"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

sábado, 1 de enero de 2011

SOCIALISMO Y MERCADO EN LA ETAPA ACTUAL (PARTE III Y FINAL)

Por Alredo Gonzalez Gutierrez

III. REFLEXIONES FINALES

133. ¿Puede haber una sociedad solidaria a un bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas? Según Marx, la respuesta a esta pregunta era negativa. En La Ideología Alemana él expresa: "...este desarrollo de las fuerzas productivas constituye también una premisa práctica absolutamente necesaria, porque sin ella sólo se generalizaría la escasez y, por tanto, con la pobreza, comenzaría de nuevo, a la par, la lucha por lo indispensable y se recaería necesariamente en toda la miseria anterior."7  Marx también consideraba que la nueva sociedad vendría a partir de una contradicción irresistible a nivel mundial, y que sin la misma "...toda ampliación del intercambio acabaría con el comunismo local"8. La historia, siempre más rica que cualquier prefiguración de los hombres, ha abierto en nuestra época una compleja etapa de transición, donde la contradicción prevista por Marx está presente, pero aun no como una contradicción irresistible. Significa entonces que el desafío del socialismo en estos tiempos es mayor y que la necesidad de acertar en cuanto a una concepción adecuada a las circunstancias es más vital.
134. Para Marx la principal diferencia entre su concepción de la nueva sociedad y los socialistas utópicos era el carácter inevitable de esta nueva formación económico social. "Para nosotros el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que haya de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual."9
135. De algún modo, esta concepción progresista de que el capitalismo no era eterno y de que su existencia, al igual que la de cualquier otra formación era históricamente condicionada, se transformó en gran medida en una visión teleológica de la inevitabilidad del socialismo y de las etapas de la nueva sociedad comunista. Así para muchos, el avance hacia la justicia social implicaba la socialización de la propiedad a marcha forzada, a contrapelo del atraso y heterogeneidad de la base productiva. Esta visión fue en parte rectificada por Lenin, quien planteó la posibilidad de que el socialismo surgiera, no en los países más industrializados y ricos, sino en aquellos que constituían los eslabones más débiles en la cadena de países capitalistas. En su fecunda pero corta ejecutoria en la construcción socialista la enseñanza más incontrovertible que nos legó Lenin fue la necesidad de establecer una adecuada correlación respecto a las relaciones de producción y formas de propiedad, según la coyuntura histórica concreta.
136. En la actualidad la contradicción respecto a dicha visión teleológica de la sociedad socialista es aparentemente mayor, pues países que fueron durante décadas socialistas, realizan una transición inversa hacia el capitalismo, en tanto que el socialismo subsiste precisamente en países de un nivel bajo de desarrollo económico.
137. El capitalismo como sistema conduce a insuperables contradicciones, con una creciente alienación en que conviven un enorme derroche de recursos propio de las sociedades de consumo, junto con carencias extremas que afectan la salud y cobran la vida de millones de seres humanos. Adicionalmente, se avanza en el deterioro acelerado de la capacidad de sustentación del planeta, que amenaza la propia existencia humana. Frente a esta falta de viabilidad del capitalismo y a sus efectos nefastos en las condiciones de existencia material y espiritual del ser humano, la experiencia socialista cobra una dimensión universal como alternativa a la globalización neoliberal.


7 Carlos Marx y Federico Engels, La ideología alemana, Edición Revolucionaria, La Habana, 1966, p 35.
8Ibidem, p 35
9Ibidem, p 36.


