"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

lunes, 7 de octubre de 2013

Bloqueo estadounidense causa pérdidas billonarias a Cuba

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 (PL) El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba por más de medio siglo ha provocado a la isla pérdidas por un billón 157 mil 327 millones de dólares, afirmó hoy aquí el vicecanciller Abelardo Moreno.
Al presentar el informe que acompaña un proyecto de resolución cubana a la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) sobre la necesidad de poner fin a ese cerco, Moreno resaltó la naturaleza transgresora del bloqueo respecto al derecho a la paz, al desarrollo y a la seguridad de un estado soberano.

Dicho documento se publica previo a la votación de la propuesta cubana contra esa disposición en aquel organismo mundial, el 29 de octubre.

La retórica del bloqueo, calificada por Moreno como violatoria del derecho internacional, afectó las gestiones del comercio exterior cubano, con saldo de tres mil 921 millones 725 mil 790, cifra superior al año anterior.

El texto señala, entre otros, daños significativos a los sectores del turismo, energía, minería, agrícola e industrial.

Cada año desde 1992 Cuba presenta ante la Asamblea General de la ONU un informe contra la unilateral sanción.

Históricamente, este documento ha sido aprobado por la inmensa mayoría de estados miembros de esa organización internacional.

Los muy ricos son mucho más ricos

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Por:  Premio Nobel Economia
Los estudiosos de la desigualdad esperan ansiosamente las actualizaciones de los datos de Piketty y Saez, en los que los economistas Thomas Piketty y Emmanuel Saez calculan la concentración de la renta en la clase más alta en EE UU basándose en los impuestos sobre la renta. 
Va
La última edición no decepciona: muestra, como cabía esperar, pero era necesario confirmar, que los muy ricos se han recuperado bien de la Gran Recesión, aunque la gran mayoría de estadounidenses siga pasando apuros. De hecho, la súper élite –el 0,01% más rico– obtuvo en realidad unos ingresos más elevados en 2012 que en el punto álgido de la burbuja.
Los nuevos datos también brindan la oportunidad de hacer hincapié en un hecho fundamental que se omite en demasiadas discusiones sobre la desigualdad: no estamos hablando del ascenso de una amplia clase de trabajadores con una alta formación, sino de una diminuta élite. La proporción de las rentas del 10% más rico ha aumentado hasta alcanzar un máximo sin precedentes; pero si piensan que el 10% más rico es un grupo homogéneo no están entendiendo en absoluto la situación.
De las ganancias obtenidas por el 10% más rico, casi ninguna de ellas fueron a parar al grupo entre el 90% y el 95%; de hecho, la mayor parte de las ganancias fueron a parar al 1% más rico. A su vez, el grueso de las ganancias del 1% más rico fue a parar al 0,1% más rico; y el grueso de esas ganancias acabó en el 0,01% más rico. 
De lo que estamos hablando en realidad es del florecimiento de una diminuta élite.
Desigualdad tóxica    
Va
The New York Times publicaba recientemente un fascinante retrato de una sociedad que se está envenenando por la desigualdad extrema. La sociedad en cuestión es, en principio, muy meritocrática. En la práctica, la riqueza heredada y los contactos son tremendamente importantes; los que no nacen en la clase más alta tienen, y saben que tienen, una enorme desventaja. Es más, algunos de los otros costes de la desigualdad son claramente visibles, como por ejemplo, las avalanchas de gastos en los que los menos pudientes se ven obligados a incurrir para intentar no quedarse atrás. 
¿Cuál es la sociedad en cuestión? La Escuela de Negocios de Harvard, en la que los estudiantes que no pueden gastar cantidades ingentes en actos sociales se encuentran, en realidad, en una clase inferior, y, por lo visto, es habitual que se endeuden para mantener las apariencias. 
La cuestión no es que debamos llorar por los estudiantes de clase media de la Escuela de Negocios de Harvard, ya que casi todos ellos siguen teniendo mejores expectativas que la gran mayoría de los estadounidenses. Se trata más bien de que lo que está sucediendo en la escuela es un microcosmos de lo que le está sucediendo a EE UU, y es un excelente ejemplo del daño que puede causar la desigualdad extrema.   
© 2013 The New York Times.
Traducción de News Clips. 

