficiado con una reducción del 85 por ciento de la pena y hoy está libre.

No se asuste: tales “reducciones de penas” son comunes en el narco-universo de la Florida, el estado donde Marco Rubio prosperó, protegido de prominentes miembros de la mafia cubanoamericana. Esa jauría domina desde hace medio siglo la vida política no solo de Miami y de New Jersey sino también de Washington, donde sus más conocidos miembros (Bob Menéndez, Ileana Ros-Lehtinen) orientan a menudo la política exterior de la nación.

Cuando fue interrogado sobre las incidencias “narco” de su pasado, Rubio – que logró buscarse un escaño en el Senado de Estados Unidos – se negó a contestar. Según sus voceros, el tema no debe ser motivo de “escrutinio periodístico”.

En el Congreso, Rubio parece a prueba de balas. Ni las numerosas infracciones a las reglas de los fondos de campaña que cometió ni sus relaciones con su colega corrupto Rivera lograron descarrillar a este niño lindo de Ros-Lehtinen, verdadera bruja de esta selva política floridana.

Orlando Cicilia, el narco cuñado, se había casado en 1980 con Bárbara Rubio en Nevada, donde vivían los padres del senador. Mario, el padre de Marco Rubio – emigrado de Cuba en los años 50 – trabajaba de barman en Las Vegas y Oria, su madre, era mucama del Imperial Palace, cuando decidieron mudarse a Miami, una ciudad plagada por el narcotráfico.

Algo muy lejano a la leyenda de “víctima del régimen castrista” que Rubio intentó fabricarse durante años cuando vivía de la retórica anticubana, un negocio que entonces prosperaba en la Miami de los nostálgicos de la dictadura de Fulgencio Batista.

URIBE VELEZ, SOCIO DE PABLO ESCOBAR

“En los años 90 Álvaro Uribe Vélez y Pablo Escobar Gaviria eran amigos cercanos y socios comerciales”, recuerdan los investigadores colombianos Norberto Emmerich y Joanna Rubio Pero. “Mientras Escobar murió en un enfrentamiento policíaco en 1993, Uribe se convirtió en presidente de Colombia”.

También es oriundo de Antioquia el senador Álvaro Uribe Vélez, cuyo padre, Alberto Uribe Sierra, era un reconocido narcotraficante, quien les otorgó licencia a muchos de los pilotos de los narcos, cuando fue director de Aerocivil, recuerdan los dos expertos.

Alberto Uribe estuvo detenido en una ocasión para ser extraditado, pero Jesús Aristizabal Guevara, entonces secretario de Gobierno de Medellín, logro que lo pusieran en libertad. Al entierro de Uribe Sierra, asesinado cerca de su finca en Antioquía, asistió el entonces presidente de la República, Belisario Betancur, y buena parte de la crema y nata de la sociedad antioqueña – en medio de veladas protestas de quienes conocían sus vínculos con la cocaína.

Alberto Uribe Sierra poseía la ganadería brava “La Carolina”, que heredó su hijo, el senador por Antioquía Álvaro Uribe Vélez.

“Es claro que hablar de Uribe es hablar de poder y de narcotráfico”, expresan Emmerich y Joanna Rubio Pero, en su análisis del caso publicado bajo el título “Álvaro Uribe: el verdadero patrón del mal”.

Según la investigación, Uribe aplicó en Colombia lo que aprendió en un curso de resolución de conflictos en una escuela afiliada a la Universidad de Harvard y terminó pactando con el líder paramilitar Carlos Castaño gran socio y protector del narcotraficante Orlando Henao, que estaba presente en todo el nordeste del país hasta la frontera con el Ecuador.

En su libro “Colombia, laboratorio de embrujos. Democracia y terrorismo de Estado”, el periodista y escritor colombiano, residente en París, Hernando Calvo Ospina, recuerda – entre otros muchos detalles reveladores – cómo el 30 de julio del 2004 la Presidencia de Colombia rechazó públicamente un documento desclasificado de la Defense Intelligence Agency, DIA, uno de los servicios de seguridad más secretos y poderosos de Estados Unidos.