138. A partir del poder político, el socialismo en la actual etapa histórica busca acelerar el desarrollo y establecer condiciones de solidaridad y justicia social en la sociedad. La relación con los países capitalistas se ha hecho más compleja, pues es necesario mantener en la esfera económica vínculos de complementariedad y beneficio mutuo de un determinado alcance; a la par que mantener una emulación que demuestre la posibilidad de un sistema más solidario —a cualquier nivel de desarrollo económico de que se trate— no sólo como posibilidad futura, sino también como ejemplo actual.
139. El atraso y heterogeneidad de la base productiva es un hecho que resulta necesario reconocer y que impone determinadas condiciones respecto a la propiedad y formas de distribución en la esfera de la producción. Un socialismo sin resultados económicos acordes a las aspiraciones de la población corre el riesgo de perder su poder de atracción y de inclinar la balanza hacia la búsqueda de estrategias personales. Por otra parte, las transformaciones en este eje de las relaciones de producción sólo podrán lograrse en una escala de tiempo histórico, cuando menos medible en décadas. Sin embargo, existen un
gran número de posibilidades en la propia esfera de la producción y en otras esferas que pueden dar expresión a los principios de solidaridad y de justicia social de forma creativa y con no poca efectividad. No se trata de avanzar de forma lineal hacia una sociedad idealizada, que en su expresión convencional en los manuales tiene aspectos bastante esquemáticos; ni tampoco tener que esperar a que el desarrollo secular y la abundancia eliminen por sí solos las contradicciones en la sociedad.
140. A mi juicio, cada proyecto socialista tiene posibilidades infinitas de avanzar dentro de su marco histórico hacia una sociedad más humana y solidaria, con tal de que se lo proponga y se reconozcan con objetividad las contradicciones que se enfrentan. Esto último, indispensable para no caer en los excesos del voluntarismo a que en ocasiones hemos sido proclives. Cabe cuestionarse, ¿por qué la solidaridad no puede ser expresada con tanta o más fuerza en la adversidad, que en la abundancia? Los nuevos programas sociales que buscan llegar a los miembros más desfavorecidos de la sociedad, las medidas adoptadas frente a los desastres naturales u otras encaminadas a atenuar los desniveles territoriales son algunos ejemplos de las posibilidades de expresar la solidaridad aun en condiciones austeras.
141. El planteamiento de considerar el socialismo como una alternativa contemporánea exige un examen más detenido de su atractivo en el campo de la batalla de ideas.
142. En el plano ideológico el liberalismo muestra fortalezas que no deben ser ignoradas, al igual que debe reconocerse que el socialismo ha tenido insuficiencias que han limitado la capacidad de convocatoria de sus ideas.
143. En primer término, el liberalismo es una doctrina que ha sido desarrollada y se ofrece con un enfoque inclusivo y hasta progresista, según la cual todos pueden llegar a ser millonarios o a adquirir los productos que se exhiben en las vidrieras. En la Cuba prerrevolucionaria ello se ejemplificaba en un lema comercial que alcanzó gran difusión:
¡Ud. sí puede tener un Buick!.
144. Aunque estadísticamente sea una certidumbre que tales oportunidades no se van a materializar para la inmensa mayoría de las personas a partir de un sistema cuya esencia es la polarización de la riqueza; desde el punto de vista de la experiencia personal las limitaciones al desarrollo individual que imponen dichas reglas de funcionamiento no son directamente apreciadas. Si una persona no logra sus objetivos en la vida, la tendencia es a considerar que se debe a una incapacidad personal y no a culpar al sistema.
145. Por otra parte, en el liberalismo la inequidad, los privilegios y otros abusos del sistema no son justificados en sí mismos, sino por medio de principios que puedan tener una mejor aceptación como la supuesta defensa de la libertad individual, la protección de la propiedad y otros.
146. En las sociedades socialistas ha ocurrido en una significativa medida lo contrario. La preocupación por asegurar las oportunidades para todos, premiar los comportamientos más meritorios y evitar la acumulación de riqueza privada, se ha expresado con frecuencia por medio de normas y prohibiciones explícitas. Lo que ofrece de forma universal la sociedad socialista tiende a ser descontado como un derecho natural, en tanto que no poder alcanzar determinadas aspiraciones individuales se aprecia en no pocas ocasiones como barreras impuestas por el sistema.
