"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

miércoles, 7 de mayo de 2014

"Bomba geoestratégica para EE.UU.": Rusia y China preparan el canal de Nicaragua

La colaboración entre Rusia, China y Nicaragua, que están a punto de empezar a construir el canal de Nicaragua es "una potente bomba geoestratégica que explotará cerca de EE.UU.", dice el escritor ruso, Alexánder Projánov.

"Como se mantiene la amenaza de la invasión de Nicaragua por EE.UU. en el norte, Nicaragua firmó un acuerdo con Rusia de que los buques de guerra rusos patrullen las aguas del mar Caribe. Y también que los bombarderos rusos de largo alcance pueden aterrizar en la capital de Nicaragua, Managua", explica el experto citado por 'Izvestia'.

Recientemente, tras la reunión con el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega destacó la posición continua de su país que apoya a Rusia en la resolución pacífica de los conflictos en el Oriente Medio, Siria y Ucrania, rechaza categóricamente la política de sanciones y la "doble moral".

Projánov asegura que es improbable que la presencia de los buques y aviones rusos en la región provoquen enfrentamientos militares. Lo único que es cierto es el hecho de que el acercamiento de China y Rusia sí está asustando a Occidente, añadió este escritor ruso.

"Nicaragua invitó a las empresas de China y Rusia con el fin de que empiecen a construir este canal. Y no es futurología, es un proyecto: comenzarán a construir este canal a finales del año 2014 para que en 2019 se pueda realizar la primera prueba, y para 2029 esté listo en su totalidad", destacó.

La profundidad del canal es de 27 metros, una anchura de 83 metros y su longitud será de 286 kilómetros, informa el periódico 'Komsomólskaya Pravda'. Es decir, el canal de Nicaragua debe ser más profundo, más amplio y más largo que su homólogo de Panamá. Se espera que la construcción del canal de Nicaragua sea mucho más barata que la construcción del canal de Panamá.

"Dos puertos, uno en la costa del Pacífico, y el otro en la costa atlántica, aeródromos. Y la gran capacidad del canal: ofrecerá la posibilidad de economizar hasta 10 días en comparación con el de Panamá. Y esto es un ahorro enorme, una gran atracción, es una gran competencia", dijo Projánov.

"Y ahora, las empresas rusas y chinas interactúan en una zona cercana a Estados Unidos. Por supuesto, esto no es agradable para los estadounidenses", explicó.

El director del Instituto Nacional de Energía de Rusia, Serguéi Pravosúdov, por su parte, dice que el canal de Nicaragua debilitará en gran medida la posición de los estadounidenses, causando un duro golpe al prestigio de EE.UU.

"Estados Unidos controla los principales lugares de las rutas marítimas: el canal de Panamá, el canal de Suez, así como las principales rutas comerciales que pasan por Singapur, Gibraltar, etc. Por lo tanto, para EE.UU. la aparición de una vía alternativa es un desafío directo", afirma Pravosúdov, citado por 'Svobodnaya Pressa'.


Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/126924-bomba-geoestrategica-eeuu-canal-nicaragua

Cuba estudia 23 proyectos de inversión extranjera en megapuerto de Mariel

 
El Gobierno de Cuba evalúa 23 proyectos de inversión extranjera en la zona franca del nuevo megapuerto del Mariel (oeste de La Habana) y uno de ellos "está a punto de ser aprobado", informó la directora de la Oficina Reguladora de Mariel, Ana Teresa Igarza.

"Ya el primero de los inversionistas está a punto de ser aprobado como parte del proceso de evaluación, que dura aproximadamente 30 días", dijo Igarza este miércoles a la prensa.

Igarza indicó que estas propuestas son de compañías de España, Francia, Italia, Brasil, Rusia, China y Holanda y están vinculadas a las industrias farmacéutica, biotecnología, automotriz, pesada, envases, embalajes y la agroindustria.

También hay intereses en la "logística" para la infraestructura que falta construir, añadió.

El megapuerto, construido junto con Brasil, fue inaugurado por los presidentes Raúl Castro Y Dilma Rousseff, en enero, y tendrá una zona franca industrial para la que Cuba busca inversión extranjera.

Brasil aportó cerca de 900 millones de dólares en créditos para la construcción del puerto para grandes buques portacontenedores, que absorberá el tráfico de mercantes de La Habana, cuya bahía quedará reservada para cruceros y otras naves de turismo.

La segunda fase de Mariel, que incluye una terminal de ferrocarriles, una línea férrea y una carretera que lo conecten con La Habana, deben terminarse en julio.

Cuba aprobó en marzo una nueva Ley de Inversión Extranjera, que ofrece ventajas tributarias en busca de capitales frescos para potenciar su economía, reseñó AFP.

Yellen: el panorama económico es positivo pero las tasas seguirán en casi cero

La presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, ofreció un panorama económico en mayor medida positivo en su comparecencia ante el Congreso de Estados Unidos el miércoles, pero señaló que su optimismo no ha alterado el plan del banco central de mantener las tasas de interés a corto plazo en cerca de cero en un futuro inmediato.

"Tras dejar atrás el duro invierno, muchos indicadores recientes sugieren que ya está en marcha un repunte del gasto y la producción, lo que deja la economía en general encaminada hacia un crecimiento sólido en el actual trimestre", dijo la funcionaria.

Sus comentarios llegan una semana después de que la Fed concluyó su tercera reunión de política monetaria del año. En ella, sus funcionarios acordaron reducir las compras de bonos del banco central a US$45.000 millones al mes, continuando la gradual reducción de su programa de estímulo económico, que pretenden desmantelar para fin de año a medida que la economía mejore. La Fed indicó tras la reunión que no había cambios en sus planes de mantener las tasas de interés a corto plazo en cerca de cero durante muchos meses más.

Muchos inversionistas esperan que la Fed aguarde hasta mediados de 2015 antes de empezar a subir las tasas y, en la audiencia en el Congreso, Yellen ofreció amplias garantías de que las bajas tasas continuarán mientras evitaba constantemente dar detalles sobre cuándo podría empezar a ajustar el crédito.

"Me temo que no puedo darles un cronograma", dijo cuando un legislador le pidió más detalles.

Yellen ha afirmado desde que asumió las riendas de la Fed, en febrero, que el panorama de las tasas de interés depende de la evolución de la economía. Si crece más de lo previsto, la Fed podría restringir el crédito más temprano. De lo contrario, podría esperar.

La intermitente recuperación del sector de viviendas es un riesgo que podría descarrilar los planes de la Fed. "La reciente debilidad de la actividad de la vivienda podría resultar más prolongada de lo previsto actualmente en vez de reanudar su anterior ritmo de recuperación", advirtió Yellen.

Su énfasis en este punto débil de la recuperación es importante porque el sector inmobiliario es altamente sensible a las tasas de interés. Si aumenta la preocupación sobre el ritmo de la recuperación del mercado de viviendas, la Fed podría decidir mantener las tasas de interés bajas durante más tiempo.

Yellen dijo que pese a que las condiciones en el mercado laboral han "mejorado perceptiblemente, aún están lejos de ser satisfactorias". La tasa de desempleo, a 6,3% en abril, sigue siendo elevada, afirmó. No obstante, señaló que la fuerza laboral podría estar estabilizándose.

EEUU pierde oportunidad de inversión en Cuba ante UE por el bloqueo, afirma estudio del Peterson Institute

Estados Unidos está perdiendo oportunidades de negocio frente a la Unión Europea y otros países que ya han llegado a acuerdos con el Gobierno de Cuba para invertir, según un estudio presentado hoy que aboga por un acercamiento gradual de ambas economías. El estudio, “Economic Normalization with Cuba: A Roadmap for US Policymakers”, editado por el Peterson Institute for International Economics, ofrece pautas para la normalización de la relación económica con Cuba.

Los autores -Gary Clyde Hufbauer, Barbara Kotschwar, Cathleen Cimino y Julia Muir- creen que llegado el momento del fin del bloqueo, Cuba enfrentará importantes retos económicos, pero consideran que ambos países tienen mucho que ganar después de 50 años prácticamente sin relaciones comerciales.

Según los datos recopilados para el estudio, las exportaciones estadounidenses a Cuba podrían alcanzar los 4,300 millones de dólares anuales, mientras que las de Cuba a Estados Unidos podrían llegar a los 5.800 millones.

En los últimos seis años, las exportaciones de Estados Unidos a Cuba han oscilado entre los 300 y los 500 millones anuales, centrados en productos agrícolas y ganaderos, por lo que calculan que pierde 1.600 millones de dólares potenciales en intercambio de servicios.

Según sus estimaciones, Cuba pierde 900 millones de dólares de intercambio con Estados Unidos. El bloqueo comercial impide a las empresas y los ciudadanos estadounidenses hacer negocios dentro de la isla o con el gobierno cubano.

Según expuso Gary Clyde Hufbauer, entre los gestos de acercamiento, Estados Unidos debería flexibilizar más las restricciones de los viajes charter a la isla -una medida que impulsa el gobierno del presidente Barack Obama- mientras que Cuba debería relajar más sus restricciones de movimientos a sus ciudadanos.

El Gobierno cubano ha dado algunos pasos en este sentido con el anuncio en octubre de 2012 de la eliminación del permiso a los cubanos para viajar al extranjero.

Otro sector clave sería el petróleo y el gas. Cuba apenas produce 51,000 barriles de petróleo al día, que no cubre las necesidades domésticas, pero a la vez se calcula que tiene unas reservas probadas de 100 millones de barriles.
Los expertos proponen que Cuba debería dar a las compañías estadounidenses el mismo trato que al resto de empresas extranjeras y que Estados Unidos, por su parte, debe eliminar los requisitos para el uso de tecnología y equipos esenciales para la exploración de aguas profundas.
(Con información de EFE)

La dolarización y la dualidad monetaria. La punta del carretel.