Dan Nobel de Medicina a dos estadounidenses y un alemán

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El Premio Nobel de Medicina 2013 fue otorgado a los estadounidenses, Randy Schekman y James Rothman, y al alemán Thomas Sudhof, por su investigación sobre transportes intracelulares.


(Foto:Xinhua)
El Premio Nobel de Medicina 2013 fue otorgado el lunes a dos estadounidenses, Randy Schekman James Rothman, y al alemánThomas Sudhof, por su investigación sobre transportes intracelulares, útiles para algunos tratamientos.

Estos tres científicos fueron recompensados por sus innovadores trabajos sobre el sistema de transporte en el interior de la célula, para que “las moléculas sean transportadas al lugar correcto de la célula en el momento adecuado”, según el Comité Nobel.

Sus descubrimientos tuvieron un enorme impacto en la comprensión de la forma en que su carga es entregada dentro y fuera de la célula y tienen implicaciones en los trabajos sobrediversas enfermedades, incluyendo los desórdenes neurológicos e inmunológicos, así como sobre la diabetes, explicó el Comité Nobel.

Rothman, un profesor de 62 años y director del Departamento de Biología Celular en la Universidad de Yale (Estados Unidos), dijo por su parte a la Radio Sueca que se sentía “extremadamente honrado” de ganar este premio.

Cada célula es una fábrica que produce y exporta moléculas. “Por ejemplo, la insulina es fabricada y luego liberada en la sangre y señales químicas llamadas neurotransmisores son enviadas de un nervio al otro. Esas moléculas son transportadas en la célula en pequeños paquetes llamados vesículas”, explicó el jurado.

Schekman es el pionero de los tres. Comenzó su investigación en los años ’70, cuando comenzó a estudiar la base genética de la célula utilizando como modelo a la levadura.

Descubrió que las células de la levadura que tenían una maquinaria de transporte defectuoso creaban un sistema similar al de un sistema de transporte público mal organizado. Comprendió que la causa de la congestión era genética y prosiguió identificando a los genes que habían mutado.

Sudhof, de 58 años, obtuvo su doctorado en la Universidad de Gottingen. Vive en Estados Unidos desde 1983 y enseña en Stanford desde 2008. “Reveló la forma en que las señales dan instrucciones a las vesículas para que liberen su carga con precisión”, señaló el jurado.
En los años ’90 estudió “la precisión temporal” de las células, para las cuales “todo está en el timing”, según el comité Nobel.

Este trío sucede al médico e investigador japonés Shinya Yamanaka y al biologista británico John Gurdon, galardonados en 2012. (Con información de Notimex)

Frío nórdico y calor tropical

Por Lucia Lopez Coll
IPS
Sin dudas, la educación ha sido uno de los derechos fundamentales conquistados por los cubanos en las últimas décadas, pero nada está exento de problemas que se necesitarán corregir si realmente se desea un futuro mejor para el país.Crédito: Jorge Luis Baños/IPS




