"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

miércoles, 24 de julio de 2013

Para tener más arroz cubano en la mesa

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Cubadebate

 
arroz
El arroz es alimento básico en la dieta de los cubanos. El consumo promedio en el país es de más de 70 kg por persona al año, uno de los más altos del mundo. Para impulsar la producción arrocera en el país, el Gobierno cubano ha emprendido un Programa de Desarrollo que prevé lograr para el 2016 la siembra de 253 mil hectáreas y alcanzar una producción de 538 mil toneladas de arroz consumo.
Ante los altos precios del arroz en el mercado internacional, la consecución de estos objetivos significaría una sensible disminución de las altas cifras de divisas que el país destina cada año a la compra de este cereal en el exterior. El Programa de Desarrollo Arrocero permitiría al cierre de su primer cuatrenio entregar al Estado, como sustitución de importaciones,  unas 462 mil toneladas de arroz, que cubrirían el 66 por ciento de la demanda nacional.
Para ello sería necesario poner en producción cada año, hasta el 2016, 20 mil nuevas hectáreas en todo el país.
ANTECEDENTES NECESARIOS
La producción arrocera en Cuba tuvo un fuerte desarrollo a partir del año 1967, con el impulso directo de la dirección de la Revolución. En 1986 se llegaron a producir 538 600 toneladas de arroz cáscara húmedo, que es el récord productivo para un año.
El Periodo Especial, unido a la intensa sequía que se produjo entre los años 2003 y 2006, frenaron el desarrollo de la producción de arroz en el país. Las inversiones que se venían desarrollando, tanto en la parte agrícola como en la industrial se detuvieron, ya que no se contaba con las posibilidades económicas para poder sostenerlas. Se hizo necesario utilizar las tierras en otras producciones, fundamentalmente en la ganadería,  y se buscó preservar las infraestructuras existentes en las empresas estatales productoras de arroz (secaderos, molinos arroceros, pistas de aviación, sistemas de viales, canales para riego).
Se apostó entonces por sostener una menguada producción arrocera a partir de pequeños productores, son contar con tecnologías adecuadas y aplicando técnicas de producción de bajos insumos. El objetivo fundamental era preservar la producción de arroz.
En el año 2009 se reiniciaron las inversiones en maquinaria agrícola para la preparación de tierras, la siembra y la cosecha, se recuperaron secaderos y molinos, se trabajó en la construcción de silos metálicos para el almacenamiento de arroz y se elevó el precio de compra del grano  a los productores de 23.50 pesos el quintal de arroz de cáscara húmedo a 130.00 pesos.  Eso significa que por cada tonelada producida reciben ahora 5 484.00 pesos.
Sin embargo, en el 2010, la poca disponibilidad de agua y diversos problemas organizativos y de carácter subjetivo, llevaron a realizar una muy baja producción de apenas 243 mil toneladas de arroz, entregando al Estado unos 86 300 toneladas.
Ante esa situación, la dirección política y gubernamental del país orientó realizar un Estudio de Factibilidad para el Programa de Desarrollo Integral del Arroz en la etapa 2012-2016, el cual fue aprobado por el Ministerio de Economía y Planificación el 14 de octubre de 2011.
 