 


Dra. Tania García Lorenzo
Investigadora. ICIC Juan Marinello
“Trabajar es lo verdadero, y decir sin miedo lo que se piensa: he ahí las dos raíces”. José Martí

La dualidad monetaria ha tenido y seguirá teniendo una presencia constante en el debate político y económico en todos los espacios de la vida nacional. Es tema de atención desde distintas áreas del conocimiento y movimientos políticos y sociales porque esa dualidad y la segmentación del mercado hanimpactado la distribución de los beneficios sociales. Es tema de obligada referencia porque en última instancia se trata de la economía política de la estrategia de desarrollo y no de las políticas económicas específicas para su puesta en práctica. Se trata del patrón de acumulación que ha regido el desempeño de la economía nacional y su expresión en el campo monetario financiero y su sistema de funcionamiento. Ubicar el debate en este plano es indispensable porque la esfera de la circulación es reflejo de las relaciones de producción, de sus contradicciones y sus interferencias. Y la igualdad y desigualdad social es una consecuencia del comportamiento deesa estructura productiva y de la distribución del excedente entre los actores que en ella participan. Identificar las causas de los desequilibrios estructurales en las relaciones de producción es un punto de partida esencial para poder orientar las acciones a la solución del problema y no solo a corregir sus consecuencias. La dolarización es un estado de la economía. La incapacidad productiva se manifiesta en la pérdida de la capacidad adquisitiva de la moneda y derivado de ello la inhibiciónde las funciones dinerarias de la moneda nacional y, en su carácter de equivalente en el intercambio, especialmente la función de medir el valor de su producción. Por eso la dolarización cristaliza cuando se factura en esa moneda, se deciden las inversiones en virtud de la disponibilidad de esa moneda o se mide la efectividad de la economía en esa moneda. Es una de las expresiones más fehacientes de dependencia económica. Esa dolarización llegó, en el caso cubano, hasta la circulación monetaria. Fue admitida como virtud en condiciones de emergencia. Y es sumamente grave porque al no ser emitida por la banca central, su entrada en la circulación monetaria produce desequilibrios incontrolables. Ese proceso inhabilita completamente la política monetaria de cualquier país. Por ello resulta insostenible, si de conducción de una economía estamos hablando y especialmente, si de estrategia de desarrollo se trata. La dualidad monetaria se estableció como un primer paso en la búsqueda de revertir ese proceso de dolarización de la circulación monetaria. La creación de una segunda moneda nacional emitida por el Banco Central, también en un contexto de crisis y emergencia, pretendió captar las MLC antes de que entraran en el flujo circular mercantil, lo que, si bien respondió a las urgencias, no se encaminó a las causas de los fenómenos que estaban teniendo lugar. De esa forma se segmentaron los mercados según las monedas, y ello expresó la segmentación de los espacios de consumo según la capacidad adquisitiva. El CUC nunca sustituyó al USD como medida de valor del producto creado porque esa función es económica y no administrativa. Ese primer paso ha durado mucho tiempo y fue integrándose a la discrecionalidad en la utilización de los instrumentos económicos a partir de los requerimientos de las coyunturas. La emisión de CUC desvinculada de su equivalente mercantil, la emisión de una unidad de cuenta o certificado de liquidez que identificara la disponibilidad real del MLC, el establecimiento de distintos tipos de cambio para sectores específicos, entre otras medidas, fueron desfigurando su capacidad para expresar el valor. La historia económica del mundo y del continente da cuenta de que la dolarización o el predominio de una moneda sobre otra en el circuito mercantil no es un fenómeno nuevo. Así tampoco la doble circulación monetaria. Países tan cercanos como Panamá o Ecuador son ejemplos fehacientes de estos fenómenos. Y esa historia también ha demostrado que tener, como referente de valor, monedas internacionales sobre las cuales no se puede actuar, ha tenido impactos recurrentes y altamente costos para nuestras endebles economías. Los efectos en Cuba han sido severos, de variados tipos y dimensiones. Múltiples han sido los ejemplos mostrados de los impactos de la dualidad monetaria, referidos básicamente a las funciones de conducción de la economía, en la contabilidad, en los indicadores de medición de la efectividad de las decisiones económicas, los referentes de precios mayoristas y minoristas, la incapacidad de la comparabilidad internacional, entre muchos otros. Sin embargo, es menester tomar en consideración cómo la incongruencia entre el valor social del trabajo que se realiza y el ingreso que se recibe, se expresa de forma abierta y clara en la doble circulación monetaria y las redes mercantiles a ellas asociadas. La red comercial en CUP, moneda en la que se realiza la distribución mayor de la renta nacional, no permite la reproducción de la fuerza de trabajo y su familia. La red comercial en CUC no reconoce la correlación oferta-capacidad adquisitiva-demanda. Ello genera una desconexión entre los procesos de creación de valor y los de realización del bienestar de la sociedad. En Cuba hay una dispersión relevante de circuitos mercantiles, formales (tanto estatales como no estatales), informales y subterráneos que operan en ambas monedas, con sus sistemas de precios respectivos, algunos decididos desde las instituciones del gobierno y otros coordinados entre los oferentes con alta eficiencia oligopólica. Pareciera que emergen ya mercados crediticios informales que determinan sus tasas de interésde forma diferenciada a partir de los espacios geográficos y ámbitos de actuación. También ya se escucha de la existencia de expresiones incipientes de mercado financiero doméstico informal, subterráneo que reclama garantías pero menores que las oficiales. Todas esas distorsiones han implicado cierta movilidad laboral regresiva por la desvalorización del capital intelectual creado por la propia obra de la revolución. El deterioro de la economía interna y el predominio durante mucho tiempo de una regulación discrecional, con mirada de corto plazo enmarcadas en las urgencias, ha provocado una deslegitimación en segmentos sociales, del valor moral del trabajo como la vía indiscutida para alcanzar el progreso y la realización personal y social.Por ello afrontar con prioridad las causas de la dualidad monetaria y sus consecuencias no es solo un problema económico. Necesitaría ser entendido, ante todo, como prioridad política para la preservación del proyecto social. Sin embargo, cómo ya es reconocido, la situación de la circulación monetaria es la punta del carretel. Cuando se tira del hilo, se entra en todo el proceso productivo. Muchos estudiosos de la economía cubana han demostrado que para propiciar el desarrollo la estructura productiva necesita encadenamientos que desde el balance intersectorial aseguren integralidad, que no basta con diversificar la economía si los insumos importados superan la generación de ingresos, si la formación bruta de capital no revierte la obsolescencia tecnológica entre otros muchos componentes. La evolución de la economía cubana ha estado impactada por múltiples factores externos que no pueden ser controlados desde las políticas públicas. Hablamos de costos multimillonarios para una economía altamente vulnerable. Las crisis mundiales han golpeado al país como a todo el mundo subdesarrollado, problemas graves también se han derivado de los eventos extremos en la naturaleza. El bloqueo estadounidense ha costado tanto en componentes calculables como incalculables. Por tanto, la nación cubana ha debido pagar un algo costo por su derecho a la soberanía. También se ha demostrado que el empobrecimiento y el deterioro de la calidad de la vida no se revierten con criterios asistencialistas, sino generando los recursos productivos a partir precisamente del recurso humano. Si la solución de los problemas de la circulación mercantil no es antecedida del avance en la transformación estructural de la economía solo se estarán tomando medidas de utilidad coyuntural, de corto impacto y alto costo social porque pondría mayor presión sobre los precios, salarios y pensiones ya de por sí altamente afectados. La unificación monetaria exige entonces una sólida recuperación económica, que logre el incremento de la producción y la productividad, consolide la independencia económica, para lo que resulta ineludible el aumento sostenido en la formación de capital, que se estimule el incremento de las reservas, la elevación de la capacidad financiera para solventar obligaciones externas, todo lo que permitirá el acceso en condiciones menos desfavorables al ahorro externo. El reconocimiento de la solidez de la moneda nacional seráel resultado de hechos objetivos y no una convicción. Y es al propio tiempo una contradicción significativa porque esa transformación económica necesita del manejosereno y estable de la circulación monetaria y con dos monedas nacionales y un certificado de divisas, actuando de forma simultáneaen la economía y donde influyen factores múltiples que se escapan a la programación de la circulación, resulta altamente complejo.Esa transformación necesita la unificación monetaria. Es por eso que el Lineamiento n. 55 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, aprobado por el VI Congreso del PCC plantea: “Se avanzará hacia la unificación monetaria, teniendo en cuenta la productividad del trabajo y la efectividad de los mecanismos distributivos y redistributivos. Por su complejidad, este proceso exigirá una rigurosa preparación y ejecución, tanto en el plano objetivo como subjetivo”. A pesar de la escasez de estadísticas actualizadas, de la información pública que se recibe desde los medios de comunicación, se percibe un incremento de la inversión, se prioriza la eficiencia empresarial y la eficacia asignativa como indicadores directrices del accionar económico. La política económica, dirigida al desarrollo ha de procurar un crecimiento que se distinga por una cultura de la competitividad. Además de productividad, debiera incluir estímulo talento humano, realización social y una administración pública transparente e inteligente. La función del Estado gana una relevancia extraordinaria, porque a mayor equidad existirá una menor distorsión y su éxito se demostrará en promover las fuerzas productivas y sociales, en armonizar las distintas formas de propiedad, en hacer llegar los beneficios de la tecnología a la vida cotidiana de la sociedad, generar una cultura del bienestar. Por su esencia, no estamos lidiando solo con una decisión de devaluación, o de instrumentación ejecutiva y administrativa. El proceso de reunificación puede realizarse por la aproximación paulatina del precio de ambas monedas o por el ajuste de los precios de los productos que a través de esas monedas se intercambian o por una combinación de ambos. Sin embargo, si se devalúa el CUC para la circulación minorista, se estará afectando a un sector no despreciable de la población y se perderá credibilidad entre los que han ahorrado en esa moneda. Si devalúa el CUP encarecerá el costo de la vida de quienes no tienen acceso al CUC que es un sector relevante de la sociedad toda. La política de tipos de cambio múltiples, para acciones dispersas, práctica de alta comodidad y poco rigor, ya fue experimentada y la vida demostró que no tuvo éxito. A decir de Rafael Correa,[1] es muy frecuente en economía confundir medios con fines, así como ideología con ciencia. En ese contexto, la valorización de la economía necesita reflejar lo más fielmente posible sus resultados y relegar las decisiones discrecionales al ámbito de lo excepcional. Pero la decisión entonces deberá estar, en última instancia en consonancia con los costos sociales del ajuste y por tanto debería ser un proceso aquilatado en sus múltiples dimensiones y consecuencias. Una devaluación monetaria que no considere las consecuencias inflacionarias y el encarecimiento de los productos esenciales de la vida cotidiana puede resultar insostenible. Es menester considerar entonces los tiempos políticos necesarios para acelerar el curso de la recuperación y transformación de la economía. Porque estamos hablando de un país subdesarrollado, que ha sostenido un proyecto social por y para la sociedad en su conjunto y cuya perdurabilidad ha sido posible gracias a la voluntad política de la gran mayoría de su población. Las fuerzas políticas, sociales y laborales actuantes son el resultadodel último medio siglo, con capacidad intelectual y clara comprensión de que buscamos emerger del subdesarrollo con una nación independiente y dignificadora del ser humano. Para ello, es necesario desplegar las fuerzas productivas, quitar las arandelas que entorpecen, redimensionar los procesos productivos y rectificar de esa forma los comportamientos contractivos resultado de dinámicas acumulativas erráticas. Se trata de potenciar las fuerzas internas además de propiciar los encadenamientos productivos que integren los sectores estatales y no estatales. Hoy no resulta posible condicionar la satisfacción de las necesidades de la sociedad a lo que pueda producir y distribuir los deteriorados mecanismos tradicionales. En estos cincuenta y cinco años la población cubana ha crecido de 7,1 millones a 11,2 millones de habitantes. La estructura social, sus aspiraciones y expectativas han cambiado radicalmente, debido, entre múltiples factores por la propia construcción social que ha sido la obra de la revolución. La estructura sectorial del PIB se ha transformado de forma significativa en un período de tiempo breve en términos históricos, algunos pronósticos identifican un crecimiento significativo del sector no estatal, abarcando ámbitos de actuación económicas de suma sensibilidad en la vida cotidiana de la nación. Nos encontramos ya en un país con una sociedad muy diferente a la de hace cuarenta años atrás. Por esto, la reunificación monetaria no puede seguir una lógica financiera, sino una lógica económica enfocada al desarrollo.

