"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

martes, 2 de diciembre de 2014

NOTICIERO ESTELAR Diciembre 1 2014




HHC: Este Noticiero tiene mucha información: Recibimiento de los Atletas Centroamericanos, la reseña de la reunión del Consejo de Ministros con el analisis 2014-2015, las variaciones en la ley de la Vivienda, el accidente de los turistas franceses, las afectaciones al medio ambiente en el oriente del país, entre otras.

Policía de EEUU ha asesinado a 14 adolescentes desde agosto 2014

La policía estadounidense mató desde agosto pasado, tras el asesinato de Michael Brown, a 14 adolescentes, seis de ellos afroamericanos, informó la edición Daily Beast.

Uno de estos incidentes tuvo una amplia resonancia en los medios de comunicación.

Este mes de noviembre unos policías mataron a balazos a un adolescente de 12 años quien portaba una pistola de juguete en un centro recreativo en la ciudad estadounidense de Cleveland, estado de Ohio.

La fuente indicó que todos los incidentes se registraron tras el asesinato de Michael Brown, un joven afroamericano de 18 años, en la ciudad estadounidense de Ferguson.

El asesinato de Brown provocó un gran escándalo. El policía Darren Wilson lo abatió a tiros después de que ignoró la orden de detenerse y agredió al agente.

El lunes pasado, el Jurado decidió que el policía actuó en defensa propia y Ferguson volvió a explotar en violentos disturbios.

En la ciudad se produjeron múltiples disturbios acompañados de saqueos de tiendas e incendios.

En 38 Estados de EEUU han tenido lugar acciones de protesta, unas 3.000 personas participaron en una manifestación pacífica en Washington. Según datos de los medios estadounidenses, en Boston y Nueva York también se congregaron 1.500 y 3.000 manifestantes respectivamente.

La epopeya cubana

Por: Claudio Katz

Cuba aportó el mayor ideario de transformación social a varias generaciones de latinoamericanos. Su revolución conmovió a la juventud, convulsionó a las organizaciones políticas y sacudió a la izquierda.

En los años 60 el castrismo rompió todos los dogmas al demostrar que un proceso socialista era posible en el continente. A 90 millas de Miami introdujo generalizadas nacionalizaciones para responder a las conspiraciones del imperialismo. Posteriormente intentó una heroica extensión regional de la revolución.

La decisión cubana de resistir la restauración capitalista luego del colapso de la URSS generó un nuevo asombro. La población de una pequeña isla lindante con el centro imperial afrontó un sofocante aislamiento internacional y realizó inconmensurables esfuerzos para mantener su independencia.

La perdurabilidad de ese proceso fue determinante del cambio que ha registrado el escenario sudamericano. La reinstalación de una colonia estadounidense en Cuba habría obstruido la resurrección de los procesos radicales y limitado las victorias logradas contra el neoliberalismo.

Resulta muy difícil imaginar los avances de Venezuela o Bolivia sin el ejemplo de un país que supo confrontar con el poderío estadounidense. La repetición en la isla de la trayectoria seguida por Rusia o Europa del Este habría sepultado, por un largo período, todas las tradiciones revolucionarias transmitidas al continente.

Pero transcurridas más de dos décadas del desplome del desplome de la URSS y su bloque económico internacional (COMECOM) se han registrado importantes transformaciones en Cuba. Estos cambios contienen enormes posibilidades e incuestionables peligros.

Logros y desafíos

La principal enseñanza reciente de lo ocurrido en Cuba es la enorme capacidad de mejora popular que ofrece un esquema económico-social no capitalista. En medio de la penuria económica, el aislamiento diplomático, las provocaciones militares, las presiones financieras y la agresión mediática se logaron preservar parámetros de esperanza de vida, escolaridad o mortalidad infantil muy superiores al resto de la región.

Esta extraordinaria realización resulta incomprensible para los apologistas del capitalismo. Como no pueden presentar ejemplos equiparables, eluden cualquier mención de esos logros. Cuba demostró de qué forma se puede evitar el hambre, la delincuencia generalizada y la deserción escolar con escasos recursos.

El país afronta actualmente graves dificultades para mantener la gratuidad de los principales servicios, pero esas limitaciones son muy diferentes a las adversidades que predominan en los países semejantes.

Cuba no es Argentina, Brasil o México. Hay que comparar su situación con las economías latinoamericanas situados por debajo de ese escalón de desarrollo económico. Ninguno de esos casos puede exhibir el perfil de una isla sin desempleo, indigencia o pobreza masiva.

En la isla están cubiertas las necesidades básicas de la población. Todas las familias tienen acceso a la alimentación, la educación y la salud. La escasez de abastecimientos o la falta de variedad de los consumos, no incluyen a los bienes indispensables para garantizar esa cobertura.

Cuba cuenta con un excelente nivel de escolaridad. Un reciente estudio del Banco Mundial estima que su sistema educativo mantiene parámetros de formación profesional, en muchos planos semejantes al nivel de Finlandia, Singapur o Canadá (Lamrani, 2014).

También ha logrado un índice de esperanza de vida que supera en cinco años al resto del continente y cuenta con tasas de mortalidad reducidas en todos los grupos etarios. Consiguió el promedio más bajo de malnutrición de América Latina y uno de los porcentajes más elevados de conexión de viviendas a las redes de agua potable (Navarro, 2014).

El país preserva, además, el índice de seguridad alimenticia más elevado de la región y un bajísimo nivel pobreza (4%), en comparación a la media de Latinoamérica (35%)(Vandepitte, 2011). De acuerdo a las estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) Cuba es uno de los tres países latinoamericanos que ha logrado ubicarse en el casillero de alto nivel de desarrollo (PNUD, 2014).

Pero la isla afronta un serio problema para sostener esos avances. El estancamiento y las privaciones que siguieron al derrumbe de la URSS se atenuaron, pero obligan a implementar un giro económico. Toda la sociedad reconoce esa impostergable necesidad, puesto que nadie ha podido recuperar el patrón de ingresos vigente en los años 70-80.

El desplome del sostén soviético fue seguido por un agravamiento del bloqueo estadounidense (ley Torricelli en 1992 y acta Helms Burton en 1996). Ese cerco obstruye el comercio y genera costos monumentales. Un barco que toca puerto cubano no puede amarrar en Estados Unidos y al principal mercado del mundo no puede ingresar un producto con componentes cubanos.

La isla ha sufrido periódicas provocaciones que obligan al estado a solventar un gravoso aparato militar defensivo. El gobierno cubano necesita mantener 600.000 hombres en condiciones de acción bélica inmediata y debe financiar una estructura armada totalmente desproporcionada para las dimensiones del país (Isa Conde, 2011).

Además, en los últimos años el país padeció fuertes adversidades comerciales y climáticas. Cayó el precio de las exportaciones (níquel) y subió el costo de las importaciones (alimentos). Hubo huracanes, sequías e inundaciones de gran intensidad, especialmente entre 1998 y 2008. Estos trastornos no provocaron tragedias humanas como habitualmente ocurre en el resto del continente, pero que implicaron costos millonarios. La crisis internacional generó también una reducción de los ingresos del turismo, a pesar del moderado aumento de los visitantes.

