"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

lunes, 29 de septiembre de 2014

El comienzo del nuevo orden mundial: Asiacentrismo

Raul Zibechi, Alainet

Aunque las crisis en Medio Oriente y Ucrania se roban los titulares mediáticos, son apenas los emergentes de un movimiento telúrico mucho mayor: el nacimiento de un nuevo orden mundial pos-estadounidense, centrado en Asia, en base a la triple alianza China-Rusia-India. 

Uno de los núcleos del colonialismo y del imperialismo, consiste en prohibirle hacer a los países periféricos lo que acostumbran hacer los países del centro. Cuando eso ya no funciona, es porque el viejo orden centrado en la relación centro-periferia está dando paso a nuevas relaciones internacionales.

Las mismas potencias occidentales que ponen el grito en el cielo por la intervención de Rusia en Ucrania, bombardean Siria sin la autorización de su gobierno, con la excusa de combatir a una organización terrorista, el Estado Islámico, en cuya creación esas mismas potencias jugaron un papel relevante.

Que China y Rusia rechacen este tipo de acciones bélicas, que otrora se cubrían por lo menos con la aprobación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, no es ya novedad alguna. Que el primer ministro de India, Narendra Modi, haya dicho a la cadena CNN, horas antes de su visita a Estados Unidos, que Rusia tiene “intereses legítimos en Ucrania”, es ya cosa más seria. No sólo se negó a criticar la anexión de Crimea por Rusia, sino que mostró “confianza” en cómo Pekín está manejando las disputas territoriales en los mares del sur de China (The Brics Post, 22 de setiembre de 2014).

Es como si un nuevo aire de Bandung (la conferencia que en 1955 alentó la descolonización) estuviera barriendo el planeta. “Si usted mira en detalle los últimos cinco o diez siglos, verá que China e India han crecido a ritmos similares. Sus contribuciones al PIB mundial han aumentado en paralelo y han caído en paralelo. La era actual pertenece a Asia”, dijo Modi. Estaba haciendo un discurso anticolonial con una mirada de larga duración, en los mismos días en que se produjo la visita del presidente chino Xi Jinping a India, quienes consolidaron una potente alianza entre los dos mayores países de la región.

Política, o la OCS

El gran cambio es que India pidió la integración plena a la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), durante la reciente cumbre realizada el 11 y 12 de setiembre en Dushanbe, capital de Tayikistán. Hasta ese momento era sólo observadora.

La OCS fue creada en 2001 por Rusia, China, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán con el objetivo de garantizar la seguridad regional y combatir el terrorismo, el separatismo y el extremismo, definidos como las “tres fuerzas malignas”. En el futuro podrán sumarse Irán y Pakistán, aunque esos pasos serán complejos en vista de la disputa que mantienen India y Pakistán en sus respectivas fronteras.

En los hechos, la OCS es un desafío al liderazgo estadounidense en una región donde la superpotencia tiene cada vez menos influencia. La organización orbita en torno a China, como su nombre lo indica. La solidificación de la alianza Rusia-China con su vertiente geopolítica y geoenergética (que incluye el ya iniciado gasoducto para proveer gas ruso a Pekín), es motivo de honda preocupación en Washington, según lo vienen analizando algunos medios como The Washington Post.

Pero la reciente visita de Xi a la India supone un paso decisivo en el diseño de un nuevo orden global. Los doce acuerdos firmados en Ahmedabad entre Modi y Xi, que abarcan desde las inversiones y el comercio hasta la cooperación en energía nuclear, forman parte del “proceso histórico de revitalización nacional” en ambas naciones emergentes, según afirmó el ministro chino de Relaciones Exteriores Wang Yi (Xinhua, 19 de setiembre de 2014).

La potencia de la alianza entre India y China, desafía los supuestos alineamientos ideológicos y se afinca en las necesidades geopolíticas de potencias que enfrentan problemas, y enemigos, comunes. En mayo de este año asumió el poder Narendra Modi en representación del Bharatiya Janata Party (BJP), que venciera en las elecciones generales al Congreso Nacional Indio (CNI) liderado por el ex primer ministro Manmohan Singh. En los papeles, el CNI funge como una fuerza progresista, heredera de la familia Gandhi y de Jawaharlal Nehru, aliada con socialdemócratas y comunistas, mientras el BJP es considerado nacionalista y conservador.

Sin embargo, en los alineamientos geopolíticos las ideologías tienen poco que decir. Modi está mostrando una profunda comprensión de las tendencias históricas en este período de viraje del sistema-mundo y, de modo muy particular, del papel que le toca jugar al continente asiático. La cooperación en la OCS llegó incluso al terreno militar. A fines de agosto se realizó “un ejercicio antiterrorista internacional” en Mogolia interior, China, en el que participaron siete mil soldados de China, Rusia, Kazajistán, Kirguizistán y Tayikistán (Diario del Pueblo, 24 de agosto de 2014).

Economía o la ruta de la seda

Si la OCS es la respuesta asiática a la presencia desestabilizadora de Estados Unidos en la región, la Ruta de la Seda es la respuesta económica al cerco que pretende imponer sobre China, denominado “pivote hacia Asia” por la administración de Barack Obama. Pero es mucho más: significa la alianza de Rusia y China con Europa, en concreto con Alemania.

La nueva Ruta de la Seda une dos potentes centros industriales: Chongqing en China con Duisburgo en Alemania, atravesando Kazajstán, Rusia y Bielorrusia, eludiendo de ese modo las zonas más conflictivas al sur del mar Caspio como Afganistán, Irán y Turquía. Está destinada a ser la mayor ruta comercial del mundo, cuya línea férrea ya recorta el tiempo de transporte marítimo de cinco semanas a sólo quince días. Se prevé que China se convertirá en el primer socio comercial de Alemania, lo que supone un dislocamiento geopolítico de gran trascendencia.

Se está trazando además la Ruta de la Seda Marítima, que atraviesa el océano Índico, y el Cinturón Económico de la ruta terrestre. La ruta marítima es, de algún modo, la reactivación del “collar de perlas”, un sistema de puertos que rodeaba a la India y aseguraba el comercio chino hacia Europa.

Pero es también la respuesta a la Asociación Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés), iniciativa de los Estados Unidos que excluye a China e incluye a Japón, Australia, Nueva Zelanda, más cuatro miembros de la AEAN (Brunei, Malasia, Singapur y Vietnam) y los países de la Alianza del Pacifico (Perú, México, Chile y probablemente Colombia). La estrategia de Washington consiste en aislar a China generando conflictos a su alrededor (con Japón y Vietnam principalmente), excusa para militarizar los mares de China, cerrando así el cerco comercial, político y militar en torno a una potencia que en 2012 se convirtió en la principal importadora de petróleo del mundo, superando a Estados Unidos.