[1] Rafael Correa, Ecuador: de banana republic a la no república, Fondo Editorial Casa de las Américas, La Habana, 2014, p. 123.

CUC-CUP: la doble circulación en el horizonte

Último Jueves —espacio de debate de la revista Temas— celebrado el 28 de febrero de 2013, en el Centro Cultural Cinematográfico ICAIC

Participantes:

Oneida Álvarez. Profesora en el Centro de Investigaciones de la Economía Internacional de la Universidad de La Habana.

Carlos Fernández-Aballí. Ingeniero. Profesor de la CUJAE y trabajador por cuenta propia (productor de condimentos deshidratados).

Rafael Hernández (moderador). Politólogo. Director de Temas.

Rafael Hernández: Hay una historia de la convertibilidad. En el período anterior a 1994, el dólar llegó a alcanzar en el mercando informal 125, e incluso 130 —y más en algunos lugares—, de cambio del peso por el dólar. En 1994, se legalizó la tenencia y uso de dólares, y empezó a bajar rápidamente esta tasa de cambio.

En 1995, se crearon las CADECA, y a partir de ahí ha habido una determinada fluctuación, que ha subido o bajado: bajar hasta 18, subir hasta 27 en un momento determinado, y que se mantiene alrededor de 24. Es esta la tasa de cambio entre el peso convertible, no solamente respecto del dólar, sino también respecto del peso convertible, del peso cubano.

Entonces, ¿cuál es el origen de la doble circulación monetaria?

Oneida Álvarez: Podríamos quizás sentar un primer planteamiento, y es que la moneda es la expresión más sintética de las condiciones objetivas de la economía de cualquier país; esto es válido para cualquier país que no tenga un nivel de hegemonía y protagonismo en el sistema monetario internacional, como tienen, en primer lugar, los Estados Unidos, cuya moneda prácticamente se convirtió en el centro del sistema en un momento determinado, y los restantes países desarrollados, cuyos signos monetarios integran la canasta fundamental de monedas que deciden los derechos especiales de cambio; por tanto, ellos tienen determinados privilegios, y puede un país como los Estados Unidos tener un déficit gigantesco y, sin embargo, su moneda continúa siendo una moneda apreciada, ¿por qué?, porque hay un conjunto de otros elementos que determinan su hegemonía. Sin embargo, en un país normal es precisamente la salud de la economía, la fortaleza de la economía, su estabilidad, y consecuentemente su competitividad, la que va a determinar que su moneda sea fuerte o no.

¿Cuál pudiera ser la explicación del origen de la doble moneda en Cuba? Que se despenaliza el dólar; pero eso no es más que una explicación del origen, es algo aparente como causa. Hay una causa esencial: es necesario reconocer que la moneda cubana estaba siendo depreciada, no tenía capacidad de poder adquisitivo, y paulatinamente se iba sustituyendo el atesoramiento y la adquisición en los mercados informales de bienes y servicios del peso cubano por el dólar. ¿Cuál entonces es la verdadera causa de la aparición de la doble moneda? El debilitamiento del poder de compra de la moneda nacional como consecuencia de la profunda crisis económica que en ese momento había en el país y que se expresaba en la reducción del producto interno bruto (PIB), de su ritmo de crecimiento, que cayó casi en 35%, el déficit fiscal, el incremento de los precios, etcétera.

¿Y qué representa el poder legalizar la tenencia y el uso de los dólares? Pues, ante todo, la posibilidad de que no continuara deteriorándose el poder de la moneda nacional, y que se pudieran oficializar en el país los ingresos de dólares a través de todas las vías que en ese momento se concibieron para que el estado los pudiera captar y pudiera producirse una redistribución de esos ingresos de una manera un poco más ordenada. Muchas veces se polarizan las interpretaciones de cuáles son las derivaciones o consecuencias de la introducción de la doble moneda tratando de buscarlas desde el ángulo económico y desde el ángulo social. Generalmente enfocamos los problemas sociales desde la perspectiva de la población y el impacto que esto ha tenido en la población; y también lo vemos, en el ángulo económico, desde la repercusión que tiene en el sistema empresarial.

Sin embargo, pienso que podríamos imaginar que tenemos dos triángulos, un triángulo que representa el funcionamiento de la economía, y otro que representa la situación social de un país determinado. En el que representa la economía hay tres vértices que están íntimamente relacionados, que son el salario, el tipo de cambio y los precios. Y en el triángulo que representa a la sociedad vamos a encontrar también tres vértices que son fundamentales para la sociedad: el salario también, las oportunidades que los ciudadanos tienen, y las diferenciaciones de ingresos. Pero en definitiva estos dos triángulos no son más que dos caras de un mismo problema, porque la diferenciación del análisis económico del social es una pura abstracción metodológica, porque cada uno de nosotros somos al mismo tiempo sujeto económico porque tenemos un salario, vamos a tranzar con determinados precios y en base a un tipo de cambio; y sujetos sociales porque tenemos una expectativa respecto a lo que es la igualdad, la justicia social; tenemos un determinado salario o ingresos, por decirlo de forma más general, y al propio tiempo unas expectativas también en cuanto a igualdad de oportunidades.

Como consecuencia, la moneda está imbricando tanto el comportamiento de la economía como el de la sociedad, con el sistema productivo y con los niveles de vida de los ciudadanos, de ahí que tenga tanta importancia que se produzca un funcionamiento acertado de la economía.

Pero ¿el conflicto de estos dos triángulos tiene su centro en la dualidad monetaria? En realidad los problemas son mucho más abarcadores, ahí hay que tomar en consideración el papel que desempeña el tipo de cambio, y lo esencial es cuál es la capacidad de compra que tiene el peso. ¿Cómo enfrentar este problema, eliminando la dualidad monetaria? ¿Qué requisitos hacen falta?

Carlos Fernández Aballí: Yo pienso que el origen aparece en los 90, cuando se hizo acuciante la necesidad de atraer la inversión extranjera a Cuba. En ese momento, Cuba tenía que hacer una buena oferta a esos inversionistas extranjeros y lo hace a partir de aumentar la competitividad de su fuerza de trabajo, poniéndole un valor que lograra eso, y eso lo hace separando los dos mercados, o sea, el mercado en CUC y el mercado en moneda nacional; a la misma vez, eso le permite no ceder el poder político en ese momentos.

En esta ocasión el panel estuvo integrado por Oneida Álvarez, profesora del Centro de Estudios de la Economía Internacional, de la Universidad de La Habana; Carlos Fernández-Aballí, ingeniero, profesor de la CUJAE y trabajador por cuenta propia; y, como moderador, Rafael Hernández, director deTemas. La visión académica y la vivencia personal dialogaron de manera excelente.

Rafael Hernández: ¿Cuáles han sido los impactos que tiene en la esfera económica, en la social, en las relaciones, en los problemas nacionales, en la vida cotidiana, el mantenimiento actual de la doble moneda?

Oneida Álvarez: Hay dos tipos de impactos fundamentales —aunque puede haber muchos—, pero uno está precisamente en la empresa, no porque haya dos monedas, sino porque hay dos tipos de cambio diferentes; o sea, la empresa mantiene un tipo de cambio de uno por uno, y la población un tipo de cambio de uno-veinticuatro. Cuando nosotros al empresario le decimos que por cada peso que él tiene es exactamente lo mismo que si tuviera un CUC o un dólar, simplemente estamos obligándolo a tener una doble contabilidad, no logramos tener una valoración exacta de cuáles son los costos, no podemos medir acertadamente las rentabilidades, y estamos sobrevalorando el peso al considerarlo en una magnitud que no es la que económicamente sería razonable. Esto, obviamente, además de lo dicho sobre los efectos contables de medición de costos, de valoración de rentabilidades, tiene una consecuencia de mayor alcance: pierde competitividad el producto cuando el tipo de cambio que se utiliza está sobrevalorado.

¿Qué hacen muchas veces los países cuando se ven en una crisis coyuntural? Devaluar su moneda para que sus productos puedan resultar ante otros competidores más baratos, y de esa manera elevar de forma espuria, o sea, de forma sucia, pero que coyunturalmente es válida como política, la competitividad. Ese es un primer impacto que tiene este problema, pero derivado, del tipo de cambio como elemento sustancial.