EL PROGRAMA POR DENTRO
 
El Programa Arrocero se desarrolla en 12 Empresas Agroindustriales de Granos, 6 Granjas pertenecientes a la Unión Agropecuaria Militar y una del MININT, 145 UBPC, 105 CPA y 507 CCS, abarcando a 18 mil productores.
El 80 por ciento de la tierra que se utiliza para el arroz está gestionada por el sector cooperativo y campesino. El sector estatal sólo gestiona un 20 por ciento.
Se debe señalar que, con la aprobación en septiembre del 2008 de la entrega de tierras en usufructo, fueron solicitadas y aprobadas 91 mil hectáreas bajo esa modalidad para la producción arrocera.
La Empresa Estatal se encarga de organizar la cadena productiva y establece las relaciones económicas con las unidades productoras y los productores individuales a través de contratos. También se encarga de asegurar a los productores los insumos fundamentales, les brindan servicios de preparación de tierras, la siembra, cosecha y el proceso industrial del arroz, así como brindan asesoramiento en el uso de las técnicas de cultivo y capacitan a los nuevos productores.
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PRIMEROS RESULTADOS
En el año 2012 se logró una producción de 320 mil 792 toneladas de arroz consumo; de ellas, fueron entregadas al balance nacional de alimentos 217 mil toneladas, cumpliéndose el plan concebido para el año. La producción y entrega al Estado creció en 52 mil toneladas con respecto al 2011.
Se mantienen sin embargo insuficiencias por la falta de semillas de calidad, el todavía inadecuado nivel de maquinarias, la falta de disciplina tecnológica y suficientes conocimientos en algunos productores y una mayor exigencia en todo el proceso. Las violaciones en el proceso productivo son las causantes de la baja calidad del arroz que a veces llega a la población.
Para el 2013 se planificó una siembra de 168 mil hectáreas, con una producción de 394 mil toneladas de arroz consumo y una entrega al balance nacional de 288 mil 100 toneladas. Esto significaría un crecimiento de 73 mil 200 toneladas producidas con respecto a 2012.
Para el 2014 se estima un crecimiento de 52 mil toneladas respecto al actual año.
PERSPECTIVAS
Para alcanzar la meta propuesta en el 2016 de una producción de 538 mil toneladas de arroz consumo, hay que lograr crecer a partir del 2014 en 116 mil toneladas de arroz consumo anualmente, con un rendimiento de 4,2 toneladas por hectáreas y una producción total de 1 millón 87 mil toneladas de arroz cáscara húmedo.
También hay que limpiar 41 mil hectáreas de tierras, prepararlas, dotarlas de sistemas de riego, drenajes y viales y accesos. Estas tierras se sumarían a las 212 mil hectáreas que están hoy disponibles para el desarrollo del programa.
Se crearán además 23 brigadas con equipos de la construcción para garantizar esas labores.
Está planificado incrementar la cantidad de tractores de alta y mediana potencia, implementos agrícolas, medios de asistencia técnica y equipamiento para talleres, cosechadoras, transporte agrícola y especializado para el tiro de arroz.
Se trabajará para incrementar la capacidad de secado en el país hasta lograr 6 400 toneladas/día. Hoy se cuenta con una capacidad instalada de 5 400 toneladas/día.
En el molinado, la meta es alcanzar 610 mil toneladas/año de arroz consumo. La capacidad actual es de 448 200 toneladas.
Se proyecta también lograr una capacidad de almacenaje en silos de 173 mil toneladas de arroz cáscara seco.
Como parte del Programa, se trabaja en el proceso inversionista de la industria, que permita ir sustituyendo el diésel que se utiliza en el secado del arroz por la cascarilla del propio arroz.
Será determinante lograr que el total de las siembras que se realicen a partir del 2014 cuenten con semillas de calidad, que se continúe la capacitación a los producto es, tomando como base la experiencia y los resultados obtenidos en la ejecución del Proyecto VietNam-Cuba de producción arrocera y que se fortalezcan los vínculos con factores internos y externos que inciden en el desarrollo del Programa Arrocero como la Empresa Nacional de la Aviación Agrícola, la ANAP, el Ministerio de Comercio Interior, la Unión de Camiones, el Ministerio de la Construcción y el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos.
El Programa actual hasta el 2016 no logrará cubrir toda la demanda nacional, pero incrementará ostensiblemente la producción arrocera en el país y evitará mayores importaciones de este importante alimento en la mesa de los cubanos.
Fuente: Información del Director General del Grupo Agroindustrial de Granos en la Mesa Redonda del 23 de Julio de 2013

Desafíos del modelo cubano de vivienda

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IPS Cuba           
La producción local de materiales de la construcción en Cuba contribuirá al incremento de la edificación y reparación de viviendas.
La producción local de materiales de la construcción en Cuba contribuirá al incremento de la edificación y reparación de viviendas.    
 
