"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

jueves, 6 de diciembre de 2012

Como evitar una nueva recesion estadounidense

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Por Martin Feldstein is Professor of Economics at Harvard University and President Emeritus of the National Bureau of Economic Research. He chaired President Ronald Reagan’s Council of Economic Adviser.
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Estados Unidos puede estar encaminado a una recesión en 2013. Incluso si el país evita caer en el "abismo fiscal", un acuerdo político muy mal diseñado que recorta el déficit demasiado rápido podría empujar a una economía, que ya es débil, a una recesión. Sin embargo, una implementación gradual en etapas de un tope general a las deducciones y eximiciones de impuestos (los llamados gastos impositivos), combinada con una reforma del gasto en subsidios, podría lograr la consolidación fiscal a largo plazo que Estados Unidos necesita sin correr el riesgo de entrar en una nueva recesión.  

La economía estadounidense ha avanzado con dificultad de la mano de una tasa de crecimiento de menos del 2% durante el pasado año, y las perspectivas para el 2013 son igualmente sombrías, aún sin el impacto del abismo fiscal. Es un ritmo de expansión demasiado débil como para tolerar el incremento del abismo fiscal en tasas impositivas y recortes de gastos, lo que reduciría la demanda por un total de 600.000 millones de dólares -aproximadamente el 4% del PBI- el año próximo, y aún más en los años subsiguientes.
La alternativa al abismo fiscal propuesta por el presidente Barack Obama incrementaría sustancialmente las tasas impositivas y limitaría las deducciones tributarias para el 2% de las personas que más ganan, que hoy pagan más del 45% del total de los impuestos federales a las ganancias personales. Su presupuesto también incrementaría los impuestos a las corporaciones y pondría fin al actual "festival" del impuesto sobre la nómina de sueldos, imponiendo un impuesto adicional del 2% a todos los asalariados.
En conjunto, estos cambios podrían reducir la demanda total en casi un 2% del PBI. Y las mayores tasas de impuestos marginales reducirían los incentivos para trabajar e invertir, obstaculizando aún más la actividad económica. Todo eso podría ser fatídico para una economía que todavía lucha por sostener una tasa de crecimiento de menos del 2%.
La Oficina de Presupuesto del Congreso y la Reserva Federal predicen que caer en el abismo fiscal provocaría una recesión en 2013. El presidente de la Fed, Ben Bernanke, recientemente dijo que el organismo no podría compensar el efecto adverso en la economía. Podría haber dicho lo mismo sobre la rémora fiscal que generaría la propuesta de presupuesto de Obama.
Si bien los republicanos en el Congreso se oponen con toda la razón a aumentar las tasas impositivas, parecen dispuestos a generar ingresos a través de una reforma impositiva si ésta forma parte de un acuerdo que también incluya reducciones en el costo a largo plazo de los principales programas de subsidios, Medicare y el Seguro Social. Aunque a algunos republicanos les gustaría que el ingreso aumentara sólo mediante el estímulo de un crecimiento económico más rápido, no es algo que se pueda lograr sin las reducciones en las tasas de impuestos marginales y mejoras en la tributación corporativa que los demócratas dudosamente acepten. Si han de aumentar los ingresos a través de una reforma impositiva, habrá que reducir las deducciones y exclusiones especiales que hoy hacen bajar la recaudación impositiva.
El potencial riesgo de una recesión como consecuencia de un acuerdo presupuestario se podría evitar implementando en etapas la ampliación de la base impositiva que se utiliza para aumentar la recaudación. Una manera positiva de ampliar la base impositiva sería fijar un tope general al monto de reducción impositiva que cada contribuyente puede obtener a través de deducciones y exclusiones. Ese tope general le permitiría a cada contribuyente conservar todas sus deducciones y exclusiones existentes pero limitaría la cantidad según la cual podría reducir su responsabilidad impositiva de esta manera. Un tope general también haría que muchos individuos que hoy desglosan deducciones pasaran a la deducción estándar -lo que implica una simplificación significativa de los registros y, por ende, una mejora en los incentivos.
Un tope a las reducciones impositivas originadas en los gastos impositivos equivalente al 2% del ingreso bruto ajustado de cada individuo permitiría recaudar más de 200.000 millones de dólares en 2013 si se lo aplicara a todas las deducciones actuales y a las exclusiones por intereses de bonos municipales y seguro médico pagado por el empleador. Aún si se conserva la deducción total por donaciones de beneficencia y sólo el seguro médico de alto valor se considera un gasto impositivo, el ingreso adicional en 2013 sería de unos 150.000 millones de dólares. En una década, eso implica casi 2 billones de dólares de ingreso adicional sin ningún aumento en las tasas impositivas con respecto a los niveles de hoy.
El ingreso adicional de 150.000 millones de dólares en 2013 representaría el 1% del PBI, y podría ser demasiado como para ser asimilado por la economía, particularmente si se lo combina con reducciones del gasto del gobierno y un incremento del impuesto sobre la nómina. Pero se podría utilizar el mismo marco básico empezando con un tope más elevado y reduciéndolo gradualmente a lo largo de los años. Un tope del 5% sobre los beneficios del gasto impositivo generaría sólo 75.000 millones de dólares en 2013, aproximadamente el 0,5% del PBI; pero el tope podría reducirse de 5% a 2% en los años subsiguientes, recaudando sustancialmente más ingreso cuando la economía se fortalezca.  
Desacelerar el crecimiento del gasto del gobierno en Medicare y el Seguro Social es necesario para impedir una explosión a largo plazo de la deuda nacional o incrementos dramáticos de las tasas de impuestos personales. Esos cambios también deberían implementarse gradualmente y en etapas para proteger a los beneficiarios y evitar una caída económica.
La deuda nacional de Estados Unidos cuando menos se duplicó en los últimos cinco años, y  va camino a aumentar a más del 100% del PBI en la próxima década a menos que se implementen cambios en el gasto y los impuestos. Una conjunto bien diseñado de topes para limitar los gastos impositivos y una desaceleración gradual del crecimiento en partidas para programas de subsidios podría revertir el incremento de la deuda y fortalecer la economía estadounidense. Las actuales negociaciones presupuestarias en Estados Unidos deberían centrarse en lograr una caída creíble de la deuda nacional a largo plazo, protegiendo al mismo tiempo la expansión económica en el corto plazo.


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