"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

lunes, 15 de diciembre de 2014

La Fed probablemente será indiferente ante la caída en los precios del petróleo

Por Josh Zumbrun

Mucho ha cambiado en Estados Unidos desde que la Reserva Federal emitió proyecciones económicas por última vez en septiembre. Los precios del petróleo han caído en más de un tercio, el dólar se ha robustecido en 5,3% frente a una canasta de divisas, y alrededor de 800.000 estadounidenses más han encontrado empleos.

Estos avances presentan desafíos entrelazados a medida que la presidenta de la Fed Janet Yellen y sus colegas en el banco central batallan con los cambiantes fundamentos de la economía local y con crecientes temores en el exterior. Yellen realizará una conferencia de prensa el miércoles, después de la reunión de política de la Fed, para hablar sobre el panorama del banco central y los planes hacia 2015.

La caída en los precios del petróleo beneficia al consumidor estadounidense. Sin embargo, los menores precios también están poniendo presión sobre una inflación ya baja, lo que podría potencialmente alejar más al país del objetivo de la Fed de un aumento anual de 2% en los precios a los consumidores.

Si Yellen y sus colegas le ponen mayor énfasis a la inminente caída de la inflación, aplazarán el alza de las tasas de interés, que están previstas para mediados de 2015. Si le ponen mayor atención a la fortaleza económica subyacente, avanzarán según lo planeado, o incluso acelerarán sus medidas.

Las señales hasta ahora indican que la Fed procederá según el plan.

“Los precios en declive de la energía son beneficiosos para nuestra economía”, apuntó el presidente de la Fed de Nueva York William Dudley en un discurso este mes. El vicepresidente de la Fed Stanley Fischer, dijo en un evento reciente de The Wall Street Journal que “si el mercado laboral sigue fortaleciéndose y si vemos algunas señales de que la inflación empieza a aumentar, entonces lo natural es subir la tasa de interés”.

Paul Edelstein, director de economía financiera de IHS Global Insight, pronostica que si el petróleo promedia US$60 el barril el próximo año —aproximadamente su nivel actual— la economía crecería 2,7% y el desempleo cerraría el año en 5,5%, dentro de la gama de cálculos de la Fed para su objetivo a largo plazo.

Pero bajo esta situación hipotética, la inflación promediaría ligeramente por encima de cero el próximo año.

La Fed ha resistido antes las oscilaciones en el mercado petrolero. Los precios se dispararon en 2008 y 2011, impulsando el índice de precios del consumidor a hasta 5,6% en 2008 y 3,9% tres años después. Pero la Fed ignoró los llamados de restringir la política y frenar el auge de los precios.

Un importante imprevisto que podría cambiar la mente de la Fed en esta ocasión no se trata de lo que suceda hoy con la inflación, sino lo que el público prevea que haga en el futuro. En el pasado, la Fed ha puesto gran énfasis en las expectativas cambiantes de la inflación, con la teoría de que si los hogares y las empresas anticipan que la inflación aumentará o caerá sustancialmente, se convertirá en una profecía auto cumplida cuando las personas y los ejecutivos fijen los precios y contratos salariales.

Las medidas del mercado de expectativas de inflación se han tranquilizado. Una media seguida de cerca por la Fed, que monitorea la inflación prevista en cinco años y continuando durante un periodo de cinco años desde esa fecha, ha descendido por debajo de 2% por primera vez desde 2008.

Últimamente, sin embargo, la mayoría de las autoridades de la Fed parecen estar preparadas para pasar por alto este dato, al indicar que las encuestas de los hogares sugieren que las expectativas de la inflación siguen siendo estables.

La respuesta mundial a los bajos precios del petróleo presenta otro reto para Yellen. El resto del mundo, particularmente la atribulada zona euro, podría no gozar los mismos beneficios ya que “el petróleo es más importante para nuestra economía que para Europa”, afirmó Jay Bryson, economista global de Wells Fargo. “Hay mucho más transporte público en Europa que aquí”.

La baja inflación vinculada con los precios en descenso del petróleo podría sumar presión al Banco Central Europeo y el Banco de Japón para intensificar sus políticas de crédito fácil, incluso cuando la Fed avanza hacia la restricción de crédito. Tal divergencia en la política monetaria podría impulsar al dólar a niveles más altos, lo cual pondría trabas a las exportaciones estadounidenses.

Existe un reciente paralelismo histórico. A finales de los 1990, en medio de dificultades económicas en los mercados emergentes, incluyendo Rusia, Tailandia y Corea, los precios del crudo descendieron en más de la mitad, desde más de US$26 a principios de los 1997 a menos de US$11 para finales de 1998. El dólar se fortaleció, las tasas de interés de mantuvieron bajas, y la inflación en EE.UU. permaneció moderada. Al mismo tiempo, el mercado laboral estadounidense se calentó, colocando la tasa de desempleo por debajo de 4% por primera vez desde los 1960.

Es difícil imaginar otro auge como ese en EE.UU. Y vale la pena recordar que la última ronda creó una burbuja de tecnología y en la bolsa de valores, que llevó a más de una década de turbulencia económica de la que EE.UU. se sigue recuperando.

Los tres tipos de orquídeas

Estas increíbles plantas han sido durante mucho tiempo y en cierto modo lo siguen siendo la cumbre del buen jardinero. Difíciles de cultivar generalmente, efímeras y todo un reto que convierte a los jardineros tentados por su belleza en unos insaciables perseguidores de las más extrañas variedades. Y ello cuando hay entre 25000 y 30000 especies más 60000 híbridos es una obra imposible para cualquier jardinero.


Las orquídeas tradicionalmente se dividen en tres grandes grupos, epífitas, terrestres y litófitas o semiterrestres. Es una de tantas divisiones en que podemos agrupar a las distintas especies de orquídeas y se basa en el soporte sobre el que crecen.



Las epífitas son las especies de orquídeas que crecen sobre los árboles. Estas no necesitan de sustrato para crecer pues se alimentan de los detritos acumulados sobre la corteza del árbol y consiguen nutrientes y humedad del aire. Phalanopsis , Dendrobium y Cattleya son géneros de orquídeas epífitas. Arriba podemos ver una Cattleya aurantiaca, una maravillosa orquídea de fácil cultivo y de bellísima floración.


Las orquídeas litófitas o semiterrestres son aquellas que crecen sobre las rocas con musgo o sobre un manto de hojas en descomposición. Suelen ser tropicales y obtienen el agua y los nutrientes con sus fuertes raíces hincadas sobre las rocas. Sus hojas son carnosas y acumulan agua para los periodos de sequía. Dendrobium, Bifrenaries y Maxillarias son algunos de los géneros que cuentan con especies litófitas. En la foto superior una Maxillaria consanguinea.


El tercer grupo está formado por las orquídeas terrestres. Como la mayoría de las plantas crecen con sus raíces bajo tierra de donde obtienen los nutrientes y la humedad que precisan. Las orquídeas terrestres crecen en todo tipo de ambientes y suelos, así que siempre encontraremos alguna especie que se adapte bien a nuestro jardín. Arriba vemos una Spiranthes odorata, una bonita orquídea de unos 45 cm de altura y que en realidad se trata de una planta acuática que puede crecer en terrenos pantanosos. Desprende un agradable aroma, de ahí su nombre.


Bletilla striata es otra bonita orquídea terrestre que se puede encontrar en varios colores, también prefiere los ambientes húmedos y frescos para crecer. Es originaria de Asia oriental y alcanza unos 60 cm de altura en su tallo floral central.


Plectelis radiata es una orquídea terrestre oriunda de los humedales del sudeste asiático. Cada uno de sus tallos florales cuenta entre una y ocho flores.

Fotos: urbangardensweb.com

Científicos de Mayabeque potencian nuevo producto biológico

San José de las Lajas, 15 dic (AIN) Investigadores del Instituto de Ciencia Animal (ICA) trabajan para potenciar los resultados de un producto biológico que fortalece la nutrición y el rendimiento de los animales.

A base de levaduras y de diversos tipos de hongos y bacterias, este suplemento alimenticio, que clasifica como aditivo microbiano, optimiza la digestión de los animales, logrando una mayor absorción de los nutrientes.

Según explicó la doctora Yohandra Marrero, el producto aún se halla en fase de laboratorio y muestra resultados muy alentadores en su aplicación a pequeña escala.

En el caso del ganado vacuno lechero se evidencia un aumento de 0,7 litros en la producción diariamente, mientras en otras especies como pollos de ceba y cerdos, se ha comprobado un notable fortalecimiento del sistema inmunológico, lo que conduce a un menor riesgo de enfermedades, agregó.

Al decir de la investigadora, aditivos nutricionales similares a este aparecen en el mercado internacional a precios muy elevados, por ello su elaboración en el país constituye un ahorro de importaciones pues, además de sustituir productos de este tipo, garantiza la disminución de compras de medicamentos para animales. 