Esto explica el acuerdo energético con Rusia, que es el único modo como China puede asegurarse un abastecimiento seguro. Pero también explica el trazado de la nueva Ruta de la Seda, tanto la terrestre como la marítima. El 80 por ciento del petróleo que importa China pasa a través del Estrecho de Malaca (un angosto corredor de 800 kilómetros que une los océanos Pacífico e Índico entre Indonesia y Malasia), fácilmente obstruible en caso de guerra.

Para eso China va construyendo una red portuaria, que incluye puertos, bases y estaciones de observación en Sri Lanka, Bangladesh y Birmania. Entre ellas un puerto estratégico en Pakistán, Gwadar, la “garganta” del Golfo Pérsico, a 72 kilómetros de la frontera con Irán y a unos 400 kilómetros del más importante corredor de transporte de petróleo, muy cerca del estratégico estrecho de Ormuz. El puerto fue construido y financiado por China y es operado por la empresa estatal China Overseas Port Holding Company (COPHC).

“El puerto es visto por los observadores como el primer punto de apoyo de China en Oriente Medio”, estimaba la prensa occidental el día de la inauguración (BBC News, 20 de marzo de 2007). La región circundante al puerto de Gwadar, contiene dos tercios de las reservas mundiales de petróleo. Por allí pasa el 30 por ciento del petróleo del mundo (pero el 80 por ciento del que recibe China) y está en la ruta más corta hacia Asia.

China gana espacios, también, en el corazón de Occidente. El gobierno británico ha dado pasos para reforzar a Londres como centro de comercio mundial y de inversiones en yuanes, la moneda china. Más aún, “el gobierno británico se convertirá en el primer país occidental en emitir un bono soberano en la moneda china” en lo que debe interpretarse como “el apoyo a las ambiciones de China a utilizar su moneda a escala global” (Market Watch, 15 de setiembre de 2014).

Potencia militar

“Las sanciones a Rusia son un acto de guerra”, razona redactor jefe de la revista Executive Intelligence Review, Jeff Steinberg (EIR, 19 de setiembre de 2014). En tanto, The Economist considera a la OCS como “una especie de OTAN liderada por China”.

Es evidente que la guerra entre las grandes potencias ya no es visualizada como una posibilidad remota. Cada uno hace, por tanto su juego. China e Irán realizan sus primeros ejercicios navales conjuntos en el Golfo Pérsico, donde participan “buques de la Armada china involucrados en la protección de la navegación en el golfo de Adén” (Russia Today, 22 de setiembre de 2014). China es ahora el primer comprador de crudo saudí y no va a permitir que las rutas que la abastecen queden en manos de fuerzas enemigas.

A fines de agosto trascendió que Rusia y China están negociando un “acuerdo militar histórico” que incluye la compra por el país asiático de submarinos diesel furtivos con “intercambio de tecnologías”, a la vez que siguen negociando la venta de cazas Sukhoi-35 y sistemas de defensa antiaérea S-400, considerados los más avanzados del mundo (Russia Today, 19 de agosto de 2014). Hasta ahora los rusos se han mostrado reticentes a vender ciertas armas a China porque ésta las clona y termina fabricando sus propios prototipos. A su vez, India y Rusia, que mantienen una extensa cooperación militar que incluye submarinos nucleares y portaaviones, se disponen a fabricar conjuntamente un caza de quinta generación.

Estamos ante un punto muy sensible, en el que Washington tiene algunas dificultades. Aunque sigue teniendo el mayor presupuesto de defensa del mundo (unos 600 mil millones de dólares anuales, frente poco más de cien mil de China y algo menos de cien mil de Rusia), ese presupuesto es declinante mientras el de sus adversarios crece. China pasó de poco más de 5 mil millones de dólares anuales de inversión militar en 1990 a 110 mil millones en 2012.

“Pero lo importante no es cuánto se gasta sino cómo se gasta”, sostiene un periódico estadounidense (The Fiscal Times, 16 de setiembre de 2014). Según la publicación, los enormes gastos militares del Pentágono se destinan a mantener su costosa flota de once portaaviones, a la modernización de antiguos sistemas y a proyectos fallidos como el caza F-35. En tanto, China y Rusia invierten en modernos submarinos nucleares y en guerra cibernética. Las armas antibuque chinas son mucho más baratas que un portaaviones, pero pueden hundirlo o inutilizarlo aunque el Pentágono los considere inexpugnables.

Contrastes

Múltiples denuncias aquejan a las autoridades de defensa de los Estados Unidos de malversación de los presupuestos. En julio pasado la flota de F-35 no pudo volar por fallas en un motor, luego de varios percances en los sistemas de software, armas y aviónica. Tras dos décadas de concepción y desarrollo, el coste del proyecto se ha disparado a 400.000 millones de dólares, el proyecto armamentístico más caro de la historia del Pentágono, pese a lo cual ha sido cancelado el debut del caza en dos exhibiciones aéreas en el Reino Unido (El Periódico, 11 de julio de 2014).

La otrora poderosa Boeing es una buena muestra de los problemas defensivos del Pentágono. La apuesta a que el F-35 lo desarrollara Lockheed Martin, está drenando los fondos del Pentágono fuera de la Boeing, que era la empresa insignia de la fuerza aérea. De hecho, la franja de defensa de la Boeing se estrechó del 56 por ciento de su producción total en 2003, a apenas el 38 por ciento en 2013 y se estima que en pocos años ya no producirá aviones de combate, al haber fracasado en su búsqueda de mercados alternativos en Brasil, India y Corea del Sur (Wall Street Journal, 20 de setiembre de 2014). Boeing cerrará su fábrica de cargueros C-17 en Long Beach y puede cerrar la de F-18 en Saint Louis en 2017 si no consigue más encomiendas.

Finalmente, la política exterior de la Casa Blanca es errática, mientras la de sus competidores tiene un horizonte definido. El periodista Robert Parry analiza cómo los neoconservadores lograron bloquear la “estrategia realista” de Obama, consistente en colaborar con Vladimir Putin para desenredar el caos geopolítico en Oriente Medio. Los neocon siguen apostando a la caída de Bachar al Assad y se inclinan por crear situaciones caóticas, como la que vive Libia, antes que tolerar la existencia de regímenes adversos (Consortiumnews.com, 19 de setiembre de 2014).

Diversos analistas sostienen que la fabricación de crisis es lo que mejor sabe hacer la superpotencia y que puede ser el único modo de contener su decadencia. El conflicto en Ucrania, donde forzaron la caída de un presidente electo, apunta a aislar a Rusia de Europa. El ataque al Estado Islámico, busca empujarlo cada vez más hacia el norte. Ambas operaciones atentan contra el trazado de la Ruta de la Seda, considerada una de las vigas maestras del nuevo orden mundial.

