"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

sábado, 21 de junio de 2014

Si, ha podido

En las últimas semanas me he encontrado varias veces conversando con liberales que niegan con la cabeza entristecidos y manifiestan su desilusión con el presidente Barack Obama. ¿Por qué? Sospecho que les está influyendo, a menudo sin que se den cuenta, la retórica que domina los medios de comunicación.

La verdad es que, en estos momentos, muchos de los comentarios que leemos sobre el Gobierno de Obama —y gran parte de la información también— resaltan lo negativo: el contraste entre las desmesuradas esperanzas de 2008 y las prosaicas realidades de la guerra de trincheras política, los problemas en el Departamento de Excombatientes, el desastre de Irak y todo lo demás. Parece que lo que está bien visto es presentar la imagen de un Obama que se tambalea y describir su presidencia no como turbulenta, sino como un fracaso.

Pero todo esto es un error. Debemos juzgar a los dirigentes por sus logros, no por la prensa que tengan, y en materia política Obama está teniendo un año considerablemente bueno. De hecho, es muy probable que 2014 pase a la historia por ser uno de esos años en los que Estados Unidos dio un giro importante en la dirección adecuada.

Primero, la reforma sanitaria es ya una realidad; y a pesar de unos comienzos caóticos, parece que está teniendo mucho éxito. ¿Recuerdan que se decía que nadie iba a registrarse? El número de registros del primer año ha superado las previsiones. ¿Recuerdan que se decía que la gente que se registrase en realidad no iba a pagar sus primas? La inmensa mayoría lo ha hecho.

Todavía no tenemos una imagen completa de las consecuencias que ha tenido la reforma para quienes antes no estaban asegurados, pero todo lo que ya sabemos apunta a un gran avance. Los sondeos, como el que realiza Gallup cada mes, muestran una caída en picado del porcentaje de estadounidenses que declaran no tener seguro. A los Estados que han ampliado Medicaid y fomentado activamente los nuevos mercados les ha ido especialmente bien; por ejemplo, un nuevo estudio sobre Minnesota muestra un descenso del 40% en el número de habitantes no asegurados.

Y hay buenas razones para esperar muchos más avances el año que viene. Un hecho importante es que hay más aseguradoras que están participando en los mercados, lo que indica que estas empresas creen que las cosas marchan bien y que hay motivos para esperar más competencia y crecimiento el próximo año.

Luego está la política climática. Las nuevas normas del Gobierno de Obama que afectan a las centrales eléctricas no bastarán por sí solas para salvar el planeta, pero son un verdadero comienzo (y, con diferencia, la iniciativa medioambiental más importante desde la Ley para un Aire Limpio). Yo añadiría que este es un asunto en el que Obama está dando muestras de auténtica pasión.

Ah, y la reforma financiera, aunque sea mucho más débil de lo que debería haber sido, es un hecho; si no, pregúntenselo a todos esos tipos de Wall Street que, enfurecidos por las nuevas restricciones impuestas a sus tejemanejes, han dado la espalda a los demócratas.

Si lo tenemos todo en cuenta, Obama parece ciertamente un presidente de mucha trascendencia. Hubo enormes oportunidades perdidas al comienzo de su mandato (un estímulo económico que se quedó corto, el no haber ofrecido una ayuda significativa a los propietarios de vivienda con dificultades). Además, desperdició varios años tratando de alcanzar un gran acuerdo presupuestario que, aparte de resultar imposible, habría llevado a Estados Unidos por el mal camino. Pero en su segundo mandato está cumpliendo la promesa de un verdadero cambio a mejor. Entonces, ¿a qué se debe la mala prensa?

Puede que parte de la respuesta radique en el relativamente bajo índice de popularidad de Obama. Pero, básicamente, esto es un reflejo de la polarización política (un considerable apoyo de los demócratas, pero una oposición radical por parte de los republicanos), la cual es más un signo de los tiempos que un problema con el presidente. En todo caso, se supone que debemos juzgar a los presidentes por lo que hacen, no por una opinión pública voluble.

Una respuesta más general, supongo, es el síndrome de Simpson-Bowles, la creencia de que las cosas buenas deben ser fruto del consenso bipartidista y de que la honradez fiscal es el problema más importante de esta época. Muchos autoproclamados centristas padecen este síndrome, aunque para cualquiera que haya prestado atención está clarísimo que: a) los republicanos de hoy día sencillamente se niegan a alcanzar un consenso con un presidente demócrata, y b) la supuesta crisis fiscal se ha exagerado muchísimo.

La consecuencia de la eterna prevalencia de este síndrome es que buena parte de la clase dirigente de Washington no acaba de captar los grandes logros de Obama. Se suponía que debía salvar el presupuesto, no el planeta, y que tenía que conseguir de algún modo que los republicanos cooperasen.

Pero ¿a quién le importa lo que opinen los centristas? La reforma sanitaria es un asunto de primer orden; y si a uno le preocupa el futuro, las medidas para combatir el cambio climático son mucho más importantes que posponer la edad de jubilación. Y si resulta que estos logros se han hecho realidad sin el apoyo republicano, ¿qué más da?