Cuando Finlandia acaparó por sus excelentes resultados los primeros puestos en ciencia, lectura y matemáticas, según el informe presentado en el año 2000 por el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), incluso las grandes potencias mundiales miraron entre sorprendidas e interesadas hacia el pequeño y gélido país europeo. Tres años después un nuevo informe arrojó resultados similares para confirmar que allí no había casualidad. Desde entonces los especialistas y los medios de comunicación siguen indagando en busca de una explicación que justifique logros tan excepcionales. Y aún cuando no se han puesto de acuerdo en sus opiniones, de una forma u otra todos coinciden en un punto: al parecer Finlandia ha logrado establecer y consolidar uno de los mejores sistemas educativos del mundo.
Algunos especialistas consideran que tales resultados se deben a un conjunto de factores que, a primera vista, parecen contradecir la experiencia docente al uso. Diarios de todo el mundo que se han referido al tema resaltan el hecho de que los niños finlandeses no son los que más horas lectivas reciben en el contexto europeo, ni los que más deberes hacen en sus casas, ni los que más temprano comienzan en la escuela (lo hacen a los 7 años), ni los que realizan más evaluaciones a lo largo de sus estudios. La jornada escolar comienza a las 8.30 de la mañana y apenas se extiende hasta las 3 de la tarde, con un receso de media hora para el almuerzo. Por lo general el mismo maestro se encarga de impartir casi todas las asignaturas durante los primeros seis años de primaria y han conseguido mantener como promedio entre 23 y 25 alumnos por cada aula.
Finlandia tampoco se encuentra entre los países que más invierten en educación (menos del 7% del PIB), que es prácticamente pública (apenas existen escuelas privadas), y totalmente gratuita desde el grado preescolar hasta la universidad. También los estudiantes reciben sin costo alguno la comida y los materiales de estudio, aunque en caso de pérdida la familia pagará por ellos.
Hasta aquí algunas de las principales características del sistema educativo finlandés, aunque muchos consideran que ninguna de ellas por separado ha sido decisiva para lograr el salto de calidad que revelan los informes presentados por PISA. La clave -se inclinan a pensar los especialistas-, se encuentra en el nivel de preparación que se le exige a los profesores y el reconocimiento social que obtienen por su trabajo, por lo que el magisterio se encuentra entre las profesiones mejor valoradas.
Según testimonios reflejados por la prensa, ser maestro constituye un honor muy especial en el país nórdico y esa circunstancia es tanto o más atractiva que la remuneración que reciben (entre US$29.000 y US$39.000 anuales), aunque, al parecer, esta resulta suficiente para sostener un nivel de vida promedio, sin grandes lujos pero sin estrecheces.
En cuanto a la formación profesional las universidades realizan una rigurosa selección de los candidatos antes de comenzar sus estudios para garantizar la máxima calidad. Además de presentar notas excelentes, los aspirantes se someten a varias pruebas, incluyendo sensibilidad artística y dominio de algún instrumento musical. Sólo el 10% de los ellos logra aprobar y son aceptados para cursar la carrera, y una vez concluida deben hacer una maestría antes de empezar a ejercer la docencia.
Si me he permitido realizar tan larga introducción enumerando las bondades del sistema educativo finlandés, es porque al leer esta noticia no pude evitar la comparación con nuestro propio sistema educacional, que hace apenas unos años también logró alcanzar un notable nivel que lo hizo destacarse en el ámbito internacional, especialmente en el contexto caribeño y latinoamericano. No es ocioso recordar que tras el triunfo revolucionario y gracias a un esfuerzo descomunal, Cuba logró en muy corto tiempo erradicar el analfabetismo. Desaparecieron las escuelas privadas y toda la educación se declaró gratuita, incluyendo el sistema de becas que, como su mayor saldo positivo, permitió a muchos jóvenes de familias humildes y de bajos ingresos acceder a niveles superiores de educación. Paralelamente se fijaron ambiciosas metas, como aquellas “batallas” por el sexto grado y la enseñanza obligatoria hasta el nivel medio, la formación de profesionales en múltiples ramas del saber, y todo ello en medio de numerosas dificultades y restricciones económicas.
Sin embargo, ese enorme esfuerzo, que requirió por supuesto una gran inversión en infraestructura, la formación de profesionales, la adquisición de materiales de estudio, etc., no ha estado exento de decisiones y políticas erróneas que hoy se impone corregir, si no queremos malograr los avances alcanzados.
Un buen paso en ese sentido fue, sin dudas, la desactivación de las escuelas en el campo, una medida anunciada por el presidente Raúl Castro en el 2009 en correspondencia con la política de ahorro propuesta por el gobierno y con la cual se ponía fin a un sistema de becas que combinaba el estudio y el trabajo en el campo durante el curso escolar, y cuyo saldo final representó escasos beneficios para la agricultura y los propios educandos, y el empleo de varias horas de transporte diario para los profesores, tiempo perdido en su superación o descanso. Además, el sistema supuso una sensible y poco aconsejable disminución del papel de las familias en la formación de sus hijos, teniendo en cuenta que es precisamente en ese núcleo donde se enseñan y aprenden (o no), los valores fundamentales que luego nos definirán como individuos. Afianzar los lazos entre escuela y familia como un binomio que se complementa en la formación integral del alumnado, es una necesidad que muchas veces solo se cumple de manera formal, sin entender que una no debe sustituir a la otra, pero tampoco una puede realizar su labor de manera eficiente cuando no es apoyada por la otra.