Señala Calvo Ospina: El informe dice en su aparte: “Álvaro Uribe Vélez, político y senador colombiano, colabora con el cartel de Medellín desde altos cargos en el gobierno. Uribe estuvo implicado en actividades de narcotráfico en Estados Unidos. Asesinaron a su padre en Colombia por conexiones con el tráfico de narcóticos. Uribe ha trabajado para el cartel de Medellín y es amigo personal de Pablo Escobar Gaviria…”

El comunicado de la Presidencia no da ningún argumento que desmienta con severidad tan grave señalamiento, precisa el investigador que comenta: “Lo llamativo es que contra muchos de los numerosos narcotraficantes que se encuentran ahí descritos sí se utilizó esa información en investigaciones y juicios”.

DE MIAMI A BOGOTA, INTERESES COMUNES

A principios de noviembre último, el senador por la Florida, Marco Rubio – “quien suena como pre candidato a la presidencia de los Estados Unidos”, comenta la prensa de Bogotá – realiza una visita en Colombia durante dos días. La noche de su primer día en el país, se reúne con Uribe y su gente, en un salón discreto de un bar exclusivo de la capital.

Rubio viaja hasta Colombia en calidad de miembro del Comité de Inteligencia del Senado y el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, para tratar temas de interés.

El encuentro entre los dos políticos es de socios y fraternizan sin protocolo. Según lo poco publicado de la “amena” conversación, Uribe critica duramente los diálogos de paz con las FARC, frente a lo cual el senador Rubio le expresa “toda la solidaridad y preocupación”.

El diálogo fraternal seguirá en febrero 2015 cuando Uribe realiza una gira por Estados Unidos en la que se entrevista con congresistas “para expresar sus objeciones al proceso de paz, entre otros asuntos”.

Reportó El Colombiano: “Aunque los integrantes del CD (el partido de Uribe), “por respeto”, no revelaron los nombres de los congresistas con los que se entrevistaron, en redes se supo que estuvieron con el senador republicano Marco Rubio, los representantes republicanos, Ileana Ros-Lehtinen, Mario Diaz-Balart, y el demócrata Henry Cuéllar”.

Tremenda discreción: en los reportes de ambas reuniones, la de Bogotá y la de Washington, ni se menciona a Venezuela, tema al cual los dos políticos consagran gran parte de su tiempo, denunciando con vehemencia a la Revolución bolivariana y conspirando con sus peores elementos.

Mucho menos discreto era Álvaro Uribe cuando se dejaba fotografiar con el líder terrorista venezolano Lorent Gómez Saleth, poco antes de su captura y de su entrega por parte del Gobierno de Colombia a Venezuela.

Tampoco brilló por su discreción Rubio, en Miami, conspirando alegremente con prófugos venezolanos reclamados por la Justicia de la nación de Bolívar.

Entre Rubio y Uribe, la afinidad es total sobre una larga lista de temas, como: Venezuela y sus líderes revolucionarios, Cuba y su socialismo, la presencia militar norteamericana en Colombia, las negociaciones con la guerrilla, etcétera.

¿Por qué no lo sería en otras esferas, las que nunca se mencionan a voz alta?, se preguntan investigadores. Piensa mal y acertarás, contestan algunos, citando el refrán.

El debate que se abre al acercarse las primarias donde se definirán los candidatos a la presidencia de Estados Unidos bien pudiera obligar a Marco Rubio a abandonar su acostumbrada demagogia para hablar –por fin- de estos temas que hasta ahora no fueron “motivo de escrutinio”.

Resultados del Supermartes en EE.UU.: Hillary Clinton y Donald Trump amplían su ventaja venciendo en varios estados


BBC Mundo


Los primeros resultados de las primarias que se celebran este martes en 12 estados de Estados Unidos, en lo que se conoce como Supermartes, favorecen claramente a la precandidata presidencial demócrata Hillary Clinton y al republicano Donald Trump.

La ex secretaria de Estado se ha apuntado la victoria en al menos siete estados, mientras que el polémico millonario lo hizo en seis.


El Supermartes es la jornada más importante del calendario estadounidense de primarias.Image copyrightGettyImage captionLa elección presidencial estadounidense se realizará el 8 de noviembre de 2016.

En esta fecha, demócratas y republicanos miden fuerzas en 11 estados cada uno y de manera simultánea.

Demócratas

Según los primeros resultados, Clinton se impuso en las primarias de Alabama, Arkansas, Georgia, Massachusetts, Tennessee, Texas y Virginia.