- Raúl Zibechi, periodista uruguayo, escribe en Brecha y La Jornada y es colaborador de ALAI. 


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Escuchar, privilegio de la sabiduría

Problemas que pueden calificarse de urgentes, complejos y trascendentes para el país salieron a la luz en una evaluación acerca del estado de la ciencia nacional protagonizada por la Academia de Ciencias de Cuba. A partir de ese inventario revelador, se propuso un grupo de transformaciones vitales para reorganizar y hacer crecer nuestro Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación.  BOHEMIA realiza un primer acercamiento al tema, al habla con algunos académicos
Por BÁRBARA AVENDAÑO
29 de septiembre de 2014
Goethe comparó las ideas audaces con piezas del ajedrez
(foto ANTONIO PONS BEATO)
Johann Wolfgang VonGoethe comparó las ideas audaces con las piezas delajedrez que avanzan por el tablero. El poeta, novelista, dramaturgo y científicoalemán, agregó: “Ellas pueden ser vencidas, pero también pueden iniciar una partida victoriosa”.

Esas palabras parecieran acompañar el proceso de implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social aprobados por el VI Congreso del Partidorelacionados con la reorganización del Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación (SCTI). Y es que en mirar hacia adelante, crecer, reside la aspiración de la ciencia y los científicos cubanos de cara a los desafíos que exige el progreso de la nación, para lo cual han reclamado unirse a los esfuerzos del Estado.

Tal propósito se evidenció en la evaluación de los problemas existentes en el sector, resumidos en el informe: “Análisis del Estado de la Ciencia en Cuba…” -elaborado en 2012 con la participación de más de cien miembros de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC)-, los cuales pueden calificarse de trascendentes para el país. El documento consta de un informe central y cinco anexos, en correspondencia con igual cantidad de secciones de la ACC: Ciencias Agrarias y de la Pesca, Técnicas, Naturales y Exactas, Sociales y Humanidades, y Biomédicas.

Según el texto, “los datos y valoraciones sobre el Estado de la Ciencia en Cuba muestran un panorama contradictorio, que refleja una indudable conquista de la Revolución, y también amenazas para la continuidad y ulterior despliegue de esa conquista”.

Entre otros, se registra una tendencia a la reducción del potencial científico que nació y creció con la Revolución, con situaciones críticas en algunas disciplinas. Por otra parte, se considera exigua y tardía la formación de doctores, especialmente en las ramas con impacto más directo en la economía y la sociedad.
Asimismo, el compendio demuestra que decrece la intensidad del financiamiento, con un deterioro notorio en las condiciones materiales para la investigación, especialmente en las áreas universitarias. Además, es baja la productividad en publicaciones y patentes, hay poco impacto económico de la ciencia en la mayoría de los sectores, y escasa traducción de la investigación científica en el componente tecnológico de las exportaciones.
La CTI: una inversión estratégica
La CTI no puede considerarse un “gasto”, sino una inversión estratégica. 
(foto ANTONIO PONS BEATO)
Para concluir, el informe afirma que no es utilizado adecuadamente el potencial de una comunidad científica de alto nivel profesional y elevado compromiso revolucionario para labores de asesoría y consulta.

A partir de ese inventario revelador, la ACC sugirió transformaciones tipificadas en el documento en tres bloques de ideas: la gerencia científica, los recursos humanos, y los financieros, poniendo a la ciencia como motor generador de estos últimos.

Su contenido se presentó al Consejo de Ciencia y Tecnología de la Comisión de Implementación de los Lineamientos (Cidel) en octubre de 2013, e integró los materiales de referencia para el Grupo Temporal de Trabajo (GTT). Este, en coordinación con el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) y la intervención de otros organismos, se dispuso a elaborar la propuesta de Política para la reorganización del SCTI.
Carlos Rodríguez Castellanos, doctor en Ciencias Físicas y vicepresidente de la ACC
Carlos Rodríguez Castellanos, 
doctor en Ciencias Físicas y 
vicepresidente de la ACC.
(foto CLAUDIA RODRÍGUEZ
HERRERA)
Y como es privilegio de la sabiduría escuchar, durante ese proceso las labores se realizaron con la participación de algunos académicos, a fin de producir un documento más enriquecido. “El GTT ampliado presentó una propuesta final de política que tiene en cuenta las principales recomendaciones expresadas en los informes previos de la ACC”, anuncia Carlos Rodríguez Castellanos, vicepresidente de ese órgano. 

Y añade, “el equipo de académicos que participó en su elaboración sostuvo posteriormente un encuentro de trabajo con la ministra del CITMA, donde se puso de manifiesto el consenso alrededor de las principales tesis del documento y el gran potencial de participación de la ACC en las transformaciones del SCTI”.
Como el paciente preocupado con un diagnóstico reservado, pero dispuesto a enfrentar el tratamiento para curarse a toda costa, la comunidad científica nacional asume el que atañe a su salud y la de la sociedad, dispuesta a hacer viables las soluciones y acciones correctivas.

A sabiendas, BOHEMIA propició un primer acercamiento al tema, con la realización de una suerte de mesa redonda virtual en la que intervinieron varios de los académicos participantes en la evaluación previamente realizada, quienes respondieron a dos preguntas relacionadas con el futuro de la ciencia cubana.


Sin creernos el ombligo del mundo

-¿Por qué Cuba necesita tener un Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación moderno y robusto?
Carlos Cabal Mirabal, doctor en Ciencias Físicas
Carlos Cabal Mirabal, doctor en 
Ciencias Físicas y jefe del Grupo
de Imágenes del Centro de
Ingeniería Genética y
Biotecnología. 
(foto MARTHA VECINO)
El doctor en Ciencias Físicas Carlos Cabal Mirabal, jefe del Grupo de Imágenes del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, comienza por recordar que la ciencia cubana ha contribuido a la emancipación del pueblo, ha sido un factor de resistencia y de desarrollo de la sociedad, constituyéndose en un nuevo componente de la cultura de la nación.

“Nuestro país, que en lo político y en lo ideológico goza de soberanía, ha tenido ante sí el desafío de serlo también en lo económico. La soberanía de la patria es hoy, más que siempre, también en el plano científico y tecnológico.

“Las realidades de Cuba hacen que el desarrollo del conocimiento sea un factor de éxito para lograr una sociedad moderna, eficiente, próspera y sustentable. Su estructuración, gerencia y generación en las principales ramas del desarrollo socioeconómico del país hay que realizarlas con una perspectiva integradora de largo alcance para convertir al país en un creador de productos de alto valor agregado por la experticia implícita en estos.