Estas prácticas son el resultado de varios años de investigación de científicos del ICA, aseguró la doctora Yaneisy García, quien resaltó la necesidad del centro de alcanzar un despliegue tecnológico necesario para lograr un producto no solo de reconocimiento en Cuba, sino apto para la competencia internacional.

A este proyecto se suman otros centros como la Universidad Central de las Villas, los institutos Superior Politécnico José Antonio Echeverría y el Cubano de Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar, que participan

El modelo sueco neoliberalizado

Eva Björklund

A la sombra de la revolución bolchevique, el movimiento obrero sueco se propuso la construcción del socialismo en tres pasos: la conquista pacífica de la democracia política (derecho al voto, parlamentarismo), la democracia social (derecho a una vida decente, al empleo, la seguridad social, la educación, la salud y la cultura: «la sociedad de bienestar»), y la democracia económica (propiedad social sobre los medios de producción).

Con el poder parlamentario a partir de los primeros años de la década de los 30, y en coalición con el partido campesino, el Partido Socialdemócrata (SAP) inició la realización de su proyecto. En 1975 había alcanzado muchas metas importantes, pero no el socialismo; las reformas dentro del capitalismo habían llegado a su tope, pero no habían logrado socavar el sistema. Al tiempo que este mostraba signos de crisis, la política socialdemócrata llegaba al principio de su fin: perdió las elecciones en 1976, ganó de nuevo en 1982; pero ya la avalancha del neoliberalismo estaba al doblar la esquina.

En vez de tres etapas para construir el socialismo en el siglo xx, fueron tres etapas de abandono: al principio, las reformas sociales se vieron —además de como reclamos justos para una vida digna— como instrumentos de movilización, concientización y fortalecimiento de la lucha de clases para socavar el capitalismo y construir una sociedad socialista. La política se apoyó más tarde en la ilusión de que se podía construir el socialismo en colaboración con la clase capitalista, sin conflicto ni confrontación (el modelo sueco, el consenso); y después vinieron el abandono de la meta socialista y la adaptación a la idea de un capitalismo de «cara humana» bajo control político: era el fin de la historia del modelo sueco socialdemócrata y el inicio de un nuevo consenso neoliberal.

A finales del siglo XX, las empresas privadas ya habían crecido y fortalecieron el poder del capital. Entonces, el dogma neoliberal pudo empezar a revertir, empobrecer y desvirtuar los logros sociales en Suecia. De vidriera de la sociedad de bienestar, el país mutó hacia un experimento radical del nuevo orden neoliberal. El modelo sueco había sido construido explícitamente como alternativa reformista frente a la URSS, y el desplome del propio modelo soviético terminaría por acelerar también el fin de la alternativa socialdemócrata en Suecia.

De Keynes a Friedman

La sociedad de bienestar y la economía keynesiana fueron marcos referenciales comunes en la mayor parte de los países de Europa occidental después de la Segunda guerra mundial, independientemente de si sus gobiernos eran de derecha, centro o izquierda. La singularidad de Suecia era que, bajo un gobierno socialdemócrata durante más de cuarenta años, alcanzó el estado de bienestar más avanzado dentro de una economía capitalista.

Pero a partir de la última década del siglo comenzó a perder su unicidad, hasta convertirse en una sociedad con crecientes diferencias, marginalización y bienestar diluido. En 1994, ingresó en la Unión Europea. La socialdemocracia en el poder avanzó en la implementación de la agenda neoliberal con recortes y desregulaciones en el sistema de bienestar, mientras la derecha cambiaba de táctica y se aseguraba las elecciones de 2006 como defensora de aquel modelo de sociedad. En aquellos comicios, los socialdemócratas registraron los niveles de popularidad más bajos desde la década de los años 20.

Desde entonces, en Suecia gobierna una derecha que, sin mucha resistencia popular, ha logrado desvirtuar las metas de igualdad y solidaridad que habían caracterizado al «modelo sueco» a mediados de la década de los 70.

El Partido Obrero Socialdemócrata

El Partido Obrero Socialdemócrata (SAP) fue fundado en 1889 por las emergentes organizaciones sindicales, como instrumento político para cambiar la sociedad y construir el socialismo. En 1917, medio año antes de la revolución bolchevique, expulsó a la minoría más radical, núcleo fundador del que sería el Partido Comunista Sueco y, a partir de 1990, el Partido de Izquierda.

El SAP conquistó el poder parlamentario en 1920, y lo mantuvo apenas medio año; dispuso nuevamente de él entre 1924 y 1926. En 1932 se estableció en el gobierno por los próximos cuarenta y cuatro años. Sus primeros tiempos se caracterizaron por el combate a la crisis económica, el desempleo, la precariedad y el hacinamiento.

Durante la Segunda guerra mundial invitó a los partidos burgueses a un gobierno de unidad nacional, neutral ante la confrontación mundial. Pero después de la guerra se levantó una ola de radicalización de la lucha obrera con huelgas y demandas socialistas. Fue el verdadero inicio de la construcción de la sociedad de bienestar.

La socialdemocracia ha tenido su principal respaldo en la clase obrera: primero en la tradicional (industrial, masculina), y después, en la nueva (personal de servicios, de mayoría femenina, tanto en el sector público como en el privado).

Históricamente, el Partido Comunista —ahora de Izquierda— ha tenido un peso limitado en el parlamento: entre 5% y 6%; algunas veces ha llegado a 10%. Como el SAP casi nunca ha podido tener mayoría, ha dependido de los votos de la izquierda, siempre concedidos bajo protesta, para no apoyar a la derecha.

Un pacto histórico entre trabajo y capital

La clase capitalista financiera e industrial sueca ha estado siempre muy centralizada —se hablaba de una docena de familias en el siglo pasado, y hoy son unas cincuenta— y bien organizada. A través de la llamada Asociación Patronal Sueca (SAF), rebautizada en el siglo xxi como Näringslivet (La Vida Económica), había desempeñado un papel político e ideológico más importante que el de los partidos burgueses, hasta lograr el poder en 2006.

El movimiento sindical también ha estado bien organizado. En el siglo pasado, fue único entre los de países capitalistas con más de 80% de afiliación. Perdió unos trescientos mil miembros con las medidas del gobierno de derecha a partir de 2006, que encarecieron la tarifa para el seguro de desempleo y redujeron la retribución. Hoy, 70% de los asalariados son miembros del movimiento sindical, dividido horizontalmente: la más grande es la Central Obrera (LO), que agrupa la clase obrera tradicional-industrial y la nueva de servicios, con 1,8 millones de miembros; la segunda es la Central Funcionaria (TCO), de clase media baja (camisas blancas, funcionarios, técnicos medios, personal administrativo) con 1,6 millones; y, por último, la Central Académica (SACO), de clase media alta, con medio millón de miembros.

La Central Obrera mantiene una alianza estratégica con el SAP, como dos brazos (sindical y político) del mismo movimiento. Su dirección siempre ha ocupado posiciones altas en el Partido. Las otras dos centrales sindicales no son tan definidas, pero su política coincide a menudo con los partidos de centro-derecha.

Fue en los años 30 cuando el movimiento obrero y la Asociación Patronal hallaron las formas de colaboración características del «modelo sueco». En 1938, LO y SAF firmaron un histórico acuerdo en Saltsjöbaden que trazaba reglas para negociaciones, contratos y solución de conflictos como base para una duradera paz laboral: a la Patronal se le garantizaba el derecho de propiedad sobre los medios de producción y el mando irrestricto sobre la organización del trabajo, buenas ganancias y el apoyo estatal para su expansión internacional; a los obreros se les garantizaba el derecho a la organización sindical y a los acuerdos colectivos. Junto a esas garantías, al SAP se le permitía construir el Estado de bienestar, financiado con impuestos a los salarios y a las ganancias de las corporaciones. El «espíritu de Saltsjöbaden» caracterizó toda una época de consenso y colaboración, con el propósito de promover el desarrollo económico.

El capital —entendiendo las ventajas de una clase obrera educada y saludable— aceptó la construcción de la sociedad de bienestar; mientras, el gobierno no amenazaba el dictado de los empresarios sobre la producción. La hegemonía política favorecía al mundo obrero, pero también facilitó el enriquecimiento de las corporaciones suecas.

Durante más de treinta años, los resultados beneficiaron a las dos partes. También las favoreció que Suecia, tras la Segunda guerra mundial y desde una posición privilegiada, pudo cabalgar sobre una larga ola de bonanza económica internacional hasta principios de los años 70.

Formalmente, el pacto duró setenta años —entre 1938 y 2008. Al final del siglo, LO tuvo que aceptar una renegociación con Näringslivet, basada en la adhesión sueca a la Unión Europea, con sus reglas neoliberales y antisindicales; y en 2008, se sintió obligada a adaptarse a la liberalización del mercado de trabajo.