Supongo que a algunos les decepcionará que Obama no haya sido capaz de conseguir que nuestra política esté menos enconada y polarizada. Pero lograr eso nunca fue muy probable. La verdadera incógnita era si (con la ayuda de Nancy Pelosi y otros) podía conseguir avances reales en asuntos importantes. Y me alegra decir que la respuesta es que sí, ha podido.

Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y premio Nobel de 2008.

Traducción de News Clips.

© 2014 New York Times Service.

Economía post-crisis

Robert Skidelski, Project Syndicate

El la elección del Parlamento Europeo del mes pasado, los partidos euroescépticos y extremistas ganaron el 25% del voto popular. Las victorias más resonantes se registraron en Francia, el Reino Unido y Grecia. Estos resultados fueron ampliamente, y correctamente, interpretados como una señal del grado de descontento entre una elite europea arrogante y los ciudadanos comunes.

Más inadvertidos, porque son menos obvios desde un punto de vista político, son los murmullos intelectuales de hoy, cuya manifestación más reciente es el libro Capital in the Twenty-First Century del economista francés Thomas Piketty, una acusación fulminante a la creciente desigualdad. Tal vez estemos siendo testigos del inicio del fin del consenso capitalista neoliberal que ha prevalecido en todo Occidente desde los años 1980 -y que, para muchos, condujo al desastre económico de 2008-2009.

Particularmente importante es el creciente descontento de los estudiantes de economía con los programas universitarios. El descontento de los estudiantes importa, porque la economía ha sido durante mucho tiempo el faro político de Occidente.

Este descontento nació en el "movimiento económico post-autista", que comenzó en París en 2000, y se propagó a Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. La principal queja de sus seguidores era que la economía convencional que se les enseñaba a los estudiantes se había convertido en una rama de las matemáticas, desconectada de la realidad.

La revuelta progresó poco en los años de la "Gran Moderación" de los 2000, pero revivió luego de la crisis de 2008. Dos vínculos importantes con la red anterior son el economista estadounidense James Galbraith, hijo de John Kenneth Galbraith, y el economista británico Ha-Joon Chang, autor del éxito editorial 23 Cosas que no te cuentan sobre el capitalismo.

En un manifiesto publicado en abril, estudiantes de economía en la Universidad de Manchester defendían una estrategia "que comienza con los fenómenos económicos y luego les brinda a los estudiantes un kit de herramientas para evaluar de qué manera las diferentes perspectivas pueden explicarlos", en lugar de con modelos matemáticos basados en presunciones irreales. Notablemente, Andrew Haldane, director ejecutivo para Estabilidad Financiera en el Banco de Inglaterra, escribió la introducción.

Los estudiantes de Manchester sostienen que "la corriente convencional dentro de la disciplina (teoría neoclásica) ha excluido toda opinión disidente, y podría decirse que la crisis es el último precio de esta exclusión. Enfoques alternativos como la economía post-keynesiana, marxista y austríaca (así como muchos otros) han quedado marginados. Lo mismo puede decirse de la historia de la disciplina". En consecuencia, los estudiantes tienen escasa conciencia de las limitaciones de la teoría neoclásica, mucho menos de las alternativas.

El objetivo, según los estudiantes, debería ser "conectar las disciplinas dentro y fuera de la economía". La economía no debería estar divorciada de la psicología, la política, la historia, la filosofía y demás. Los estudiantes son específicamente proclives a estudiar cuestiones como la desigualdad, el papel de la ética y la justicia en la economía (a diferencia del foco prevaleciente en la maximización de las ganancias) y las consecuencias económicas del cambio climático.

La idea es que este tipo de intercambio intelectual ayude a los alumnos a entender mejor los fenómenos económicos recientes y mejorar la teoría económica. Desde este punto de vista, todos saldrían beneficiados con la reforma de los programas de estudio.

El mensaje más profundo es que la economía convencional es, por cierto, una ideología -la ideología del libre mercado-. Sus herramientas y presunciones definen sus temas. Si asumimos una racionalidad perfecta y mercados completos, estamos impedidos de explorar las causas de los fracasos económicos en gran escala. Desafortunadamente, esas presunciones tienen una profunda influencia en la política.

La hipótesis de mercados eficientes -la idea de que los mercados financieros, en general, evalúan los riesgos de manera correcta- brindó el argumento intelectual para una amplia desregulación de la banca en los años 1980 y 1990. De la misma manera, las políticas de austeridad que Europa utilizó para combatir la recesión del 2010 en adelante estaban basadas en la idea de que no había más recesión que combatir.

Esas ideas estaban emparentadas con las opiniones de la oligarquía financiera. Pero las herramientas de la economía, como se las enseña hoy en día, ofrecen poco margen para investigar los vínculos entre las ideas de los economistas y las estructuras de poder.

Los alumnos "post-crisis" de hoy tienen razón. ¿Entonces qué es lo que mantiene en funcionamiento el aparato intelectual de la economía convencional?