147. Por otra parte, también ocurre que tales prohibiciones, originadas en diversas consideraciones de índole política, social, de racionalidad del consumo, política energética u otras adquieren un efecto acumulativo, lo cual termina por configurar un entorno de restricciones excesivas; en no pocos casos insuficientemente explicadas, interna y externamente. A ello se agrega que la racionalidad de este tipo de medidas no está en el ámbito de lo personal, sino en su efecto social tomado de conjunto, lo que supone un proceso de asimilación más elaborado y mediato.
148. El hecho de que en el socialismo se gobierne por todos y para el bien de todos crea un importante potencial de participación de la población, como ciudadanos y como trabajadores, en la toma de decisiones. Sin embargo, este potencial, que brinda una diferencia cualitativa extraordinaria respecto a cualquier sociedad anterior, en la experiencia histórica muchas veces no se materializa; a lo que quizás contribuye la propia centralización de las decisiones económicas y los aparatos de dirección estatal que las implementan, que terminan por imponer una racionalidad global, sin margen para una participación activa de los niveles de base y de la distinta racionalidad asociada a las diversas situaciones locales.
149. Este aspecto del engarce del individuo con la sociedad en el socialismo, es esencial para el perfeccionamiento de la propia sociedad socialista, pero en condiciones de emulación con el capitalismo adquiere una acrecentada urgencia histórica.
150. No debe olvidarse que el capitalismo es el primer régimen económico social en que se logra que la explotación y la exclusión económica se presenten bajo la forma de relaciones contractuales voluntarias. Se puede consumir o no consumir, trabajar o no trabajar, caer o no en la indigencia, pero todo ello a partir de una supuesta soberanía de las decisiones
individuales. Ello ofrece una aparente flexibilidad a las personas que no debe permitirse sea utilizada como punto de contraste, cuando por el contrario es en el socialismo, con el desarrollo de todos, que el individuo puede encontrar su más plena libertad y sentido de realización.
151. En las condiciones actuales, debe además tomarse en cuenta que el capitalismo en países de alto nivel de desarrollo puede brindar cierto tipo de oportunidades que no están presentes en un país socialista de aun bajo desarrollo económico, lo cual facilita la confusión en algunas comparaciones. Establecer la correlación para niveles de desarrollo equivalentes y para la generalidad de las personas, y no para casos minoritarios, requiere de una cadena de razonamiento más compleja de lo que en ocasiones brinda la experiencia inmediata.
152. La experiencia muestra que las dificultades para mantener una dinámica de avance social en condiciones de bajo desarrollo económico y de influencia del capitalismo internacional no son pocas, y que en esas circunstancias se hace necesario un proceso acelerado de perfeccionamiento de la sociedad socialista, así como un elevado y activo papel de la política en el mantenimiento y desarrollo de una orientación socialista. En el plano ideológico se hace evidente que la construcción del socialismo requiere de un ciudadano más culto y de más elevada formación política, y que esto no es un lujo sino una necesidad imprescindible en las actuales condiciones históricas.
153. Por otra parte, aunque puede existir una relativa independencia entre lo ideológico y lo económico, y entre lo social y lo individual, para lograr una viabilidad a largo plazo, estos aspectos tienen que encontrar una adecuada complementación. En especial, resulta esencial lograr en el socialismo no sólo que se alcancen los efectos sociales positivos de carácter más general, sino también una adecuada apertura de posibilidades para el desarrollo individual.
154. Reconocer las exigencias del atraso en la base económica, y continuar avanzando de forma creativa en el perfeccionamiento de nuestra sociedad socialista; potenciar el desarrollo cultural, educacional y político; y vincular la experiencia socialista a su dimensión universal en este mundo en que nos corresponde vivir, son enseñanzas reales que nos ha legado el período especial; tal vez muy inmediatas para conceptualizarlas adecuadamente, pero demasiado trascendentes para ignorarlas. Sin dudas, un nuevo eje de desplazamiento que tendrá importancia creciente en los próximos años, y que nos devuelve una visión más realista y creativa de lo que significa desarrollar una alternativa socialista en la etapa actual. Sirvan las presentes notas para destacar algunas de estas enseñanzas, así como contribuir al debate en torno a cuestiones tan trascendentes para el futuro de nuestro país.