Otra cosa importante, cuando se habla de que el salario no alcanza para cubrir las necesidades. Es que, además, como consecuencia de esta dualidad monetaria tenemos los mercados segmentados, tenemos mercados en pesos y tenemos mercados en CUC, y como consecuencia de esta dualidad monetaria tenemos segmentada la política monetaria también. Pero el salario no alcanza no porque tengamos una doble moneda, el salario no alcanza porque de la misma manera que la moneda es la síntesis de todo el desenvolvimiento económico, el salario solo se puede incrementar sin generar un proceso inflacionario cuando la base productiva así lo permite. Entonces, la causa de que nuestros salarios no alcancen —y fundamentalmente los salarios de aquellos que nos movemos en el sector estatal—, está en las deformaciones estructurales que tiene nuestra economía, que todavía nuestras exportaciones tienen muy bajo valor agregado y que nuestra productividad es muy baja. Esas son las causas fundamentales que tenemos que modificar, conjuntamente con la reducción de la vulnerabilidad externa para que nuestros salarios puedan tener mayor poder adquisitivo.

Es importante también decir que las diferencias sociales no vienen dadas por la doble moneda; sino por la forma en que se adquiere una de esas monedas, así como las condiciones de adquisición de ella. Quiere eso decir que los que adquieren los CUC de una fuente que no es el trabajo, pues entonces están en mejores condiciones desde el punto de vista de las oportunidades y de las capacidades para disfrutar de bienes y servicios que los que adquieren su moneda en pesos— que es la moneda principal, la que recibe un trabajador por su salario. ¿Qué implicación tiene esto? Obviamente hay que reordenar la política monetaria, no estoy diciendo acabar con la dualidad monetaria; no, hablo de reordenar la política monetaria con un objetivo más amplio que el que ha tenido hasta ahora que ha sido la estabilidad de precios. Nosotros tenemos que lograr que esa política, en coordinación con el resto de las políticas del país, estén dirigidas a que haya un equilibrio entre la cantidad de dinero en circulación y los bienes que se oferten en la red minorista; eso, que es a lo que se le llama equilibrio monetario, para lograrlo hace falta en primer lugar un mayor nivel de productividad y un mayor nivel de competitividad que haga posible elevar los niveles de ingresos de la población. ¿Por qué es un objetivo de vital importancia?, porque así lograríamos la cohesión social; y esa cohesión social solo se va a lograr si los ciudadanos tienen la expectativa de que realmente van a poder mejorar su nivel y calidad de vida como resultado de su trabajo. Por eso el tema aparente siempre es el tema monetario, pero la raíz de este tema no está en la esfera de la circulación: está en la esfera de la economía real.

Me alegro muchísimo que el ingeniero haya hecho referencia a algunas de las razones por las cuales en los 90 se tuvo que poner un paralelismo en el funcionamiento de la economía, porque dado el nivel de depreciación del peso había que buscar el sostenimiento de algunos sectores en moneda convertible, y esos sectores que constituyeron el pivote de la reanimación fueron precisamente el turismo, algunos esquemas cerrados en la biotecnología, de financiamiento, la atracción de capital extranjero, que permitió empresas mixtas, y eso a su vez generó un derrame de CUC en el resto de la economía. Lo que pasó es que este proceso no fue ordenado, y por eso cuando hablamos de posibles soluciones tenemos que hablar de un reordenamiento monetario donde los diferentes instrumentos desempeñen su papel, porque hay muchos que no empleamos. Es imprescindible que haya una coherencia sistémica entre la planificación y la política monetaria que percibe ese equilibrio monetario.

Carlos Fernández Aballí: Por un lado, el CUC es como una válvula de no retorno, o una bomba de no retorno, o sea, la divisa que entra al país se cambia en CUC —que es una moneda de fácil cambio—, acceden a servicios que se manejan en ese mercado, y esa divisa queda en Cuba. De hecho es interesante, cada vez que uno cambia de un lado a otro, la CADECA se queda con una parte, esa parte es el pedacito de la bomba de no retorno y al final es una medida recaudadora; o sea, que tener una doble moneda permite de una forma muy sencilla al Estado recaudar divisas. Por otro lado, en un momento determinado permitió regular la inflación.

¿Cuáles son las desventajas? Que exista una doble moneda y que las empresas operen en dos monedas dificulta la contabilidad y facilita el delito. Para llevarlo a la esfera de un emprendedor en el sector privado: los emprendedores en el sector privado estamos en total desventaja frente a la empresa estatal —a pesar de que la empresa estatal es mucho menos eficiente que nosotros—, porque nosotros existimos uno a veinticuatro y ellos existen uno a uno. Nosotros tenemos que ser de una a veinticuatro veces mejor que el sector estatal para poder competir dentro del mismo mercado. Entonces, la doble moneda al final no es causa: ella fue un efecto de las causas que expresó la profesora y, de cierta forma, ahora empieza a ser causa de otros efectos. Uno de ellos es que disfraza la eficiencia del sector estatal y, además, crea —o eso oímos en el Noticiero— la sustitución de importaciones. Pero el problema está en que la doble moneda defiende las importaciones en contra de la producción nacional; de hecho, grande fue nuestra sorpresa cuando nosotros llegamos con nuestro ajo deshidratado al turismo, a los hoteles, les dijimos: “Bueno, aquí está nuestro ajo, uno a veinticuatro, cuesta doscientos pesos cubanos”, “ocho CUC”. Me dice: “No, tu cambio es uno a siete”, “Pero uno a siete queda en 32 CUC el kilogramo de ajo deshidratado”… A 32 CUC es el kilogramo de ajo deshidratado menos competitivo del planeta Tierra; sin embargo, uno a veinticuatro es competitivo con el ajo en el mercado internacional, lo que quiere decir que el español que vende el ajo en Cuba y que lo logra vender uno a uno, vende por cuatro CUC el mismo kilogramo de ajo. ¡Qué difícil, qué gran reto para los emprendedores en Cuba! Pero, incluso, en el sector nacional, uno a veinticuatro la desventaja es más grande todavía que frente a la importación.

Cuando uno acepta trabajar por 25 CUC mensuales, eso es lo que vale su trabajo, y eso es muy grave; se crea un fenómeno gravísimo dentro de los jóvenes y las personas en este país, porque cualquiera con acceso a divisa compra tus servicios por el mercado informal, por el mercado formal, y lo más triste es que incluso los mecanismos de contratación del Estado usan el mismo sistema con sus trabajadores, y venden sus servicios a un precio y pagan otros. Porque el valor del trabajo de los cubanos tiene valor de cambio y de hecho en esta economía, en estos momentos, ya no es el turismo el primer sector de ingreso: son los servicios profesionales que se venden en el extranjero. Entonces es muy difícil para los cubanos valorar su trabajo cuando formalmente el Estado les dice: “No, tu trabajo vale seiscientos pesos cubanos”, pero entonces empieza la realidad de cuánto son seiscientos pesos cubanos o doce mil pesos cubanos, y qué se hace con doce mil pesos cubanos o doscientos CUC. Porque, además, cuando sales de La Habana, las cosas también cambian: en La Habana hay una burbuja, la oferta en CUC tiene unas características, pero cuando te vas al campo, es posible fabricar la cama de un camión por veinticinco mil pesos cubanos; o sea, algo que costaría treinta mil dólares en cualquier lugar del mundo. Realmente son muy complejas las relaciones de valor en Cuba y eso disfraza todo el problema.

Rafael Hernández: Tiene la palabra el público.

Omar Everleny: Ha quedado evidenciado que realmente la esfera financiera es un reflejo de la realidad productiva del país y tenemos que ver en los últimos años qué ha pasado en la economía cubana. Hemos crecido, pero a tasas bajas. ¿En qué hemos crecido?, no hemos crecido ni en la industria ni en la agricultura, estamos hablando de la economía real, por lo tanto no pueden haber soluciones financieras si no hay soluciones productivas, y la primera solución productiva es habernos dado cuenta de que no necesariamente para que las esferas productivas no tienen que ser estatal; la estatal tiene que concentrarse en aquellas actividades estratégicas. Asimismo, nos hemos dado cuenta, aunque tarde, de que realmente hay toda una potencialidad en el sector no estatal que ha venido avanzando en los últimos dos años pero todavía tiene limitaciones: de importaciones, de maquinaria, de mercados mayoristas, a pesar de que decimos que aumenta el trabajo por cuenta propia. Entonces, ¿en qué estamos aumentando? Entonces hay que ir, como se decía aquí, a la causa del problema: hay que desatar las fuerzas productivas y, aunque esa es la intención, todavía es un poco lento. De manera que, si tienes estancamiento en la agricultura, los tienes en la industria y, sí, el país crece pero en salud, en educación, que lo que hacen es consumir.

Entonces, no se puede aumentar el salario porque realmente lo que estás creando es una crisis inflacionaria, pero el salario lo impuso el sector no estatal: nadie hoy trabaja en el sector no estatal por menos de 50 pesos; o sea, que el salario real es 50 pesos por día, por lo tanto a final de mes ya suman dos mil pesos, así que ya se sabe cuál es el salario en Cuba. Se saben, entonces, dónde están los problemas; el problema es lograr implementar lo que se sabe.

Rolando Rogés: Quisiera tratar de aterrizar el triángulo hermenéutico en un ambiente más concreto, digamos, sobre lo que son las tasas de cambio y precios. Por ejemplo, una botella de aceite de 1 litro cuesta 2,40 CUC según el precio, pero el subsidiado por el estado vale 40 cts. la onza, y el que se puede vender en un mercado informal vale 25 pesos la onza. ¿Cómo se puede integrar un PIB de un país y estabilizarlo con esos tres precios? Pero, aparte de eso, las distintas tasas de cambio: el taxista, porque no puede ver el menudo, cambia el dólar a 25, mientras que en algunos agros lo cambian a 23 o hasta 22, ¿qué efecto deletéreo puede tener para el mismo PIB y para el mismo crecimiento aquello que no pudimos valorar? ¿Cómo se puede estabilizar un PIB o hasta qué punto es efecto valorativo de una economía el PIB en estas circunstancias?