Para empezar, la enseñanza y la investigación económica está profundamente inmersa en una estructura institucional que, como sucede con todos los movimientos ideológicos, recompensa la ortodoxia y castiga la herejía. Los grandes clásicos de la economía, desde Smith hasta Ricardo y Veblen, no se enseñan en las aulas. El financiamiento a la investigación se asigna sobre la base de la publicación de diarios académicos que abrazan la perspectiva neoclásica. La publicación en estos diarios también es la base de cualquier promoción.

Es más, se ha convertido en un principio rector que cualquier avance hacia una estrategia más abierta o "pluralista" en cuanto a la economía presagia una regresión a modos de pensamiento "pre-científicos", de la misma manera que los resultados de la elección del Parlamento Europeo amenazan con revivir un modo más primitivo de la política.

Sin embargo, las instituciones y las ideologías no pueden sobrevivir por simple conjuro o recordatorios de horrores pasados. Tienen que enfrentar el mundo contemporáneo de la experiencia vivida.

Por ahora, lo mejor que puede lograr la reforma de los programas de estudio es recordarles a los alumnos que la economía no es una ciencia como la física, y que tiene una historia mucho más rica de la que se puede encontrar en los libros de texto estándar. En su libro La economía del bien y del mal, el economista checo Tomáš Sedláček demuestra que lo que llamamos "economía" no es más que un fragmento formalizado de una gama mucho más amplia de pensamiento sobre la vida económica, que va desde la épica sumeria de Gilgamesh hasta las metamatemáticas de hoy.

Por cierto, la economía convencional es una destilación lastimosamente estrecha del saber histórico sobre los temas que aborda. Debería aplicarse a cualquier problema práctico que pueda resolver; pero sus herramientas y presunciones siempre deberían estar en una tensión creativa con otras ideas vinculadas al bienestar y al florecimiento humano. Lo que se les enseña a los estudiantes hoy ciertamente no merece su estatus imperial en el pensamiento social.

CUBA: HACIA UNA NUEVA ETAPA EN LAS RELACIONES CON LA UNIÓN EUROPEA

Por Carlos Alzugaray Treto

Algunos analistas expresan escepticismo sobre el éxito de las negociaciones reiniciadas entre la Unión Europea (UE) y Cuba, ya que ninguna de las partes ha renunciado a sus posiciones de partida. En efecto, la parte europea ha reiterado que “este no es un cambio en la política anterior. Así como apoyamos la reforma y la modernización en Cuba, hemos levantado consistentemente nuestras preocupaciones sobre derechos humanos, que seguirán estando en el centro de esta relación”.

La cubana ha expresado que “Cuba considerará la invitación formulada por la parte europea, de manera respetuosa, constructiva y apegada a su soberanía e intereses nacionales”. Sin embargo, el mero hecho de que estas negociaciones hayan comenzado demuestra que tanto en Bruselas como en la Habana está primando el pragmatismo y la voluntad de dotar a unas relaciones significativas en el plano económico y comercial de un instrumento legal que las facilite y encauce. 

De estos pasos diplomáticos surgen varias preguntas: ¿Cuáles son los intereses de Cuba en sus relaciones con la Unión Europea y qué política se ha seguido para materializarlos? ¿Cuáles son los intereses de la UE y cómo ha pretendido concretarlos? ¿Qué importancia tiene para Cuba avanzar en una negociación en este momento a pesar de que sigue en vigor la Posición Común adoptada por la UE en 1996? ¿Cuáles son sus perspectivas? Intereses y política entre Cuba y la Unión Europea Cuando Washington impuso el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, los dirigentes norteamericanos habían confiado en que sus aliados se sumarían a esas medidas. Sin embargo, uno tras otro, desde Canadá hasta Japón, pasando por Europa Occidental, estos se negaron y cooperaron con la Cuba revolucionaria de distinta maneras y formas.Dada su composición, singularidad y constante ampliación y profundización, siempre ha sido complejo negociar con la Unión Europea, que no es un Estado, sino una agrupación que inicialmente integró a seis naciones de Europa Occidental pero que hoy es un abigarrado grupo de veintiocho miembros que incluye a países exsocialistas de Europa Oriental. Si ya es un lugar común que en relaciones internacionales los Estados no son considerados actores racionales únicos, mucho menos lo es la UE, que ha sido calificada por uno de sus más connotados dirigentes históricos, el francés Jacques Delors, como un “objeto político no identificado”. A ello habría que añadir el confuso entramado institucional en el que compiten instancias intergubernamentales (como el Consejo Europeo y sus órganos subsidiarios) y supranacionales (como la Comisión, el Parlamento o la Corte Suprema), que no siempre marchan en perfecta armonía.