El Estado sueco de bienestar: la socialización de la distribución

Una característica del modelo sueco es la política de bienestar para todos los ciudadanos, financiada con impuestos progresivos —que todos deben pagar, según sus posibilidades— sobre los salarios e ingresos, sobre el consumo material individual (circulación de mercancías), sobre las ganancias de las empresas y sobre la propiedad inmobiliaria —incluyendo las viviendas particulares. Por el carácter universal de los beneficios, sin diferenciación por el poder adquisitivo individual, el modelo sueco es distinto al de otros Estados europeos que dirigen subsidios y derechos a los necesitados, en vez de a toda la población por igual. Se ha dicho que ello ha facilitado la aceptación, por la clase media, de los altos impuestos para financiar servicios sociales, porque también ella se beneficia; se considera que ha funcionado como un adhesivo social y que, por eso, la sociedad de bienestar sueca ha sido más duradera que otras.

El Estado central, provincial y municipal organizaba y administraba las estructuras del bienestar y la seguridad social: la educación, la salud, los círculos infantiles, la infraestructura técnica, el seguro de enfermedad, las pensiones de jubilación, la licencia de maternidad/paternidad, los subsidios a la infancia y a la construcción de viviendas, etc. Este modelo se fue construyendo y ampliando durante las décadas de bonanza económica. Daba la impresión de que se vivía en el mejor de los mundos, de que era posible dominar políticamente —aun sin tener la propiedad de los medios de producción— a las fuerzas del mercado y del capital, y construir una sociedad de bienestar en el capitalismo.

El reformismo socialdemócrata había ganado aceptación y legitimidad por parte del capital y del movimiento obrero. El primero fue atraído por la posibilidad de posponer o evitar la transición al socialismo; el segundo, por la idea de poder lograrla sin confrontación.

Con el éxito, vino una tendencia a minimizar las limitaciones reales de una sociedad de bienestar en el capitalismo y a ignorar, durante décadas de no confrontación, que la fuerza laboral tenía que subordinarse cada día más a la lógica del capital. Se subestimó el efecto de las formas de producción y el mercado capitalista, y no se tuvo en cuenta el conflicto entre las fuerzas antagónicas; el socialismo fue visto como una forma más racional o justa para las relaciones capitalistas y no para su erradicación.

El modelo se basó en una producción material capitalista y una distribución justa y racional de los servicios sociales administrados por el Estado, responsable, además, de financiar y mantener la infraestructura de redes viales y de ferrocarriles, los servicios telefónicos y de electricidad, la vivienda, la radio y la televisión, el sistema de salud, la educación y la seguridad social. Pero la producción de todo lo material fue encargada al mercado y a las empresas privadas. Con esa formidable base de ganancias crecieron las grandes corporaciones suecas hasta fuera de sus fronteras, y se convirtieron en transnacionales importantes como Asea (ABV), Ericsson, SKF y Volvo.

La división entre distribución social y producción privada ha sido más notable en el sector de la vivienda. La construcción en manos de empresas privadas fue fuertemente subsidiada por el Estado para bajar los costos de inversión de las empresas municipales y cooperativas, a través de las cuales se administraba la distribución de las viviendas. El Estado no tenía acceso a la contabilidad de las empresas y, por tanto, no podía analizar el nivel de ganancias ni detener el permanente crecimiento de los costos. Las empresas de construcción se enriquecieron y se lanzaron con éxito a la competencia internacional. Ya en la década de los 70, Suecia tenía el porcentaje más alto del mundo de corporaciones transnacionales en relación con la población. En el siglo xxi, la mayor parte de esas empresas ha sido absorbida por el gran capital internacional, fuera de Suecia, donde también se quedan ahora las ganancias.

La democracia económica y los fondos de los asalariados

En la década de los 60, el modelo fue desafiado desde la izquierda. Por un lado, una juventud radicalizada a raíz de la guerra de Viet Nam; por otro, los obreros, cuya formación en valores de igualdad y solidaridad chocaba ya con las formas autoritarias y que la democracia se quedara fuera de las puertas de los centros laborales y educativos. Desde finales de ese decenio y hasta los 80, estallaron varias huelgas grandes contra el mando dictatorial en los centros de trabajo y las pérdidas en el poder adquisitivo debido al estancamiento del crecimiento económico. Con esta radicalización general del movimiento obrero se actualizaron las ideas socialistas, y se exigió la nacionalización de bancos, farmacias e industrias; democracia económica y laboral, y desconcentración del poder y la propiedad. En términos de la «democracia de las tres etapas», la económica era un asunto pendiente.

Un hecho decisivo fue que el movimiento sindical obrero, empujado por la base, exigiera, primero, una participación en la toma de decisiones en los centros laborales y las empresas y, después, la creación de fondos de asalariados para participar de las ganancias y ejercer cierto poder sobre las empresas, en calidad de copropietarios. El proyecto fue adoptado en el congreso de LO, en la primavera de 1976, y en el del SAP, en 1978, y significó la ruptura del consenso que había reinado entre sindicato y patronato desde los años 30.

Con el proyecto de los fondos, el movimiento sindical fortaleció su papel como el motor ideológico en la alianza con el Partido. Esto no solamente rompió el consenso con el capital, también actualizó una contradicción entre socialistas «funcionales» y «demócratas» dentro del SAP. La idea había sido de los «demócratas» de LO; los «funcionales» querían limitar el espacio y poder del capital, pero dentro del sistema capitalista.

Los dueños del capital se dieron cuenta de la seria amenaza que significaba este proyecto y protestaron por todos medios contra esta ruptura del consenso. Habiendo perdido el control absoluto, tuvieron que recurrir a la masa de los pequeños empresarios, asustarlos con que Suecia se iba a convertir en una dictadura comunista y movilizarlos masivamente por las calles, y a través de su creciente dominación sobre los medios masivos, captar a la opinión pública con esta ofensiva ideológica y política.

En el otoño de 1976, una coalición de centro-derecha ganó las elecciones y pudo formar gobierno por primera vez en cincuenta años. Tuvo que administrar un país en crisis económica; se había aplacado la larga ola del crecimiento económico de la posguerra. Perdió de nuevo en 1982.

Mientras, la idea de los fondos de asalariados se reformuló en manos del SAP y cambió su carácter. El proyecto adoptado por el parlamento en 1983, cuando el SAP había vuelto al poder, ya no tenía ninguna meta socialista o de poder sindical sobre los medios de producción; más bien se había convertido en una forma de ahorro colectivo obligatorio, impuesto a los asalariados con el fin de contribuir, con capital de riesgo, a una producción en manos privadas.

La apuesta por un instrumento de poder sobre el capital fue abandonada y los fondos fueron disueltos por el gobierno de centro-derecha en 1991. La Central Obrera perdió su papel de vanguardia ideológica y mucho de su poder político.

La dirección socialdemócrata ya había abandonado toda idea de cambio de sistema y nunca más ha permitido que se cuestione la propiedad privada sobre el capital accionista. Al contrario, apoyó la privatización de muchas de las grandes empresas estatales de la infraestructura: transporte, electricidad, comunicaciones, etc. y, con el tiempo, de bases tan importantes de la sociedad de bienestar como la educación, la salud y la seguridad social.

Los medios masivos y la democracia liberal

Desde sus orígenes, el movimiento obrero sueco había creado sus propios periódicos y revistas. Después de la Segunda guerra mundial, tenía un matutino y un vespertino nacionales, y un diario en cada una de las principales ciudades. Pero no podía financiar estos espacios con la venta de anuncios, al estilo de la prensa liberal. El Partido Socialdemócrata, o más bien la Central Obrera —la parte rica de la pareja—, tuvo que cubrir el déficit durante mucho tiempo, consciente de la importancia de tener una voz propia en la formación de la opinión pública y en el fortalecimiento de la autoconfianza de la clase obrera como sujeto para sí.

Pero la competencia asimétrica con los medios financiados con anuncios comerciales, poco a poco fue estrangulando aquellos diarios que llevaban la contraria a la política de los anunciantes. Paralelamente, la dirección de LO y de SAP decidieron que no hacía falta mantener una prensa propia. En las décadas de los 80 y los 90 se cerraron o fusionaron casi todos los periódicos socialdemócratas. De ahí que hoy la inmensa mayoría de la prensa escrita, radial y televisiva predique la política neoliberal y la hegemonía estadounidense.