Anexo 1

1) SOCIALISMO, MERCADO Y ECONOMÍA NEOCLÁSICA CONVENCIONAL

La discusión sobre el modelo de funcionamiento económico en el socialismo tiene más de sesenta años. Pareto y Barone mostraron que las condiciones de equilibrio para una economía socialista podía expresarse por medio de un sistema de ecuaciones simultáneas y que los precios resultantes de tales ecuaciones podían utilizarse como base para una contabilidad económica racional. Hayek y Robbins plantearon la imposibilidad práctica de resolver un conjunto tan grande de ecuaciones y, por tanto, la inviabilidad económica de un sistema de planificación socialista. Como colofón a dicha polémica, Oskar Lange sugirió como solución un mecanismo de mercado en el marco de una economía socialista, que por un proceso empírico de prueba y error permitiera una convergencia hacia los precios de equilibrio. Si la demanda excedía la oferta, la autoridad de planificación elevaba los precios de dichos productos, y cuando ocurría lo contrario, se bajaban; con lo cual se eliminaba la imposibilidad técnica planteada.
Más adelante, la realidad histórica del socialismo desplazó la discusión hacia otros temas más vinculada a la práctica real. La proporcionalidad basada en los balances materiales resultó una especie de dual del problema de los precios. Fue una alternativa exitosa hasta cierto punto, pero que por lo mismo contribuyó a que se relegaran las categorías de valor; pérdida de información que a la larga resultó decisiva.
La economía neoclásica convencional tuvo poca cosa trascendente que decir en el plano académico sobre el tema de los sistemas económicos alternativos hasta que el teorema de Lange Lerner Taylor brindó el sorprendente resultado de que en un sistema basado en la propiedad estatal de los medios de producción, pero que utilizara los precios para la asignación de los recursos en forma similar a una economía de mercado, se obtenía un óptimo similar al considerado en los teoremas Arrow Debreu, expresivos del paradigma central de la economía neoclásica. Este resultado teórico sobre la prescindencia de la clase capitalista —anclado en las propias premisas de la economía neoclásica— ha causado no pocos quebraderos de cabeza a los teóricos del neoliberalismo.
Posteriormente la economía neoclásica convencional sufrió fuertes embates provenientes de los desarrollos teóricos relacionados con la llamada economía institucional y los nuevos paradigmas teóricos asociados a la información. Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, realizó una valoración del aporte de estos nuevos conceptos al debate sobre la efectividad de los sistemas económicos alternativos, para lo cual estructuró su análisis sobre la base de las virtudes y fallas que a la luz de los mismos, presentan el mercado y el Estado en su función económica.
En sus conclusiones, Stiglitz no va más mucho más allá de apartarse de las posiciones neoliberales sobre un Estado minimalista. Sin embargo, debe reconocerse que en el plano teórico conceptual su análisis destaca una serie de aspectos altamente pertinentes para el funcionamiento de un sistema socialista, como son los relacionados con los incentivos, la innovación, la separación de la administración y la propiedad, la competencia, los precios y la descentralización.