Goran Therborn ha especulado que en la UE contemporánea se perfilan tres tendencias no necesariamente antagónicas: potencia comercial global; aliado incondicional de Estados Unidos; y “Escandinavia mundial”. Según él, la UE es las tres cosas a la vez, y se comporta indistintamente dependiendo del tema que se trate. No es de extrañar el largo y espinoso camino por el cual ha transitado el proceso de búsqueda de un acuerdo entre Cuba y la UE. Resulta una simplificación (en la que incurren algunos colegas cubanos) atribuirle a un solo factor —en particular, las estrechas relaciones entre la UE y los Estados Unidos— las dificultades y obstáculos encontrados en ese camino. La situación es mucho más compleja. En esta inciden, al menos, las siguientes cuatro variables claves: 

1) La percepción de las autoridades cubanas sobre la situación económica, política y social propia y la importancia que pudiera tener la relación con la UE, dentro de su sistema de relaciones internacionales, en términos de costo/beneficio. En otras palabras, se trata de valorar si los beneficios económicos y políticos de relacionarse con este poderoso bloque compensan el costo que pudiera generar una relación contractual asimétrica, sometida a las presiones de la política de “condicionalidad democrática y de derechos humanos” de la UE —de cuyo doble rasero existen suficientes evidencias. En esta postura se perciben dos tendencias: la que considera que la Unión Europea puede mantener una política independiente en relación con Cuba, a pesar de su alianza con los Estados Unidos; y la que juzga su política como ineluctablemente subordinada al país del norte, con un papel negativo. Los partidarios de la primera favorecen el camino de la negociación, mientras los de la segunda aconsejan mucha cautela, e incluso, no avanzar en un acuerdo de cooperación.

2) La percepción de los distintos sujetos sociales europeos sobre Cuba, su estabilidad económica y política y su futura evolución, y su significado para los intereses económicos y políticos de la UE en la Isla, que evolucionan de acuerdo con las correlaciones de fuerza dentro de ese “sujeto político no identificado”, donde inciden no solo los gobiernos de los Estados miembros, sino también las distintas instituciones intergubernamentales y supranacionales, los partidos políticos, los empresarios, los gobiernos autónomos y el movimiento de solidaridad con Cuba. 

Entre los gobiernos, principales actores en este entramado, siempre ha existido una mayoría, que prefiere el acercamiento y una minoría que opta por sanciones y castigos para presionar a Cuba, de manera similar a como lo hace Washington. El número e influencia de estos últimos se ha incrementado con la ampliación hacia el Este de la UE a partir de 2004. En esta variable, se incluye también la propia autopercepción de los actores de la UE, sobre su rol en el sistema internacional, en el que están presentes las tres tendencias apuntadas por Therborn. 

3) La posición implacablemente hostil de los Estados Unidos hacia Cuba y el grado de tensiones que esa actitud genera. Washington tiene pocas opciones para influir sobre la política de La Habana hacia la UE, aunque en ocasiones ha preferido convertir la necesidad en virtud, proclamando que acepta las actitudes europeas de acercamiento, dando así una imagen de flexibilidad que realmente no existe. 

En general, los Estados Unidos han logrado la cooperación europea en temas políticos como la llamada “promoción de la democracia y los derechos humanos”, aunque siempre a un nivel más bajo, por el simple hecho de que todos los países de la Unión reconocen la legitimidad del gobierno cubano y mantienen relaciones diplomáticas de distinto grado. Sin embargo, en materia económica la UE ha demostrado, en más de una ocasión, que objeta e impugna el carácter extraterritorial del bloqueo y que hará avanzar sus intereses en Cuba en abierto desafío al mismo. Este es el caso, por ejemplo, del conflicto entre la empresa francesa Pernod-Ricard y la cubanoamericana Bacardí en torno a la patente del ron Havana Club.

4) El contexto internacional y particularmente en América Latina y el Caribe. Del mundo prácticamente unipolar que pareció surgir entre 1989 y 1995, en el cual la UE se convirtió en el segundo actor por su importancia económica y política, se ha pasado al actual, en que bajo la crisis financiera del 2008, entre otros acontecimientos, el bloque de potencias capitalistas ha sido desafiado por el auge incontenible de China, el resurgimiento de Rusia, la constitución de los BRICS y del G-20, y el relanzamiento del Tercer mundo y sus principales bloques regionales, en particular la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), dentro del cual Cuba ha desempeñado un papel protagónico. Teniendo en cuenta estas variables, y simplificando un proceso histórico muy complejo, el largo trayecto de acercamiento entre Cuba y la Unión Europea entre 1989 y 2014 ha tenido tres momentos negativos y tres positivos. 

Los muy negativos han sido la llamada “crisis de las embajadas”, entre 1991 y 1993; la adopción por la UE de la Posición Común en 1996 y la firma del “Entendimiento” con los Estados Unidos sobre temas de inversiones en 1998; y la crisis de 2003, o “guerra de los canapés”, que se prolongó hasta 2008. Los positivos fueron el acercamiento diplomático de 1993-1995, que concluyó con un acuerdo similar al actual, adoptado por el Consejo Europeo de Madrid de diciembre de ese último año, por el cual se instruía a la Comisión Europea preparar un mandato de negociación para un acuerdo de cooperación; el intento de Cuba por incorporarse al acuerdo multilateral de Cotonú entre la UE y los países de África-Caribe-Pacífico (ACP) en 1998-2003; y el actual proceso iniciado en 2008.