La cúpula de la socialdemocracia sueca se dejó captar por los cantos de sirena del New Labour de Tony Blair y su «tercera vía», y la «renovación de la socialdemocracia» que, entre otras cosas, proclamaba la aceptación del capitalismo, la democracia liberal/parlamentaria y su globalización, como únicas alternativas tras la caída del Muro de Berlín. Pero la opinión pública y el pueblo no estaban todavía de acuerdo. A pesar de que se escuchaba básicamente una sola voz, proclamando que el único camino era el neoliberal, la mayoría de los suecos se resistían a aceptarlo. Las encuestas mostraban que entre 60% y 70% de la ciudadanía quería seguir pagando impuestos para mantener la seguridad social, la educación y la salud como bienes comunes financiados solidariamente.
La separación entre dirección y movimiento

En la década de los 60, los partidos habían conseguido financiamiento estatal, por lo que ya no necesitaban tanto la contribución de sus miembros. Hace cincuenta años, casi la quinta parte de los hombres y una décima parte de las mujeres pertenecía a algún partido —el SAP era el más grande—; hoy militan solo 5% de los hombres y las mujeres, y casi todos tienen cincuenta años o más. Durante la década de los 90, los partidos perdieron treinta mil miembros por año. El Obrero perdió mucho más que los de centro-derecha. Ahora, más de 65% de la población considera que los partidos no cumplen con sus tareas fundamentales y no inspiran confianza. Pero la mayoría de los electores mantuvo su fe en el modelo sueco de la sociedad de bienestar.

Las organizaciones de masa y los movimientos sociales que tanto han caracterizado la sociedad sueca están perdiendo terreno, y los partidos sustituyen sus miembros con consultores de publicidad. Eso sí, se han convertido en organizaciones de hombres y mujeres de poder. La política se ha convertido en profesión y carrera. Con el abandono del trabajo en la base, sustituido por campañas publicitarias al estilo yanqui, el trabajo político cambió de carácter.

En el siglo xxi se ha establecido un nuevo paisaje político. Su élite se mueve entre la publicidad y el partido, tanto en la derecha como en la socialdemocracia, en vías de carrera entrelazadas. El mejor ejemplo es el mismo Per Schlingmann, ministro de Propaganda de la Alianza de Derecha: empezó su carrera como presidente de la juventud derechista, siguió por un buró transnacional de publicidad, y de allí fue reclutado para el Partido en 2006, y para ministro de Propaganda —oficialmente de Comunicación—, en 2010. Su credo es que la política es comunicación y promoción de visiones. Por esta línea, los funcionarios de publicidad del gobierno han aumentado de unos veinte a ciento cuarenta en los últimos quince años. Y el presupuesto para comprar publicidad de empresas externas aumentó en 119 millones de coronas en cuatro años.

Los ministros son reclutados en las grandes empresas de publicidad, y viceversa. Los ministros de la Alianza de Derecha Carl Bildt, Nyamko Sabuni y Anna-Karin Hatt tenían un pasado semejante. Y entre las grandes empresas de publicidad se puede encontrar ahora al ex primer ministro socialdemócrata Göran Persson, y al ex ministro de derecha Anders Björk. En la empresa Springtime trabajaba la nueva ministra de Igualdad de género, y hacia Prime se fue el jefe del Estado mayor del gobierno de derecha. La lista es más larga.

Según el profesor británico de Sociología Colin Crouch, la élite política vive contenida en su propio mundo donde acapara fortunas cada día más grandes. La política y los políticos están dando vuelta atrás al juego de fuerzas que dominaba antes del nacimiento de la democracia de masas. Crouch llama «posdemocracia» a este fenómeno.[1]

La Unión Europea: el sello neoliberal de la política

El congreso del SAP en 1990 decidió, por gran mayoría, que Suecia no debería entrar en la Unión Europea (UE) porque su base neoliberal era incompatible con la sociedad de bienestar y los derechos laborales conquistados por el país. Medio año después, el primer ministro, presidente del Partido, firmó la solicitud formal del Reino de Suecia de entrar como miembro en la Unión. En el otoño siguiente, el SAP perdió las elecciones y se instaló un nuevo gobierno de centro-derecha con el apoyo parlamentario del primer partido sueco basado en la xenofobia.

Cuatro años después, con mucho dinero y fuertes amenazas, la cúpula socialdemócrata estableció una alianza con todos los partidos burgueses en el poder para lograr, en un plebiscito, un débil 51% a favor de la afiliación de Suecia a la UE. Perdió en el referendo de 2002 sobre la afiliación a la Unión Económica y Monetaria, a pesar de la misma asimetría brutal en el financiamiento de las campañas y en el acceso a los medios masivos. El resultado de la política neoliberal se estaba notando ya en todos los campos, con costos más altos y servicios más huecos.

Y cuando se trató de ratificar la nueva Constitución de la UE (ahora llamada «Convención» para pretender ser menos fuerte), los partidos burgueses y la socialdemocracia estaban decididos a no permitir el referendo, que temían perder. La opinión pública estaba claramente en contra y exigió un referendo, entre otras cosas porque la Constitución de la UE limitaría los derechos de lucha de los sindicatos y obligaría a Suecia abandonar lo que le quedaba del sector público.

Suecia era todavía una democracia liberal. La UE ni siquiera cumple con estos requisitos, por muy pluripartidista que sea.

Los primeros pasos neoliberales de gobierno

El retroceso del modelo sueco había comenzado suavemente con el gobierno burgués entre 1976 y 1982, continuó durante el gobierno del SAP (1982-1991), adelantó rápidamente durante el gobierno burgués (1991-1994) y siguió, a un ritmo más lento, durante el gobierno socialdemócrata (1994 -2006).

Cuando el SAP retomó el poder en 1982, cambió la política financiera e impositiva vigente por una de manipulación de las tasas de cambio para estimular las exportaciones y crear empleo en el país. Comenzó con una devaluación récord y, con ello, una reducción indirecta pero notable de los salarios, lo que amplió las brechas económicas. Así el nivel de empleo podía mantenerse sin necesidad de retar al capital.

Las ideas neoliberales se materializaron después con la desregulación del mercado bancario/financiero en 1985. Para amortiguar el creciente déficit en las finanzas del Estado, el sector público tenía que encogerse.

Aunque no lo sabían, la primera «reforma» lograda en un nuevo consenso neoliberal tocaba al sistema de pensiones por jubilación según el mismo principio que impuso Augusto Pinochet en Chile. Hasta entonces, las contribuciones a las pensiones venían de los impuestos pagados por las empresas en relación con sus empleados. El acuerdo que el gobierno del SAP hizo con los partidos en 1989 —salvo con el comunista, que se opuso— significaba pasar esos fondos al capital financiero según la opción que hiciera cada asalariado en cuanto a consorcios de la bolsa de acciones donde invertir su parte. Se consideraba un derecho y una libertad de cada cual especular con sus pensiones. Fue una inyección enorme a la bolsa financiera y, con el tiempo, una disminución sensible de las pensiones; una estafa colosal que terminaría llevando a una cantidad considerable de jubilados al nivel de pobreza.

Este cambio de hegemonía ideológica expresa un cambio en el balance de poder entre capital y trabajo, y una ofensiva fuerte por la Patronal. Su actuación se produjo en el marco de una estrategia internacional para expandir el capital a terrenos antes cerrados, tanto de Europa —los países del este y los sectores públicos del oeste— como de algunos países del Tercer mundo donde pervivían «conquistas» de posguerra.

Sellado el acuerdo de pensiones, la derecha ganó en las elecciones de 1991.
La crisis económica


Poco después de la victoria electoral de la derecha en el otoño de 1990, llegó la crisis económica más profunda del país en medio siglo. Ya el gobierno anterior, socialdemócrata, había abrazado la llamada política de norma, al priorizar la reducción de la inflación por encima del empleo e introducir la política monetaria, que fijaba la tasa de cambio de la corona al tiempo que soltaba el control de las transacciones financieras internacionales. Junto al fuerte endeudamiento inmobiliario de finales de los 80, ello llevó a una crisis bancaria dramática entre 1991 y 1992. El desempleo aumentó de 1,7% en 1990 a 8,2% en 1994. Pero el gobierno salvó los grandes consorcios bancarios, al borde de la bancarrota, con créditos estatales que costaron miles de millones de dólares a los ciudadanos, que lo financiaban con sus impuestos.

El gobierno inició una serie de recortes fuertes en el sector público (trabajo social, escuelas, atención médica, a los ancianos etc.) y mandó a cientos de miles de trabajadores —sobre todo mujeres— a la cesantía. Introdujo grandes «reformas»: abrió la salud, la escuela y los círculos infantiles a empresas privadas, sin restricciones en cuanto a retorno de ganancias sobre la financiación pública. Según explicó, entregaba así a los ciudadanos la libertad de elegir dónde satisfacer sus necesidades de atención médica, educación y cuidado de niños y ancianos.