Su contrincante por la nominación demócrata, Bernie Sanders, triunfó en Vermont.

La ex secretaria de Estado celebró los resultados desde Miami, Florida, junto a sus seguidores.


Image copyrightGettyImage captionHillary Clinton celebró los resultados del supermartes en Miami.

Los resultados de los estados restantes en las primarias demócratas se conocerán en las siguientes horas.

Republicanos

En el caso de las primarias republicanas, los resultados señalan que el millonario Donald Trump ganó en Alabama, Georgia, Massachusetts, Tennessee, Vermont y Virginia.

Uno de los competidores de Trump, el cubanoestadounidense Ted Cruz, logró imponerse en las primarias de Oklahoma y Texas.


Por el momento y a falta de que se conozcan los resultados completos de las primarias de este martes, Hillary Clinton y Donald Trump encabezan la batalla en sus partidos por alcanzar la candidatura presidencial de cara a las elecciones de noviembre.

Estados Unidos vota este Supermartes: qué está en juego

Por ALBINSON LINARES; NYT 


Donald J. Trump en un mitin en Milford, New Hampshire, una semana antes de las primarias de ese estado.CreditDamon Winter/The New York Times

El Supermartes es una fecha muy importante dentro del calendario electoral de Estados Unidos debido al gran número de delegados que está en juego para los candidatos presidenciales de cada partido. Las votaciones se celebran el martes primero de marzo en 13 estados. Además habrá procesos electorales en el territorio de la Samoa estadounidense y también votarán los demócratas del extranjero (expatriados miembros de ese partido).

Tras haberse celebrado las primarias de Iowa, New Hampshire, Nevada y Carolina del Sur, los candidatos han sido probados entre sus electores con diversos resultados y muchas sorpresas. Del lado demócrata, Hillary Clinton lleva la delantera con 544 delegados frente a los 85 de Bernie Sanders. Cabe destacar que para ganar la nominación el aspirante deberá conseguir 2383 delegados.

En el bando republicano emerge Donald J. Trump en la delantera con 82 delegados hasta el momento, por lo que supera ampliamente al resto de aspirantes como Ted Cruz (17), Marco Rubio (16), John Kasich (6) y Ben Carson (4). En este partido el abanderado que compita por la presidencia deberá conseguir 1237 delegados para ganar la nominación.

Mara Ostfeld, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Michigan, explica que durante esta jornada se escogen “más delegados que en cualquier otro día de las primarias” y afirma que deben ser unos 878, o el 18,5 por ciento del total de los delegados para los demócratas, y 590 o el 24 por ciento del total de delegados para los republicanos. “Si los aspirantes no han ganado un número significativo de delegados para el final del martes, será muy difícil que puedan demostrarle a los votantes y a sus donantes que son candidatos viables”.


El senador Marco Rubio, Donald J. Trump y el senador, Ted Cruz, en el debate republicano en Houston, Texas CreditEric Thayer para The New York Times

Trump con la ventaja

Entre las grandes sorpresas de estas primarias sobresalen los recientes triunfos de Trump y el retiro del exgobernador de Florida, Jeb Bush, de la contienda republicana. Es un extraño giro para la carrera política de este hombre, que hace un año parecía encarnar todas las virtudes del perfecto candidato republicano: civilidad, experiencia, antecedentes y tolerancia. Pero todos se equivocaron: el partido que llevó a dos miembros de la familia Bush a la presidencia es, por ahora, el partido de Donald Trump.

Con sus victorias en New Hampshire, Carolina del Sur y Nevada, Trump demostró que podía ganarse al electorado moderado de New Hampshire y a las masas religiosas sureñas sin moderar su discurso un ápice.

El partido republicano permite que los estados exijan un “umbral de calificación” de hasta el 20 por ciento del voto primario para que los candidatos ganen sus delegados. Para Ostfeld, esta va a ser la opción escogida por la mayoría de los estados que participan en el Supermartes, lo que acelerará el proceso y pondrá en peligro las candidaturas más débiles: “Carson y Kasich están en riesgo porque sus números en las encuestas no alcanzan los umbrales en muchos estados”.

La experta afirma que incluso Rubio y Cruz corren el riesgo de no alcanzar el umbral en algunos estados, por lo que “es probable que Trump aumente su número de delegados e incremente la ventaja que tiene sobre el resto de los competidores”.