En los seis casos, la diplomacia cubana dio muestras de solvencia y flexibilidad sin abandonar los valores que le son sustanciales. Fue eficaz en combinar principios e intereses sorteando crisis sin hacer concesiones, pero dejando siempre la puerta abierta al diálogo y al entendimiento. 

Las variables clave en el contexto actual y el futuro de la negociación.

Aunque no faltan retos y desafíos, se está en un momento en que las variables claves pueden alinearse de una manera favorable al proceso que se inicia. Cruzar el umbral y conducir las relaciones por un cauce cooperativo sin falsas ilusiones es ya de por sí un signo tangible en una relación que ha sido azarosa.

Cuba está inmersa en lo que se ha dado en llamar una “actualización del modelo económico” que, en la práctica, se ha convertido en algo más que eso, un proceso de reforma económica y política de gran calado. En tales circunstancias, resulta imprescindible actualizar también todas sus relaciones económicas internacionales. En el escenario futuro, la diversificación es la palabra clave. Alcanzar un acuerdo de cooperación con la UE —que ya es el segundo socio comercial, el primer suministrador de inversiones extranjeras directas y el tercer cliente turístico— pudiera resultar un paso trascendente si se logra explorar y hacer fructificar las potencialidades aún existentes. No se puede olvidar que, a pesar de su crisis, la UE sigue estando entre las tres más grandes economías mundiales. Un ejemplo de ello es el de Viet Nam, que en 1995 negoció y firmó un acuerdo de cooperación con Bruselas. Este aliado estratégico de Cuba realiza un intercambio comercial con los países miembros de la UE que alcanza los treinta mil millones de dólares y recibe treinta y tres mil millones en inversiones en 1 800 proyectos. 

Recientemente se anunció la voluntad de ambas partes de negociar y firmar un Acuerdo Marco de Asociación y Cooperación Integral Viet Nam-UE y un Tratado de Libre Comercio en 2014. Cuba no es Viet Nam, por supuesto, pero el ejemplo es significativo pues el sistema político vietnamita sigue siendo el mismo y su evolución económica y política interna se ha desarrollado sobre la base de decisiones soberanas de esa nación. En el plano político, la diplomacia cubana ha venido trabajando pacientemente y con pragmatismo con los distintos actores sociales europeos, y ha demostrado no solo que la Posición Común es inaceptable, sino que es inoperante para hacer avanzar los intereses de los países miembros de la Unión en Cuba. A pesar de la Posición Común se han firmado dieciocho acuerdos de cooperación bilaterales con distintos gobiernos. Desde 2008, se ha patentizado, a través de conversaciones respetuosas y constructivas, que la firma de un acuerdo de diálogo político y cooperación en la práctica sustituiría a la Posición Común como base jurídica de las relaciones mutuas. 

Ello hace menos probable, aunque no descartable, que se produzcan presiones como en el pasado. El aparato diplomático europeo parece haber aprendido la lección acerca de la inefectividad de medidas punitivas. Uno de los desafíos que tiene Cuba es el de continuar avanzando en aquellas medidas de reforma política e institucional que el país necesita, que contribuyen a rectificar la negativa imagen con la que se presenta al gobierno cubano en públicos estratégicos clave de la sociedad civil y las fuerzas políticas europeas. La diplomacia cubana tiene otra fortaleza en su capacidad de establecer alianzas con países de América Latina y el Caribe y aprovechar el nuevo contexto regional para afianzar su posición. Esto no ha pasado inadvertido para el Servicio de Acción Exterior Europeo, el brazo diplomático de la Unión. A ello ha contribuido la presencia de Cuba en las Cumbres entre la UE y América Latina y el Caribe, ahora representada por la CELAC. 

El acercamiento entre Europa y Cuba puede influir favorablemente en la relación con los Estados Unidos, lo cual conviene a los intereses económicos y políticos europeos y cubanos. Habrá que prestar especial atención a las correlaciones de fuerzas internas dentro de la UE, pues ello puede influir en la marcha de las negociaciones. Aquí pueden tener un papel positivo importante las numerosas empresas europeas con presencia en la economía cubana como Sol Meliá, Pernod-Ricard, o Castrol. 

Aunque la ampliación de la UE es un factor negativo, por la presencia de países más cercanos a los Estados Unidos, los acontecimientos recientes demuestran que hay una serie de naciones claves entre los mayores socios y aquellos miembros fundadores. Es interesante que en el proceso de acercamiento se han destacado Francia y España (sobre todo cuando han sido dirigidos por gobiernos socialistas), pero también Bélgica y Holanda, que tienen intereses de distinta índole en Cuba. La UE enfrenta una crisis que tiene aspectos económicos y políticos. Ello la hace actuar con menos empaque en sus relaciones internacionales. Seguirá comportándose como la gran potencia comercial que es, lo que la obligará a defender sus intereses económicos. También actuará como aliado de los Estados Unidos, aunque en el caso de Cuba tendrá que marcar distancias, como lo ha hecho hasta ahora. Colaborará y tratará de influir pero no es probable que se comporte como “perro de presa” en el contexto cubano. Finalmente, continuará tratando de proyectar el ejemplo de su “modelo social”, lo que la diferenciará de Washington en temas de cooperación para el desarrollo, enfatizando su vertiente de “Escandinavia global”. 