Charles Romeo: Hay dos monedas porque hay dos mercados: hay un mercado en una moneda que se llama convertible y otro mercado en una moneda que es la moneda nacional. Ahora, ¿por qué? Hagamos historia, primero fueron las tiendas para turistas y el cubano que compraba ahí no podía justificar su divisa porque un cubano no podía tener divisa en Cuba; esa fue la situación hasta el año 95. Después de una caída de 40% del PIB, en pleno Período especial, se planteó una política para recuperar divisas, se generalizaron las tiendas en divisas, se autorizó su tenencia y el objetivo de las tiendas era la recuperación de divisas con un impuesto de 100% para que pague el que tenga por el que no tiene. Creamos dos mercados con dos unidades monetarias. La Revolución fue inteligente y pragmática y estableció una interfaz entre ambos mercados que se llama CADECA. Hoy es una situación más que distorsionada, esquizofrénica, pero responde a una realidad objetiva. Ahora la esquizofrenia total está dentro del sector estatal en donde un peso es igual a un dólar.

Rafael Hernández: ¿No hay ningún país en el mundo donde circule más de una moneda?

Charles Romeo: En ninguna parte, porque ningún país ha pasado lo que ha pasado este país. Entonces si yo estuviera a cargo del Estado, diría: “Usted me contabiliza en pesos cubanos y me contabiliza parte en divisas”, pero no me haga la ficción de que uno es igual al otro; ahí es donde está la súper esquizofrenia.

Raúl Garcés: Al principio, se hablaba del cambio del CUC por el CUP, digamos, de las diferentes cotizaciones; sin embargo, desde hace unos cuantos años este país tiene prácticamente una cotización que no varía, de veinticuatro por uno, de veinticinco por uno, para comprar o para vender. ¿Qué implicaciones, repercusiones, impactos tiene eso desde el punto de vista económico si efectivamente están cambiando las relaciones internacionales, si hay un contexto de crisis financiera económica internacional y eso deja improntas también en la economía?

Lo otro es la pregunta de los diez millones y no quiero hacerla para que nos sintamos incómodos ni para que respondamos lo que no se puede, ¿es posible prever escenarios que nos conduzcan en plazos, cronogramas, a superar la dualidad monetaria? Todos estamos de acuerdo, hay un consenso social en que hace falta una base productiva; pero todos lo hemos escuchado hace cinco, diez, quince, veinte años, y todos aspiramos a tener un salario mejor, ¿se puede pensar que ese horizonte sea menos infinito de lo que parece a primera vista?

Carlos Alzugaray: Coincido con algo que decían Oneida, Carlos, Everleny: lo de la doble moneda es un problema productivo. No se va a resolver el problema de la doble moneda si no aumenta la productividad y ahí estamos metidos en un círculo vicioso porque el grueso de los que trabajamos en este país recibimos un salario en pesos cubanos que no nos alcanza para vivir y, entonces, esperar que se produzca, que uno aumente la productividad y la eficiencia en esas condiciones es poco menos que imposible.

Yo creo que este problema es muy antiguo. Yo recuerdo hace muchos años, por la década de los 60, que al Ministerio de Relaciones Exteriores vino un compañero de la Junta Central de Planificación a explicarnos temas de economía; habló de la cifra del circulante, de la relación del circulante con la producción, etc. Recuerdo una frase que me chocó: “Los soviéticos nos dicen que eso es una barbaridad, que no podemos tener tanto circulante; pero ellos no saben nada de economía”. Y es que uno de los problemas que tuvimos es que quisimos ignorar la economía, el mercado, echar por la borda los balances financieros. Recuerdo una frase del Che, a quien admiro muchísimo, pero que nos ha costado: “No se puede construir el socialismo con las armas melladas del capitalismo”. Eso ha contribuido a que todo el mundo interprete que usar el mercado, las relaciones monetario-mercantiles, es un error; y así, hemos venido acumulando un déficit que en un momento subsidió la Unión Soviética. Y entonces, cuando no nos quedó más remedio que aprobar la política de la doble moneda, no se vio como una política que conllevaba después a una serie de medidas muy parecidas a ese ajuste que hemos criticado por todas partes. Este problema no se va a resolver sin dolor, vamos a tener que sufrir, pues no hay otra forma de resolverlo: no se pueden unir las dos monedas de “golpe y porrazo” sin aumentar la producción, y no se puede aumentar la producción si no se le paga bien a la gente. Y el problema en la década de los 90, cuando se adoptó la doble moneda, fue que no se llevaron a cabo las medidas reformistas que llevaban dichas medidas, para que ello fuera solo un problema momentáneo de manera que se nos ha quedado ahí y va a costar Dios y ayuda cambiar esa situación.

Rafael Hernández: ¿En realidad en Cuba hay dos mercados? Yo he contado seis. Es algo relacionado con la estructura real que Oneida identificó como segmentos de mercado. ¿Hasta dónde es un fenómeno insólito que circule más de una moneda y, además, extranjera?

Carlos Fernández Aballí: Se preguntaba qué efectos tiene no mover el cambio del CUC con respecto al peso, y cómo se mueve eso en la realidad internacional. Con respecto, por lo menos, a los productores nacionales es muy poco; o sea, el mercado interno es bastante cerrado, no hay cómo exportar las producciones. Para exportar los servicios o lo que uno sabe ha de ser a través de los mecanismos estatales, que están bastante sectorizados o seccionados, de manera bien distintas, entonces realmente no sabría qué responder al respecto.

¿Cómo se crea una base productiva —que al final parece ser el centro del problema? Yo diría que hay que hacer cinco cosas: La primera, desconcentrar el poder económico, o sea, hay que crear oportunidades; segundo, abrir las fronteras indistintamente del bloqueo, las nuestras las abrimos, ¿no?; invertir en seguridad, porque ese proceso no puede ocurrir sin que nuestros órganos de seguridad tengan la capacidad de enfrentarse con una sociedad más dinámica; fomentar el acceso a los mecanismos de financiación, o sea, que la gente use los bancos; y, finalmente, desconcentrar el poder político. Y eso no sería todo de una sola vez; yo me lo imagino como una escalerita, subes cinco escalones y empiezas el ciclo de nuevo, subes cinco más y empiezas nuevamente. A mí me ha dado gusto ver como en el último año eso ha ido ocurriendo: los cubanos ya somos dueños de nuestros carros, de nuestras casas, ya podemos viajar, ya pagamos impuestos, y por lo tanto podemos exigir por el desempeño de nuestro gobierno; dicen que ahorita viene Internet… por ahí va la cosa.

Entonces el reto real y el más difícil es que todo el mundo habla de la relación entre poder adquisitivo y trabajo, entre el pago del trabajo, el poder adquisitivo de las personas y el trabajo que tú haces, y yo pienso que en Cuba el debate está entre la productividad y el poder político; ahí es donde está para mí el origen del problema. Cuando tú no tienes dinero libre, cuando tu ingreso es bajo, a ti te cuesta trabajo desempeñarte en la sociedad y hacer valer tus opiniones y tus criterios, y esa es una realidad muy objetiva.

Yo pienso que hay que confiar en la gente, en que los cubanos creemos en el “proyecto social de la Revolución” —para usar el término acuñado—, y creemos en que los cubanos queremos vivir mejor. Hay que confiar en que con el poder político que vamos a adquirir de tener nuestros ingresos y de tener nuestros negocios vamos a hacer algo bonito y útil para esta sociedad. Y que, además, que sirva de ejemplo para el mundo. Cuba es un país bien único, lo que le ha pasado a Cuba no le ha pasado a mucha gente y pienso que los cubanos tenemos cosas bonitas que enseñarle al mundo; pero, ¡nos tienen que dejar! Y eso pasa por descentralizar el acceso a las oportunidades y a la toma de decisiones.

Bueno, ¿y de dónde ha salido el dinero? Parte del problema, es el déficit, nuestra infraestructura. En los últimos veinte años, nosotros hemos visto una devaluación gigantesca de toda nuestra infraestructura: no tenemos fábricas, las calles, todo el mundo ve La Habana como está. Una de las cosas que ha financiado el hecho de que exista una doble circulación y de que sea tan improductiva nuestra economía, es precisamente que nuestra infraestructura se ha ido devaluando.

¿Y cuántos mercados?, no sé: son muchos. Cuando uno entra a comercializar en el sector no estatal y a buscar cómo completar las cadenas de valor y de suministros se encuentra, primero, con que muchas cosas que no deberían ser mercancía lo son y que, si no lo aceptas, no puedes trabajar; y, segundo, que las cosas tiene valores de cambio locos con respecto a sus valores de uso ya sean, bajos o altos. Entonces es difícil, es un juego bien difícil.

Oneida Álvarez: En cualquier país se puede producir una devaluación y después una sobreevaluación, y se puede también realizar un cambio de signo monetario. Pero hemos de tener en cuenta una cosa: siempre estos procesos conllevan un costo social elevado y uno esto con lo que Raúl mencionaba de si el tipo de cambio fijo se justifica en estos momentos cuando muchas condiciones han cambiado. Yo creo que lo que lo justifica precisamente es el interés de mantener la estabilidad en el sistema de precios para no provocar una situación aún más difícil en la población, porque el centro de la política monetaria ha sido precisamente esa estabilidad, cosa que parece —no soy experta en eso— no es, en este momento, el centro de la política monetaria, sino lo que se ha expresado aquí: cómo lograr que el tipo de cambio y los precios, el funcionamiento monetario, y el financiero-monetario, contribuyan a que los ingresos principales de los ciudadanos provengan del trabajo, y que este se sienta incentivado a trabajar, y que la calidad de vida realmente pueda mejorar, y que mientras no mejore, él tenga la expectativa de que va a ser así. Aquí se conjuga una complejidad mayor, Carlos, que es que no solo hay que buscarle solución a esa sobrevaluación de la empresa estatal sino al conflicto de cómo actúa un emprendedor con la reglas de juego que no son de un productor en un país cualquiera. Entonces, como decía Omar, aquí están los problemas de los mercados de suministros, aquí están los problemas de los tipos de cambio; pero hay muchos otros problemas más, que nos mueven en una dirección positiva, porque esto es mejor que tener un monopolio productivo en manos de un grupo reducido de empresas las cuales, además, no son siempre eficientes.

¿Pero, qué ocurre?, que este no es un problema inédito. Ya en Viet Nam existió, ¿y cómo se logra eliminar?, pues, desde mi punto de vista, hay que ir buscando un acercamiento entre el tipo de cambio que tiene la empresa y el tipo de cambio que tiene la población; hay que ir cerrando esa brecha. Repito, esa brecha solo se cierra cuando haya un mayor nivel de desarrollo en la economía real, porque no se puede cerrar por decreto.