Hillary Clinton le agradece a sus votantes después de la victoria en las primarias de Nevada.CreditRuth Fremson/The New York Times

Hillary busca la supremacía

El Senador Bernie Sanders prometió que seguiría en la lucha por la nominación después de perder en Nevada y aseguró que iba a hablar sobre el histórico malestar político de Estados Unidos en la próxima convención del Partido Demócrata. Sin embargo, los sondeos muestran que sus posibilidades para disminuir la ventaja de Clinton son cada vez menores porque es muy probable que ella gane en los estados sureños con mayor población negra e hispana en este Supermartes.

Como los delegados se otorgan proporcionalmente según el recuento de votos en los distritos del congreso y otras áreas, solo las grandes victorias producen un gran número de delegados. Y la amplia victoria de Clinton en Carolina del Sur el sábado pasado, donde batió a Sanders con un 73,5 por ciento, muestra que está en mejor posición para arrasar en los distritos con más delegados, esos sectores que aseguran los escaños demócratas en el congreso.

“Ella podría terminar la carrera electoral en menos de dos semanas después del Supermartes”, dijo David Wasserman, analista de The Cook Political Report. El asesor sénior de Sanders, Tad Devine, dijo que los Clinton “pueden conseguir mucho más rápido que nosotros una ventaja de delegados, ellos tienen un método para destripar a sus oponentes en estos procesos”. Y agregó: “Tenemos que ganar un estado tras otro para lograr un gran impulso que nos permita cambiar los números”.

¿Cuán determinantes son los resultados del Supermartes?

Los Supermartes comenzaron en 1988 y surgieron con dos objetivos principales. En primer lugar, se trató de asegurar que los estados del sur tuvieran más influencia en las primeras etapas del proceso de nominación. Antes de 1988 la mayoría de los estados sureños celebraba sus primarias y caucus mucho después que otras regiones, por lo que tenían poca influencia en la selección de los candidatos.

Expertos como Ostfeld recuerdan que, en segundo lugar, los Supermartes lograron que la atención de los candidatos dejara de centrarse en la política local, que tiende a dominar en las primarias, y ayudó a que se enfocaran en los temas de interés nacional.

Bill Clinton fue uno de los políticos que forjó su leyenda en un Supermartes. En 1992 inició su campaña con un desempeño muy regular: solo ganó tres de las primeras 15 elecciones primarias. Pero el 10 de marzo, los estados sureños lograron exactamente lo que se propusieron cuando establecieron los Supermartes y apoyaron en masa a su candidato favorito, quien avasalló en las votaciones. “Clinton ganó seis de las siete elecciones, y por márgenes sustanciales, con lo que aseguró su lugar como el candidato final. Fue uno de los cambios más dramáticos vividos desde que se establecieron los Supermartes”, recuerda Mara Ostfeld.

¿Quién será el Bill Clinton de este Supermartes? Habrá que esperar hasta la noche del primero de marzo para saber si alguien repite su hazaña.

La muerte de Chavez cumplió los objetivos de Washington

Eva Golinger, RT

En la ceremonia de los Premios Oscar este año hubo muchos comentarios sobre la justicia social. La poca diversidad entre los nominados para estos prestigiosos premios del mundo del cine no fue ignorada, más bien fue discutida abiertamente por el moderador del evento, el comediante afro-estadounidense Chris Rock, y varios presentadores y ganadores. Los ganadores del mejor guión adaptado por la película “La Gran Estafa” también denunciaron los graves abusos del poder cometidos por los bancos, las corporaciones y los políticos que responden a intereses financieros. Haciendo referencia a la campaña presidencial en Estados Unidos, el guionista y también director de la película, Adam McKay declaró, “Ante todo, si no quieren que los bancos controlen al gobierno, no voten por candidatos que reciben dinero de grandes bancos y petroleras, o raros multimillonarios”.