IV. BIBLIOGRAFIA

Elena Alvarez, "Un modelo de desarrollo con justicia social", Cuba: Investigación
Económica, INIE, no. 2,1998.
Hugo Azcuy, "Análisis de la Constitución Cubana", Papeles de la Fundacn de
Investigaciones Marxistas, no. 14, 2000.
Wlodzimierz Brus, El funcionamiento de la economía socialista, Oikos Tau, Barcelona,
1966.
Roberto Dávalos Domínguez (compilador), Desarrollo local y descentralización en el contexto urbano, Universidad de La Habana, 1998.
J. Carranza, L. Gutiérrez, P. Monreal, Cuba: la reestructuración de la economía. Una propuesta para el debate, Nueva Sociedad, Caracas, 1997.
Alfonso Casanova, La articulación de la sociedad civil en Cuba en el diseño, implementación y evaluación de políticas públicas, MEP, La Habana, julio, 2001. Fidel Castro, Entrevista al Periódico El Día de México, 8 de junio, 1985.
        , Globalización neoliberal y crisis económica global, Publicaciones del Consejo de
Estado, La Habana, 1999.
          , Discurso en el 4to. encuentro sobre globalización y desarrollo, ANEC, La
Habana, 2002.
Li Chunling, "The class structure of China's urban society during the transitional period,
Social Sciences in China, no. 1, 2002.
Contracorriente, "Mesa Redonda: Ideología e ideales en la Revolución Cubana", noviembre diciembre de 1997.
Mayra Espina, Lucy Martin y Lilia Nuñez, "Reajuste económico y cambios socioestructurales, Cuba Socialista, No. 21, 2001.
Angela Ferriol y otros, Crisis, ajuste y situación social, 1990 1996, Ciencias Sociales, La
Habana, 1998.
        , El modelo social cubano: Una aproximación a tres temáticas en debate, Cuba: Investigación Económica, INIE, enero marzo, 2001.
Victor Figueroa, "Reestructuración del sistema agrario en los noventa: desafíos de la agricultura mixta", Cuba. Construyendo futuro, El Viejo Topo, España, 2000.
Zhu Gaozheng, "The oposition and interaction between liberalism and socialism", Social
Sciences in China, no. 2, 2001.
Jesús García Brigos, Gobernabilidad y democracia, los órganos del Poder Popular en
Cuba, Ciencias Sociales, 1998.
Julio García Luis, 40 grandes momentos de la Revolución Cubana, Editora Política, La
Habana, 2000.
Alfredo González, “Modelos económicos socialistas: Escenarios para Cuba en los años noventa.”, Cuba: Investigación Económica, INIE, octubre, 1995.
        , "Economía y Sociedad: los retos del modelo económico", Cuba. Construyendo futuro, El Viejo Topo, España, 2000.
Carlos Lage, Sobre el papel de los cuadros, Publicaciones del Consejo de Estado, La
Habana, 2000.
   Miguel Limia, "Sociedad civil y participación en Cuba", Revista Cubana de Ciencias
Sociales, no. 31, 2000.
Darío Machado, "Estructura socioclasista de la sociedad cubana actual" , Cuba Socialista, No. 21, 2001.
Hiram Marquetti, "El proceso de reanimación del sector industrial en Cuba", Revista
Bimestre de la Sociedad Económica de Amigos del País, no. 13, 2000.
Carlos Marx, Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, Editora Política, La Habana,
1965.
        , Crítica del Programa de Gotha, Obras Escogidas, Editorial Progreso, Moscú,
1975.
Carlos Marx y Federico Engels, La ideología alemana, Edición Revolucionaria, La
Habana, 1966.
        , Manifiesto del Partido Comunista, Obras Escogidas, Editorial Progreso, Moscú,
1975.
Fernando Martínez Heredia, Ché, el socialismo y el comunismo, Casa de las Américas, La
Habana, 1989.
Ernesto Molina, "Las magnitudes reguladoras y la distribución socialista" (inédito), 2002.
Temas, "Mesa redonda: Sociedad Civil en los 90", No. 16 17, junio de 1999. J. Rawls, A Theory of Justice, Harvard University Press, Cambridge, 1973.
Joan Robinson, "Consumers sovereignty in a planned economy", Essays in honor of
Oskar Lange, PWN, Varsovia, 1964.
José Luis Rodríguez, "Entrevista: los grados de libertad entre la economía y la política",
Contracorriente, no. 15 18, 1999.
        , "La experiencia exitosa de la planificación en Cuba", Revista Bimestre de la
Sociedad Económica de Amigos del País, no. 14, 2001.
A. Rumiántsev (redactor), Economía política del socialismo, Editorial Progreso, Moscú,
1980.
Amartya Sen, "Social justice and the distribution of income", Handbook of Income
Distribution, Vol 1, North Holland, 2000.
Socialism and democracy, Cuba in the 1990's: Economy, politics and society, vol. 15, no.
1, 2001.
Pedro Luis Sotolongo, La guerra de "baja intensidad" del capitalismo neoliberal contemporáneo, ponencia al Evento de filósofos Cuba México.
Joseph Stiglitz, Whither socialism?, The MIT Press, Londres, 1996.
Gilberto Valdés Gutiérrez, "La cosmología liberal: viejos y nuevos referentes de sentido",
Temas, No. 16 17, junio de 1999.
Vitali Vorotnikov, Mi verdad, Editora Abril, La Habana, 1995.
Evelio Vilariño, Reforma y modernización socialistas, Ciencias Sociales, 1997.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...