La economía es gestionada desde hace varios años con cierto déficit presupuestario y el nivel de actividad es sostenido al filo de la navaja. El equilibrio comercial es tan ajustado como la financiación externa.

Cuba resistió la restauración del capitalismo con el gran sacrificio que implicó el “período especial” de los años 90. El impacto económico del desplome de la URSS fue demoledor. Todo el comercio de la isla estaba asociado con los países del COMECON y las ventas de azúcar a ese bloque solventaban el conjunto de los gastos externos.

El país se quedó sin nada y tuvo que asegurar su defensa y abastecimiento de bienes básicos, en condiciones de encierro y colapso del transporte, la electricidad y el combustible. Muy pocos regímenes políticos han logrado sortear adversidades de esa envergadura.

Un reciente estudio explica la fuerza de esa resistencia por la memoria de las transformaciones sociales logradas en los años 60-70. También resalta el rechazo a convertir nuevamente a la isla en un burdel estadounidense. El trabajo traza una aleccionadora comparación con la devastación de derechos populares padecida por los países del COMECON, que reingresaron al capitalismo durante el mismo período (Morris, 2014).

Pero al cabo de esa experiencia, Cuba no está en condiciones de continuar el camino precedente al socialismo. Salta a la vista la imposibilidad de erigir en forma solitaria una sociedad de abundancia e igualdad, en una pequeña localidad del Caribe. La continuidad de la revolución permitió defender lo conquistado, pero no asegura el desarrollo productivo y el bienestar material que supondría la consolidación del socialismo. Si en la URSS se verificaron dificultades para forjar esa sociedad cortando lazos con el mercado mundial, es obvio que Cuba ni siquiera puede concebir esa posibilidad.

El importante cambio de contexto latinoamericano ha contribuido a revertir el aislamiento del país. Se aligeraron las privaciones y se normalizó el funcionamiento de la economía, especialmente a través de la cooperación con Venezuela. Pero este desahogo sólo ayuda a sostener lo conquistado.

Tres problemas

Las mutaciones que debe encarar Cuba obedecen a tres cambios de largo plazo. En primer lugar, la nueva realidad geopolítica que introdujo el colapso de la URSS desajustó toda la estructura productiva. El país había amoldado su economía a una expectativa de grandes avances pos-capitalistas en el mundo o por lo menos en la región.

Siempre se supo que un alcance efectivo del socialismo era imposible en una sola isla y por esta razón se intentaron altos de niveles de complementación con los socios del Este. Esa conexión fue combinada con la apuesta a una sucesión de victorias revolucionarias en América Latina.

Esa estrategia política explica la elevada especialización que desarrolló la isla en médicos, ingenieros, educadores y militares. En torno a esas actividades se construyeron los valores de una sociedad que ponderaba a los héroes en combate, a los brigadistas y a las misiones internacionalistas.

El legado de ese período se verifica en muchos planos. Cuba aportó sus métodos de alfabetización, medicina preventiva y preparación militar a numerosos países de Latinoamérica y África. Este acervo fue particularmente compartido con Angola y Nicaragua en los años 70-80, con Haití (durante el terremoto) y actualmente con Venezuela (intercambio de educadores por petrolero) o con Bolivia (médicos y cirugías de alta complejidad).

Otra prueba reciente de esta especialización cubana en acciones de socorro y solidaridad es el cuerpo de médicos enviados al África para lidiar con la epidemia de ébola. Nada menos que el New York Times dedicó un elogioso editorial a esta acción, contrastando los riesgos que asumen esos profesionales con la reticencia estadounidense a enviar misiones al lugar. Más chocante es la negativa de las compañías de seguros a cubrir el financiamiento de esas operaciones (New York Times, 2014).

Los ponderados médicos cubanos son un producto de la educación militante que la revolución introdujo para apuntalar la expansión internacional del socialismo. Cuando esa meta se frustró, el país debió afrontar la paradoja de contar con una población educada y con ambiciones del Primer Mundo, en una frágil economía del Tercer Mundo.

Una masa de trabajadores y profesionales con altos niveles calificación y conciencia laboral se desempeña en una isla con industrias y sectores agrícolas de baja productividad. Este divorcio entre el alto desarrollo cultural e intelectual de la sociedad y el estrechísimo basamento económico tiene incontables manifestaciones. Los receptores del turismo, por ejemplo, cuentan con mayor preparación profesional que el promedio de los visitantes.

Esta desconexión genera difíciles problemas para quienes no encuentran trabajo con remuneraciones acordes a su especialidad. Que un taxista o un camarero multipliquen con toda facilidad el ingreso de un ingeniero o un médico es la mayor evidencia de esa extraña situación (Padura, 2010, 2012).

En los últimos 20 años Cuba registró cambios radicales en su economía, que generaron un segundo tipo de problemas estructurales. El país sobrevivió aceptando el turismo, los convenios con empresas extranjeras y un doble mercado de divisas, que segmenta a la población entre receptores y huérfanos de las remesas.

La aparición de este importante flujo de divisas determinó una transformación económico-social muy significativa. El grueso de los dólares ingresados no es invertido. Se transfiere al consumo, produciendo una fractura en el poder de compra entre los sectores favorecidos o privados de esa moneda.

Algunos analistas describen cómo este doble mercado creó una importante estratificación social. Los marginados de ese circuito viven con presupuestos ajustados y se alimentan con comidas austeras. Los que tienen divisas pueden disponer de mejores vestimentas, computadoras o teléfonos celulares (Vandepitte, 2011).

Esta brecha surgió en 1993 con la implantación de un doble mercado que buscó paliar la falta de divisas. Ese impacto inequitativo fue atenuado con políticas impositivas. Para adaptar el ideal igualitario a la adversidad externa, el estado acotó con gravámenes la nueva desigualdad.

Un tercer problema de la economía cubana deriva de la errónea imitación del modelo ruso de estatización completa. La fascinación acrítica con la URSS condujo en los años 70 a una inoperante extensión del sector estatal, que impactó en forma muy negativa sobre la productividad agro-industrial. Esa oleada de estatizaciones anuló todos los pequeños comercios y fabricantes privados. En 1977 se eliminaron los últimos vestigios de las actividades por cuenta propia.

Esas medidas desconocieron que la transición al socialismo sólo es factible mediante un paulatino avance del plan sobre el mercado, en función de la eficiencia lograda por el sector estatal en comparación al privado. Cuba repitió la modalidad rusa de estatización integral, sin considerar la aplicación de las estrategias más moderadas que adoptaron Yugoslavia o Hungría.

Todos los intentos para subsanar los inconvenientes creados por la estatización completa fueron infructuosos. El trabajo voluntario, la zafra de 10 millones o la rectificación de fines de 80 sólo aportaron paliativos. Tampoco fueron escuchados los cuestionamientos expuestos en algunos organismos de la época como el CEA (Centro de Estudios sobre América). El principal efecto negativo de esa estatización fue el declive de la productividad y la dependencia que mantiene Cuba de la importación de alimentos.