Un partido obrero neoliberalizado

A pesar de un desempleo extremadamente alto en relación con lo tradicional en Suecia, el SAP no dio prioridad a este problema cuando volvió al gobierno en 1994. No hizo lo que había prometido y sus electores esperaban: recuperar la sociedad de bienestar. Se mantuvo firme en la llamada política de norma (balance presupuestario, reprimir la inflación, política monetaria), fortalecida con la entrada a la Unión Europea. Pero sí logró avances importantes en asuntos como la emancipación de la mujer y la igualdad de género, los derechos de preferencia sexual, los de las personas discapacitadas, etc. También hizo varios intentos idealistas para contrarrestar la creciente marginalización de los suburbios, la xenofobia y el racismo.

Sin embargo, no rompió con medidas neoliberales como la privatización del sector público. Implementó también en ese sector la doctrina reaganiana del new public management, que se puede resumir en dos tesis: los hospitales, policlínicos, escuelas y cualquier servicio público pudieran ser aún más eficientes si adoptaran el sistema de emprendedores en un mercado donde las autoridades estatales comprarían los productos de los más capaces; y la libertad de los ciudadanos para elegir hospitales, policlínicos y escuelas aumentaría la eficiencia y bajaría los costos. Esto ha revolucionado tanto al sistema, que hoy están en crisis todos los componentes de lo que fuera el sector público sueco: una contrarrevolución solapada.[2]

El desempleo bajó un poco, pero se mantuvo alto con una tasa de entre 6% y 7% en el año electoral 2006. Había un gran descontento, lo suficiente para que también parte de los que siempre habían votado por la socialdemocracia se dejaran llevar por el Nuevo Partido Obrero, como se presentaba la derecha. Ganó bajo ese manto, con la promesa de eliminar el desempleo masivo y la marginalización, y de no tocar algunas sagradas conquistas laborales como los acuerdos colectivos y ciertos aspectos de la seguridad de empleo.

Las elecciones de 2006: ¿cómo pudo ganar la Alianza de centro-derecha?

El partido tradicional burgués (Moderata), después de una enorme derrota en las elecciones de 2002, se dio cuenta de que nunca llegaría al poder si continuaba propagando abiertamente su política de derecha. Una mayoría abrumadora de la población se oponía al desmontaje del Estado de bienestar y del derecho laboral, a pesar de la preferencia masiva que los medios de comunicación daban al consumismo, al mercado y al desprecio hacia la política.

Cuando Fredrik Reinfeldt fue elegido presidente del Partido Moderata, varios comentarios a su discurso se refrían a que con él se ensayaba la receta del conservatismo compasivo. Y como Bush, Reinfeldt decía que tomaría el partido de «la gente común» frente a la élite; que «los moderatas nuevos» eran también el nuevo partido obrero con la meta tradicional del movimiento: la «línea de trabajo» para todos, ya que el Partido Socialdemócrata no había podido erradicar el desempleo masivo en cuatro años.

Y de haber hablado siempre mal de Suecia como un país «casi soviético», los moderatas pasaron al eslogan «Amamos a Suecia». Esto los llevó a su mejor resultado electoral desde los años 30, y aunque tres partidos pequeños de la Alianza perdieron votos, ganaron el acceso al gobierno. El gran misterio es por qué los socialdemócratas no tomaron esto en serio y no reaccionaron cuando la derecha les robó el tema del desempleo y la exclusión, haciéndose pasar por los que se preocupaban en serio por el descontento de la gente. La Alianza consiguió 48%, y la socialdemocracia, con sus partidos de apoyo —Izquierda y Ambientalista—, 46% de los votos.

No fue la clase obrera en primer lugar —es decir, los afiliados a la Central Obrera— la que abandonó al SAP, sino una parte de la clase media, por la que tanto se habían esforzado los socialdemócratas, la que votó para mostrar, sobre todo, su descontento con el presidente del Partido, Göran Persson, a quien los medios masivos habían logrado difamar. SAP también perdió un pequeño grupo de obreros jóvenes en pequeñas ciudades, los cuales votaron por el partido xenófobo Sverigedemokraterna (Demócratas Suecos).

Resultado: la abuelita muestra sus dientes

Los días que siguieron a las elecciones, la incógnita era si la Alianza se apresuraría en dar el golpe de gracia al sistema, o si se lo tomaría con calma, apuntando a ganar las elecciones de 2010. Hubo respuesta cuando el gobierno y el presupuesto fueron presentados. Era una política de derecha, clásica y radical: elevación drástica de las tarifas del seguro de desempleo y de tráfico; eliminación del derecho a la deducción de impuestos por la cotización sindical y de los subsidios para la construcción de viviendas; recortes a las reposiciones a los desempleados, a las retribuciones por seguros de maternidad y paternidad, y al seguro por enfermedad (en dinero y tiempo); reducción del impuesto sobre la riqueza privada y la casa propia (50%) y sobre el ingreso; subsidios al empleo de sirvientas en las casas de la burguesía; venta de empresas estatales por unos siete mil millones de coronas anuales; cierre del Instituto Nacional del Trabajo, del Instituto Nacional para la Protección de Animales, de la Dirección Nacional de Integración; disminución de la cotización patronal, etcétera.

Era un presupuesto de lucha de clases, de castigo a los desempleados —que aumentaron por los recortes de los presupuestos para salud y educación— y a los enfermos. Una declaración de guerra contra el movimiento sindical, una política de privatizaciones masivas para robarle al pueblo la propiedad común; una política de más dinero para los ricos, de abrir nuevos mercados para las empresas privadas de seguros y de una escalada en la contaminación del medio ambiente.[3]

No fue el «discreto encanto de la burguesía» el que caracterizó la formación del nuevo gobierno, sino los evasores de impuestos y tarifas, la clase alta que estafa a sus sirvientas negándoles el seguro social y haciendo que otros paguen sus pensiones, escuelas, visitas al hospital y el mantenimiento de las carreteras por la cuales avanzan. Así empezaron y han seguido con una ola masiva y acelerada de privatizaciones de la salud, la educación y las empresas municipales de la vivienda. Esto ha significado una escalada de la segregación urbana, con gentrificación de los barrios centrales y atractivos, y división entre escuelas de calidad alta y baja. Vendieron a precios de liquidación hospitales y clínicas a empresas privadas que los mantuvieron funcionando con los ingresos del seguro de salud. El desempleo subió a 8%.[4]

En vísperas de las elecciones de 2010, el Partido Socialdemócrata vio un aumento de apoyo en las encuestas, que daban un balance de 55-45 a favor de la oposición en su conjunto: el SAP (44%), sin presentar realmente ninguna alternativa a la política de gobierno; y la izquierda y los ambientalistas, con 5% cada uno. Pero por mal manejo político y con una campaña mediática en su contra, perdieron de nuevo. La Alianza ganó con su consigna «Suecia, el país de avanzada» y en su congreso de 2011 adoptó un nuevo programa que proclamaba: «Tomando responsabilidad por toda Suecia. Trabajo, bienestar y protección».

Un modelo y un partido «renovado»

El nuevo programa de los moderatas fue presentado en 2011, asumiendo todas sus palabras de valores socialdemócratas: un partido que representa el interés común, con las metas de empleo pleno, fuerte cohesión social y solidaridad internacional. No importa que eso contradiga «el individualismo» (el cuento y la emoción son lo que vale):

Gracias a su franqueza, individualismo y economía de mercado, Suecia se ha convertido en uno de los mejores países del mundo. Con el bienestar que viene con la libertad hemos podido aumentar la seguridad y con la educación, la salud y el cuidado social/humano [hemos] podido crear una de las sociedades más cohesionadas del mundo […] Los moderatas queremos seguir construyendo sobre los valores que muchos reconocen como típicamente suecos.[5]

Según esta propaganda, el consenso y el bien común son la base para todo su proyecto. El ministro de Propaganda afirma que Suecia nunca ha sido socialdemócrata y que

muchos conceptos que se asocian con Suecia, el modelo sueco, las reformas de bienestar y crecimiento económico, son valores suecos que los socialdemócratas representaban en el tiempo de posguerra y que muchos se dan cuenta que nosotros representamos ahora. Cuando leí el libro de Trägårdh/Berggren me di cuenta de que ofrecieron un pedazo muy importante del rompecabezas sueco.[6]

En 2006, la derecha había robado de la socialdemocracia su «línea de trabajo», un tesoro viejo, y ahora se apoderaba también, abiertamente, del Estado de bienestar.

El genio salió de la botella

La razón de ser del Estado de bienestar era que podía hacer el futuro más previsible, y las fallas, menos fatales. El poder del capital fue empotrado en la sociedad con reglas, organizaciones sindicales y una cultura de consenso. Pero con la globalización del capital, el genio salió de la botella, y tanto la política como los sindicatos quedaron fuera del poder.

La desigualdad estalló, pero los problemas fueron individualizados. Cada quien era responsable de ser apto a emplearse, ahorrar un sueldo anual en el banco y hacer ejercicios para trabajar hasta la vejez.


[1]. Véase Colin Crouch, Postdemokrati, Daidalos, Suecia, 2011.

[2]. Véase Eva Björklund, «La (contra) revolución en el sector público», Dagens Nyheter, 22 de junio de 2013.