En Cuba, por ejemplo, la UE ha priorizado la seguridad alimentaria y otros temas en los que hay intereses y valores compartidos con La Habana. Lo previsible respecto a la política norteamericana hacia Cuba es una evolución favorable a un cambio, aunque la situación pudiera deteriorarse en los próximos procesos electorales si triunfaran grupos de ultraderecha. Pero la política de sanciones hacia La Habana ha fracasado y ello es cada vez más evidente. Se oyen voces en el sentido de que Washington debe seguir el ejemplo de Bruselas. El contexto mundial es también favorable al acuerdo, dada la creciente diversificación y multipolaridad del orden mundial, lo que impide no solo el unipolarismo de los Estados Unidos, sino también el de una primacía o dominación basada en una coalición norteamericano-europea. En ese contexto, Cuba ha buscado la diversificación de sus relaciones económicas exteriores y un modelo interesante a seguir es el de Canadá que ha continuado desarrollando los vínculos económicos, comerciales, turísticos y de cooperación con beneficio mutuo, a pesar de su estrecha relación con Washington.

En fin, están dadas las condiciones para que, habiendo traspasado un umbral que en el pasado demostró ser infranqueable, estas negociaciones se conviertan en el primer paso de una etapa que bien podría culminar en una institucionalización de las relaciones sobre la base del respeto y el beneficio mutuos. 

Carlos Alzugaray es Doctor en Ciencias Históricas, Profesor Titular, ex embajador de Cuba ante la Unión Europea. 
Fuente: Catalejo

Fabricando títeres para Cuba


Por Percy Alvarado Godoy

El intensivo curso de seis meses para fabricar presuntos “nuevos líderes” para Cuba ha culminado, como resultado de una beca promovida por la Fundación de los Derechos Humanos en Cuba –tapadera de la FNCA-, así como el Miami Dade College, en un programa denominado “Somos un solo pueblo”.

Luego de haber recibido diversas materias, que no excluyeron las más novedosas técnicas sobre subversión y guerra sucia, los pupilos de la contrarrevolución visitaron Washington D.C. para entrevistarse con dos de los máximos representantes de la ultraderecha anticubana en el Congreso: Bob Menéndez y Marco Rubio.

Cuentan que la visita no fue un paseo simple, pues varios de los “estudiantes” recibieron alguno que otro abucheo o repulsa de ciudadanos amigos de Cuba. 

Demagogo consumado, el corrupto Bob les dijo, fingiendo una supuesta emoción: “Me ha alzado mi espíritu, como alguien que ha luchado por la libertad del pueblo cubano, escuchar a esta juventud hablar de sus pensamientos sus acciones sus ideas, sus sueños.”

Tal parece que ese selecto grupo de marionetas se arrogaron el derecho de representar a la juventud cubana, lo que fue un garrafal error del que el propio senador demócrata por Nueva Jersey tiene pleno conocimiento. Invito a Menéndez que hable con la gran mayoría de los jóvenes cubanos para que conozca sus ideas y sueños, muy alejados ideológicamente al de sus invitados.

Luego de que un Marco Rubio paseara por el Capitolio a los recién graduados como nuevos detractores y provocadores, conversó con los mismos con fingido entusiasmo. 

Ciego de cacumen y de entendederas, Rubio no comprendió que ninguno de estos sujetos tienen ni madera ni capacidad para ejercer liderazgo en su patria. Sin embargo, aunque no convencido totalmente, les declaró: “Es sumamente positivo. Estos son, si Dios quiere los futuros líderes de Cuba, que están conociendo cómo funciona la democracia, donde uno tiene el derecho a criticar y a ser criticado. Y yo espero que puedan regresar a Cuba y ser parte de un cambio concreto en el sistema político cubano.”

Luego de ser encandilados por hipócrita adulonería, los nuevos mercenarios preparan sus maletas para poner en práctica sus “enseñanzas”. Ellos saben de sobra lo que les espera: un pueblo que no cede un ápice ante la contrarrevolución y la guerra ideológica que le han impuesto desde el Norte agresivo y hostil

DECLARACIÓN DE LA DIRECTORA GENERAL DE ESTADOS UNIDOS DEL MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES DE CUBA, JOSEFINA VIDAL FERREIRO

El 20 de junio, el Departamento de Estado decidió, una vez más, incluir a Cuba en la peor de las categorías de su informe anual sobre los países que “no cumplen completamente con los estándares mínimos para la eliminación de la trata de personas y no hacen esfuerzos significativos con ese fin”, haciendo caso omiso al reconocimiento y prestigio alcanzado por nuestro país por su desempeño destacado en la protección a la niñez, la juventud y la mujer.