Seguramente esta equivocación obedeció a problemas teóricos (incomprensión de la transición al socialismo) y a manejos burocráticos. Pero también es cierto que no resultaba fácil compatibilizar la prioridad asignada a la estrategia revolucionaria continental, con políticas contemplativas hacia el mercado. El primer objetivo requiere un nivel de idealismo, heroísmo y equidad que choca con la vida comercial. Para los revolucionarios nunca fue sencillo equilibrar el romanticismo con el realismo. Lenin y Trotsky enfrentaron problemas muy semejantes a fines de los años 20.

Las reformas en curso


Para lidiar con este complejo escenario, el gobierno ha decidido ampliar la gravitación económica del mercado con el objetivo de favorecer la inversión. Después de muchas discusiones, y vacilaciones han comenzado a aplicarse las resoluciones discutidas desde el 2008 y sintetizadas en los lineamientos del 2011. Se relajan las restricciones vigentes para la pequeña actividad privada, se autoriza la creación de negocios y la contratación de empleados. También se anulará la libreta, habrá una paulatina liberalización de los precios y se buscará eliminar la existencia de dos monedas.

Las medidas incluyen una mayor autonomía en la gestión de las empresas estatales. Cada firma podrá manejar en forma descentralizada su presupuesto, adquirir insumos y vender productos en función de sus propios cálculos (PCC, 2011).

El objetivo inmediato es el ahorro de divisas. A diferencia de la ex URSS o China, Cuba no puede sobrevivir en la autarquía. Necesita dólares para adquirir combustibles e importar alimentos. Por esta razón se ha dispuesto reordenar las cuatro fuentes de ingreso de moneda dura: turismo, níquel, servicios profesionales y remesas.

Para reanimar la agricultura se entregarán tierras ociosas a la pequeña producción privada y a las cooperativas, buscando repetir la expansión que logró China en los años 80. Pero la isla no sólo enfrenta una escasa disponibilidad de tierras fértiles. También carga con un altísimo nivel de urbanización que dificulta los incentivos para trabajar en el sector rural.

El punto más conflictivo de las reformas es la introducción de un status de trabajadores “disponibles”, para todos los afectados por la reorganización de las empresas públicas. La falta de recursos obliga a transparentar la dura realidad de compañías deficitarias, que no pueden ser solventadas por el estado. Por esta razón se elimina el principio de garantía oficial del empleo. Se busca crear un nuevo segmento de ocupados en el sector privado y cooperativo, que absorba los recortes del trabajo estatal (Maiki, 2011).

El gobierno ha pospuesto reiteradamente decisiones que chocan con las aspiraciones de la revolución y con los valores pregonados durante décadas. Pero entiende que no le queda otro remedio. Las reformas pro-mercantiles son vistas como el único camino para superar el crítico estancamiento de la economía.

Estos cambios no implican por sí mismos un retorno al capitalismo. Este sistema presupone propiedad privada de las grandes empresas y bancos, formación de una clase dominante y generalización de la explotación. Las reformas no introducen ninguna de estas características. Amplían la gravitación de la gestión mercantil en el marco precedente. Se otorgan concesiones a la acumulación privada, con límites tendientes a evitar la restauración burguesa.

En los últimos años comenzaron a implementarse estos cambios. Se han dispuesto numerosas autorizaciones para la compra-venta de viviendas o automotores y se han distribuido parcelas cultivables. Aparecieron pequeños negocios (como los “paladares” de comidas) y numerosos emprendimientos comerciales.

Ya existe un clima de mayor actividad privada y se avizoran inversiones en el mejoramiento de las viviendas. La flexibilización introducida en este sector incluye restricciones a la propiedad de extranjeros y a la herencia, para evitar una corriente de compras desde Miami. Los principales convenios con empresas extranjeras están centrados en la renovación del Puerto de Mariel y en la construcción de una zona industrial en esa región.

Un punto crítico es la emigración de trabajadores calificados. Desde la eliminación de las trabas para viajar al exterior se ha registrado una fuerte corriente de salidas. Esta expatriación se verifica especialmente entre los graduados universitarios. Mientras no se genere trabajo para la masa de ingenieros, sociólogos o médicos será difícil frenar ese drenaje de materia gris.

La reorganización general del empleo ya comenzó con los 350.000 empleados que dieron el salto hacia los pequeños negocios. Los trabajadores por cuenta propia conforman una porción mínima (6%) de la fuerza laboral, pero podrían alcanzar un alto número en los próximos años.

El peligro de una gran oleada de corrupción junto a las reformas pro-mercado es una amenaza conocida. Hay más de 300 funcionarios enjuiciados o encarcelados por este motivo. Todos saben cómo esa enfermedad desangró a la ex URSS y afecta a China. Pero el principal desafío es acelerar el ritmo de crecimiento de una economía que no ha logrado expandirse a más del 2 o 3 % anual. Las inversiones son escasas y el financiamiento internacional no llega (Rodríguez, 2014).

Las reformas se desenvuelven hasta ahora en un marco semejante a la NEP ensayada en la URSS en los años 20 y en China en la era pre-Deng. No traspasan los límites compatibles con la continuidad de un proyecto socialista. La experiencia ha demostrado que el salto hacia el capitalismo no se produce por simple extensión del radio mercantil. Aparece cuando predomina el sector de la burocracia que favorece la reconversión de las elites en clases dominantes.

Lo ocurrido en la URSS demuestra que esa decisión política es el factor determinante del retorno al capitalismo. Las divisas para repetir este proceso de restauración no se encuentran en Cuba en manos de los funcionarios, sino entre los receptores de dólares. Pero los dirigentes definen cómo se utilizan esos recursos.

Cooperativistas y estatistas

La reforma se debate intensamente en la isla, desmintiendo la imagen de unanimidad o silencio que existe en el exterior. Todos los mitos sobre la ausencia de discusiones se basan en el desconocimiento de esas polémicas. Tres corrientes diferentes han cobrado forma en estos debates. Un planteo destaca la conveniencia de preservar la preeminencia del estado, otro promueve mayores mecanismos mercantiles y un enfoque autogestionario postula expandir las cooperativas.

La propia marcha de las reformas suscita también duros cuestionamientos al alcance previsto para el trabajo asalariado. Hay reclamos de establecer impuestos compensatorios y límites más precisos para esa contratación (Piñeiro Harnecker, 2010).

Otros señalamientos polemizan con medidas que ampliarían la desigualdad social (creación de campos de Golf, residencias exclusivas) y con iniciativas para permitir la adquisición de propiedades por parte de extranjeros (Campos, 2011).

Muchos cuestionamientos son formulados por los partidarios de reforzar las cooperativas. Promueven alentar las redes de almacenes en los barrios y reforzar las empresas de autogestión ya existentes (UBPC). Estiman que reavivará la economía sin fomentar el individualismo (Isa Conde, 2011).