[3]. Véase Anne-Marie Lindgren, «La ola de privatizaciones», Tiden, 3 de abril de 2013.

[4]. Véase Eva Björklund, «En el país menos desigual: Las diferencias han aumentado más rápido», Informe OECD, 15 de mayo de 2013.

[5]. Claes Lönegard, «Propagandaministers Plan», Fokus, 21 de febrero de 2011.

[6]. Véase Per Svensson, «Striden om den Nordiska Modellen», Magasinet Arena, 14 de febrero de 2013, disponible enwww.dagensarena.se/magasinetarena/historicatarna-striden-om-den-nordiska....

Y váyase la USAID...

Por Silvio Rodriguez

Las revelaciones de AP sobre el insistente programa de la USAID contra Cuba están llenas de anécdotas, pero sobre todo dejan una clara enseñanza de manipulación e injerencia. También abren incógnitas. Pero la vida enseña que todo no se puede saber en un día.

En la entrevista con la AP le comenté a los periodistas que las operaciones encubiertas eran una práctica demasiado antigua para que desaparecieran. Lo dije recordando que el finlandés Mika Waltari, en una de mis novelas favoritas, contaba que en la era de los faraones el médico Sinuhé fue enviado, si mal no recuerdo, a Siria, para indagar sobre los jefes de aquel país, sus armas y las características de sus carros de guerra. Como fue una lectura de adolescencia, no me extrañó lo que después contaron Graham Greene y John Le Carré. También por eso reí cuando supe que “servicios especiales” habían pinchado el teléfono de Angela Merkel, quien seguramente protestó por política y no porque le sorprendiera.

Es una verdad histórica que cada parte cuenta lo que cree, como también que se suele contar hasta donde conviene. El mundo es tan alucinante que puede haber hasta quien cuente por dinero. Pero existe un mito absurdo sobre eso, porque más determinante que el dinero es lo que se piensa.

Las truculencias reveladas por la AP parecen haber comenzado entre 4 y 6 años atrás, con el Concierto por La Paz organizado por Juanes en La Habana. De aquello recuerdo el impulso que en todo momento tratábamos de darle Amaury Pérez y yo, pensando en lo bueno que sería para la causa de Cuba, a pesar de que algunos parecían tomar más en cuenta las intenciones enemigas. A la luz de estas revelaciones pudiera parecer que los más desconfiados tenían la razón y que los que defendíamos el concierto éramos ingenuos… Pero lo cierto es que estábamos convencidos de que, fueran cuales fueran los manejos foráneos, el pueblo cubano iba a dar la respuesta de altura y solidez que dio.

La forma injusta de algunos titulares sobre los raperos manipulados por la USAID me remontaron a mi mismo, hace muchos años. Volví hasta la primera vez que supe que mi nombre había sido pronunciado por Fidel. Esto ocurrió unos días antes del Congreso de Educación y Cultura de 1968, en unas reuniones de alto nivel que fueron conocidas como “el congresillo”. Participaron altos dirigentes de la Dirección Revolucionaria, del Consejo Nacional de Cultura, el ICAIC, Casa de las Américas, la UJC, el PCC y otros organismos. También estuvo presente el por entonces director del Archivo Nacional de Cuba y del Instituto de Historia, Julio Le Riverend, a quien tuve el honor de conocer.

En aquellas citas se discutieron diferencias entre organismos culturales y se trató de unificar criterios, de cara al Congreso que venía. Entre los muchos asuntos tratados estuvo mi "caso”. Fue entonces cuando Fidel reprobó que se me hubiera marginado del medio donde trabajaba. Al menos dos personas de las presentes me contaron exactamente lo mismo, a varios años de distancia. El argumento del Jefe de la Revolución era que si un creador merecía ser sancionado, el correctivo no debía separarlo de su razón de ser.

No dudo de que a partir de aquel pronunciamiento empezara a germinar, en Haydeé Santamaría y en Alfredo Guevara, la idea que un año más tarde se convirtió en Grupo de Experimentación Sonora.

Pienso que a lo mejor este recuerdo explica por qué ante una calificación o sanción desmedida he saltado en defensa de un artista. ¿En nombre de qué se puede privar a un creador de su razón de ser? ¿Qué tipo de falta puede hacer que un artista merezca tal mutilación? Y asimismo: ¿Merece ser automáticamente desacreditado el que no piense como uno?

Tanto Aldo, amigo de mi hijo, como Silvio Liam, que cree en mi como yo en él, son espíritus rebeldes, sin posesiones materiales. Salieron de Cuba, como decimos aquí, “con una mano alante y la otra atrás”: ricos apenas de sus sueños, arropados por aplausos de muchachos más bien incomprendidos, a menudo abusados, hijos de desamparos e intemperies.

Ellos saben que en muchas cosas no pienso como ellos, aunque me empeñe en defender su derecho a pensar y a cantar como escojan. Como padre, y también como artista, espero que aprendan de lo que les sucede y que les aproveche, muy convencido de que “ser culto es el único modo de ser libre”.

Y váyase la USAID para el carajo.

Entregarán cuarto buque carguero construido en Cuba para Venezuela

SANTIAGO DE CUBA.—Fruto de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP), como un homenaje al Comandante Hugo Chávez ha sido concebida la entrega del último de los cuatro buques cargueros, que enmarcados en el Convenio de Colaboración Cuba-Venezuela, fuese construido en el Astillero DAMEX, de esta ciudad.

La moderna embarcación multipropósito, que llevará por nombre AB “Los Monjes” (T-94), en consideración al espacio marítimo inscripto en la gloriosa historia de la patria del libertador Simón Bolívar, será entregada oficialmente en ceremonia prevista para este lunes a las autoridades de la Armada Bolivariana, de esa hermana nación.

Dicha fuerza naval, tendrá a su cargo la operación del barco al servicio del comercio internacional y en apoyo de acciones humanitarias, como fue la del primero (“Los Frailes” T-91)en el traslado de más de 300 toneladas de ayuda, para resarcir las afectaciones del huracán Sandy en el oriente cubano.

Nilson Hung González, jefe económico de DAMEX, informó que con 57,27 metros de eslora (largo), y 12 de manga (ancho), la barcaza (totalmente de acero) posee una capacidad de carga ascendente a 740 toneladas, y podrá alcanzar una velocidad máxima de 11 nudos, con sus dos máquinas de 700 Hp de potencia cada una.

En su proa está dotada de una rampa, para la carga y descarga rápida de mercancías rodantes (automóviles-máquinas pesadas) en cubierta, donde igualmente puede transportar 42 contenedores, junto a cargas generales en bodega. A su vez cuenta con tanques para 220 metros cúbicos de combustibles y 197 metros cúbicos de agua fresca.

Equipada con modernos sistemas de navegación y comunicación satelital, así como de todas las condiciones técnicas, regulaciones y normas internacionales de seguridad para la navegación y la conservación de la vida humana en el mar, se trata de una embarcación ideal para la transportación en el área del Caribe.

Acorde con los convenios de cooperación Cuba-Venezuela, actualmente se construye en el Astillero DAMEX el segundo barco de patrullaje costero destinado a la Armada Bolivariana, y siguiendo el espíritu del ALBA-TCP, la isla ha expresado la disposición de ejecutar igualmente embarcaciones para otros países de esta alianza.

NY Times: La economía de Cuba en una encrucijada

By Comité Editorial , NY Times

En julio de 2007, cuando Raúl Castro estaba al mando del país mientras su hermano recibía atención médica, el presidente interino emitió una crítica asombrosa de la economía cubana al describir las ineficiencias de la industria láctea. Su descripción del oneroso y costoso mecanismo para llevar la leche de las vacas hasta la mesa familiar era una historia ya conocida para los cubanos, quienes han sido sometidos por décadas a una economía centralizada, que se encuentra entre las más disfuncionales y anómalas del mundo. Pronto se hizo evidente que la inesperada franqueza de Castro ese día representaba el inicio de una era de transformación para la economía de la isla.

Luego de que Fidel Castro cediera el poder a su hermano en 2008, el Gobierno cubano inició una serie de reformas que han permitido que sus ciudadanos comiencen a crear formas de sustento que no están completamente sujetas al control del Estado. El ritmo ha sido vacilante, con mucho retroceso propiciado por la antigua guardia del Gobierno, que considera una mayor liberalización de la economía como un repudio del sistema socialista que Fidel Castro hizo sacrosanto.

El inminente final de la era de los Castro —Raúl Castro, de 83 años, ha dicho que dejará el cargo en 2018— coincide con un intenso debate sobre el futuro de la economía del país.

Hasta ahora, la administración Obama ha observado las reformas con escepticismo. La Casa Blanca ha flexibilizado las restricciones de viaje a la isla y de remesas, pero ha hecho relativamente poco para empezar a levantar la red de sanciones que Estados Unidos ha impuesto a Cuba durante décadas.