Cuba no ha solicitado la evaluación de Estados Unidos ni necesita las recomendaciones del gobierno de uno de los países con mayores problemas de trata de niños, niñas y mujeres en el mundo. Estados Unidos no tiene moral para calificar a Cuba, ni para sugerirnos “planes” de ninguna índole, cuando se estima que el número de ciudadanos norteamericanos con los que se trafica dentro de ese país es cercano a los 200 mil, donde la explotación laboral es la forma de trata de personas más extendida, en el cual el 85% de los procesos legales que se entablan en este tema corresponden a casos de explotación sexual, y donde más de 300 mil niños, del millón que abandonan sus hogares, están sujetos a alguna forma de explotación.

El Gobierno de Cuba rechaza rotundamente, por infundado, este ejercicio unilateral que ofende a nuestro pueblo. La inclusión en esta lista, por motivaciones totalmente políticas, como lo es también la designación de Cuba como Estado patrocinador del terrorismo internacional, está dirigida a justificar la política de bloqueo, en tanto conlleva la aplicación de sanciones financieras, que el Gobierno de los Estados Unidos arrecia cada vez más, provocando afectaciones severas a nuestra niñez, juventud, mujeres y a todo nuestro pueblo.



La Habana, 20 de junio de 2014

"Becario" de la Fundación Nacional Cubano Americana fue enviado a Cuba por consumo de drogas

https://soundcloud.com/ltsm/06202014-viernes

El programa La Tarde se Mueve, que conduce y dirige en Miami el periodista Edmundo García, informó ayer que el grafitero, conocido como El Sexto, fue enviado a Cuba por los organizadores del curso para mercenarios por consumo de drogas.

En el programa de este viernes García también abordó el hecho de que otros dos de los becados de la Fundación terrorista "desertaron" del programa subversivo y han decidido no regresar a la Isla.

Tales hechos, como eran de esperarse, han sido ocultados por la prensa anticubana de Miami porque ambas actitudes las del drogadicto o los desertores pusiera poner en juego el dinero asignado para el proyecto de becas.

Las voces serias acallan a las sensatas

Por: Paul Krugman Premio Nobel Economía

Acabo de terminar de escribir una reseña del nuevo libro de Tim Geithner, Stress Test [Prueba de resistencia]. No he mencionado en ella algo que me ha parecido sorprendente y refrescante: ¡Geithner se ríe del síndrome de Simpson-Bowles!

“Había muchas políticas acertadas en el plan de Simpson-Bowles", escribe, "como los recortes en el despilfarro de los subsidios agrarios y el aumento del gasto en infraestructuras para impulsar el crecimiento, pero los recortes de las subvenciones y las reformas tributarias fueron bastante retrógrados y el ahorro en sanidad, muy pequeño. A pesar de todo, el plan se convertiría en algo mítico para las élites de Washington por ser un símbolo de la seriedad bipartidista noble”. 

Así es. Y esto me lleva a otra reflexión: conozco un lugar donde la seriedad bipartidista noble funciona de verdad, donde la gente importante se une para que exista un consenso sobre lo que se debe hacer y, a continuación, se informa a la ciudadanía acerca de lo que respaldará. Se llama Europa, y no le va demasiado bien.
Bien es cierto que también en Estados Unidos tenemos nuestros problemas (sobre todo, el hecho de que hay unos locos que, a efectos prácticos, tienen el poder de bloquear la política). 

Pero resulta curioso que en Europa las voces críticas simplemente no se oigan. El economista Lars Svensson se puede pasar años señalando que el Riksbank está tirando el dinero y nadie hace ni caso hasta que interviene alguien de fuera. A cualquier economista con un ápice de sensatez le aterroriza que la zona euro se precipite hacia la deflación, pero a los ortodoxos les sorprende escuchar que esto sea un problema. 

Es cierto que a veces hace falta que la gente se una para hacer lo correcto. Pero en los últimos años, siempre se ha cumplido la máxima de que cuando la gente importante llega a un consenso sobre algo, se equivoca por completo. 

Expectativas más limitadas 

El rendimiento de la deuda soberana española es ahora aproximadamente igual que el de la estadounidense. Esto nos dice dos cosas, una buena y una mala. La buena es que los inversores ya no le tienen mucho miedo a un derrumbe inminente del euro. La mala es que esperan que la depresión económica de Europa se prolongue mucho tiempo. 

Respecto a lo segundo, oirán a algunos decir que, como la zona euro vuelve a tener un crecimiento positivo, la crisis ha terminado. En relación con esto, me parece útil señalar que durante el largo estancamiento de Japón la economía estuvo creciendo la mayor parte del tiempo. De hecho, casi todo el tiempo estuvo creciendo más deprisa de lo que crece ahora Europa. 