Este modelo incentiva firmas auto-administradas que aprovechen el conocimiento de cada territorio y sector. Propone formas de control social por parte de los ciudadanos y los gobiernos locales sobre esos emprendimientos (Dacal Díaz, 2013).

Este enfoque se inspira en un balance crítico del ahogo burocrático sufrido por esas empresas. Recuerda que las UBPC enfrentaron trabas y tuvieron poca capacidad de decisión en los esquemas organizativos verticalistas del pasado (Miranda, 2011).

Con estos planteos se busca acotar el apetito por los beneficios que genera la reintroducción del mercado. Se defienden los valores socialistas, limitando la apertura a la iniciativa privada (Alonso, 2013).

Pero las cooperativas no resuelven por sí solas los cuellos de botella que afronta la economía. Aportan un complemento indispensable a las reformas introducidas para transformar las divisas atesoradas (o consumidas) en inversión. En el escenario actual, la creación de este sector de pequeña empresa privada es insoslayable. China puede aportar créditos y Venezuela petróleo, pero Cuba debe reciclar sus propias fuentes de ahorro hacia la actividad productiva.

Algunos cuestionamientos frontales a las reformas desde ópticas puramente estatistas presentan otro tono. Afirman que las transformaciones actuales abren el paso al capitalismo, repitiendo el giro que inicio Gorbachov con la Perestroika. Denuncian las “propuestas burguesas” de los documentos oficiales, atacan su contenido “anti-socialista” e impugnan su proximidad con el neoliberalismo (Fernández Blanco, 2011; Cobas Avivar, 2010).

Esta mirada retoma los viejos argumentos de la ortodoxia, sin explicar por qué razón la estatización completa afectó tan seriamente a la economía cubana. Supone que el colapso de la URSS obedeció a simples conspiraciones reaccionarias, omitiendo el rol asfixiante la burocracia y los privilegios que acumuló acallando el descontento popular. Con esa visión supone que Cuba puede congelar su situación actual, reciclando el estancamiento.

Este enfoque alerta contra peligros reales de desempleo y polarización social. Pero no aclara cómo se podría evitar la pauperización general reforzando un proceso de estatizaciones sin recursos. Es cierto que existe una posibilidad de gestación de clases dominantes con la malversación de los fondos estatales. Pero la única forma de contrarrestar ese escenario es ampliando el control popular.

La reintroducción del capitalismo no se consumará con el florecimiento de la pequeña propiedad. Ese fantasma sirvió en el pasado para reforzar comportamientos burocráticos y sofocar la iniciativa económica individual. No es cierto que la expansión del comercio derivará en la inmediata creación de grandes riquezas privadas.

Esa secuencia constituye ciertamente un riesgo, frente a un peligro mayor de colapso por simple languidecimiento. Cuba enfrenta alternativas de supervivencia que exigen optar por el mal menor.

Es puro fatalismo suponer que toda NEP desembocará en el capitalismo como ocurrió con la Perestroika. En el periodo que sucedió a muerte de Lenin el resultado fue completamente diferente. Se afianzó la colectivización forzosa y el estatismo coactivo. El desafío actual es evitar ambos desenlaces.

Los críticos afirman que las reformas son implementadas por una casta burocrática para perpetuar sus privilegios sacrificando la revolución. Pero no explican por qué razón no consumaron ese tránsito luego del colapso de la URSS. En ese momento tenían más argumentos que en la actualidad para abrazar la causa del capitalismo.

En los hechos este enfoque se limita a proponer alguna modalidad de planificación compulsiva, que en el mejor de los casos conduciría a recrear una situación semejante a la vigente en Corea del Norte. Cuba ha logrado evitar el encierro militar que padece ese país. El estatismo extremo aporta más problemas que soluciones a las disyuntivas que enfrenta el país.

Cuestionamientos dogmáticos

Una visión convergente con las críticas del estatismo extremo postulan los enfoques dogmáticos, que observan el curso actual de Cuba como una ratificación de la restauración capitalista (Petit, 2011).

Este diagnóstico no explicita los criterios que utiliza para caracterizar esa regresión y tampoco expone datos sobre ese proceso. Simplemente constata la existencia de ese retorno como un hecho que no exigiría mayores explicaciones. También sugiere que el imperialismo apuntala este proceso, como si la isla no padeciera un duro acoso estadounidense.

Esa mirada establece además una analogía con China, suponiendo que el curso capitalista pos-Deng se reproduce ahora en el Caribe. Con estas afirmaciones despacha el tema y sanciona el entierro de la revolución.

Otra caracterización inspirada en fundamentos parecidos ensaya argumentos más consistentes, polemizando con nuestra visión. Acepta distinguir períodos o modelos y evita enunciar la simple vigencia de un proceso restaurador. Toma en cuenta nuestra comparación con la NEP soviética y considera que presentamos un diagnóstico realista sobre los objetivos de las reformas pro-mercado.

Sin embargo estima que nuestra mirada es puramente economicista. Considera que introducimos comparaciones indebidas por la pérdida de una brújula política. Afirma que la NEP de Lenin podría coincidir con iniciativas semejantes en China o Cuba, pero estuvo inspirada en políticas revolucionarias ausentes en ambos países (Yunes, 2011).

Este enfoque valida a Lenin y desecha a Castro, a pesar de reconocer la existencia de orientaciones económicas parecidas. Justifica en el bolchevique lo que objeta en el guerrillero por un simple presupuesto previo. Una figura es endiosada y la otra descalificada, a pesar del rol equivalente que tuvieron en dos extraordinarias revoluciones socialistas del siglo XX. No se entiende por qué razón esa diferenciación invalidaría las semejanzas de programas económicos en coyunturas comparables.

Si la NEP rusa fue sólo meritoria por su bautismo leninista carece de relevancia como modelo para la transición socialista. Si por el contrario brinda pautas para combinar el plan con el mercado, es un esquema que puede ser valorado en distintas situaciones. Este segundo criterio permite entender su relativa aplicación en varios momentos de la URSS, China y Europa del Este. Evaluar esa instrumentación no implica recurrir a ninguna simplificación economicista.

Nuestro objetor denuncia a la burocracia como el principal enemigo de la revolución dentro de Cuba. Pero con esta genérica denominación no indica quiénes son exactamente esos conspiradores. Sugiere que la dirección castrista cumple ese rol de manera análoga a Gorbachov, como si la resistencia del “período especial” hubiera sido liderada por fantasmas.

El crítico denuncia a los funcionarios que acumulan el dinero que se utilizará en la reconversión capitalista. Nadie niega ese peligro. Pero de esa advertencia no se deduce la existencia de una ley de repetición histórica, que augura para Cuba el mismo destino seguido por la URSS.

Hay que presentar indicios del cuestionado enriquecimiento para evaluar el alcance de la involución denunciada. De lo contrario es puro prejuicio. En los últimos veinte años la dirección cubana dio muestras de ejemplaridad y austeridad y las principales manifestaciones de desigualdad involucraron más a los receptores de divisas que a los funcionarios.