“A eso se refirió Fidel en la inauguración del Centro de Biofísica Médica en febrero del 1993 cuando expresó: ‘La ciencia y las producciones de la ciencia deben ocupar, algún día, el primer lugar de la economía nacional. Tenemos que desarrollar las producciones de la inteligencia. Ese es nuestro lugar en el mundo, no habrá otro. En eso podemos competir con los japoneses, con los alemanes…’ ”, citó el también Premio Nacional de Física 2010.

Doctor en Ciencias Biológicas Agustín Lage Dávila, director del Centro de Inmunología Molecular
Agustín Lage Dávila, doctor en Ciencias
Biológicas y director del Centro de
Inmunología Molecular. (INTERNET)
Para Agustín Lage Dávila, doctor en ciencias Biológicas y director del Centro de Inmunología Molecular (CIM), la respuesta a nuestra pregunta es simple y directa. “Porque sin un SCTI eficaz no podremos construir un socialismo próspero y sostenible, ni defender la justicia social conquistada y la soberanía nacional”.

Y antes de explicar las razones que justifican su opinión, hace una alerta: “La ciencia no lo es todo en la batalla de los cubanos. Hay muchos retos en el plano de la creación de valores, la conciencia política, la cultura jurídica, la organización de la sociedad, la economía, la defensa, la educación y otros que debemos enfrentar, para seguir defendiendo con éxito lo que el pueblo cubano ha construido. Pero, sin creernos ‘el ombligo del mundo, también es cierto que la batalla económica requiere un fuerte componente de ciencia, tecnología e innovación.

“Somos solamente 11 millones de habitantes. No tenemos como China, por ejemplo, una demanda doméstica grande de bienes y servicios que ‘hale’ el crecimiento de la industria. Tampoco poseemos, como Argentina, enormes extensiones de tierra fértil para garantizar la autosuficiencia alimentaria y las agro-exportaciones, ni atesoramos, como Venezuela, recursos naturales demandados por el mundo. Nuestra imprescindible inserción en la economía mundial hay que articularla sobre la base de bienes y servicios ‘de alto valor añadido’, o, lo que es lo mismo, valor creado por el conocimiento.

“Un SCTI es un dispositivo social encaminado a la creación sistemática de nuevo conocimiento, la asimilación crítica del creado en otras partes, y su conexión eficaz con la producción de bienes y servicios, o, como dirían los economistas, ‘la reproducción ampliada de la vida material’.

“Tenemos un buen punto de partida: el capital humano existe, no solo el científico, sino toda una población educada y con una actitud cultural proactiva hacia la ciencia y la innovación. Y tenemos el socialismo, que es mejor que la economía de mercado para transformar la riqueza material en espiritual, y esta de nuevo en riqueza material.

“Se puede hacer, pero tenemos que hacerlo en el mundo de hoy, que no es igual al del siglo XX”, previene Lage.

Doctor Luis O. Gálvez Taupier, director general del ICIDCA
Luis O. Gálvez Taupier, doctor
en Ciencias Técnicas y  director 
general del Instituto Cubano de
Investigaciones y Derivados de
la Caña de Azúcar.
(LEYVA BENITEZ)
Al peso que tienen en la realidad cubana los insuficientes recursos naturales y la limitada población del país, suma el doctor en Ciencias Técnicas Luis O. Gálvez Taupier las características de la geografía de la Isla. Y con él, director general del Instituto Cubano de Investigaciones y Derivados de la Caña de Azúcar (Icidca), coincide Carlos Cabal, quien grafica así la situación:

“Extensa longitud costera en relación con su pequeña superficie. Nuestra posición ocasiona una alta vulnerabilidad ante fenómenos naturales como los huracanes, regímenes de lluvia anómalos, elevada aridez de los suelos, todo lo cual tiende a hacerse más crítico por los cambios climáticos que están teniendo lugar. Además, parte de nuestro archipiélago está en una zona sísmica activa. Otros países con problemas similares los enfrentan con éxito por disponer de una CTI sólida”.

El ingeniero Gálvez reconoce como el resultado más importante de la estrategia cubana de crear centros de investigación el del campo de la biotecnología, principalmente la biomedicina, concebida como un sistema integral consolidado de ciclo cerrado; pero a la vez observa que el resto de la actividad científica, principalmente la vinculada a la gestión productiva, en gran medida ha sufrido un deterioro.

“Esto se debe al bajo reconocimiento de su importancia para la economía y verla como una actividad que no siempre genera ingresos a corto plazo”, dice. A ello atañe que en ese renglón se hayan presentado limitaciones de recursos y medios para investigar, lo cual provoca la desmotivación de sus investigadores y especialistas, y ha estimulado un éxodo a otras labores y los llamados sectores emergentes.

“A tales circunstancias se suman las nuevas normativas como parte de las medidas del Perfeccionamiento y Reordenamiento Empresarial, que determinan la asunción de estructuras empresariales en los centros de investigación e innovación tecnológica vinculados a la producción. Así dejan de tener un presupuesto del Estado para cubrir los gastos y pasan a depender de los ingresos de los proyectos de investigación que contraten con los grupos empresariales y empresas productoras interesadas por los servicios técnicos que puedan brindar y las producciones que realicen”, dice con pesar.

-¿Qué se entiende por CTI?

Doctor Jorge Núñez Jover, director de Posgrado y coordinador de la Cátedra de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Investigación de la UH
Jorge Núñez Jover, doctor en 
Ciencias Filosóficas, director de
Posgrado y coordinador de la 
Cátedra de Ciencia, Tecnología,
Sociedad e Investigación de la
Universidad de La Habana.
(LEYVA BENITEZ)
-Todos los países necesitan contar con capacidades para producir, distribuir y usar el conocimiento –advierte el licenciado en Química y doctor en Ciencias Filosóficas Jorge Núñez Jover, director de Posgrado y coordinador de la Cátedra de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Investigación (CTS+I) de la Universidad de La Habana. La educación es la base del SCTI. Podemos decir tajantemente que no hay desarrollo posible sin conocimiento.

“Para comenzar es clave entender que ciencia, tecnología e innovación no son la misma cosa. Necesitamos buenos investigadores, centros de investigación y universidades, excelentes doctorados, magníficas publicaciones. Pero la tecnología no se reduce a eso. Para producir alimentos, organizar el sistema de transporte, mejorar el de salud, construir viviendas… necesitamos seleccionar bien las tecnologías que usamos. Estas no necesariamente dependen de nuestras investigaciones científicas. Hay equipamiento o formas de organizar los procesos productivos y sociales que están disponibles y basta con asimilarlos.