El presidente Obama podría ayudar a expandir el papel de la pequeña pero creciente clase empresarial al flexibilizar sanciones mediante pasos que puede tomar unilateralmente la rama ejecutiva. También puede colaborar con el creciente número de legisladores que apoyan la expansión de relaciones comerciales con Cuba. La Casa Blanca podría iniciar el proceso eliminando a Cuba de la lista del Departamento de Estado de países que respaldan a organizaciones terroristas. También es posible ampliar los mecanismos mediante los cuales los estadounidenses pueden proveer capital a las empresas independientes.

Hacer eso empoderaría a los cubanoamericanos que desean desempeñar un papel más robusto en la transformación económica de la isla. Además, gradualmente, disminuiría la habilidad del Gobierno cubano de culpar a Washington por las deficiencias de una economía que está fallando a sus ciudadanos, principalmente como resultado de las políticas estatales.

Antes de que Fidel Castro asumiera el poder en 1959, la economía de Cuba estaba dominada por su relación con Estados Unidos, entonces el más importante importador del principal producto cubano, azúcar. Los turistas estadounidenses viajaban a la isla por montones, atraídos por su proximidad, clima tropical y deleitante vida nocturna.

Luego del derrocamiento de Fulgencio Batista, un líder autoritario que había protegido los intereses comerciales estadounidenses, el Gobierno de Fidel Castro afianzó el control sobre, prácticamente, todo segmento de la economía. Decomisó tierra y propiedades de empresas estadounidenses y prometió garantizar vivienda, atención médica y educación a todos los ciudadanos. El sistema comunista generó una economía retrógrada y lánguida, respaldada ampliamente por Moscú. Pero luego del colapso de la Unión Soviética en 1991, la economía cubana se desplomó.
 
Los cubanos llaman de manera eufemística a la austera privación de los años 90 el “periodo especial”, una época en que el Gobierno cubano fue forzado a permitir cierta inversión extranjera y autorizar, de manera limitada, el empleo por cuenta propia. En 1999, la Habana encontró un nuevo benefactor en el recién elegido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, cuyo apoyo hizo posible que las autoridades cubanas apretaran el control estatal de la economía.

Pero en los últimos dos años, Venezuela, que provee petróleo ampliamente subvencionado a Cuba a cambio de servicios médicos, lidia con una crisis política y económica que empeora, y que podría forzar la eliminación de subvenciones a La Habana.

La precariedad de esa relación le ha dado más urgencia al debate sobre cuán rápido el Gobierno cubano necesita implementar las reformas que respaldó Raúl Castro. Los líderes de la antigua guardia advierten que una economía de mercado liberalizada podría convertir a Cuba en una sociedad menos igualitaria y proveería una apertura a que Estados Unidos desestabilice al gobierno mediante una inundación de inversión privada. Los reformistas, incluidos algunos de los economistas más respetados del país, argumentan que el estado actual de la economía es insostenible.

La realidad es que los logros en la previsión social de la isla no pueden sustentarse si se mantienen las tendencias económicas y demográficas actuales. Cuba, Argentina y Chile son los únicos países de Latinoamérica y el Caribe actualmente clasificados en el rango superior del Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, una medición del nivel educativo, expectativa de vida, entre otros indicadores, de un país.

El salario promedio en Cuba, en la actualidad, equivale a aproximadamente el 28% del valor adquisitivo antes del colapso de la Unión Soviética, según el Centro de Estudios de la Economía Cubana, una entidad estatal adscrita a la Universidad de la Habana. La devaluación ha causado hurtos descontrolados en los centros laborales. También ha incentivado a miles de profesionales cubanos que han emigrado a Estados Unidos y Latinoamérica en los últimos años en busca de una vida mejor. La tasa de natalidad del país ha descendido, a la vez que los ciudadanos en edad avanzada viven más tiempo.

El sector agrícola sigue obstaculizado por tecnología desactualizada y políticas bizantinas. Una ley para atraer inversión extranjera que la Asamblea Nacional de Cuba aprobó en marzo, aún no produce un solo acuerdo. Y, para aumentar los desafíos, el Gobierno cubano ha prometido eliminar próximamente su sistema de doble divisa, un proceso que podría generar inflación. El sistema dual, que incluye un peso ajustado al dólar, se estableció en los años 90, cuando se abrió el turismo.

A pesar del estancamiento económico, hay que destacar el crecimiento de una nueva clase de empleados del sector privado, actualmente casi 500,000. Aunque no es una cifra enorme en una nación de 11 millones de habitantes, constituye una clase sorprendentemente ingeniosa en un país donde administrar un restaurante privado exige adquirir prácticamente todos los ingredientes en el mercado negro. Un producto tan básico como la papa tiene que adquirirse como contrabando en Cuba.
 
Muchos de los que han establecido negocios, tales como posadas, son cubanos que regresaron con ahorros obtenidos en el extranjero y aquellos con parientes que aportaron el capital inicial. Todos luchan con la burocracia ante la imposibilidad de importar legalmente productos tan básicos como colchones y almohadas. Traer artículos de Estados Unidos es costoso y complicado, como consecuencia de las sanciones estadounidenses.

Las autoridades cubanas parecen tener una actitud inconstante respecto al creciente sector privado. Aunque dan la bienvenida al empleo y a la ganancia tributaria que genera, los burócratas están poniéndoles trabas a los negocios particularmente exitosos, y obligando algunos a convertirse en cooperativas administradas conjuntamente con el Estado. El mensaje parece ser: queremos prosperidad pero no personas más prósperas que otras.

Washington podría empoderar el campo reformista al facilitar que los empresarios cubanos obtengan financiamiento externo y formación empresarial. Es poco probable que esa estrategia sea exitosa, a menos que Estados Unidos abandone su política de cambio de régimen. A pesar de que la transformación económica de Cuba está avanzando lentamente, bien podría conducir a una sociedad más abierta. Por ahora, el continuo antagonismo proveniente de Washington solo está ayudando a la antigua guardia.

Ex agente doble: "La USAID financia a grupos musicales para provocar a la Policía de Cuba"

Ex agentes dobles de Cuba y EE.UU. que tuvieron contacto con el grupo musical cubano Los Aldeanos cuentan en exclusiva a RT cómo era la relación de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) con sus patrocinados.

El grupo de 'hip-hop' llamado 'Los Aldeanos' se ha postulado desde sus inicios como opositor al Gobierno de Cuba, pero no ha sido hasta la publicación de los documentos secretos filtrados por la agencia AP que se ha sabido que las letras de sus canciones provenían de la financiación de la USAID y no solo "del corazón", como afirman los propios artistas.

Raul Capote, ex agente doble entre Cuba y EE.UU. que trabajó junto con estos raperos, ha confirmado que la institución estadounidense había elegido a este grupo y a otros artistas locales para financiarlos, en algunas ocasiones sin que los músicos lo supieran, con el fin de incitar movimientos sociales antigubernamentales que provocasen la respuesta de la Policía cubana.

"Utilizan a estos jóvenes, los promueven, les entregan premios, les hacen giras internacionales, los convierten en grandes artistas reconocidos y escritores importantes para el mundo", afirma Frank Vazquez, ex doble agente entre Cuba y EE.UU. y promotor musical.

Asimismo, la USAID contrató a un agente serbio llamado Rajko Bozic para coordinar laOperación Hip-hop en Cuba inspirándose en los conciertos de protesta del movimiento estudiantil que ayudó a derrocar al expresidente serbio en el año 2000. Acerca de este contratista, el exagente Capote asegura que "tiene una vasta experiencia y no solo con lo que pasó en Yugoslavia (…), estuvo en Líbano, estuvo en Túnez y estuvo en Ucrania".

Conducta se lleva Coral a la mejor cinta en Festival de La Habana

La Habana, 15 dic (AIN) Conducta, un retrato intimista y lúcido de la sociedad cubana, se llevó el codiciado Coral al Mejor Largometraje de Ficción en el XXXVI Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, que concluyó este domingo con una ceremonia en la capitalina sala Charles Chaplin.

Ernesto Daranas, realizador de la cinta - propuesta de la Isla para los prestigiosos premios Oscar y Goya- recogió también el lauro Signis, de la Asociación Católica Mundial para la Comunicación.

Armando Valdés, quien interpreta a Chala, el protagonista de este filme, fue galardonado con el Coral a la Mejor Actuación Masculina, convirtiéndose así en uno de los más jóvenes ganadores de este apartado en los más de 30 años de historia del evento. 

Conducta ha sido una de las películas que mayor revuelo ha causado en esta edición 36 de la cita, entre otras cosas por acaparar con una mención y cinco lauros colaterales en el certamen.