Pero si todo el problema se redujera a señalar quién se enriquece, los dilemas de la economía cubana quedarían inmediatamente superados difundiendo ese listado. El mayor problema radica en definir una agenda: ¿Habría que prohibir el ingreso de divisas desde el exterior? ¿Convendría anular el turismo? ¿Se deberían cortar las inversiones extranjeras? ¿Habría que impedir el resurgimiento de la pequeña propiedad?

Frente a estos escabrosos problemas nuestros críticos optan por el silencio. Consideran que cualquier definición induce al “economicismo” y prefieren transitar por la nebulosa, olvidando que Cuba enfrenta dramáticas disyuntivas de subsistencia. De sus críticas a las reformas sólo se deduce la promoción de alguna modalidad de anulación total del mercado (como por ejemplo existió en Albania).

La otra opción sugerida es la convocatoria a una revolución mundial inmediata, que permitiría superar todos los dilemas del aislamiento construyendo el socialismo universal. Pero las propias dificultades que han enfrentado en la última centuria las corrientes dogmáticas para concretar esas victorias socialistas, ilustran la complejidad de ese camino.

Realismo y escepticismo


Los críticos depositan grandes expectativas en la democracia soviética para resolver las asfixias económicas cubanas. Resaltan la centralidad que le asignó Trotsky a este mecanismo, para superar los problemas de la economía rusa en los años 30.

Sin duda este aspecto es importante, pero al sobrevalorarlo se termina esperando resultados mágicos de su aplicación. La isla afronta embargos comerciales, provocaciones militares, penuria de aprovisionamientos, carencia de recursos y pérdidas de aliados estratégicos, que no desaparecen (ni se atenúan automáticamente) con mayores cuotas de democracia interna.

Trotsky era un político realista y nunca apostó al milagro de la democracia. Enfatizaba sus críticas a la contrarrevolución stalinista, pero enunció propuestas económicas muy precisas para Rusia. Se oponía a la estatización forzosa y proponía combinar el plan con el mercado en sintonía con la NEP. Ese esquema puede servir de antecedente a las reformas en curso en la isla (Trotsky, 1973; 1991: 55-72).

En el tema de la democracia hay que ser muy cuidadoso con las comparaciones. Trotsky confrontaba con Gulags y fusilamientos de bolcheviques que jamás existieron en Cuba. Al contrario, ese país fue el epicentro del proceso revolucionario con mayor nivel de democratización y participación popular del siglo XX. Logró consumar transformaciones sociales ciclópeas con un número reducido de pérdidas humanas. Además, mantuvo regímenes de excepción muy acotados en comparación a procesos semejantes, incluido el caso soviético de la era Lenin-Trotsky

Los dogmáticos ubican a las reformas cubanas pro-mercantiles dentro del paradigma ortodoxo neoliberal. Estiman que introducen un plan de ajuste, contrapuesto a la resistencia desarrollada durante el período especial (Yunes, 2010).

Lo más curioso de esta caracterización no es la ceguera frente al evidente abismo que separa a la política económica cubana de Thatcher, Merkel o Cavallo. Se presenta un contrapunto con lo realizado por el mismo gobierno en la década precedente. Los dirigentes que encabezaron una proeza de lucha contra el imperialismo, ahora implementarían las recetas de Washington. ¿Cómo se produjo semejante mutación?

La explicación dogmática habitual señala el “comportamiento bonapartista de Castro” frente a la “presión de las masas”. Pero resulta muy difícil encontrar alguna evidencia de esa relación, puesto que sobran los indicios opuestos de liderazgo oficial en la resistencia de los 90. Tampoco es fácil demostrar la existencia de rechazo popular a la posterior introducción de las reformas.

Los críticos navegan en una maraña de contradicciones. Cuestionan la baja productividad de la economía, pero sugieren encierros que acentuarían esa adversidad. Rechazan el aislamiento, pero objetan la alianza de supervivencia que estableció Cuba en el pasado con la URSS. Pronostican el fracaso de reformas económicas que recién comienzan, sin explicar por qué razón las previsiones de colapso cubano fallaron en los últimas dos décadas. Con ese tipo de miradas no se puede calibrar la excepcional epopeya cubana de los últimos 50 años.

En otros sectores del progresismo hay mayor cautela con los pronósticos, escasa preocupación por la naturaleza social del régimen y gran escepticismo sobre el futuro. Suelen remarcar el peso de la represión, el declive de la utopía libertaria y la consolidación de un sistema político autoritario (Stefanoni, 2013).

Pero olvidan que en las terribles condiciones de hostigamiento que ha padecido la isla se pudo concretar una revolución con inéditos grados de libertad. Este nivel de tolerancia no sólo superó los precedentes de Rusia o China, sino también al grueso de las experiencias nacionalistas radicales. El trasfondo del problema es la legitimidad de cualquier revolución y sus protecciones defensivas.

No es muy sensato suponer que los logros en la isla se habrían podido obtener sin sufrimientos, sacrificios y errores. La valoración de la revolución es particularmente importante en un momento de tantas presiones para convertir a Cuba en un “un país normal”. Con ese engañoso estandarte se puede enterrar todo lo construido en medio siglo y abrir las puertas para recrear la desigualdad y criminalidad predominantes en América Latina.

Oportunidades y expectativas

Algunos analistas registraron en los últimos años la existencia de un clima de entusiasmo con los cambios en curso. Destacan que Cuba vive una primavera que rompe con el inmovilismo (Burbach, 2013). Otros partícipes más directos de este proceso resaltan el impacto positivo del curso actual, pero advierten la necesidad de adoptar iniciativas de mayor democratización, como la reforma del sistema electoral y el acceso irrestricto a Internet (Campos, 2011).

En esta misma evaluación se inscriben las propuestas de nuevos esquemas de difusión de la información y control popular sobre la estructura estatal. Se remarca la tardanza en implementar los cambios y también la insensibilidad frente a las críticas (Dacal, 2013).

Esos desaciertos tuvieron negativas consecuencias en el pasado. El entusiasmo por un cambio no dura eternamente. Conviene recordar todas las oportunidades de renovación del socialismo que se perdieron en los países del Este. La frustración que siguió a la Primavera de Praga desmoralizó a toda una generación y facilitó la posterior restauración del capitalismo.

La apatía es el principal peligro en una sociedad que pasó la prueba del período especial, pero debe cicatrizar las heridas que dejó ese trauma. En la coyuntura actual hay que lidiar con la desesperanza que genera la necesidad del cambio y la preocupación por sus consecuencias. El giro hacia el mercado implica la adopción de medidas que muy pocos desean y todos comprenden (Guanche, 2011).

Involucrar a los ciudadanos en el manejo directo de su futuro es el principal antídoto contra los peligros de las reformas. Este propósito puede lograrse apuntalando la democracia socialista. La vitalidad de este sistema es un remedio efectivo contra la apatía. Lo ocurrido en la URSS debe servir de contra-ejemplo. Como la población se consideraba ajena al régimen político se mantuvo al margen de los cambios que restauraron el capitalismo.