“Pero incluso ese acto de apropiación de tecnologías generadas en otros contextos requiere de conocimientos, de gente preparada. Hay algunas que serán derivadas de nuestra ciencia: una nueva vacuna, una semilla propia; pero la mayor parte de estas, los artefactos y procesos que modelan nuestras vidas cotidianamente, no provienen de aquella aunque se benefician de sus resultados.

“Finalmente, la innovación es también algo diferente: se trata de la incorporación al tejido productivo y social de nuevos equipos, formas organizativas, procesos. Es la solución creativa de problemas con base en el conocimiento. Una tecnología comprada en el exterior o producida en Cuba que no se disemina e incorpora a la vida práctica de manera sostenida no constituye una innovación.

“Lo otro es que todo ello debe constituir un sistema. Los países que más han avanzado construyeron sistemas que articulan a las personas, las organizaciones, los territorios, que influyen en la producción, distribución y uso del conocimiento. Y eso solo es posible si existen leyes, regulaciones, normas, procedimientos, incentivos, que lo hagan posible. Se requiere mucha comunicación, intercambios, flujos de conocimientos y tecnologías entre los actores colectivos. Si tenemos todo ello, tenemos un SCTI”, resume Núñez Jover.
Doctor Jesús Guanche Pérez, coordinador de la Sección de Ciencias Sociales y Humanidades de la ACC
Jesús Guanche Pérez, doctor en 
Ciencias Históricas y
coordinador de la Sección de 
Ciencias Sociales y Humanidades
de la ACC. 
(CORTESÍA DEL ENTREVISTADO)
Convencido de que la CTI no pueden considerarse un “gasto”, desde el paradigma economicista está el doctor en Ciencias Históricas Jesús Guanche Pérez, coordinador de la Sección de Ciencias Sociales y Humanidades de la ACC y miembro de su Consejo Directivo.

“Se trata de una inversión estratégica, un recurso múltiple y complejo que va desde lo humano debidamente preparado y estimulado, el conocimiento sistematizado, acumulado y transmitido, la información precisa, la adecuada visibilidad pública, los medios tecnológicos más actualizados para acceder al conocimiento, y los mejores modos de hacer en cada caso. Esto abarca desde la docencia hasta la acertada toma de decisiones.

“Un país que invierte una parte muy importante del PIB en educación y salud, por ejemplo, está aún lejos de invertir lo necesario en este campo estratégico, pues son precisamente la CTI puestas en función del desarrollo humano, mediante la prosperidad económica, las que pueden poner al día otros muchos sectores o campos en la sociedad, especialmente la propia economía.

“Hoy vivimos en un país pequeño de una sociedad global. Si no se está plenamente consciente de que formamos parte del sistema-mundo, con un modelo sociopolítico alternativo (contestatario) a la dependencia del poder transnacional, nos ahogamos en la aldealidad. Entre muchos factores, acelerar el desarrollo de la CTI debe facilitar un salto hacia adelante para superar el ostensible atraso respecto a otros países de nuestra más cercana área geográfica. Eso ya está estudiado estadísticamente con múltiples detalles”, asegura este Académico de Mérito.

Doctor Luis Alberto Montero Cabrera
Luis Alberto Montero Cabrera,
doctor en Ciencias Químicas y 
Profesor Titular de la Universidad
de La Habana. 
(foto ANARAY LORENZO)
Con la experiencia adquirida en tantos años frente a un aula, el doctor en Ciencias Químicas Luis Alberto Montero Cabrera, Profesor Titular de la Universidad de La Habana, explica que los productos de la ciencia y la alta tecnología suelen ser exclusivos porque se basan en descubrimientos originales solo alcanzables por sistemas de mejor calificación intelectual que la generalidad de la humanidad. “Y eso genera altos precios de mercado y una consecuente elevada productividad del trabajo si tales productos y servicios aparecen adecuadamente demandados.

“Como conclusión simple de lo anterior tenemos que nuestra oportunidad de que el trabajo realizado se convierta en riqueza y bienestar para los cubanos es emplear la exclusividad de nuestra preparación y calificación científica para vender caro lo que produzcamos y que las ganancias financien nuestro bienestar material.

“Eso se logra con una capacidad elevada de desarrollo tecnológico e implementando posibilidades teóricamente ilimitadas de innovar en nuestras producciones y servicios. Y un socialismo bien concebido se muestra como ideal para lograr esto”, alerta Montero.
Doctora Olga Fernández Ríos, vicecoordinadora de la Sección de Ciencias Sociales y Humanidades de la ACC
Olga Fernández Ríos, doctora en 
Ciencias Filosóficas y 
vicecoordinadora de la Sección 
de Ciencias Sociales y 
Humanidades de la ACC. 
(foto CLAUDIA RODRÍGUEZ)
Como buena filósofa, la doctora en Ciencias Olga Fernández Ríos, vicecoordinadora de la Sección de Ciencias Sociales y Humanidades de la ACC, echa mano de un concepto para dar riendas a su respuesta.

“Cuando hablamos de un sistema en el sentido social nos referimos a un conjunto de entidades y organismos interrelacionados, con influencias e interacciones mutuas para enfrentar determinadas actividades y para lograr objetivos de interés común. En un sistema todos sus integrantes están conectados, cada uno influye y es influido por los otros, es una relación que también se expresa en las funciones que corresponden a cada entidad u organismo que lo integran.

“Potenciar el SCTI significa fortalecerlo a fin de que cada elemento juegue la función que le corresponda, para trazar objetivos bien definidos, desarrollar las capacidades de investigación, innovación y organización que contribuyan a las necesarias transformaciones en nuestro modelo de desarrollo económico y social”.

A propósito interviene el doctor en Ciencias Físicas Carlos Rodríguez. “Al SCTI le corresponde lograr la participación efectiva de la CTI en todas las esferas de la vida socioeconómica. Para ello, deberá fomentar la capacidad de innovación en todos los sectores y conducirla en correspondencia con nuestros objetivos estratégicos. Por una parte, se trata de fortalecer la generación y transferencia de resultados de la investigación y el desarrollo tecnológico propios. Por otra, se requiere aumentar la absorción de nuevos conocimientos, productos y tecnologías a través de la inversión y el comercio exterior.

“Las políticas adoptadas deberán fortalecer tanto las capacidades de oferta, generación y transferencia, como las de demanda y asimilación. Estos componentes deben formar parte de un esfuerzo coherente que integre al potencial científico y tecnológico con los sectores productivos y de servicios y con la dirección del país”.