El tema del abuso sexual estuvo muy presente en el show de los Oscars, primero a través de un discurso del Vice Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidiendo apoyo para una campaña en contra del asalto sexual en las universidades, (itsonus.org). Después, Biden introdujo a la artista Lady Gaga, quien cantó la canción “Till It Happens To You” del documental “The Hunting Ground”, sobre la violación sexual en las universidades, en una apasionada y poderosa presentación en vivo acompañada por jóvenes víctimas del abuso sexual. Y el gran ganador de Mejor Película, el filme “Spotlight”, fue sobre la investigación periodística que desenmascaró el escándalo del abuso sexual perpetrado por sacerdotes de la Iglesia Católica en Boston y el estado de Massachusetts, y luego a nivel mundial. Al recibir su premio, uno de los productores de la película, Michael Sugar, se dirigió al Vaticano, diciendo, “Papa Francisco, es hora de proteger a los niños”.

Hubo otros momentos en donde estuvo resaltado el pensamiento progresista de las estrellas de Hollywood y su esfuerzo para utilizar su medio para promover la justicia social. No obstante, las palabras sin acciones no cambian al mundo.

Este no es un texto sobre los Oscar ni es una crítica contra el Hollywood de los millonarios de izquierda que se lavan las manos contribuyendo dinero a causas progresistas pero a la hora de actuar no dan la cara. Como sabrán por el título de este artículo, el tema es otro.

Solo hago mención de un discurso más de la ceremonia de los Oscars, el de Leonardo DiCaprio, quien por fin ganó el premio del Mejor Actor por su fuerte actuación en la película “El renacido”. DiCaprio es un conocido activista ecológico, pro-ambiente, y tiene su propia Fundación Leonardo DiCaprio que se dedica a la protección y defensa de la tierra, el eco-sistema y las comunidades indígenas a nivel mundial. En su muy esperado discurso casi finalizando la noche de gala de los Oscars, DiCaprio no dejó de mencionar su pasión por el ambiente. “El 2015 fue el año más caliente de la historia… el cambio climático es real, está pasando en este momento, es la amenaza más urgente contra nuestra especie y tenemos que trabajar de manera colectiva y dejar de aplazarlo”, dijo. Luego, el famoso actor declaró, “Necesitamos apoyar a líderes alrededor del mundo que no hablan en nombre de grandes corporaciones, pero quienes hablan por toda la humanidad, por los pueblos indígenas del mundo y por las miles de millones de personas que son más afectadas, por los hijos de nuestros hijos, y por aquellas personas cuyas voces han sido silenciadas por la política de la codicia”.

Sus palabras invocaron, para mi, la imagen de Hugo Chávez, un líder que nació de la humildad del pueblo, honesto y con compasión y amor por toda la humanidad, quien no le tembló la mano a la hora de enfrentar a los más poderosos y peligrosos intereses a nivel mundial. Un hombre que levantó su voz en apoyo a los pueblos del mundo en contra de la desigualdad, la explotación, el despilfarro, la injusticia social y las guerras injustas, desafiando siempre a las élites y las trasnacionales que buscaban silenciarlo.

El inmenso liderazgo de Chávez en Venezuela abrió el camino a otros grandes defensores de la humanidad y de la Madre Tierra, luchadores contra las injustas políticas del capitalismo que lograron, junto a sus pueblos, transformar a sus naciones con procesos democráticos y justos, como Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador.

Chávez fue un ferviente defensor del planeta y de todos sus habitantes. En su famoso discurso en Copenhagen en la Cumbre del Cambio Climático de las Naciones Unidas en 2009, el líder venezolano hizo eco de las grandes protestas anti-globalización, “No cambiemos el clima ¡Cambiemos el sistema! Y en consecuencia comenzaremos a salvar el planeta. El capitalismo, el modelo de desarrollo destructivo está acabando con la vida, amenaza con acabar definitivamente con la especie humana”.

Chávez tenía claro la real amenaza que representaban los impactos ambientales y la causa de los mismos, “El cambio climático es sin duda el problema ambiental más devastador del presente siglo, inundaciones, sequías, tormentas severas, huracanes, deshielos, ascenso del nivel medio del mar, acidificación de los océanos y olas de calor, todo eso agudiza el impacto de las crisis globales que nos azotan…Hablemos de la causa, no evadamos responsabilidades, no evadamos la profundidad de este problema, la causa sin duda, vuelvo al tema de todo este desastroso panorama es el sistema metabólico destructivo del capital y su modelo encarnado: el capitalismo”.