Sin embargo, yo quisiera apuntar algunas cosas y están referidas al horizonte. A mí me encantaría que hubiera aquí alguien, pues yo soy una simple profesora universitaria, que pudiera decir cuál es el horizonte. En los Lineamientos que se aprobaron en el VI Congreso del Partido, se dice que se va en esa dirección, con lo cual yo deduzco que sí existe un horizonte. ¿Cuál para mí es ese horizonte? Comenzará en el momento en que comprendamos que la economía es un sistema y que yo no puedo tener desarticulado al empresario privado, pequeño, con la empresa estatal, sin generar encadenamientos entre ese hotel y el que puede venderle el ajo en condiciones tales que él pueda también llegar a hacer un aporte a esa base productiva del país; que incentivemos que los que ganamos poco en el sector estatal podamos hacer cosas donde el valor fundamental de la inteligencia esté en el juego y no que vendamos pizzas o que alquilemos los taxis, porque eso también contribuye a generar valor al país.

Pero hay dos cosas en economía que sí son una experiencia internacional absoluta: primero, inversión y, segundo, tecnología; sin esas dos no se puede crecer. ¿De dónde sale la inversión? Una parte, del ahorro doméstico, que evidentemente puede mejorarse, como se pueden mejorar los canales de distribución y redistribución para que una parte mayor del subsidio que ahora todos recibimos y que, aparentemente, tenemos 20 dólares cuando una parte está subsidiada, se reciba directamente en el salario. Además de eso, hace falta que esta infraestructura que Carlos quiere modernizar, que esa agricultura que Everleny quiere mejorar y que esta industria que a mí me gustaría diversificar, tienen que ir por la vía de un suplemento que es el ahorro externo. El ahorro externo sale de dos lugares nada más: o de un exceso de exportaciones por encima de las importaciones; o de la inversión extranjera o el financiamiento extranjero. En el mundo de hoy, con la crisis que hay, no existen muchas posibilidades de obtener préstamos, de obtener créditos y, básicamente, los flujos esenciales están concentrados en las inversiones, por tanto hay que diseñar un sistema de requerimientos para la inversión y de condiciones internas de estabilidad, de normativas claras, de transparencia, para que también se sienta atraída esa inversión, porque sin ese flujo de ahorros externos no podemos lograr esos niveles de competitividad que actualmente tienen su base en la innovación. De manera que, hay dos pivotes aquí por los cuales nosotros tendremos que, desde todos los espacios en los que nos movemos, luchar: el primero es que el desarrollo científico-técnico que tiene el país se ponga realmente en función de la producción, en función de la competitividad; y, el segundo, que el hombre, que es el sujeto de ese proceso innovador, tenga el estímulo para realmente poner al máximo sus tensiones intelectuales y sus capacidades físicas para sentirse motivado a trabajar.

Entonces, hay que entender hay que entender que el horizonte vendrá dado por la capacidad que tengamos de acelerar la restructuración económica, imprescindible para mejorar las condiciones de producción.

Rafael Hernández: Tiene la palabra el público.

Ramón García: Las políticas monetarias no son revolucionarias, sino reformistas, esta es la opinión de Carlos Marx. Hemos caído en la trampa de confundir la política reformista con la naturaleza del proyecto.

Discutiendo sobre esta política, la reformista, me detengo en dos cuestiones de fondo: primero, la reconversión del aparato productivo que carece de financiamiento y frente a esa reconversión las tecnologías blandas han demostrado un límite; segundo, la política de la moneda-divisa en cuestión abrió un agujero negro en la economía para financiar la Batalla de Ideas; el grueso de ese financiamiento que se redistribuyó fue a parar allá.

Las palabras claves aquí, en el primer caso, son competitividad, el aparato productivo y, en el segundo, es legitimidad del sistema. En el fondo el dilema es el mismo. La filosofía que justificó esta política reformista aún se mantiene en el poder. Me van a perdonar, parafraseando al Che Guevara diría: el pecado original de nuestros políticos es que no son auténticamente revolucionarios; sino, reformistas.


El 28 de marzo de 2014, Cubadebate anunció que varias tiendas de la capital ya aceptan pagos en “moneda nacional”(Foto: Ismael Francisco/Cubadebate)

Yoss: Les quiero hacer una pregunta, ¿qué sucedería si mañana mismo se decidiera que se va a abolir el peso cubano y va a pasar toda la economía al CUC, y se diera una semana para cambiarlo? Todo el mundo sabe lo que pasaría: no pasaría absolutamente nada, porque la doble moneda es una ficción; porque desde el momento en que las CADECA se instrumentaron, tenemos un solo estándar en dos tipos de papelitos distintos, que corresponden a un valor intercambiable con algunas imprecisiones, según sea el taxista que te lo da o el que lo coge. La cuestión es que, ya en estos momentos, está claro que la doble moneda es obsoleta. No cuestionemos las razones por las cuales se implementó, sino las razones por las cuales esa implementación ya ha quedado completamente superada.

Nuestro Estado se ha caracterizado siempre por una política reactiva, ponemos el parche una vez que se abrió el agujero. El problema es que tenemos un parche que no cubre ya el agujero. El gobierno simplemente no se ha puesto a cuestionar por qué eliminar la doble moneda; simplemente se ha puesto a pensar en qué mal quedaríamos si ahora quitamos la doble moneda. Hace años que la doble moneda es absurda: desde el momento en que se implementaron las CADECA y el cambio se hizo oficial y no ilegal, la doble moneda sobraba. Lo que ocurre es que si se paga a partir de hoy el sueldo de un trabajador cubano en CUC, pues pasaría lo que sabemos: no se puede sobrevivir con esos precios. Quedaría en que con 20 CUC al mes, o 25, no es posible comprar en las tiendas de recaudación de divisas. Habría que equiparar los precios actuales en pesos cubanos a CUC y, en ese caso, no cambiaría absolutamente nada.

Yo no creo que el problema de la doble moneda sea uno de los ejes que hacen que la economía cubana no funcione; creo que es una decisión, ponerla o no es simplemente una reforma, es completamente secundario. Por tanto, quitarla o ponerla no mejoraría nuestra productividad, nuestra contabilidad ni la situación del pueblo, porque seguiríamos teniendo la única contabilidad en tres columnas del mundo: el debe, el haber y el faltante.

Andrés Dobale Borjas: El problema no es monetario sino productivo, ¿entonces, cómo se sale de este hueco en que llevamos tantos años? Sencillamente, hay que cambiar. Para que cambie la productividad del trabajo, hay que cambiar las relaciones de producción. Marx dijo que en el capitalismo iba a llegar un momento en que las relaciones de producción serían una traba, que impedirían el desarrollo de las fuerzas productivas. Pero es que esta traba también se ha creado en el socialismo al crear un monopolio estatal, o sea, con trabajadores asalariados lo cual es, esencialmente, el método capitalista: el salario y la plusvalía —o plusproducto como le llaman en el socialismo. Por lo tanto, no se va a aumentar la productividad del trabajo si no se cambian las relaciones de producción. ¿De qué forma se hace? Lo señalaron Marx y Lenin: el cooperativismo, haciendo a los productores dueños, o sea, empoderando a los trabajadores. Los trabajadores no tienen poder en nuestro país, lo tiene un sistema que todo el mundo conoce como burocracia y que es el que decide todo esto que estamos discutiendo aquí. Sencillamente no vamos a salir de eso si no cambiamos las relaciones de producción. Lo que está creciendo es una producción capitalista. Cuando se entrega a un individuo cinco caballerías de tierra, este necesita para producir entre cinco y veinte personas, trabajadores asalariados igual que en el capitalismo. El cuentapropismo es cuando el individuo trabaja para sí, sin explotar a nadie; pero cuando ya tiene dos, tres, ocho, diez, veinte personas trabajando para él, entonces eso es, sencillamente, capitalismo. Y el capitalismo es muy productivo.

Rafael Hernández: ¿Son capitalistas las cooperativas?

Manuel Alonso: Aquí se habla de muchos problemas, yo digo que en este país sobra talento para resolver toda la gran maraña de la cual se ha hablado.

Yo pertenezco a un grupo de consultores que hicimos la propuesta para hacer una cooperativa y nos dijeron: “¡Pero es que lo de ustedes es una cooperativa del conocimiento, ustedes no van a producir bienes!”. Favorecieron la producción del ajo; a nosotros, no. Traigo esto a colación porque de esta manera no se liberan las fuerzas productivas. Hace solo cinco días que nuestro Presidente citó esto mismo que se ha hablado aquí, que no se resuelven los problemas si no se liberan las fuerzas productivas. ¿Por qué es que hay que estar pidiendo permiso que generalmente se deniega?, y no lo digo en el asunto de las cooperativas; las empresas sufren esto todos los días. Ahora se está confeccionando el plan 2014, se está modificando el del 13, y es lo mismo: hay que pedir permiso-no se puede. La burocracia, citada aquí en numerosas oportunidades, es la que tiene amarrada esto, no deja que el país avance porque perder la cuota de poder es muy difícil. Y digo que no es por gusto tampoco que se dijo que en la sesión de julio de la Asamblea Nacional se tocaría el tema de la indisciplina y la corrupción, porque lo único que genera la burocracia es esto.

Ovidio D´Ángelo: No hay posibilidad de desarrollo si no hay excedentes de la exportación, o si no hay inversión, o financiamiento. Ahora, lo que pasa es que el discurso habitual hace énfasis —al menos yo lo entiendo de esa manera— en el esfuerzo, en la disciplina, a partir de los propios recursos existentes y las motivaciones, las expectativas que la gente tiene no se toman en cuenta. Sin embargo, ahora hay una convocatoria al Congreso de la CTC que tiene una consigna muy elocuente: “Hacia un socialismo de progreso y sustentable”, que es lo que todos quisiéramos. Ahora bien, ¿cómo lograrlo?, ¿dónde está el asunto?; y esa es la pregunta para el panel también. Los Lineamientos van bien por algunos caminos de ordenamiento, e incluso de reordenamiento de un conjunto de cuestiones, de organización de la economía; en otros, hay contradicciones y yo creo que aquí es donde está el punto, ¿en esa estrategia de desarrollo cuál va a ser el papel y cuáles van a ser los medios para estimular la inversión extranjera?, ¿hasta dónde y con qué nivel de armonía con la participación pública?, para que tampoco se nos convierta en un estado capitalista. ¿Dónde está eso claramente?