Así que cuando la gente me pregunta si es posible que Europa tenga una década perdida similar a la japonesa, respondo que la verdadera pregunta es si es posible que eso no suceda; veo más difícil predecir la recuperación que el estancamiento. 

Traducción de News Clips. 

© 2014 The New York Times

Inicia cónclave de industrias cubanas

CUBAINDUSTRIA 2014 se realiza para otorgar espacio de conocimiento, integridad y renovación a la producción en la Mayor de las Antillas. La Primera Convención y Exposición Internacional de la Industria Cubana, que sesionará desde este 23 hasta el 27 de junio, está enfocada en promover acuerdos comerciales, convenios de desarrollo, rondas de negocio, producciones cooperadas y la sustitución de importaciones en la Isla.

El Palacio de Convenciones de La Habana será la sede de los espacios teóricos, encuentros bilaterales y debates entre los profesionales asistentes. Asimismo, el recinto ferial PABEXPO presentará una muestra de productos, equipos, componentes, piezas, tecnologías, asistencia técnica y servicios asociados a cada rama industrial presente. También se acogerá una ex-poventa de bienes nacionales.

De acuerdo con Adriana Barceló Permuy, directora general de Gestión Industrial del Ministerio de Industrias en esta primera edición participarán más de 400 empresas entre cubanas y extranjeras, además de ocho universidades y centros de investigación y desarrollo nacionales que en conjunto, aportarán la perspectiva académica.

En cuanto a la representación internacional, cerca de 30 países confirmaron su asistencia, contándose así con China, España, Italia, México, Venezuela, Brasil, Inglaterra, Francia, Suiza, Japón, Vietnam y Angola. Los sectores más caracterizados en estos casos se avienen a la sideromecánica, eléctrica y electrodomésticos, química, mobiliario, entre otros.

Entre los principales objetivos de la cita está buscar proyectos de alianzas estratégicas y empresariales en toda la cadena productiva. El encuentro abundará en las diferentes oportunidades de negocios e inversiones que ofrece la Mayor de las Antillas en lo referente a las ramas industriales. Una conferencia especial sobre la Zona Especial de Desarrollo Mariel, su polígono industrial y los incentivos de la nueva ley de inversión extranjera, tendrá lugar en la jornada del martes.

Las rondas de negocios enfatizarán en la facilitación de nexos bilaterales internacionales, haciendo especial énfasis en la exportación de servicios profesionales y técnicos y la proyección de la industria en este sentido.

Un total de 13 congresos, rondas de negocios y un taller sesionarán en el Palacio de Convenciones. Entre los temas centrales de estas sesiones magistrales estarán el reciclaje y su programa de desarrollo para la clasificación en origen de los recursos reciclables. Asimismo, la metalúrgica, envase y embalaje, electrónica y electrodomésticos, química y sus derivados completarán el intercambio. Otros espacios genéricos versarán acerca del cuidado y la protección de la higiene ambiental, gestión del conocimiento y la tecnología, entre otros tópicos.

Durante CUBAINDUSTRIA 2014 se expondrán igualmente las experiencias de cooperativas asociadas al Ministerio de Industrias, sus producciones y características de integración. Reciclaje, industria ligera, cerámica, envases y embalajes también serán eje de las presentaciones de las noveles formas de gestión, tanto en los eventos teóricos como en la feria adjunta.

La Primera Convención y Exposición Internacional de la Industria Cubana otorgará por primera vez premios de Calidad y Diseño asociados al sector en sus múltiples manifestaciones. Entre las novedades presentes en esta edición estará una cosechadora fabricada entre Cuba y China. De acuerdo con la Directora de gestión, este avance es parte esencial de una estrategia para sustituir importaciones en el sector agrícola, que a la postre ha de conllevar a la modificación de fabricas nacionales productoras y ensambladoras de equipos pesados, diseñados para estos menesteres.

La Feria asociada tendrá un carácter de expo-venta por medio de Cimex con muestras de la industria ligera: perfumería, cosmética, calzado, mobiliario. Exposición de confecciones elaboradas por diseñadores cubanos, desfiles de moda y presentación de colecciones nacionales y foráneas integran la propuesta.

Según puntualizó Barceló Permuy, un total de 18 empresas mixtas accionan dentro del sector industrial en la actualidad, fundamentalmente en temas como química, producción ligera, sideromecánica, papel, cartón, perfumería, cosmética, vidrio, envases y embalajes.

De acuerdo con la Titular hay una proyección de más de 40 renglones que hoy constituyen oportunidad de inversión, destaca el rubro de envases y embalajes y la electrónica, por lo cambiante y necesaria que resulta, por tanto la promoción de un evento como este significa un paso trascendental en las acciones de actualización del modelo económico cubano.

El espacio de comunicación profesional, donde los empresarios cubanos y extranjeros tendrán la posibilidad de intercambiar sus experiencias y entrar en contacto con sus públicos o potenciales clientes, viene a establecerse como otra de las más importantes citas comerciales que tienen lugar en la Isla: la próxima edición de CUBAINDUSTRIA está programada para 2016.
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