No se puede evaluar ni dirigir con anécdotas

-¿Qué pasos hay que dar para que el país tenga un SCTI moderno y robusto?
-La Verdad, decía Lenin, es siempre revolucionaria -recuerda Agustín Lage antes de subrayar los que considera seis aspectos esenciales: Tomar conciencia de que el período especial que siguió en los años 90 a la desaparición de la URSS y al reforzamiento oportunista del bloqueo estadounidense contra Cuba, si bien es básicamente una historia de resistencia y victoria del pueblo cubano, también nos dejó heridas y secuelas; y en el tema que nos ocupa, un daño tangible en el Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación.
No hay desarrollo posible sin conocimiento
No hay desarrollo posible sin conocimiento. (foto CLAUDIA RODRÍGUEZ HERRERA)
“Lo segundo es la comprensión de que el SCTI de Cuba hay que hacerlo crecer. Y no a un ritmo derivado del crecimiento de la economía, sino por delante de este. A riesgo de provocar la crítica ácida de algunos economistas, diría que hay que hacerlo crecer fuera de proporción. No debe ser consecuencia distal del crecimiento económico, sino causa motriz de este.

“Ese crecimiento del SCTI hay que diseñarlo y medirlo con indicadores cuantificables, que deben formar parte del plan de la economía y debatirse como mismo se hace con el programa de desarrollo económico. La ciencia no se puede evaluar ni dirigir con anécdotas. Hay mejores formas de evaluarla, que aunque son incompletas e imperfectas, es mucho peor no utilizarlas.

“Luego hay que revisar las estructuras y procesos organizativos que necesitamos. Debe ser una tarea social consciente, y como tal, requerirá conducción consciente. Hay variantes posibles. Lo que sí es perfectamente claro es que esas estructuras y procesos no deben ser los mismos de ayer. La realidad es distinta, nuestras estrategias también deben serlo”.

Agustín Lage sugiere rediseñar una estrategia de financiamiento del sistema que debe procurar un equilibrio entre el de fuente empresarial y el que proviene del presupuesto del Estado. “Ciertamente, el componente empresarial debe crecer, pero el presupuestado también lo necesitamos. Tienen funciones diferentes. Y ambos deben ser medibles y transparentes, tanto en su volumen (sea el que fuese posible) como en sus asignaciones.

“Finalmente requeriremos también un tratamiento especial de la 'Empresa Socialista de Alta Tecnología'. Es un componente nuevo que debe nacer en el tejido empresarial cubano llamado a un rol protagónico (no exclusivo, pero sí protagónico) en la conexión de la ciencia con la economía. Hay semillas de esto germinando en la Biotecnología, en las Ciencias Informáticas y otros campos, pero ahora es preciso capturar esas experiencias en definiciones estructuradas de cuáles deben ser los atributos y las atribuciones de ese tipo de empresa dentro de nuestro modelo económico”, convoca.

La actividad científica, principalmente la vinculada a la gestión productiva, ha sufrido deterioro
La actividad científica, principalmente la vinculada con la
gestión productiva, en gran medida ha sufrido un deterioro.
(foto CLAUDIA RODRÍGUEZ HERRERA)
Carlos Cabal, también Profesor Titular de la Facultad de Física de la Universidad de La Habana, agrega que en lospresupuestos del Estado cubano se deberían incluir partidas explícitas y crecientes destinadas al fomento de la investigación científica, el desarrollo y la innovación. Ese presupuesto podría tener fuentes financieras, entreotras, a partir de los ingresos que la propia ciencia genera actualmente.

Además, plantea estrechar e incentivar los nexos entre los actores de la ciencia, la educación superior y todo el sistema educacional cubano. De igual forma, entre la educación superior, los centros científicos y el sistema empresarial cubano, y motivar la formación de jóvenes científicos con alto nivel por medio de un programa priorizado y audaz de formación de doctores. 

Entre sus criterios, el Académico de Mérito Luis Gálvez sostiene que para lograr una eficiente y eficaz función de la ciencia ante la producción “tenemos que lograr interesar, por las más diferentes vías (y aquí también hay que innovar), a la empresa y la unidad productora (sea cual fuere la forma de propiedad y organización empresarial que adopten) en la búsqueda sistemática de soluciones técnicas y en la asimilación de nuevas tecnologías que contribuyan a elevar su eficiencia, valor agregado y sostenibilidad a largo plazo.

“Este es un medio de favorecer la economía y competitividad de la empresa y del país, y a la vez de obtener ingresos suficientes que le permitan financiar la actividad de los centros de investigación y desarrollo, pues ven en estos la garantía de su desarrollo y mejoras continuas.

“Para alcanzar los objetivos que se quieren es necesario resolver las dificultades con el relevo generacional del potencial humano de la ciencia cubana vinculado a los aspectos de la formación y especialización, el descenso del número de graduados de ciencias exactas e ingenierías, el desplazamiento de los investigadores a otros sectores de la economía, y el innegable incremento de los procesos migratorios de jóvenes talentosos”, asevera.

El asimismo Investigador Titular de la Fundación Fernando Ortiz, Jesús Guanche, es uno de los muchos que han trabajado recientemente en dos propuestas complejas pero necesarias. “En primer lugar sobre el estado de la ciencia y sus perspectivas; y paralelamente en el estado del conocimiento como patrimonio acumulado y su adecuada utilización”.

“Esto abarca toda la sociedad, sin excepción, pues la ACC es disciplinalmente inclusiva (a diferencia de otras en el mundo) e institucionalmente multirrepresentativa; es decir, el grueso de la membresía forma parte o labora en muy diversas instituciones, de manera que tiene un perfil transversal a toda la sociedad cubana. Nuestros científicos son docentes, investigadores y directivos…, con un muy reconocido prestigio nacional e internacional.
La batalla económica requiere un fuerte componente de ciencia, tecnología e innovación
La batalla económica requiere un fuerte componente de
ciencia, tecnología e innovación. (Archivo de BOHEMIA) 
“En lo personal considero que nuestra sociedad tiene más problemas organizacionales que de otra índole y ese es un desafío permanente para la ciencia y para quienes tienen la responsabilidad de organizar.

“Por ejemplo, una asignatura pendiente es llegar a formular una Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación, que se encuentre a la altura de nuestro tiempo y de proyección al futuro, tal como demanda la institucionalización del país”, sustenta Guanche.

Y a este último criterio incorpora otro matiz Jorge Núñez, especialista en Estudios Sociales de Ciencia y Tecnología. “Construir un sistema de tal naturaleza no se puede lograr por decreto. No es posible sentarse en una mesa y diseñarlo. Ese sería un sistema imaginado pero no real.

“Requiere mucha concertación de esfuerzos e intersectorialidad. Ningún ministerio por separado puede ser el portador del sistema porque en este intervienen empresas, sistema educacional, de salud, financiero, medios de comunicación, gobiernos locales, entre otros muchos. Esa concertación demanda claridad conceptual, evaluación rigurosa de la experiencia internacional y nacional y, con base en todo ello, la construcción de políticas de alta calidad.