Creo que el tema de desatar las fuerzas productivas —que de alguna manera se ha estado repitiendo en el discurso oficial— va más allá: es una cuestión más macroeconómica, macrosocial y macropolítica. Creo debemos acercarnos al nuevo constitucionalismo latinoamericano que está planteando el desatar las fuerzas sociales en sentido general, el desarrollo de la autonomía social, política, productiva, económica, y todo eso articulado.

Para terminar y en cuanto a las cooperativas, estas pueden —y de hecho existen en los países capitalistas en grandes cantidades—ser instrumentos paliativos del capitalismo; pero pueden ser socialistas si hacemos esta integración social, económica y política y le damos un sentido integral.

Oneida Álvarez: Quisiera hacer un pequeño comentario a la intervención muy interesante de Ramón. Todas las percepciones son válidas, pero las políticas no se clasifican en reformistas o revolucionarias de manera genérica; sino, en función de los objetivos que persiguen y eso es algo que está presente en algunas de las reformas que se han hecho en algunos sitios que no son precisamente nuestro país y que, aparentemente, sobre la base de un contenido progresista —como pudiera ser una reforma agraria—, han terminado siendo reformas realmente reaccionarias. Utilizar las políticas financiero-monetarias en el mundo de hoy es algo imprescindible y si estas políticas se utilizan para mejorar la redistribución de las riquezas y aumentar la calidad de vida, pues creo que realmente serían reformas progresistas.

Ahora bien, coincido totalmente con Ramón en que no puede haber proyectos sociales que no tengan su base en una sostenibilidad económica y si nos excedemos en los gastos sociales, obviamente vamos a generar más conflictos que los problemas que, con nuestra intencionalidad, hubiéramos querido resolver.

Yo quisiera ser escritora de ciencia ficción también, pero como soy economista no puedo imaginar ese escenario en el cual se pueda ya eliminar la doble moneda e imponer la emisión del CUC. Porque para emitir una nueva moneda es necesario establecer un tipo de cambio referido a las divisas que internacionalmente son reconocidas, y eso pasa por un conjunto de requisitos que son, por ejemplo, fijar el saldo de la balanza de pago del país; conocer los niveles de reservas internacionales que existen, de estabilidad de los precios, de la estabilidad macroeconómica en general; conocer, además, la estabilidad sociopolítica… No podemos emitir una nueva moneda sin tomar en consideración todos estos elementos; por tanto, desde mi posición, no podríamos adoptar ahora esa medida.

Ahora, quisiera hablar sobre lo que nos decía Andrés. Yo pienso, todavía siento, que la mayoría del pueblo quiere hacer un proyecto donde haya más justicia social que la que existe en el capitalismo, y ese proyecto requiere de un enfoque sistémico del funcionamiento económico, social y político de este país. Todo esto pasa por darle más autonomía a la empresa, coincido; pero, por ver también cómo se puede insertar el emprendimiento de la pequeña y la mediana empresa, y la cooperativa, en un encadenamiento con esa empresa estatal para que pueda haber una subcontratación a todos estos eslabones; que la empresa estatal gigantesca se despoje de tantas cosas que hace que no le corresponden, para asumir acertada y efectivamente su misión social; y que también el resto de las fuerzas productivas desatadas puedan contribuir de conjunto a que haya una mayor producción y un mayor dinamismo exportador, que es fundamental.

Y sí creo, efectivamente, Manuel, que hay que utilizar todos los cerebros que tenemos en el país no solo para asociarse y producir para el mercado interno, sino también para el mercado externo, y que aún sin asociarse muchos pueden ser exportadores, porque un software se puede hacer individualmente desde un hogar, o la encuadernación artesanal de un libro, o un conjunto de las artesanías maravillosas que nosotros vimos recientemente en la Feria.

Pero es necesario, Ovidio —y no te puedo contestar tu pregunta porque yo no formo parte del gobierno, ni del Estado, ni tengo los niveles de información ni la bolita mágica—, descentralizar la empresa, mejor: darle autonomía a la empresa y posibilitar los encadenamientos con otros sectores no estatales; descentralizar el poder hacia los territorios, porque allí hay unas posibilidades que están tan atadas como las de las fuerzas productivas de los emprendedores; que si las ponemos directamente en contacto sería un gran logro pues es el ciudadano que está allí quien más quiere resolver sus problemas, y ello crea muchísimas oportunidades para que él contribuya a la solución de esos problemas.

Ya no estamos hablando de la calificación política del proyecto; estamos hablando del desarrollo, y el desarrollo, cuando lo desmenuzamos, tiene un componente empresarial, un componente local; pero, también, un componente ciudadano. Y coincido en que si ese ciudadano tiene solo una participación formal y no una participación deliberativa en la toma de decisiones en su centro de trabajo y en su comunidad, no podemos estar hablando de desarrollo; porque desarrollo no es solo crecimiento económico: es también mejoramiento de la calidad y el nivel de la vida material y espiritual; y, en el mundo de hoy, saber que uno puede participar de manera activa en su casa, en su barrio, en su empresa o en cualquier otro ámbito donde esto sea posible, forma parte del bienestar ciudadano.

Carlos Fernández Aballí: Yo soy profesor en el Centro de Estudios para las Fuentes Renovables de Energía, que se fundó en 1992, cuando la crisis energética. Cuba es el único país del mundo que ha vivido una crisis de petróleo, o sea, que ha visto la duplicación del costo de su suministro de energía en un espacio menor a un año. Ahora, eso nos pone en una posición muy interesante frente a un mundo que está buscando soluciones de cómo aumentar la eficiencia de su producción, cómo reducir su consumo energético y cómo salvar su hábitat. Cuba tiene especialistas que, incluso, venden sus servicios en todo el mundo alrededor de ese fenómeno.

Arango y Parreño, en 1816, le dijo al Capitán General de la época: “Oye, olvídate del monocultivo, vete a la pequeña y mediana industria, la pequeña y mediana agroindustria de alta tecnología”, y eso es lo que yo le recomendaría a Cuba hoy. Yo no estoy haciendo ajo por gusto, ese es el camino, porque pienso que este producto es una sustitución directa de importaciones; sí, porque lo hice con una tecnología cubana, fabriqué la tecnología en pesos cubanos y no me hizo falta ir a buscar nada a ningún lado para poder poner este producto en el mercado. Realmente es como dar una “galleta sin mano”. Yo generé valor interno a partir de mi conocimiento y pienso que, efectivamente, una de las cosas prioritarias para poder desencadenar la productividad en Cuba es permitirle a las personas que hemos estudiado muchísimos años implementar lo que conocemos en la producción desde el punto de vista de la gestión, técnico. Nosotros logramos aquí industrias que tienen competitividad a nivel mundial, por ejemplo, las vacunas hechas por la Biotecnología.

Miren, uno de los efectos más importantes que genera la doble moneda: Karel Pérez Alejo tiene dos premios UNESCO con dos proyectos de nivel mundial, compitiendo contra ingenieros de Cambridge, Oxford. Uno de esos proyectos es utilizar las doscientas mil toneladas de cáscara de arroz que se generan en Cuba todos los años. Resulta que si se quema la cáscara de arroz de una forma consciente y controlada —en vez de al aire libre que contamina el medio ambiente—, se obtiene un producto que tiene un valor de mercado entre 600 y 800 dólares la tonelada. Este producto tiene un alto valor agregado porque la industria desarrollada lo necesita, ya sea como excipiente paras las pastillas, o como agregado para la industria de la construcción, para hacer estructuras de hormigón que sean más resistentes y más duraderas, y cementos ecológicos. ¡En Cuba se pudieran producir 40 000 toneladas al año de ese producto! Pero, ¿qué está haciendo Karel hoy? Anda de periodista, ese es uno de los ingenieros jóvenes más brillantes que tiene Cuba y hoy es periodista porque su salario de la CUJAE no le alcanzó. Otro ejemplo: allá en Arroyo Naranjo, donde yo vivo y uno de los municipios más pobres de la ciudad, se hacen los humidores que compra Arnold Schwarzenegger. Sí, el humidor personal de Schwarzenegger se hace a dos cuadras de mi casa y ese taller, Humidores Habana, vende sus productos en el mercado internacional a 500 000 euros la unidad. ¿Entonces, cómo se sale del hueco?

Yo pienso que hay que fomentar un sistema nacional de incubadoras de emprendimientos. Uso la palabra “emprendimientos” porque estos no tienen que ser privados nada más. Se emprende en la industria estatal, pueden emprender, en conjunto, la industria estatal y la privada. Ya existe uno que me gustaría que lo hiciera el MES, pero lo hace la Iglesia católica: ahí en el Seminario San Carlos existe “Cuba Emprende”, donde todos los meses se forman cuarenta emprendedores de estas pequeñas y medianas empresas en cómo hacer un plan de negocios. Si miran en Espacio Laical,en un artículo próximo, verán que esas personas, cuando hablan de fomentar emprendimientos, refieren no solo el ganar dinero; también, quieren resolver problemas de forma tal que se propicie un desarrollo sostenible.

Oneida Álvarez: Hoy hemos examinado el problema del Morro hacia adentro, pero tenemos que ver estas reestructuraciones económicas no solamente en el contexto nacional; también, en cómo nos insertamos de manera más efectiva en el ámbito internacional. Y hay países como Bolivia y Ecuador, que cuando yo estudiaba me decían eran los de menor desarrollo relativo de América Latina, y que han tenido, en los últimos años, extraordinarios avances en la reducción de la pobreza, en el aumento de las exportaciones y, al propio tiempo, en la competitividad. Y lo han hecho desde una perspectiva de proyecto que tiene como objetivo central mejorar la calidad de vida del ciudadano; por tanto, yo sí creo en esa posibilidad. Pienso, además, que cuando veamos todos los elementos que engarzan el sistema de la economía, la sociedad y la política cubana en el contexto regional, y logremos apropiarnos de muchas experiencias, que sí son para nosotros inéditas, de cómo vincular distintas formas de propiedad y cómo encadenar sectores para la exportación, vamos a encontrar también muchos horizontes que hasta ahora no hemos visto en nuestras perspectivas de desarrollo. Y si bien es cierto que un solo emprendedor debe tener la posibilidad de llegar directamente al mercado internacional, también es cierto que tenemos que cambiar el criterio de que tenemos que llegar con un producto terminado; porque las cadenas regionales productivas ofrecen oportunidades para que con un segmento de una producción o un servicio también estemos incorporándonos a mercados los cuales, desde nuestra posición individual, no podemos alcanzar, y así recibir los financiamientos que, como países individuales, nos costaría mucho trabajo adquirir para determinadas producciones o servicios.