Cito una última frase de su cargado discurso aquel diciembre del 2009 en el frío de Copenhagen, “Hasta cuándo, nos preguntamos desde Venezuela señor Presidente, señoras, señores, hasta cuándo vamos a permitir tales injusticias y desigualdades; hasta cuándo vamos a tolerar el actual orden económico internacional y los mecanismos de mercado vigente; hasta cuándo vamos a permitir que grandes epidemias como el VIH SIDA arrasen con poblaciones enteras; hasta cuándo vamos a permitir que los hambrientos no puedan alimentarse, ni alimentar a sus propios hijos; hasta cuándo vamos a permitir que sigan muriendo millones de niños por enfermedades curables; hasta cuándo vamos a permitir conflictos armados que masacran a millones de seres humanos inocentes, con el fin de apropiarse los poderosos de los recursos de otros pueblos. Cesen las agresiones y las guerras pedimos los pueblos del mundo a los imperios, a los que pretenden seguir dominando el mundo y explotándonos”.

A que un actor de Hollywood utiliza un minuto ante las cámaras para recordar la importancia de actuar para frenar el cambio climático - lo cual es respetable - no es lo mismo que un mandatario, quien de paso lidera el país con las más grandes reservas del petróleo del planeta, lo denuncia en un foro mundial. Un líder quien además ya había sido víctima de un golpe de estado promovido desde Washington y múltiples otros atentados contra su gobierno y su vida.

No fue solo por su discurso anti-capitalista, anti-imperialista y en pro a la humanidad que Hugo Chávez se convirtió en un blanco de poderosos intereses mundiales. Chávez actuaba para poner en práctica sus palabras, Chávez implementaba sus políticas, hacia realidad su visión. Retomó el control soberano de la industria petrolera de Venezuela, que aunque había sido nacionalizada en 1976 funcionaba como una empresa privada cuando él fue electo en 1998. Nacionalizó importantes empresas y sectores estratégicas que estaban en manos de trasnacionales, como la electricidad, la telefonía, y otros recursos naturales incluyendo las inmensas minas de oro y minerales que estaban siendo explotadas por corporaciones que causaban desastres ambientales y saqueaban la riqueza del país, dejando al pueblo en la pobreza y la miseria.

Las políticas de Chávez mostraban que sí se puede encontrar un balance entre las necesidades sociales y la prosperidad económica. En sus años como presidente creó un gran sistema público para garantizar la salud, la educación, la vivienda, el trabajo y la alimentación, y a la vez, creció la economía, reapareció la clase media y expandió las relaciones internacionales con grandes socios comerciales como China y Rusia que aportaban tecnologías y productos importantes para el desarrollo del país. Venezuela estaba en un buen camino, a pesar de las amenazas permanentes que buscaban socavar y desestabilizar al gobierno, hasta que, de manera muy inesperada, Chávez falleció.

Este 5 de marzo serán tres años desde la muerte de Hugo Chávez y ya Venezuela, y la región, es otra. En Argentina la derecha retomó el poder y el Presidente Mauricio Macri ha pactado con las mismas instituciones financieras internacionales que forzaron su país a la bancarrota hace 15 años. En Bolivia, una sucia campaña de la oposición financiada con millones de dólares de agencias estadounidenses logró impedir la posible reelección de Evo Morales en 2019, aunque las políticas del primer presidente indígena de ese país andino lo han mejorado de manera innegable en todos los ámbitos. En Ecuador, fuertes protestas respaldadas con financiamiento y asesoría externa frenaron la posibilidad de un nuevo mandato del muy popular y exitoso Presidente Rafael Correa. Y en Venezuela, una grave crisis económica, altos niveles de corrupción y descontento social, y una oposición re-potenciada y apoyada desde el exterior, amenazan con destruir la Revolución Bolivariana y el legado de Chávez. Todo lo que intentó lograr Washington durante la gestión de Hugo Chávez, hoy, en su ausencia, se está cumpliendo.

El cáncer de lo cual padeció Chávez fue inusualmente agresivo y sospechoso, y cada día salen más evidencias sobre la clara posibilidad de que Chávez fue asesinado. Solo saber que uno de sus edecanes más cercanos durante años, quien estuvo a solas con él y quien le llevaba su comida, su café, su agua, hoy es un testigo protegido en Estados Unidos. Las acciones ocultas de Leamsy Salazar y su íntima colaboración con las agencias de inteligencia de Washington pronto se darán a conocer.