¿Y qué ocurre cuando es la propia familia, de algún modo estimulada por la escuela, la que contribuye a agravar los problemas docentes? En más de una ocasión he llegado a determinada oficina para realizar un trámite y he visto a una esforzada madre copiando de internet o de Encarta y redactando ella misma el trabajo que debe entregar su hijo en la escuela. Sin duda asegura con ello la mejor calificación del niño, pero a costa de cometer un fraude y sin que llegue a cumplirse el objetivo docente de la tarea asignada a un estudiante que no tiene computadora en su casa y mucho menos acceso a internet. No se trata en este caso de un padre desinteresado por la educación o la preparación profesional de sus hijos, sino todo lo contrario. El problema es que se ha tomado el peor camino para encausar esa preocupación, sin percatarse de que lejos de estimular el interés del escolar por el aprendizaje y la obtención de resultados con su propio esfuerzo, se está contribuyendo a su deformación como estudiante e individuo.
Claro que existe la otra cara de la moneda. Aquella donde se pone de manifiesto la deficiente preparación del personal educativo, que a veces se combina con una fuerte carga docente, pero mal orientada, o cuando se recarga al alumnado con deberes excesivos y metas casi imposibles de cumplir, como la consulta de contenidos en internet. La experiencia más generalizada de mi generación fue que debíamos estudiar y realizar los deberes por nuestra propia cuenta, porque nuestros padres apenas habían accedido a la enseñanza primaria. Muchos de nosotros tuvimos la posibilidad de graduarnos en la universidad y entonces nuestros hijos sí requirieron nuestra ayuda, no sólo como apoyo al proceso docente, sino porque las tareas eran demasiado difíciles o porque no entendían a la maestra, o porque habían cambiado de profesor cinco veces a lo largo del curso escolar. Hoy se ha pasado a una etapa “superior”, y las familias que disponen de mayores recursos contratan repasadores para rellenar las lagunas que advierten en la preparación de sus hijos. ¿Acaso no es reveladora (y preocupante) esta secuencia, en apenas tres generaciones?
Pero aún habrá que corregir otros problemas en el sistema que han surgido o agravado en los últimos años y sobre los cuales no se ha realizado el debate público necesario, habida cuenta su extrema trascendencia, quizá porque la educación ha sido uno de los derechos fundamentales conquistados por los cubanos en las últimas décadas, y siempre que se habla de ella es necesario recurrir a los guantes de seda.
Pero si traje a colación el tema de Finlandia es precisamente porque somos más débiles allí donde los finlandeses han logrado hacerse fuertes y ese elemento quizá marca una diferencia fundamental: la estabilidad del personal docente y la solidez de su preparación. Mientras los fineses realizan pruebas rigurosas para escoger a los mejores alumnos como futuros profesores y se dan el lujo de seleccionar a los más capaces, nosotros debemos conformarnos muchas veces con estudiantes que llegan a la Licenciatura en Pedagogía porque no han alcanzado la carrera de su preferencia debido a su bajo rendimiento académico. Siempre andamos cortos de personal y ante el déficit de profesores incluso se ha recurrido a los llamados “emergentes”, jóvenes apenas mayores que sus futuros alumnos, sin la preparación necesaria para asumir esa compleja tarea.
Nuestros docentes no sólo están mal remunerados y tienen dificultades con el transporte y la vivienda, al igual que otros muchos profesionales en el país, sino también se ven afectados por otros problemas como la falta de reconocimiento social, no de palabra, sino de hecho. Ellos también son recargados con largas jornadas laborales, con escaso tiempo para su preparación profesional y sufren las deficiencias de algunos métodos pedagógicos, entre otras cuestiones que afectan la calidad de su trabajo y desestimulan que los jóvenes decidan optar por la carrera de magisterio.
Por otra parte, la imagen que hoy proyectan muchos profesores no siempre resulta la más adecuada, por su comportamiento dentro y fuera del aula, plagado de chabacanería y malas formas, por su incapacidad para hacerse respetar por sus alumnos y estimular su interés por los conocimientos que deben impartir, cualidades que poseían muchos de aquellos profesores formados en la vieja escuela, cuando nuestro sistema educacional aún no tenía el alcance y la capacidad que exhibe hoy.
No nos engañemos, no somos ni nunca seremos como los finlandeses. No tenemos su tradición luterana, ni nuestras familias pasan las tardes de domingo en las bien surtidas bibliotecas públicas. Tampoco tenemos esos largos inviernos que casi los obligan a permanecer en sus hogares, bien arropados y disfrutando de la lectura de un buen libro. Pero así como somos, gregarios y extrovertidos hijos del trópico, es necesario y casi urgente encontrar el camino para recuperar lo mejor de nuestra tradición docente, que no por gusto se remonta al siglo XIX con las famosas cátedras de Félix Varela en el Colegio Seminario de San Carlos y San Ambrosio, el magisterio de José de la Luz y Caballero, fundador del prestigioso Colegio de San Salvador, o incluso la generosidad de Rafael María de Mendive, quien llegó a patrocinar el ingreso de su alumno más brillante en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, el joven José Martí.