Cuba cuenta con niveles de democracia real superiores a cualquier plutocracia capitalista. Sus líderes no son elegidos por una elite de banqueros e industriales, ni surgen de la cosmética publicitaria que construyen los medios de comunicación. Tampoco rige el terror contra la población o la intimidación que impera en varios regímenes policíacos de Centroamérica. Pero existen incontables manifestaciones de insuficiencia de la democracia en el sistema político y la prensa. Las reformas son la oportunidad para corregir esas deficiencias.

Si los cambios económicos logran combinar acertadamente las cooperativas, la pequeña propiedad y la primacía estatal, la recuperación de la economía renovará el optimismo. Las transformaciones productivas y comerciales podrían generar mejoras visibles en el nivel de vida de la población. El gran desafío es motorizar esos avances con el mercado, impidiendo al mismo tiempo la restauración del capitalismo.

La clave inmediata para sortear ese peligro es limitar la desigualdad social, mediante el mantenimiento de sistemas educativos y sanitarios públicos y únicos. La ejemplaridad de los dirigentes, junto a este soporte permitirá superar la nueva encrucijada que afronta el país.

El pueblo cubano ha demostrado una extraordinaria capacidad para sobreponerse a las dificultades retomando la confianza en la revolución. Es el país que exige mayor cautela a la hora de formular pronósticos. Muchas veces se dijo que no soportarían el bloqueo, las invasiones, las penurias o el aislamiento y siempre salieron airosos. Seguramente volverán a ganar la partida.

20-11-2014
REFERENCIAS

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(Tomado de ALAI)

Reportan muy graves nueve turistas franceses tras accidente en Cuba

Por Francisco G. Navarro

Cienfuegos, Cuba, 2 dic (PL) Nueve de los 41 turistas franceses lesionados por un accidente de tránsito en Cuba fueron reportados hoy de muy graves, con peligro para la vida, por la dirección del hospital universitario Gustavo Aldereguía.

Moisés Santos Peña, subdirector de la institución, comentó a Prensa Latina que de ese total inscripto en el código rojo, a ocho le realizaron intervenciones quirúrgicas, en lo fundamental por traumas craneales, faciales y lesiones ortopédicas.

El accidente ocurrió en las primeras horas de la tarde del lunes al colisionar un autobús turístico, que se dirigía desde la central ciudad de Santa Clara hacia el balneario de Varadero (oeste), con un camión que circulaba en la misma dirección.

Dos de los accidentados sufrieron amputaciones de un miembro superior en el mismo lugar del suceso, kilómetro 205 de la Autopista Nacional, en territorio de la centro sureña provincia de Cienfuegos.

Del resto de los heridos (entre ellos el chofer del autobús y el guía turístico) 24 clasificaron el código verde (sin peligro para la vida) y ocho en el amarillo (lesiones menores), añadió el doctor Santos Peña.

En la unidad de cuidados intensivos del hospital de Cienfuegos, 250 kilómetros al sudeste de La Habana, permanecen internados tres pacientes, otros cinco en la unidad de cuidados intensivos quirúrgicos y tres en la sala de quemados, por presentar quemaduras debido a la fricción, algo muy típico de estos accidentes.

El directivo hospitalario destacó la manera rápida y sincronizada con que actuó el sistema de urgencias médicas del territorio, activado momentos después del percance, y la prontitud en la prestación de los primeros auxilios por las policlínicas de los poblados de Cartagena y Aguada de Pasajeros, aledaños a la principal vía terrestre de la Isla.

Jackie Le Roux, encargado en la embajada francesa en La Habana, destacó a la prensa la rapidez de la evacuación de un grupo de lesionados tan numeroso y su traslado a la principal instalación del sistema de salud en el territorio.

Le Roux agradeció a las autoridades sanitarias por la atención prestada a sus connacionales, y así como por salvar sus vidas tras la contingencia.

¿Por qué la UE quiere disolver Google?

Matthew Lynn, El Economista
El continente se hunde en la deflación, el paro aumenta sin descanso, la crisis de la deuda amenaza con hacer saltar por los aires a países como Italia y España, los jóvenes con talento se marchan en bandada de sus países en busca de trabajo, los partidos de extrema derecha suben en las encuestas tras años de depresión que han hecho estragos... No cuesta precisamente enumerar los desafíos económicos que apremian a la Unión Europea ahora mismo.

Y, sin embargo, la UE se ha propuesto solucionarlo todo... disolviendo Google. El Parlamento Europeo está entrando en calor para una pelea con el gigante de las búsquedas y ha atacado a su dominio de Internet. Sostiene que asfixia injustamente el crecimiento de las nuevas empresas tecnológicas autóctonas.

Menudo despropósito. No hay ningún indicio serio que sugiera que el poder de Google está sofocando de ninguna forma la economía europea y desde luego nada que ver con el peso insoportable de la burocracia y la presión fiscal. Peor aún, es una distracción. La UE debería dejar de preocuparse por un par de gigantes americanos y ponerse a pensar en cómo solucionar sus problemas. 

El ataque europeo a Google lleva un tiempo cobrando fuerza. La UE investiga desde hace años la posición de mercado de la empresa, si se ha vuelto demasiado poderosa, si discrimina a sus rivales y, en ese caso, qué puede hacerse al respecto. Ahora el parlamento europeo parece dispuesto a llevarlo un paso más allá y se ha programado una votación sobre si se debe permitir a un motor de búsqueda participar en otras actividades comerciales. 

Si se aprueba, Google tendrá que disolverse. Y si se disuelve en Europa, no sólo se vería perjudicada la empresa en sí (al fin y al cabo, la UE, con todos sus problemas, sigue siendo el mayor bloque económico del mundo) sino que sentaría un precedente preocupante para el resto del mundo. El Google que conocemos estaría acabado.

Primeros impactos

No sorprende que sus acciones hayan empezado a sufrir. De unos 600 dólares la acción allá por agosto, ahora no llega a los 540. Hay muchos motivos pero los ataques europeos son uno de ellos. Sería un error descartar la amenaza de la UE. La experiencia no le falta. En los noventa, lideró los ataques a Microsoft, que entonces consideraba la empresa informática dominante. 

Al final, se ordenó a la empresa el pago de unas multas astronómicas y la oferta de versiones de Windows sin el reproductor de medios integrado. La cantidad de tiempo que dedicó Microsoft a luchar contra los desafíos reglamentarios en Europa podría haber contribuido a su eclipse gradual.

Desde luego, nadie puede negar que Google domina el mercado de las búsquedas. Posee más del 90% de ese mercado en muchos países. Los pingües beneficios que ha cosechado le han permitido adentrarse en decenas de sectores más, como los mapas, los sistemas operativos móviles y próximamente, tal vez, los coches sin conductor. Según los políticos que luchan en su contra, vulnera el funcionamiento de la competencia autóctona y podría estar usando su predominio para deshacerse de la competencia. Pero esta línea de ataque presenta dos problemas.