Cuando Leonardo DiCaprio hizo su sorpresivo llamado para apoyar a los “líderes del mundo” que luchan por la humanidad, líderes que trabajan por sus pueblos y enfrentan las grandes trasnacionales y poderosos intereses, sentí alivio y a la vez tristeza. Por fin alguien con su plataforma masiva, que llega a miles de millones de personas alrededor del mundo de todos los sectores - sin importar su ideología política - jóvenes, adultos, todos. Por fin alguien con ese alcance reconoció la importancia de apoyar públicamente y masivamente a los presidentes que son del pueblo y luchan por el pueblo, líderes como Chávez, Evo, Correa, Maduro. Uno podría preguntarse, ¿porqué no lo dijo antes? ¿Porqué no manifestó su apoyo a esos liderazgos que han sufrido golpes y atentados contra sus gobiernos y sus vidas - acciones promovidas desde su país, Estados Unidos - justamente por sus posturas y acciones que desafían a la élite mundial? Bueno, de igual manera es importante hacerlo ahora. Nunca es tarde para unirse a la lucha por un mundo más justo.

Martin Luther King Jr. declaró una vez, “Un hombre no mide su altura en los momentos de confort, sino en los de dificultad y controversia”. Irónicamente, esa frase también fue citada durante un discurso en los Premios Oscar.

En Estados Unidos, una campaña presidencial en marcha está por definirse entre un loco racista billonario y lacandidata de Wall Street y el Complejo Militar Industrial. En América Latina, de nuevo la agenda neoliberal intenta imponerse sobre la justicia social. Chávez ya no está, lo más probable es que fue asesinado, y ahora intentan asesinar su memoria, su legado. Una memoria que es nuestra, un legado que es de la humanidad. Puede ser que Washington cumplió su objetivo con la desaparición física de Hugo Chávez, pero no hay que entregar el bastón.

En momentos difíciles como estos es cuando hay que estar firmes y unidos, con la cara en alta, luchando para seguir adelante.

Pasión y prejuicio o el drama del béisbol cubano

El último huracán del Caribe.



La edición 58 de la Serie del Caribe, celebrada en República Dominicana, ha dejado una tormenta en la mayor de las Antillas, un huracán de opiniones en torno al deporte nacional, expandido en un epílogo después de finalizado el torneo. Y si discutir de pelota siempre fue aquí una marca de identidad, ahora –en realidad desde hace mucho tiempo– esas polémicas rebasan el ámbito deportivo.

Pocos han quedado sin opinar sobre la derrota del equipo cubano, representado por Ciego de Ávila, sobre la actuación de los peloteros, las estrategias y decisiones del director, y de todos los avatares alrededor de la serie, incluyendo el último suceso: la fuga de los hermanos Gurriel.

Cabría preguntarse si hay algo diferente en la repercusión de esta nueva derrota de un conjunto cubano en lides beisboleras internacionales. La respuesta depende de hacia donde se mire, de quiénes emiten los criterios. En el sector de la prensa especializada el tono se elevó como nunca antes, pero entre los aficionados más conocedores era una jugada cantada, nada de qué alarmarse.

Como es conocido, la Serie del Caribe tuvo su arranque en el estadio del Cerro en 1949, y el club Almendares, de Cuba, obtuvo la primera corona, en disputa con Cervecería Caracas (Venezuela), Indios de Mayagüez (Puerto Rico), y Spur Cola (Panamá). Durante once años, los ganadores de la liga cubana (Cienfuegos, Marianao, Habana, o Almendares) dejaron muy escaso margen de triunfo al resto de los clubes vencedores en sus ligas porque, en ese tiempo, la jerarquía del béisbol cubano fue indiscutible en Centroamérica y El Caribe.

Tal era la pujanza de nuestro béisbol que cuando los Cubans Sugar Kings ganaron la Pequeña Serie Mundial de las Ligas Menores, en octubre de 1959, estaban “a un paso” (según la consigna) de ingresar a las Mayores.

Pero la liga profesional cubana solo sobrevivió un año: en 1961 comenzaron las series nacionales con peloteros amateurs y un gran reto que enfrentar. Como la calidad del béisbol amateur local también era elevada, la transición no fue traumática, la pelota llegó a todas las provincias, y se propició un mayor desarrollo.