EL AHIJADO ECUATORIANO DE FIDEL

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Por Pedro Martínez Pírez

MONCADA

El fallecimiento en Quito, a los 97 años de edad, de María Enriqueta Navarro, la madre de Fidel Juan Oswaldo Nieves, ha lanzado mi memoria 53 atrás, cuando el embajador cubano de entonces, doctor Mariano Rodríguez Solveira, recibió desde la Cancillería cubana la indicación de bautizar un niño ecuatoriano en representación del Comandante Fidel Castro.

Yo me desempeñaba entonces como secretario de la Embajada de Cuba en Quito, función a la que había sido propuesto precisamente por el destacado jurista Rodríguez Solveira, quien meses antes había sido en la ciudad de Santa Clara el Rector de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas y mi profesor de Derecho Civil.

Los padres del niño Fidel Juan Oswaldo Nieves le habían escrito al líder de la Revolución Cubana pidiéndole que fuera el padrino de su hijo, y la muy eficiente colaboradora de Fidel Castro, Celia Sánchez Manduley, había transmitido al canciller Raúl Roa García la aceptación del líder cubano.

Nos dimos a la tarea de localizar a los padres del niño, Virgilio Nieves, militar de baja graduación del ejército ecuatoriano, y María Enriqueta Navarro, madre de siete hijos, ama de casa y una auténtica ecuatoriana natural de Otavalo, cantón de la provincia de Imbabura.

El bautizo se efectuó en la sede de la Embajada de Cuba, situada entonces en la Avenida 6 de diciembre, en una fecha histórica para nuestro país: el 2 de septiembre de 1960, cuando en la capital cubana, en Asamblea General, un millón de personas aprobada la Primera Declaración de La Habana.

Al bautizo asistieron varios familiares del niño, algunos amigos de Cuba y dos integrantes de la delegación cubana a la toma de posesión del presidente José María Velasco Ibarra, ocurrida unos días antes. La delegación cubana estuvo presidida por el entonces ministro de economía, Regino Boti, e integrada por el alcalde de La Habana, Jose Llanusa y el Jefe de la Marina de Guerra Revolucionaria, Juan M. Castiñeiras, los tres ya fallecidos al igual que el embajador Rodríguez Solveira.

La más feliz de todas las personas en esa ceremonia era precisamente la madre de Fidelito, convertido desde entonces en ahijado del célebre comandante de la Sierra Mestra.

Pasó el tiempo. El embajador Rodríguez Solveira decidió regresar a Cuba, retornó a la docencia, pero entonces en La Habana, donde fue nombrado vicerector de la Universidad, y me ví obligado a fungir como Jefe de la Misión cubana durante varios meses.

Y quien no olvidó a su ahijado fue el Comandante Fidel Castro quien poco después del bautizo le envió al niño ecuatoriano, por conducto de Celia Sánchez y el doctor Raúl Roa, un jarrito de plata con la firma del Jefe de la Revolución Cubana, que tuve el honor de entregar en un acto público en Quito a doña María Enriqueta.

El recuerdo del padrino cubano al niño ecuatoriano fue mostrado hace algunos años en la Casa de la Cultura Ecuatoriana "Benjamín Carrión", en Quito, a los asistentes a un acto en el cual reclamamos desde la capital ecuatoriana la devolución a Cuba del niño Elián
González.

Son recuerdos que vienen a mi mente cuando recibo de Norma Nieves, hermana del ahijado ecuatoriano de Fidel, la triste noticia del fallecimiento de su madre otavaleña, doña María Enriqueta Navarro, a quien tantas veces encontré en Quito orgullosa de este entrañable nexo que ella promovió con el líder histórico de la Revolución Cubana.

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