Uno es que aunque Google puede que domine las búsquedas y ha perfeccionado el ingreso en mercados nuevos, hay pocos indicios serios de que esté abusando de ese poder o incluso que pudiese hacerlo si quisiera. Lo único que está claro sobre Internet en los quince años que han pasado desde que se hizo de masas es que es el mercado más brutalmente competitivo jamás creado. 

A las empresas les cuesta mucho abusar de su posición dada la increíble facilidad para los clientes de pasarse a la competencia. Por eso, la idea de que Europa no sea capaz de competir en Internet por culpa de que Google (o Amazon, Facebook, Apple, etc.) aplasta a la competencia es ridícula. No cabe duda de que a Europa se le ha dado muy mal crear nuevas empresas en la red. Londres ahora posee un foco tecnológico formidable, y Suecia y Finlandia han tenido algunos éxitos pero a la mayoría de los países europeos les ha ido mal. Alemania, un país que lideró el camino hacia la creación en el sector automovilístico, químico y eléctrico, ha defraudado especialmente. 

¿Dónde están las pruebas que demuestren que la razón sea la discriminación de Google? Uber, Airbnb y decenas de nuevas empresas parecen estar triunfando. Si lo consiguen ellas, las empresas alemanas también podrían, le guste a Google o no. Lo segundo y más grave es que el problema que tiene la economía de la eurozona, sea cual sea, no es Google. Esta semana supimos que las ventas minoristas en Italia han vuelto a caer este mes y empujan al país más hacia la pobreza.

La economía francesa se congela e incluso la antaño poderosa locomotora alemana se está quedando sin gas. El paro juvenil supera el 50 por ciento en países como España y Grecia, y la cantidad de personas en todo el continente sin trabajo alcanza máximos históricos. Disolver Google no va a solucionar nada. Sería intrascendente.

Las dificultades de la UE

Si los legisladores comunitarios quieren entender por qué no surge ningún gigante tecnológico en Europa deberían centrarse en dos cosas. Para empezar, los niveles impositivos son demasiado altos, sobre todo para los empresarios. En Francia, François Hollande impuso brevemente un tipo del 75% al que fuera lo bastante incauto como para querer montar una empresa en ese país. Y en el resto del continente no es mucho mejor. Aunque los empresarios no se opongan, la burocracia y los impuestos salariales que acompañan a la fundación de una empresa les disuadirán. 

Lo siguiente es que la demanda la está succionando de la economía una moneda que, por muy bien intencionada que sea, funciona con la misma eficiencia que Windows 95.

Cuesta mucho montar un negocio tecnológico en una economía que se encoge sin cesar todos los años. Si la UE quiere hacer algo, podría empezar a plantearse cómo abordar cualquiera de esos asuntos. Atacar a Google es una irrelevancia y, lo que es peor, da la impresión de estar haciendo algo

Continúa ascenso del turismo en Cuba

De enero a septiembre de este año arribaron a Cuba 2 223 454 visitantes, la mayor cifra del último quinquenio para ese período.

Las entidades turísticas obtuvieron ingresos superiores en 4,9 % en comparación con el año pasado, destacando la gastronomía, el comercio minorista, el transporte y el alojamiento, aunque los dividendos de la recreación sufrieron una contracción.

América fue la región geográfica que más visitantes aportó, específicamente los países del Norte, con un 46,1 %, seguida por Europa, Asia Oriental, África y Oriente Medio.

Un gran número de personas acudieron a la Isla como turistas, principalmente de vacaciones, aunque los viajes de negocio, por eventos, salud u otros motivos, también figuraron como motivaciones.

Las edades de gran parte de ellos oscilaron entre 25 y 44 años, y el mes en que más arribos al país se reportaron fue marzo, seguido por enero y febrero, fechas que se encuentran dentro de la etapa de temporada alta del turismo en la Mayor de las Antillas, que se extiende desde noviembre hasta el tercer mes del año.

Unión Económica Euroasiática puede abandonar el dólar y el euro en pagos mutuos

La Unión Económica Euroasiática podría pronto renunciar al dólar y al euro para pasarse a las monedas nacionales. La idea de crear una zona única de pagos tiene el respaldo tanto del Consejo de la Federación como de la Duma Estatal rusa.
Pronto podrían prohibirse en territorio de la Unión Económica Euroasiática, que incluye a Rusia, Bielorrusia, Kazajistán y Armenia, las operaciones en dólares y euros. Según informa el diario ruso 'Izvestia', los países integrantes de la Unión Económica Euroasiática realizarán finalmente los pagos mutuos en sus monedas nacionales en el horizonte de 2025-2030.

El proyecto, que fue presentado por economistas rusos, implica la creación de un espacio común de pagos, lo que permitiría operaciones de transferencia de fondos compatibles con los sistemas de tarjetas nacionales.


Texto completo en: http://actualidad.rt.com/economia/view/149187-union-euroasiatica-abandonar-dolar-euro

Caricom y Cuba por la senda del desarrollo económico regional

Por Damy Vales*

La Habana, (PL) Ante la inminente celebración en esta capital de la V Cumbre Caricom-Cuba, los líderes de la región se alistan para presentar estrategias que -basadas en la integración- propicien el desarrollo económico del área.

Estos objetivos, los principales del encuentro del venidero 8 de diciembre, forman parte del plan estratégico de cinco años, acordado en la anterior cumbre por los miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom).

De igual modo, ambas partes abogan por profundizar el diálogo y revisar la cooperación bilateral.

Cuba y el bloque regional mantienen una posición firme de respeto mutuo, y desde el 2002 realizan cumbres cada tres años a fin de revisar diversos programas de colaboración, y dar cumplimiento a su premisa integracionista.

En la próxima cita, surge además la oportunidad de analizar formas para fortalecer las relaciones económicas Caricom-Cuba más acordes con el proceso de actualización de su modelo económico que lleva a cabo la isla.

El gobierno del presidente Raúl Castro ha agradecido reiteradamente la solidaridad mostrada por la Caricom ante actos perjudiciales para el desarrollo económico y social de Cuba, tales como el bloqueo de Estados Unidos y la aplicación extraterritorial de las leyes estadounidenses.

Ante la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento), en su última sesión, el jefe de Estado resaltó que Cuba se siente "parte entrañable" de la comunidad caribeña y congratuló que -en junio último- se completara la representación diplomática de toda la región en su país, tras la apertura de la embajada de San Cristóbal y Nieves.

De igual modo los jefes de Estado y de Gobierno de la zona han expresado su beneplácito por la asistencia técnica y la cooperación prestada por Cuba en una serie de áreas, incluidas la educación y la salud, en las que la isla aporta su capital humano además del alto nivel alcanzado en esos sectores,.

Ese esquema de relaciones económicas, políticas y de amistad sustentado en la solidaridad, la colaboración y la complementación, sirve de referente para planes integracionistas en el Caribe y América Latina.