Otros cubanos que también celebraron esta noche estuvieron Marilyn Solaya por el Premio de la Popularidad otorgado por el público a su filme Vestido de Novia, -recibido de manos de la estrella hollywoodense Matt Dillon- y una mención en Ópera Prima.

Extrañamos oír su nombre en los demás apartados, pero al menos Fernando Pérez se fue a casa con una mención Signis, mientras que Carlos Lechuga mereció el Coral en Guion Inédito por Santa y Delfín, y Ernesto Padrón, logró con Meñique la corona al Mejor Largo Animado.

Tierra en la lengua, cinta del colombiano Rubén Mendoza fue reconocida con el Premio Especial del Jurado de Ficción, y el aclamado director argentino Damián Szifrón se llevó las palmas en su especialidad por Relatos Salvajes, Coral además a la Mejor Edición. 

A la veterana actriz Geraldine Chaplin se le confirió el Coral a la Mejor Actuación Femenina por su participación en Dólares de Arena, de la dominicana Laura Amelia Guzmán y el mexicano Israel Cárdenas.

Qué gran honor recibir este premio en mi Habana querida, en el cine Chaplin, en casa, que lástima no poder estar allí en persona, fueron las palabras con las que la intérprete –hija del gran cómico por quien fue nombrada la emblemática sala habanera- agradeció el reconocimiento.

Iván Giroud, presidente del Festival, admitió que la lucha estuvo reñida este 2014, señal de la buena salud del cine latinoamericano y del cubano, motor impulsor de esta fiesta, en la que las sesiones teóricas rivalizaron con las proyecciones cinematográficas.

Insistió en el nivel de los 116 obras en concurso y agradeció la actuación del pianista Ernán López Nussa, quien junto a Gastón Joya y Ruy Adrián López-Nussa despidieron la cita hasta el año próximo.

La lista de los filmes aplaudidos en la noche incluyó a Güeros, del mexicano Alonso Ruiz Palacios, Mejor Ópera Prima; Praia do futuro, del brasileño Karim Ainouz, Mejor Sonido y Banda Sonora Original; y La tercera orilla, de la argentina Celina Murga, Mejor Guion, entre otros materiales.

A continuación ofrecemos el listado completo de Corales:

CONCURSO DE FICCIÓN
- Mejor Largometraje: Conducta (Ernesto Daranas, Cuba )
- Premio Especial: Tierra en la Lengua (Rubén Mendoza, Colombia)
- Mejor Medio o Cortometraje: Sin Corazón (Tiao Normande y Nara Normande, Brasil)
- Dirección: Damián Szifrón (Relatos Salvaje, Argentina)
- Dirección Artística: María Eugenia Sueiro (El Cerrajero, Argentina)
- Fotografía: Wojtek Staron (Refugiados, Argentina)
- Música original: Alejandro Franov (Praia do Futuro, Brasil)
- Sonido: Gaspar Scheuer (Praia do Futuro, Brasil)
- Edición: Damián Sifrón y Pablo Barbieri (Relatos Salvajes, Argentina)
- Actuación masculina: Armando Valdés Freire (Conducta, Cuba)
- Actuación femenina: Geraldine Chaplín (Dólares de Arena, República Dominicana)

CONCURSO DE ÓPERA PRIMA

- Mejor Ópera Prima: Gueros (Alonso Ruizpalacios, México)
- Premio Especial: Gente de Bien (Franco Lollis, Colombia)
- Contribución artística: Obra (Gregorio Graziosi, Brasil)
- Mención: Vestido de Novia (Marilyn Solaya, Cuba)

GUIÓN INÉDITO: 
- Mejor Guión: Santa y Delfín (Carlos Diaz Lechuga, Cuba)

CARTEL
- Mejor Cartel: Sexta Serie (Clara Simas, Brasil)

CONCURSO DE DOCUMENTAL
- Mejor Medio o Cortometraje: Silvia (Leonardo Cabezas y Dianne Diaz, Chile)
- Premio Especial del Jurado: Marmato (Mark Grieco, Colombia)
- Mejor Largometraje: La muerte de Jaime Roldós (Manolo Sarmiento y Lisandra Rivera, Ecuador)

CONCURSO DE ANIMACIÓN
- Premio Especial: La casa triste (Sofía Carrillo, México)
-Mejor Corto Animado: Castillo y el armado (Pedro Harres, Brasil)
-Mejor Largometraje Animado: Meñique (Ernesto Padrón, Cuba)

Premio FIPRESCI: Matar a un Hombre (Alejandro Fernández Amendras , Chile)

-Premio SIGNIS: Conducta (Ernesto Daranas, Cuba) 
-Menciones: Ruta 47 (Vicente Ferraz, Brasil) y La aared de las palabras (Fernando Pérez, Cuba) 

Premio de Posproducción Nuestra América Primera Copia: 
El primero de la familia (Carlos Leiva Barahona, Chile)
Clever (Federico Borgia y Guillermo Madero, Uruguay) 




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"Cuando estalle la burbuja del dólar, EE.UU. adoptará el amero"



El dólar es una moneda camaleón que tiene una fecha de caducidad muy concreta, dicen los analistas. Explican que una nueva moneda, el amero, podría sustituir no solo al dólar estadounidense, sino también a las monedas de varios países de América Latina.

"El dólar es una divisa camaleón, que existe como registro electrónico en las cuentas bancarias o en forma de un billete de papel de 100 dólares que vale unos pocos centavos.En cuestión de segundos puede fortalecerse o perder valor", dijo al portal ruso Svobódnaya Pressa Serguéi Griniáev, director general del Centro de Estudios y Previsiones Estratégicas, en Rusia.

"Las fuerzas armadas de Estados Unidos no existen para defender, sino para crear condiciones para la circulación de la moneda estadounidense en todo el mundo. Es decir, para el crimen organizado internacional. Pero la burbuja de dólar estallará tan pronto como los gastos militares del Pentágono superen los ingresos que la Fed obtiene de la venta de registros virtuales", afirma el experto.

"Según una evaluación externa de la deuda de EE.UU., cuando esta supere su límite tendrá lugar el apocalipsis del dólar. Este límite se sitúa en alrededor de 60 billones de dólares de la deuda de Estados Unidos en el mercado mundial (ahora 18 billones de dólares), después de lo cual la venta de registros virtuales pierde cualquier sentido económico. Nuestros expertos, basándose en información verificada, creen que el rechazo del dólar se sincronizará con la transición a la nueva moneda: el amero", dijo Griniáev.

El proyecto del amero existe desde hace décadas, y lo describen como el análogo del euro en América del Norte. "La transición de los tres países [norteamericanos], EE.UU., Canadá yMéxico, hacia el amero permitiría que durante 20 años el PIB total de los norteamericanos aumentara en un 33%, y solo a expensas del TLCAN, el tratado de libre comercio. Los expertos creen que la 'zona amero' incluirá también a otros países como Costa Rica, Perú, Honduras, Panamá, Bermudas y Barbados", informa Griniáev.

Con respecto a la fecha de una posible reforma monetaria, los expertos mencionan aproximadamente el 2020. Supuestamente, esto va a pasar después del registro legal de la Unión de América del Norte, los estatutos de la cual contienen una mención a una "transición suave" desde dólar hacia el amero.

Gorbachov: "EE.UU. necesita una perestroika"

El primer presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, concedió una entrevista exclusiva para el programa SophieCo del canal RT, en la que habló sobre su actitud hacia la política de EE.UU. y la situación actual en el mundo.
 
Según Gorbachov, las principales potencias del mundo, entre ellas Rusia, deben dar por sentada la existencia de Estados Unidos.

"Estados Unidos tiene ciertos derechos para decir ciertas cosas y tomar algunas decisiones que son de interés mundial", dijo el primer presidente de la URSS, haciendo hincapié en que si EE.UU. quiere ser un líder, no debe pretender serlo de manera solitaria.

"Ellos quieren ser líderes, y pueden serlo, pero en asociación con otros países, porque el liderazgo actualmente sólo es posible en conjunto. Un liderazgo de asociación o colectivo", dijo el político.

Sin embargo, Gorbachov también señaló que los estadounidenses no quieren las guerras en las que se involucra su Gobierno, pero los ciudadanos se encuentran dentro de un sistema en el que se han desarrollado mecanismos difíciles de modificar. "Necesitan una perestroika. Y lo puedo reiterar ahora mismo", expresó el expresidente.

Al referirse a la práctica de Washington de trasladar la responsabilidad de sus actos a terceros, en particular, en lo referente a la resolución de la crisis de Ucrania y sus señalamientos contra Rusia, Gorbachov afirmó que ese es el "estilo de EE.UU.", y que las evidencias sobre la inocencia a su vez las tienen siempre listas los medios de comunicación estadounidenses, haciendo guardia para proteger los intereses del Estado.

"Este es el estilo de EE.UU., el de trasladar la responsabilidad. La prensa se encarga de todo. Demuestran cualquier cosa.
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