"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

viernes, 4 de febrero de 2011

Necesidad de ajustar los engranes del sistema economico

Por Carlos Manuel Carballo

La sociedad cubana participa en un debate que, si bien tiene precedentes, nunca como ahora se reconoce la importancia de analizar y ajustar los engranes del sistema económico, sorteando con inteligencia los retos y riesgos que tamaña obra engendra.

El reto no está simplemente en cambiar, sino en que quienes tenemos que producir estos cambios, somos los mismos que en etapas pretéritas, de forma individual, hemos contribuido de una u otra forma, a que las cosas no se hicieran, tal y como se acordaron.

Este proceso transformador que los propios lineamientos generan, no transitaran por un lecho de rosas, están enfilados a dar estocadas certeras a la burocracia y las formalidades neutralizadoras del buen hacer y dentro de estas, una de sus prácticas más paralizantes, las prohibiciones innecesarias en su espacio y tiempo, las que mostraran resistencias por su propia naturaleza rígida y superflua y es por ello que en algunos casos se impondrá el quirófano a la simple cura con mercurocromo.

Recientemente, uno de nuestros principales dirigentes de la provincia, en un escenario clave, por ser una empresa productora de alimentos, expresó: “Es el Partido el que debe liderar este proceso y para ello no debemos aferrarnos a prácticas viejas. El país está cambiando y son cambios irreversibles, se debe entender y comprender e incorporarnos rápido, sin resistirnos, esta actualización es para avanzar, para más y mejor socialismo”.

La modelación económica que se vislumbra se mueve entre dos fuerzas motrices, que con objetivos similares e intereses diferentes se complementan y no se contradicen; el sector estatal y el llamado no estatal.

Al liberar al Estado de la carga actual de actividades económicas, que le roban tiempo y espacios organizativos, y concentrarse en el eslabón básico del movimiento de la economía, que es la empresa, se podrá contar con un sistema empresarial fuerte, autónomo y competente, capaz de crear los bienes materiales y los servicios que creen la riqueza del país y en correspondencia se eleve el nivel de satisfacción de la población.
Una empresa competente exige empresarios igualmente competentes y reclama también mayores compromisos de sus trabajadores, cuyas competencias laborales o profesionales los sitúe en posición de ser siempre partes de la solución y no de los problemas.

Un aspecto esencial en la materialización de esa nueva empresa estatal socialista que reclamamos está en el hecho de que el incremento de sus facultades estará asociado a la elevación de su desempeño responsable en materia de control de los recursos financieros, materiales y humanos que manejan.

El país, en su empeño de alcanzar mejores posiciones en su economía, recaba también, que el sector no estatal opere con eficiencia y logre el propósito de situar sus productos o servicios con calidad, precios competitivos y adecuados, donde el equilibrio se logre con producciones o servicios de menores costos y por tanto precios y que la tendencia sea convertir al mercado en rehén de la oferta y la demanda.

Al evitarse la concentración de la propiedad se debe igualmente trabajar para evitar las prácticas monopolistas, cuya expresión más usual, es precios iguales para iguales productos en toda la cadena comercial, que a la larga también afectan económicamente a quienes la asumen.

Este sector no solo surge para liberar al Estado de lo superfluo en su gran misión, sino para convertirse en un ente facilitador de relaciones monetarias mercantiles con la población y honrar con disciplina y honestidad sus impuestos, con la convicción de que ese aporte, junto al que genera el sistema empresarial, es la base con la que se forma el presupuesto del Estado, quien garantiza no solo mantener las conquistas de la Revolución, sino continuar trabajando en su perfeccionamiento.

En los compromisos con la economía del país, ambos sectores tienen que demostrar a punta de lápiz que obran con eficiencia, que cuentan con una férrea disciplina tributaria, que la calidad es un atributo de toda producción o servicios que se preste, donde el respeto al pueblo sea su esencia y sobre todo tener bien presente que en la actualización del modelo económico primará la planificación y no el mercado.
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