En la XXXV reunión de jefes de Estado y Gobierno de la Caricom celebrada en Antigua y Barbuda a inicios de julio pasado, se aprobó el plan quinquenal para el período 2014-2019, y en esa cita los líderes del ente coincidieron en que durante los próximos cinco años la gestión del bloque debe centrarse en reformas que aumenten la integración y respondan a los retos del entorno internacional.

Ese plan identificó ocho prioridades estratégicas integradas y áreas clave de intervención: la construcción de la capacidad de recuperación económica, del medio ambiente y tecnológica; resiliencia social; y el fortalecimiento de la identidad de la Caricom.

También aboga por el fortalecimiento de la gobernabilidad dentro de la comunidad y su peso a escala internacional, junto con una política exterior coordinada, así como rl impulso a la investigación, el desarrollo y la innovación.

Por ello, todas esas prioridades, que persiguen la creación de un entorno propicio para la estabilización de las economías de los pequeños estados miembros, serán debatidas en el venidero encuentro entre el bloque y Cuba, a fin de favorecer la ruta para alcanzar un crecimiento robusto.

PROGRESOS Y CONSOLIDACION DE LA CARICOM 

Durante su reciente estancia de seis meses como presidente de la Caricom (de enero a junio pasados), el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, destacó que el ente vivió un período de "consolidación y de progreso".

Entre los logros mencionó la cooperación funcional, la coordinación de la política exterior, la integración económica y las iniciativas relativas a la coordinación y el fortalecimiento de la seguridad.

En mayo de este año, Dexter Rose, decano del cuerpo diplomático en Cuba, declaró a Prensa Latina que es un buen momento para la región.

Como ejemplo de los novedosos pasos emprendidos por la Comunidad, mencionó la demanda de los países del Caribe para solicitar a Europa una reparación por los crímenes de la esclavitud, lo que consideró un reclamo más moral que monetario.

Según recordó el diplomático, fue el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, quien en 2001 en Durban, Sudáfrica, alentara a pedir una indemnización por los daños ocasionados por la esclavitud sufrida por tres continentes, incluida Asia, como consecuencia de la conquista y colonización europeas.

Ese constituye otro ejemplo de los tradicionales vínculos entre Cuba y los países de la Comunidad, que también tienen profundas raíces históricas y culturales.

Batallas como esas refuerzan continuamente el espíritu de la Caricom, que con unos 17 millones de personas de población, es un bloque regional con principios establecidos en defensa de sus soberanías e intereses políticos y económicos.

Esta agrupación surgida en 1973 con la firma del Tratado de Chaguaramas, en Trinidad y Tobago, para transformar la Asociación Caribeña de Libre Comercio en un Mercado Común, intenta además responder a la globalización neoliberal con la unidad y la solidaridad, promoviendo el diálogo, la integración y la cooperación.

La Caricom tiene como miembros plenos a Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam, y Trinidad y Tobago.

También figuran como asociados de esta agrupación las dependencias británicas de Montserrat, Anguila, Bermudas, Islas Caimán, Islas Turcas y Caicos, e Islas Vírgenes Británicas.

En 2002 fue instaurado el 8 de diciembre como "Día de Cuba y Caricom" porque en esa fecha de 1972 se produjo el establecimiento de relaciones diplomáticas de La Habana con Barbados, Guyana, Jamaica y Trinidad y Tobago.

*Pedriodista de la redacción de Centroamérica y Caribe de Prensa Latina 

rc/dav

En boga debates sobre el consumo cultural

La calidad y jerarquización de los productos audiovisuales e informativos que manejan hoy las personas en Cuba se discute con énfasis por estos días.

La Habana, 2 dic.- El consumo cultural de la población cubana se ha convertido en uno de los temas más recurrentes en diferentes encuentros entre intelectuales, artistas e investigadores, debido a la creciente circulación de productos de todo tipo por vías no tradicionales. 

En menos de un mes se han producido en esta capital varios eventos en los que se han generado intensos debates sobre las maneras en que se producen, distribuyen y se utilizan hoy los audiovisuales, la música y las noticias en el país, sobre todo a partir de la aparición del "paquete semanal". 

Así se le conoce al conjunto de un terabyte de información digital que todas las semanas ofrece contenidos variados (videos musicales, telenovelas, libros, películas, etc.) a usuarios de distintas edades y sectores sociales. 

Este tipo de práctica ciudadana se presenta como una alternativa a los productos que difunden la televisión y otros medios estatales, y también como una posibilidad de acceso a grandes cúmulos de información actualizada disponible en Internet, que no están al alcance de todos los residentes en este archipiélago caribeño dado los bajos niveles de conectividad existentes. 

Las discusiones sobre este fenómeno se han generado desde organizaciones como la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y la asociación Hermanos Saíz, y han estado presentes en espacios como el Festival juvenil de Periodismo Audiovisual Ania Pino In Memoriam. 

He aquí algunas de las opiniones surgidas en estos escenarios y compartidas a través de numerosos sitios web, redes sociales y el correo electrónico: 

Helmo Hernández, Fundación Ludwing: "(...) no hay manera de que la televisión cubana, ni nuestros medios actuales compitan con el paquete, simplemente porque la gente quiere ver lo que quiere, cuando quiere y en el soporte que quiere. Entonces, contra eso no hay manera posible de pelear." 

Juan Antonio García Borrero, crítico de cine, autor del blog Cine cubano, La pupila insomne: "no bastan las buenas intenciones, la autoridad alcanzada en el ejercicio sistemático de la práctica artística, si queremos de veras insertarnos en estos nuevos escenarios y jugar un rol intelectual que esté a la altura de nuestros tiempos. 

"Antes se necesita tomar en cuenta la emergencia de nuevos públicos, el desarrollo incesante de nuevas tecnologías, así como la necesidad de crear una plataforma común de trabajo donde los responsables de la cultura, la educación, y el fomento de las nuevas tecnologías en la nación, estuviesen más conectados en una estrategia única." 

Gustavo Arcos, crítico de cine y profesor de la Universidad de las Artes: "Si se quiere generar una conciencia crítica, un ser capaz de ir más allá de lo que ve, de disfrutar y también juzgar, hay que acabar de reconfigurar todo nuestro sistema de educación para que haga crecer a individuos con valores espirituales y humanistas, pero no para encerrarse en un castillo sino para dialogar con el mundo (...). 

"Los espectadores tienen hoy una mayor plataforma donde elegir y determinar cómo emplean su ocio o tiempo (...) Por tanto, el concepto que debe atenderse es el concepto de la Coexistencia." 

Dean Luis Reyes, crítico de cine: "¿Qué debemos hacer con el "paquete"? Me encantan las iniciativas sectoriales (...) Pero una orientación desde arriba es una orden que debe ser cumplida y aquí hablamos del placer de la gente que se rompe la espalda por un salario miserable (...). 

"Mi respuesta es: intervenirlo. Cineastas independientes, artistas de la cultura colaborativa, comunidades en red, músicos alternativos podrían comenzar a "invadir" este canal para crear otros "paquetes", o para generar esferas de contenidos menos dependientes de las industrias culturales hegemónicas. Es decir, una verdadera y legítima inteligencia colectiva." (2014)
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