El modelo cubano de la vivienda apunta hacia la descentralización al municipio, donde las fuerzas estatales tienen poco o nulo protagonismo, indicó a la Redacción de IPS Cuba José Fernando Martirena, director del Centro de Investigación y Desarrollo de Estructuras y Materiales (Cidem).
El jefe de la institución adscrita a la Universidad Central Marta Abreu, a 268 kilómetros al este de La Habana,  observó contradicciones entre “la voluntad política de introducir  el modelo no estatal” y el hecho  de que todavía hoy no se le crean a este sector “las condiciones adecuadas para que pueda entrar y competir en el mercado”.
Además, propuso tres factores “para que este sistema funcione de forma estable y no genere contradicciones peores a las que le dieron lugar".
A su juicio, resulta necesario “que la voluntad de apoyo al sector no estatal se materialice en acciones concretas, como la posibilidad de acceder (comprar, rentar, prestar, etc.) a maquinaria para la producción de materiales que garantice productividad  y eficiencia en el uso de recursos, y de esta forma ofrecer productos a precios competitivos en el mercado”.
Vinculado a ello, el también académico mencionó la importancia de facilitarles créditos a cooperativas y privados dedicados a la construcción.  
“Podría  incluso pensarse en algún momento en pequeños subsidios. En muchos de los talleres estatales montados por el proyecto Hábitat (realizado por el Cidem) la capacidad de producción es utilizada a menos de un tercio, producto de una serie de deficiencias de ese sector”, explicó.
Asimismo valoró que “las máquinas, e incluso los locales, podrían ser rentados  a productores no estatales, sean individuales o cooperativas, quienes con seguridad harán un mejor aprovechamiento de la capacidad instalada”.
En tal sentido, existe una experiencia con las cooperativas de reciclaje en las provincias Artemisa y Mayabeque, que comenzaron a operar el pasado primero de julio. Estos colectivos pueden arrendar los locales de casas de compra y los medios de transporte para realizar la recuperación, según expuso en la televisión estatal Marilyn Ramos, vicedirectora general de la Unión de Empresas de Recuperación de Materias Primas.
Otra de las condiciones a crear, mencionada por Martirena, fue “la existencia del largamente demandado mercado mayorista”, donde los productores puedan adquirir de forma segura las materias primas con precios preferenciales y cuenten con la logística para la recepción y traslado de estas.
Las leyes actuales permiten que trabajadores por cuenta propia compren directamente materias primas a empresas estatales, y estas últimas pueden vender sus excedentes de producción de forma relativamente libre. “Entonces, ¿por qué no lo hacen?”,  cuestionó el experto.
Por otra parte, se refirió a la realización de contratos con el sistema de ventas establecido por el Ministerio de Comercio Interior y el estudio del mecanismo de establecimiento de precios, “que puede diferenciarse del puesto a empresas estatales (donde se les carga un impuesto superior al 70 por ciento del costo, que va a la caja de donde se sacan los fondos de subsidios de vivienda a la población)”.
“Incorporar al sector no estatal al programa de ventas de la cartera de comercio interior incrementaría significativamente las ventas de materiales y podría ayudar a resolver el problema de la pobre oferta de materiales, en dependencia de la localidad”, estimó.
Amplió que “esto se convertiría, además, en un estímulo de crecimiento  del sector de producción de materiales (no estatal) y a su incorporación gradual como un sector emergente de la economía formal.
“El país avanza en esta dirección,  pero el proceso de implementación de los Lineamientos (documento programático de la reforma económica y social que vive Cuba) no deja de ser contradictorio. Aun así, hoy el sistema de la vivienda funciona mucho mejor que hace cinco años”, concluyó.
En las conferencias magistrales sobre la producción local de materiales y su impacto en la innovación, ofrecidas durante la XXX Feria Internacional de La Habana, el pasado año, Martirena enfatizó en el alto potencial que existe en el país para generar más materiales de construcción desde las localidades.
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