“Si se tiene todo eso entonces solo será necesario sumar mucha voluntad política, la misma que permitió en los años 60 y 70 construir las bases del sistema científico nacional y en los 80 y 90 crear la industria biotecnológica nacional. Y por supuesto, recursos imprescindibles. El mayor respaldo a esa voluntad política debe ser la comprensión de que sin educación, ciencia, tecnología e innovación, no hay desarrollo posible”.

Sin moldes prestablecidos

Atenido a que la CTI no son actividades verticales de organismo alguno y sí horizontales en toda la sociedad, el profesor Luis Montero exterioriza su deseo de que en el país la ciencia esté presente en cada razonamiento y decisión relativos al desarrollo de la economía y la sociedad.

“La tecnología debe ser activa y productiva al servicio de la implementación y puesta en práctica inmediata y eficiente de cualquier idea de interés social y personal, en todas las organizaciones que lo requieran, sin moldes prestablecidos. Además, el emprendimiento y la innovación deben ser una forma de concebir y realizar el desarrollo permanente y competitivo de las actividades productivas.

Científicos en plena labor investigativa
(foto CLAUDIA RODRÍGUEZ HERRERA)
“Si aceptamos lo anterior, es preciso establecer o facilitar todas las conexiones posibles dentro de la sociedad entre los que crean nuevos conocimientos y la forma de realizarlos prácticamente con los encargados directos de crear valor con su trabajo, en cualquier instancia”.

Por eso ratifica una idea de interés compartido, y  propuesta a la máxima dirección del país. “Debemos tener una organización nacional que gestione la promoción de la CTI al servicio de toda la sociedad y eso debe hacerlo un ente multisectorial horizontal del Estado. Estas acciones no pueden estar concentradas en ningún organismo, porque no son verticales”.

En tanto, Olga Fernández, Académica Titular de la ACC, clama por una mejor interacción entre todos los organismos y ministerios, con empresas capaces de aplicar resultados científicos y tecnológicos y de promover encargos a la ciencia, que a la vez contribuyan con recursos económicos y materiales para su desarrollo.

“En el terreno del financiamiento se deben promover fórmulas y mecanismos diversos para sufragar la CTI e identificar los centros e investigaciones que requieran de un presupuesto diferenciado o asignado. Es el caso, por ejemplo, del campo de las humanidades y las ciencias sociales, que, aunque directamente no tengan impacto económico, desempeñan importantes roles en el complejo y contradictorio proceso de construcción socialista.

“Como nunca antes, hoy es necesario reconocer que la CTI no son nichos aislados de la sociedad, sino parte de ella, de ahí la necesidad de una adecuada promoción social de esas actividades que acerque a científicos y directivos con los ciudadanos, con todo el entramado social, y de forma muy especial con el mundo de la educación y de la cultura. Lograr una mejor información a nuestro pueblo sobre los importantes aportes de la CTI es un objetivo por cumplir, que urge ser reactivado, y que a la vez puede convertirse en una importante fuente de estimulación a quienes promueven el desarrollo científico y tecnológico del país”, expone Olga. 

A lo que Carlos Cabal añade: “La singularidad de la Revolución Cubana, sus procesos sociales, culturales e ideológicos atípicos y de ascendente complejidad requieren y ameritan que el país tenga una ciencia social, humanística sólida, y medios y formas de comunicación social efectivos, que, junto con la Escuela, trasmitan e impriman conocimientos y convicciones con métodos científicos basados en los valores ético-morales más elevados que la creación humana haya gestado”.

Por su parte, Carlos Rodríguez se muestra rotundo. Aspira a “contar con un sistema de dirección de la CTI moderno, multisectorial, que oriente, apoye, facilite e integre las actividades, abandonando el modelo actual, que no se corresponde con las necesidades de hoy. Este tendría que fomentar formas más flexibles y efectivas de conexión entre el potencial científico y las instituciones de la producción, los servicios, los órganos de dirección y la Defensa.

“También hace falta detener el actual proceso de deterioro y retomar el crecimiento selectivo, escalonado, balanceado y sostenible del potencial científico, con metas claras que combinen el desarrollo del potencial humano con las inversiones necesarias para garantizar su productividad y reproducción.

La población mantiene una actitud cultural proactiva hacia la ciencia y la innovación
El capital humano existe, no solo el científico, sino
toda una población educada y con una actitud 
cultural proactiva hacia la ciencia y la innovación. 
(foto CLAUDIA RODRÍGUEZ HERRERA)
“En particular, es necesario elevar la intensidad de las actividades de I+D+i en las universidades a fin de lograr un mejor aprovechamiento de su importante potencial científico, garantizar la reproducción de los recursos humanos para la ciencia y elevar la calidad de la educación superior, brindando especial atención a las investigaciones de carácter estratégico para el país y la formación de doctores.

“Por último, pero no porque sea lo menos importante, hay que elevar considerablemente el nivel de informatización de todo el SCTI, para lograr un aprovechamiento cualitativamente superior de las oportunidades que ofrecen las TIC”.

Planificar y concebir un SCTI moderno y acciones concretas y estratégicas que detengan el deterioro de la CTI y las sitúen en el lugar que les corresponde como catalizador del desarrollo económico y social, es anhelo de todos los entrevistados para este espacio.

Darles cada vez más participación en ese proceso a los actores del escenario científico incrementaría el compromiso de estos con la nación, y sería una buena señal para la comunidad a la que pertenecen, así como para el resto de la sociedad. Reinicio ventajoso que pudiera garantizar una partida invicta en nuestro tablero de ajedrez.

Publican Libro Amarillo con nombres de perseguidos en El Salvador en la década del 80


Publicado en Cubadebate el 28 septiembre 2014




El Libro Amarillo es el informe elaborado por el Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Armada (EMCFA), el ente élite operativo del ejército, cuyas iniciales se ven claramente inscritas en cada una de las 270 páginas del documento y que confirmaría su carácter oficial. Este documento confidencial del ejército salvadoreño de la década de los 80 podría ser el eslabón perdido que confirma el involucramiento de las fuerzas armadas en actividades de escuadrones de la muerte, como torturas y desapariciones forzadas durante la guerra civil.

Un documento de la década de 1980 de los archivos del servicio de inteligencia militar de El Salvador identifica a casi dos mil ciudadanos salvadoreños considerados “terroristas delincuentes” por la Fuerza Armada. Entre ellos se encuentra el actual Presidente y ex líder guerrillero, Salvador Sánchez Cerén.

Otras personas mencionadas en la lista son defensores de derechos humanos, líderes sindicales y figuras políticas. Muchos sufrieron detenciones ilegales, tortura, ejecución extrajudicial, desaparición forzada y otras violaciones de los derechos humanos.