En competencias fuera de casa, las selecciones cubanas fueron asentando su dominio, sobre todo a partir de los setenta, y pocos títulos se les escaparon. Solo los conjuntos de Estados Unidos (integrados por peloteros universitarios) les hacían verdadera oposición.

Dos cosas cambiarían ese panorama: la crisis de los noventa y la llegada de los peloteros profesionales a los torneos internacionales: Juegos Olímpicos, campeonatos mundiales, y otros.

La crisis de la economía cubana de los noventa no podía dejar incólume al deporte, desde la base hasta el alto rendimiento. Las carencias materiales comenzaron a abrir una brecha en el mismo. En el béisbol en particular se produjo un hecho lamentable, errático: el retiro masivo de peloteros que aún estaban en plenitud de facultades. Esa fue una herida profunda, que tuvo secuela, y se ha olvidado.

Otra consecuencia de ese panorama de carencias fue el comienzo de una diáspora que no cesa. La constante pérdida de talentos, de los mejores talentos, ha dejado prácticamente desvalidas a las últimas selecciones cubanas.

La diáspora en el deporte no es muy diferente a la de otras disciplinas (del arte, de la literatura, de la ciencia, de la tecnología): tiene una causa fundamentalmente económica (aunque no sea la única). Solo que aquí, desde su inicio temprano, el tema se politizó en extremo, y aunque a estas alturas el proceder ha cambiado bastante, en los predios deportivos no ha sido totalmente desterrado, porque no se modifica, de la noche a la mañana, una práctica de varias décadas que justamente, en ese ámbito, se instrumentó y arraigó con gran fuerza.

La ideologización del deporte no es solo visible en el tratamiento a los atletas de la diáspora, porque forma parte de un discurso que incluye acciones (los abanderamientos, las proclamas) y consignas. Toda esa práctica se revierte en estrés y presión extradeportiva. No entendemos el asombro de los comentaristas al observar ¬–y expresar– la presión con que juegan nuestros peloteros si ellos mismos han contribuido a fomentarla. Los atletas cubanos sienten sobre sí demasiado peso encima. Esa carga adicional, en lugar de inyectarles energía, merma su rendimiento.

La dirección del béisbol en la Isla sabe que tendrá que seguir lidiando con la fuga de atletas, porque, aunque con marcas locales, forma parte de una práctica global: los deportistas de mayor talento son absorbidos por las ligas más poderosas, las de mayor capital. Solo que aquí debieran revertir el enfoque: en lugar de verlo como pérdida, asimilarlo como ganancia de capital simbólico para el deporte nacional, pero también como emisores de capital financiero que igualmente son (o pueden ser). Y en un futuro –cercano o lejano, no se sabe bien, pero ocurrirá– muchos de esos peloteros integrarán la selección nacional.

Lo que está en manos de las instituciones deportivas es potenciar el desarrollo del deporte desde la base, algo que se ha descuidado bastante en el béisbol; aprovechar la sabiduría de muchos exjugadores y técnicos que se han ido olvidando; y repensar la estructura de la serie nacional, porque no hay peloteros para 16 equipos, pero tampoco directores, técnicos y árbitros, ni estadios adecuados en todas las provincias.

A estas alturas la representatividad provincial se ha desteñido bastante y conjuntos como el de Matanzas son multiprovinciales, por tanto habrá que volver al pasado, cuando eran menos conjuntos en la lid, pero sin descuidar el desarrollo de los que aún no están aptos para jugar en ese nivel.

El béisbol, en tanto deporte nacional, se merece un mayor espacio en la programación televisiva, donde enfrenta la competencia desleal del fútbol. La venidera temporada de la MLB debiera cobrar un mayor protagonismo siempre que sea posible. Eso también forma parte del aprendizaje, del desarrollo, y del disfrute. No parece lógico que en un país de béisbol, los ídolos de adolescentes y jóvenes provengan del fútbol.

La sociedad cubana está en un proceso de cambios y el deporte es parte de ese proceso, así como la interrogación ciudadana sobre la naturaleza, justicia y velocidad con que tengan lugar esos cambios. Analizarlos y dialogar sobre ellos, sin apasionamiento y prejuicio, sería lo indicado
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