Rafael Hernández: Les agradezco en primer lugar a todos los que han venido —aquí hay más de doscientas personas—, por su interés en estar escuchando hasta el final este panel. Le agradezco mucho también a este panel, del cual hemos aprendido, de lo que han dicho y de lo que ellos son. Gracias a una gran profesora de economía, que no tiene un discurso economicista, y que nos ha mostrado una visión integral de los problemas de la economía y los ha explicado con un gran nivel. Gracias a Carlos, porque nos ha demostrado, una vez más, que se puede ser emprendedor, estar en el sector público y también en la economía mixta. Personas como Carlos y lo que él significa en su compromiso, en su proyección y no solo en su vocación, serán seguramente vitales, tanto para un horizonte en el cual se llegue a levantar la doble circulación, como para transformarnos en un país mejor; mucho mejor que el actual, más integrado, donde no solamente la economía, sino también el sistema político, la sociedad civil y el Estado, se puedan articular de una manera más óptima. Les quiero agradecer a los que han aportado enfoques diferentes a este debate, incluido el de la ciencia ficción, y el enfoque desde el remoto pasado de la teoría clásica; porque todos ellos iluminan aspectos importantes de esta problemática.

¿Razones de EE.UU. para mantener a Cuba en lista de países terroristas?


Por Iroel Sanchez

Desde que leo noticias, no recuerdo una situación similar a la del pasado jueves 30 de abril, cuando, durante largo tiempo, la portavoz del Departamento de Estado, Marie Harf, en su tradicional briefing de prensa diario, estuvo ¿respondiendo? preguntas en relación con Cuba.

Sobre la inclusión de Cuba en la lista de estados patrocinadores del terrorismo, la señora Harf fue incapaz de responder de manera coherente a ¡seis! interrogantes. El diálogo, que comenzó con la pregunta: “¿Cuánto tiempo más van a mantener a Cuba en la lista de estados patrocinadores del terrorismo?”, y siguió con el comentario “si no están apoyando a grupos terroristas con armas o entrenamiento, y están retenidos por el refugio que, según informes, le dan a ETA y las FARC, en realidad no tiene mucho sentido que todavía están en la lista”, motivó ¿respuestas? como “no tengo más detalles”, “Uh uh” y “no sé la respuesta”, además de despertar las risas del auditorio.

Para hablar en términos “terroristas”, luego de esa andanada inicial vino otra bomba: “dado el hecho de que, por ejemplo, se ha estado presionando desde hace mucho tiempo para la liberación de Alan Gross, ¿cómo ayuda a las relaciones bilaterales, que no son tan geniales de todos modos, mantenerlos en esta designación cuando a lo mejor no hay necesidad de que estén allí?” pero tampoco hubo respuesta coherente ni pudo decir si el tema tiene que ver o no con las relaciones bilaterales con Cuba.

Pero allí no se detuvo el fuego. Luego apareció el interminable escándalo del ZunZuneo, y la noticia de que la USAID clasificaba políticamente a sus usuarios cubanos “a favor de la revolución, apolítico o antirrevolucionario”, que supongo que significaría pro-estadounidense, a lo cual se sumó la pregunta: “¿Qué le parece desmentir —o desmentir no es la palabra adecuada— lo que parece sugerir que, en realidad, era de naturaleza política, no?”, a lo que Harf respondió: “No estoy al tanto de la alegación”, dando a entender que no lee a AP, la agencia de noticias más importante de Estados Unidos, por lo que su contestación desató un irónico “So that’s just, yeah, that’s something new” (Así que, sí, eso es algo nuevo).

Washington nunca ha tenido un motivo creíble para calificar a Cuba de estado terrorista ante la comunidad internacional, pero ahora tampoco lo tiene ante la prensa estadounidense. Esa declaración, que pretende justificar la política de Bloqueo y el dinero destinado a subvertir el gobierno cubano se ha convertido, por su carácter absurdo, en una nueva ráfaga de viento que viene a sumarse a la tempestad desatada por las revelaciones en torno a programas como ZunZuneo, Piramideo, Commotion, etc, y deja desnuda la ausencia de argumentos estadounidenses ante su propia opinión pública, y “yeah, that’s something new”.





A Continuación, Cubahora comparte dos infografías realizadas por nuestra revista en 2013. La primera muestra algunos de los atentados terroristas más notorios ocurridos en los últimos 6 meses de 2013. No es difícil advertir que ninguno de estos hechos tiene la más mínima relación con Cuba. ¿Quiénes financiaron estas condenables acciones? ¿Quiénes provocaron o estimularon esos actos? Esas respuestas no aparecen en la “lista negra” del Departamento de Estado.


Por otra parte, la segunda infografía recoge las peores masacres escolares ocurridas en Estados Unidos.


Quienes nos conocen, saben que en Cuba actos como estos no ocurren.Desde 1982, Cuba ha sido incluida en esa lista, una acción unilateral y arbitraria, ampliamente condenada por nuestro país. Las preguntas podrían ser muchas, pero ¿hasta cuándo?





Regresa el tren


El propósito cubano de ampliar la transportación de carga por ferrocarriles, para reducir el combustible que gasta en camiones, ha conseguido avances más moderados que los planificados cuatro años atrás. Reportes recientes de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) indican que el traslado de mercancías y recursos materiales todavía sigue descansando mayoritariamente sobre neumáticos y carreteras. 

Desde hace varios años, el gobierno ha emprendido importaciones e inversiones millonarias para fortalecer la capacidad del sistema ferroviario. A la reparación de los carriles que atraviesan de lado a lado la alargada isla de Cuba, sumó la compra de 112 locomotoras a China y de unos 500 vagones a Irán. También firmó acuerdos de cooperación con Rusia para la remodelación de talleres y maquinarias, mientras amplía en la industria del patio la producción de vagones para azúcar a granel, silos para el traslado de cemento, volquetas, góndolas para materiales de construcción, planchas portacontenedores y otros medios de arrastre.

En agosto del 2010, el diario Granma divulgó la intención gubernamental de llegar a transportar el 50 por ciento de las cargas del país a través de las vías férreas. En ese momento, trasladaba la cuarta parte -sin contar la producción azucarera- por los caminos de hierro. El mal estado de alrededor de 6.000 kilómetros de líneas era uno de los factores que retardaba el tránsito de locomotoras y vagones o impedía el acceso a puertos y ciudades importantes, en uno de los países que más temprano se enganchó a los trenes –el primero en Latinoamérica y el séptimo en el mundo. 

Ante tal situación, la Unión de Ferrocarriles de Cuba priorizó la rehabilitación de líneas y puentes y la ampliación de ramales. Uno de los propósitos era reparar más de 800 kilómetros de la línea central, desde La Habana hasta Santiago de Cuba, para permitir que los trenes alcanzaran hasta 90 kilómetros por hora.

Cientos de kilómetros ha repuesto el país desde entonces. Solo el año pasado, la Unión reparó más de 220 kilómetros hasta el cierre de septiembre. Pero ejecutivos del Ministerio de Transporte reconocieron que aún no habían logrado disminuir los tiempos de duración de los viajes, así como otras limitaciones en el caso de la transportación de pasajeros. Como razón expusieron el deficiente estado técnico de los vagones.

El transporte de cargas por ferrocarril tampoco ha experimentado todo el beneficio soñado. En el 2013, creció un magro 1,6 por ciento sobre el año previo, para redondear 16 millones 879.400 toneladas, según la ONEI. Ese volumen representó un 16,9 por ciento del total de carga trasladada por los diferentes medios. Los camiones siguen en el primer lugar, con tres cuartas partes de todas las mercancías y materiales movidos de un lugar a otro: casi 75 millones de toneladas a cuenta de empresas especializadas y no especializadas.La inversión más prometedora del país, la Zona Especial de Desarrollo del Mariel, priorizó la construcción de vías férreas, para enlazar ese enclave con el país mediante la forma de transporte más eficiente.

Pero en comparación con el año 2010, cuando el gobierno decidió privilegiar el empleo de trenes, es más evidente la mejoría: el transporte de carga por ferrocarril aumentó un 32 por ciento desde entonces, y en relación con el 2009 creció alrededor de un 70 por ciento, de acuerdo con el Anuario Estadístico de Cuba.

De cualquier manera queda mucho por andar para alcanzar la meta de llevar por los caminos de hierro la mitad de los cargamentos en Cuba. Los camiones, además, de soportar el peso mayoritario, muestran una tendencia al crecimiento más acentuada en años recientes. En 2013, la carga movida en ese medio de transporte se incrementó un 6,8 por ciento sobre el año anterior. 

Mejor desarrollo muestra otra cara de la estrategia: sustituir el traslado en camiones de empresas no especializadas por la opción de empresas dedicadas solo a esa actividad, dotadas, por tanto, con equipos más eficientes. El transporte de carga realizado por estas últimas aumentó un 8,2 por ciento, contra 5,2 por ciento las primeras, reporta la ONEI. 

Los planes de recuperación o construcción de líneas férreas se han atrasado en algunos puntos de la geografía. Es el caso de las obras en marcha para acceder con trenes de carga a la capital provincial de Las Tunas. En cambio, avanzan a buen paso en el proyecto inversionista más costoso emprendido por Cuba, la Zona Especial de Desarrollo del Mariel. El enlace entre el país y la moderna Terminal de Contenedores de ese enclave apostó a los trenes. La economía que desde el temprano 1837 sentó sobre vías férreas la producción azucarera que dominó durante un par de siglos, vuelve de nuevo los ojos hacia la fórmula de transporte más eficiente en términos energéticos. (2014).
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