El informe, llamado Libro amarillo, es el primer documento militar confidencial salvadoreño en hacerse público; además, es la única prueba proveniente de los propios archivos del Ejército salvadoreño sobre los métodos de vigilancia utilizados por las fuerzas de seguridad y dirigidos a ciudadanos salvadoreños durante la guerra civil que duró 12 años.

Ahora el Libro amarillo ha sido publicado en Internet, junto con un análisis del mismo y documentos estadounidenses relacionados, a los cuales se les ha levantado el secreto oficial que los regía; esto se ha logrado mediante la colaboración entre el National Security Archive (Archivo de Seguridad Nacional), el University of Washington Center for Human Rights (Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Washington, UWCHR) y el Human Rights Data Analysis Group (Grupo de Análisis de Datos de Derechos Humanos).

Según la introducción, el Libro amarillo, fechado en julio de 1987, fue recopilado por el Departamento de Inteligencia (C-II) del Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Armada Salvadoreña (EMCFA).

Consiste en una lista sistemática con 1.915 registros, 1.857 sobre personas identificadas por nombre, con sus correspondientes fotografías y su supuesta conexión con organizaciones sospechosas, como sindicatos, partidos políticos y grupos rebeldes del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN).

Una nota escrita a mano en su portada indica que el informe tenía el fin de ayudar a las fuerzas de seguridad a identificar a la oposición. “Que lo usen” dice la nota, y añade: “Sacar fotocopias de las fotografías y ponerlo en boletinero para que conozcan a sus enemigos”.

Si bien el análisis del Libro amarillo continúa efectuándose, las investigaciones preliminares dejan claro que algunas de las personas mencionadas en sus listas fueron muertas o desaparecidas y nunca más vistas; otras fueron capturadas, torturadas y más tarde puestas en libertad.

Bajo la dirección de Patrick Ball, Director Ejecutivo del Grupo de Análisis de Datos de Derechos Humanos, investigadores cruzaron los nombres listados en el Libro amarillo con cuatro bases de datos históricos de reportes de violaciones de derechos humanos recogidos durante el periodo 1980-1992.

Este proceso halló 273 de los nombres del Libro amarillo, equivalente a 15%, emparejados con reportes de muertes o ejecuciones extraudiciales; 233 o 13% emparejados con reportes de desaparición forzada; 274 o 15% emparejados con reportes de tortura; y 538 o 29% con reportes de detenciones o arrestos. Un total de aproximadamente el 43% de los nombres incluidos dentro del Libro amarillo corresponden con estos bases de datos históricos.

El informe completo del Grupo de Análisis de Datos de Derechos Humanos está incluido con esta publicación como anexo.

Un ex militar estadounidense que sirvió en El Salvador durante la década de 1980, que pidió no ser nombrado, ha declarado que el Libro amarillo parece ser un auténtico producto de la inteligencia militar salvadoreña, uno de los muchos documentos de este tipo creados para rastrear y registrar supuestos peligros.

El documento original, la fotocopia de un original desconocido, fue donado a una organización de la sociedad civil salvadoreña por una persona que dijo haberlo encontrado en una casa durante una mudanza. El documento analizado aquí es una fotocopia de esta reproducción.

El documento ha circulado antes de forma privada en El Salvador, y fue descrito en reportajes de Al Jazeera y La Jornada en 2012.

Las investigaciones del UWCHR y del National Security Archive explican el Libro amarillo en relación con los servicios de inteligencia salvadoreños y sus relaciones históricas con los Estados Unidos. Un análisis detallado y una transcripción del documento en una hoja de cálculo serán de utilidad para investigadores en el futuro, así como para sobrevivientes y defensores que procuran obtener justicia por crímenes de guerra.

Entre los casos individuales analizados están los de la académica y defensora de justicia social María Teresa Saballos, desaparecida en 1979; del líder sindical Héctor Bernabé Recinos, cuya esposa e hija desaparecieron mientras él estaba detenido ilegalmente y era torturado; y el de Blanca América Recinos de Burgos, detenida y torturada en 1982 después de la detención en masa de otros miembros de la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños.

La autenticidad del documento está confirmada por su coherencia con estos casos; además, tiene características clave en común con otros documentos de inteligencia militar latinoamericanos como el infame Diario Militar de Guatemala.

La aparición del Libro amarillo representa un desafío a años de tácticas obstruccionistas por parte del ejército y las fuerzas de seguridad de El Salvador respecto a su papel en la sangrienta guerra civil que, según Naciones Unidas, dejó por lo menos 75.000 civiles muertos y aproximadamente 8.000 desaparecidos.

La negativa del gobierno salvadoreño a divulgar sus documentos oficiales fue particularmente frustrante para la Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas, establecida por los acuerdos de paz en 1992.

Si bien la comisión tuvo acceso a testimonios de sobrevivientes, pruebas obtenidas de exhumaciones, informes publicados sobre derechos humanos, y miles de documentos estadounidenses a los cuales se les ha levantado el secreto oficial —que fueron facilitados por elNational Security Archive—, sus repetidas solicitudes de acceso a los archivos estatales han sido ignoradas por el gobierno salvadoreño.

El Presidente Salvador Sánchez Cerén: en El Libro Amarillo, y en la actualidad.

La presente publicación del Libro amarillo coincide con el momento en que los salvadoreños están reevaluando la historia de violaciones de derechos humanos durante el conflicto. Organizaciones como el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana (IDHUCA) y la Asociación Pro-Búsqueda, entre otras, han presentado decenas de denuncias penales por crímenes de lesa humanidad relativos a tortura, desaparición forzada, ejecuciones extrajudiciales y matanzas, y están haciendo un llamado al gobierno para que haga públicos los registros históricos de las fuerzas de seguridad para hacer una rendición de cuentas completa del pasado.

En este tenso ambiente en el que importantes organizaciones en pro de la justicia han sido clausuradas y atacadas, los defensores de derechos humanos esperan una decisión de la Corte Suprema, que está estudiando la ley de amnistía aprobada en 1993 que garantiza impunidad a los perpetradores de graves violaciones de derechos humanos. Si la ley se anula o la Corte falla que es inconstitucional, se eliminará un importante obstáculo a la justicia. Por ser un documento que registra la vigilancia y persecución de sus propios ciudadanos por parte del estado salvadoreño, el Libro amarillo puede servir como prueba en acciones jurídicas en el futuro.

Lee el Libro amarillo

El amplio alcance del documento excede la capacidad del Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Washington y del National Security Archive de investigar los casos de todas las personas mencionadas o de contactarlas a ellas y a sus familias. Si Ud. tiene información sobre cualquier persona mencionada por el Libro amarillo, le rogamos que se comunique con nosotros a través de info@unfinishedsentences.org.


(Tomado del Archivo de Seguridad de la Universidad George Washington)
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